Partida Rol por web

Los Platos en la pared no tenían nada en especial, eran platos clásicos hermosamente decorados que no servían para comer, sino para estar colgados en pared y demostrar ostentación. Para algunos esto podría suponer una ostentación más sana que las miles de cabezas de venado que estaban colgadas en la otra pared, para otros una forma de arte más o incluso un buen sustituto para los delicados cuadros en aquellas zonas del hogar con un ambiente más agresivo, como puede ser la entrada.

De hecho, siguiendo esta lógica, en todo el piso inferior no se encontraba ningún cuadro; y en el piso superior había dos, uno a cada lado de las pasarelas superiores, al lado de la entrada a la habitación y de la entrada al salón, respectivamente; en la estancia de la gran escalera.

Cuando Alice nos enseña la cornamenta y el ciervo, yo me fijo en el nombre: -Artur Relish-. Obviamente, a mí no me dice nada, pero supongo que a ella sí, por lo que le pregunto. Aunque solo sea de oídas, algo tiene que conocer sobre las actividades y las amistades de su marido. -Arthur Relish... ¿le dice algo ese nombre, señora Backwell? ¿Algún... conocido de su marido, quizás, o de usted misma? Mientras tanto, viendo que hay trofeos pertenecientes a todos los años, pregunto algo que tampoco sé si la señora Backwell conocerá. -¿Todos son artículos conseguidos por el Barón, señora Backwell, quiero decir, cazados por él, o también han sido adquiridos a través de otras personas? Lo pregunto porque sí, opino al igual que usted en el escaso gusto de esta decoración, pero por otra parte, puede ser únicamente una forma de exponer las actividades de su marido... o las que le gustaría que hubieran sido. Quizás sea un buen cazador... o le gustaría serlo.

Oh el arabe se había dirigido hacia mi llamándome gordo, lo mejor era ignorarle para que no usara mi grasa como jabón tras matarme. El enfado de la cocinera si me preocupo más pero no en exceso, solo estaría un rato hablando con el baron y me iria por donde he venido. 

-Parece que el Blackwell nos va a hacer esperar un buen rato, Mayordomo Jefe supremo, como ha dicho hay diversos puzzles en la sala, juguemos a tu estupido juego- 

diciendo esto me acerco a las escaleras para observar el busto del padre del barón, estaba empezando a sudar más, las escaleras no me habian sentado nada bien.

La joven periodista se queda pálida al ver aquel nombre, tarda unos segundos en reaccionar y cuando lo hace es titubeante por toda la información que acababa de recibir en aquel preciso instante. Aquel año, aquel nombre. ¿Que hacía aquí?. Sus años de investigación le había traído a este lugar, pero no sabía que fuera a encontrar algo así, no tan rápido, no así.

-E-Es...el nombre de mi padre...

Tragó saliva antes de continuar; pues la coincidencia era abrumadora; ella había sido invitada cordialmente por el Barón, y sabía que tenía que venir aquí para completar la información de su investigación. Pero no sabía que esta escena tuviera lugar.

-Y.. ese año... 2013...

​Negó con la cabeza, respiró hondo y se recompuso un poco de todo ello, supuso que sería una mera coincidencia, que el Barón y su Padre en algún momento se encontraron y fueron a cazar juntos, o algo similar, un encuentro fortuito antes de aquel desgarrador accidente automovilístico.

-Su-Supongo que mi padre tuvo tratos con el Barón, aunque a él no le gustaba cazar, sino que le parecía bárbaro y cruel; supongo que hay una explicación sencilla tras todo esto. ¿Que tal si le compró un Souvenir al Barón?.

El busto se encontraba en la cima de la escalera principal de piedra, sobre un pequeño armario con 1 cajón, el cual no podía abrirse de ninguna forma por mucho que se tirara de las anillas que estaban pegadas. El Busto era de un hombre ya anciano, calvo y con bigote; vestido con un uniforme militar condecorado. No había mucho que resaltar, salvo que en vez de mirar hacia el frente, es decir, el centro de las escaleras o la entrada; su vista estaba desviada hacia arriba la derecha, al menos la derecha de quien lo viera desde las escaleras.

Pareciera que estaba mirando algo en especial...

Pongo mi cabeza al lado de la del busto para observar que miraba, pegando gran parte de mis sudor a la cabeza de esta y moviendo hacia lo que estaba mirando para examinarlo.

La actitud de la recién llegada es sin duda, desgarradora. Sus ojos parecen llenarse de lágrimas al escuchar el nombre y cuando reconoce que se trata de su padre... apenas si es capaz de articular más palabras. Pero lo peor es que el año indicado parece coincidir con el de su fallecimiento. Lentamente, me acerco a ella, y a pesar de que puede ser chocante, o que en cualquier momento puede considerar que me extralimito, le doy un pequeño abrazo, no muy largo, pero que sí intento que demuestre que comprendo sus emociones... porque así es, en efecto. Si hay algo que he aprendido en mi trabajo es que la mayoría de las personas usan el sexo, no como una finalidad en sí mismo, sino como un medio para lograr una conexión emocional... con ellos mismos. Muchas personas no necesitan llegar a eso de aquella manera. Les basta una simple mirada, una palabra amable... o un contacto físico cercano, como un abrazo o un beso. -Lo siento muchísimo. No pretendía causarle ningún daño -le digo, intentando en todo momento que se de cuenta de que realmente lamento su sufrimiento -. Su padre... estoy segura de que lo echa de menos, y de que ha sido una sorpresa encontrar algo suyo precisamente en esta casa, en este salón... y por medio de este recuerdo. Es verdad que a veces no llegamos a saberlo todo de la gente que nos importa, pero estoy segura de que efectivamente, hay una explicación sencilla para esto.

El Busto está mirando hacia un cuadro que hay en la parte superior de las escaleras de madera, concretamente en la rama derecha de la estancia; sobre la cocina y al lado de la puerta del Salón. Por desgracia el cansancio y la lejanía no le permite ver con claridad qué es lo que allá se encuentra pintado.

Esto parecía ser una tortura,¿ tanto dinero y el barón no podía permitirse un ascensor o un elevador para subir?

Con claros síntomas de agotamiento trato de subir el último tramo de la escalera hacia un cuadro que allí se encontraba el cual observé reposado en la barandilla para recuperar un poco el aliento.

Cuadro: Apocalipsis

_{Victor Vasnetsov - 1887}

William mira los múltiples trofeos de caza y luego dirige su mirada hacia el grupo de mujeres, concretamente hacia Alice Backwell.

- Coincido con usted, la decoración es un poco... hostil. Las paredes están sobrecargadas de cornamentas de venado, ciervo... resulta inquietante a la par que extravagante. - afirma mientras que asiente observando de soslayo las cornamentas. - Si me disculpan... - dice mirando de refilón a Eider Relish y luego a los trofeos de caza - He de comprobar una cosa...

William se separa temporalmente del grupo y se acerca a la pared repleta de trofeos de caza, tomando uno de los más cercanos a él con tranquilidad y gentileza, buscando no cometer un accidente como cierto visitante rechoncho presente en la sala.

Objeto: Calavera y Cornamenta de Ciervo Reducida

-2000-

En la parte trasera del trofeo, tallado en la madera se encontraba un nombre:

-Martha Wells-

Termino de rezar diciendo las ultimas partes de la oración. Allāhu akbar Subhánal lahi wal hamdu lil lahi wa la iláha il lal lah wal lahu akbar -me inclino para luego sentarme a las plantas de mis pies y para finalizar hago la salutación-

Me dirijo hacia el Mayordomo y le pregunto con interés. ¿Puedo quedarme con la alfombra de oración?

Al ver gente en el altar de los colmillos de elefantes me acerco hasta ahí para examinar la virgen

Me acerco a la esquina inferior derecha del cuadro que parece que se ven como unas letras

_{Victor Vasnetsov - 1887}

Me fijo si el libro que lee la oveja que está en el centro del cuadro se puede leer algo si no me fijo uno por uno en los jinetes tocando cada uno de los trazos

Tras revisar minuciosamente cada parte del cuadro, no se ha encontrado ningún tipo de mensaje oculto.

Me fijo en los pasamanos de las escaleras, las mujeres sostenían los mismos objetos que el cuadro pero no parecía en el mismo orden, comprobé si podía mover el objeto que portaba de la estatua que más cerca de encontraba

Entro por el gran portón en mitad de la tormenta. Estoy caladísimo y vengo refunfuñando sobre el mal tiempo que hace.

-¡Pero bueno cuantísimo lujo, no había visto algo así desde que visité el hotel Bur al Arab en los pasados JJOO de Dubai!

Por un momento me quedo absolutamente ensimismado con mi alrededor hasta que veo que estoy con compañía

-Muy buenas, antes de cualquier cosa, me presento, soy Brett Xiaojun, encantado.

Después de decir esto hago un pequeño análisis sobre los allí presentes y después busco con la mirada a algún mayordomo que ande por allí en pos de que me de una ropa seca.

William observa detenidamente la calavera y su placa.

- Martha Wells... 2000... - musita en voz baja - ¿Habrá algún Wells en la sala? - se pregunta a sí mismo, todavía susurrando.

No pasa demasiado tiempo hasta que el joven Smith deja la calavera en su sitio y retorna con el grupo de mujeres con su curiosidad ya satisfecha, al menos de momento.

- Disculpadme señorita Backwell, ya estoy de vuelta. - dice con tono cordial y galán.