Partida Rol por web

Mi estudio sobre el lugar cesa tras esuchar el interesante relato de Andrew. ¿Ha sido el recipiente de otra alma durante todo este rato? Qué interesante... Supongo que si yo también hubiese vivido una situación parecida a los protagonistas de esa historia tampoco habría descansado en paz y no me habría ido de aquí hasta conseguir poner las cosas en su sitio. Ojalá Azhariel pueda encontrar la paz finalmente.

Haciendo caso del sabio consejo de otro hermano de legado, Gabriel, echo a andar con el resto de compañeros que deciden seguir hacia la gruta. No queda mucho más por hacer aquí y no parece que haya ninguna pista por descubrir. Veremos si adentrándonos más conseguimos alguna revelación.

La historia de Andrew me sorprendió, pues no me la esperaba en absoluto. Agradecí su sinceridad pues al fin alguien tenía el valor de contar lo que sabía para intentar desenredar esta intrincada red de secretos y misterios. Mi mano se apoyó en su hombro y la hostilidad en mis palabras desapareció.

-Gracias, Andrew. Gracias, Azhariel -fue lo único que salió de mi boca, y esperé que ambos supieran entender mis palabras. Quizá contar de alguna forma con el tal Azhariel pudiese ayudarnos en el futuro. Si él ya había pasado por algo parecido y pudo sobrevivir, ¿Por qué no íbamos a hacerlo nosotros, y más con su ayuda?

Yo ya me había sincerado, y también Andrew. Esperé unos segundos en silencio, a ver si alguien más se animaba.

Asiento cuando Vanna se dirige a mí. - No creo que seas menos útil que yo, que no entiendo nada de lo que está pasando... - Comienzo a caminar a su lado. Mientras escucho la historia de la guardiana. Entonces me detengo un instante, mirando a aquellos que conocían a la mujer que nos habíamos encontrado. - Bueno, sólo puedo decir que lamento la pérdida de aquellos que  tenían relación con esa mujer... - Miro entonces a los que están alrededor de las tumbas.- Y también lamento por todos aquellos que están relacionados con alguien de los que descansa aquí. - Sigo caminando junto a la mujer rubia, hablando ahora sólo con ella. - En fin... No sé que es eso del "Guardian", pero sea lo que sea, no me interesa. Prefiero mantenerme al margen de lo que sea, que se peleen otros por ese puesto, yo sólo quiero ver si este lugar hay algún tipo de pista sobre mi padre... Yo voy contigo adelante.

Una sombra pasó por mis ojos al escuchar a Eko. Tenía razón. Si hubiese estado más atenta a lo que sucedía a mi alrededor en lugar de concentrarme en mí misma, probablemente me habría dado cuenta antes de que había algo que no encajaba con Andrew. Sin embargo no lo reconocería en voz alta ni por asomo, así que simplemente resoplé como respuesta mientras seguía caminando, con la mirada fija hacia delante.

Sin embargo al escuchar sus últimas palabras no pude evitar girar la cabeza para mirarlo durante un instante, sorprendida por esa revelación. Había oído hablar de él en muchas ocasiones. - Vaya... - Susurré simplemente mientras me preguntaba qué me depararía la presencia de ese hombre aquí y si sabría quién soy.

Continué caminando en silencio, manteniéndome atenta a cualquier sonido que hubiese por delante de nosotros, haciendo un esfuerzo por dejar de pensar en el pasado.

El relato del aquel rubio era intenso, doloroso y muy triste, pero lo que realmente me llama la atención es el tema de amor, ¿era posible tal cosa? Inconscientemente lancé la pregunta al aire a modo de reflexión, como si dudara de su credibilidad, era casi un susurro, pero perfectamente audible para el improvisado grupo que se había formado cerca mía, o yo cerca de ellos según la perspectiva.

-¿Puede existir un amor como ese? – Negué con la cabeza, el protagonista de aquella historia afirmó que parecía artificial, así que no debería tener dudas al respecto, pero aún así seguí pensado en ello. 

Era el momento de irse de aquel lugar, me sentí desplazado, no conocía a nadie de los presentes ni tampoco de los que cayeron. Aunque una cosa tenía clara, mi razón para permanecer en un sitio tan deprimente lleno de muerte y sangre. Preferí continuar, con o sin compañía me era completamente indiferente.

Mientras realizaba mis bruscos pasos sobre aquel siniestro lugar, medité en silencio todo lo que había pasado y especialmente lo que yo mismo viví, como buscando alguna conexión y en ese momento sentí una punzada en mi pecho, como si mi alma se fuera a resquebrajar en cuestión de un triste y solitario segundo. Una mueca de angustia se figuró en mi duro semblante, por otro lado llevé una de mis manos a mi pecho como si así pudiera aliviar aquel dolor del cuál ignoraba su origen.

Solo quería continuar, seguir con mi camino, pero conforme se iban revelando las cartas del destino me di cuenta que aquel juego, era mucho más oscuro de lo que pensé en un principio, algunos tenían un papel importante en todo esto, yo en cambio no lo tenía.

Nuevamente el sentimiento de familiaridad, pero nuevamente mi mente estaba carente de recuerdos...Al ver a Andrew mas repuesto, me calme,...dos almas en un cuerpo...curioso, yo hago eso...no quise preguntar nada, asi que busque a Gabriel y en aspecto espectral avance entre los presentes sin evitarlos, los que pudieron sentirme atravesando parte de sus cuerpos sintieron mi toque frio, Eko en su mano, Testsuo en su hombro, fueron con quienes mas contacto tuve...siempre evitando sus cabezas, no queria contacto con nadie de esa forma...

Me corporice junto a Gabriel y le tome del brazo...Ya estoy aqui...su historia es emotiva, ojala pudiera alvergar sentimientos asi...camine juento a el, hacia donde los llevaran las escaleras...

Ivhone se detuvo al escuchar la voz rota del joven del escudo. Se volvió y le contempló desde donde se encontraba. Así que hay dos en el mismo cuerpo... Es... curioso... Se mordió el labio e inclinó ligeramente la cabeza. En ese momento una canción, rallando el histrionismo, reverberó por toda la sala. La joven siguió con la mirada al chico del gato, éste se acercó al joven que le había llamado la atención a ella... Durante unos segundos retuvo la respiración. La historia que contaba el chico que se recostaba sobre las lápidas y el recuerdo de aquel humano, de sus últimas palabras, volvieron una vez más... No... Él está muerto... 

En ese momento, la chica vaporosa empezó a deslizarse entre los presentes. Ivhone la contempló sorprendida... ¿A qué estaba jugando...? Parecía divertirse traspasando los cuerpos de los demás. Si no era así, no entendía por qué se acercaba a los que encabezaban aquella extraña comitiva y, tras pasar a través de uno de los chicos, volvía hacia atrás para agarrarse al joven de cara estigmada.

Qué chica más... Extraña... Esto qué es, ¿un circo...? Ivhone negó con la cabeza y volvió a emprender la marcha, deseando descubrir qué estaba ocurriendo y largarse en cuanto pudiera de aquel lugar.

Sin demasiado que decir, continúo avanzando sin mostrar la empatía que pudiera llegar a despertarme la situación narrada por mis compañeros, el amor, las historias de la niñez y todo eso, sencillamente buscando llegar al final de todo esto, sin ver lo que busco, decido dedicarle una sonrisa amable a Zagam.

-Eres un encanto, Zagam, pero soy una mestiza, eso siempre ha hecho que no sea demasiado útil... y otras cosas.

El tono mal disimulado desvela una tristeza que trata de ocultarse al recordar, no obstante, blandiendo la más amable de mis sonrisas continúo avanzando a su vera, declarando por fin mis intenciones, aunque sin ningún fin alguno salvo, tal vez, buscar alguna reacción que pueda ayudarme.

-Busco al asesino de mis padres. Me dijo que se encontraría conmigo donde todo comenzó.

Le dedico una sonrisa que pretende ser amable. Y mis ojos están atentos a cualquier posible reacción.

Escuché cada palabra de aquel triste muchacho...su posesión por ese tal Azahariel con la única intención de recuperar a su compañero significaba mucho. Poco a poco el desconcierto de aquella sitnación se hacía más clara...tenía razón Alice, era cierto que es necesario que cada uno cuente su historia, así sabríamos a lo que nos estamos enfrentando, pero todo saldría...a su debido tiempo.

Había gente que al igual que yo venía sin saber que se encontraria y que hacía en aquel lugar...pero tenían una peculiar manera para sacar de quicio y hacer que el calificativo desconfianza se instalara en su puñetera frente.

Quise alcanzar al grupo que siguió inspeccionando el lugar, me coloqué justo al lado de Megan y del joven oriental, delante iba Eko, Zyllah y Liam.

Con voz entrecortada por la rápida carrera que me había dado para alcanzarlos dije mirando a Megan:

- Soy Lennish....- dije mirando un poco avergonzaba al darme cuenta en ese momento que estaba cabizbaja, pensativa-.

Me quedé junto a ella y avancé a la par del resto, agarrando mi arco e inspeccionando el lugar con cautela.

Con un buen bocata surtido de amplio contenido, desplazo de nuevo su petate a la espalda y observo como todos parecían escuchar con atención la historia de Andrew. -Vaya, ¿Posesión? No sabia que eso era posible.-Comento en alto. Al igual que hiciera el chico del escudo otros intentaron llamar la atención con canciones o sus propias historias pero ninguno le llego a la suela del zapato. Poron no pudo evitar sonreír, le recordaba demasiado a su circo donde la historia mas sorprendente se ganada la manzana de caramelo.-¿Y si le ofrezco una a mi nuevo amigo?

Tras un suculento mordisco volvió en sus pasos para reunirse una vez mas con Andrew y Alexia, y sin otra intención que animar palmeo la espada del hijo de Grovehn.-Te has ganado la manzana de caramelo amigo.-Bromeo antes de mirar a la mujer.

-¿Continuamos? Creo que ya nos han dejado algunos muy atrás, mejor sabes que mas cosas nos deparan estas ruinas ¿No creéis?-Dicho esto observo con curiosidad como la mujer azul traspasaba a la gente y la miro maravillado.
-Vaya es capaz de traspasarlos sin alterar su cuerpo, que envidia, esa si que es una buena habilidad para entretener al publico.-Pensaba mientras daba otro bocado a su comida y masticaba.

-¡Oye! Tienes que contarme como es eso de que un alma te posea. ¿Era antes de eso físico? ¿Un fantasma? ¿Era su poder o que? No creo que lo sepas, pero una historia así es muy útil para dar un buen espectáculo. Si no te importa darme detalles podía representarla a mi regreso. Una gran obra en vuestro honor, que me dices.-Preguntaba a Andrew/Azhariel

Avanzó un par de pasos junto a Megan. Su mirada se encontraba atenta a todo, pero en un momento dado inclino el rostro hacia la chica, encontrando su mirada. Una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro, pero vio en el de ella cierta tristeza. Aparto la mirada, un tanto incomodo, sin saber bien que decir. Respiro, y le miró de reojo, apretó la mano con la que sostenía su katana y preguntó, suavizando su tono de voz.- Daiyoobu ka? - Sabía bien que la sensación de tristeza podría haber invadido a todos. Era mucho para lidiar, la misma atmósfera del lugar producía aquello, sumado a la historia de Andrew/Azhariel, e incluso el destino que les reunía allí, la angustia que producía el saber que una triste historia podría volver a repetirse, teniéndolos a ellos como protagonistas.

Luego llego Lennish junto a ellos, junto a Megan precisamente. Espero a que ella respondiera a su presentación, para luego introducirse a si mismo.- Yo Tetsuo.- Respondió despacio, usando el mismo tono suave que con Megan.

Me mantengo en silencio escuchando conversaciones y observando la actitud de los demás. Lo ocurrido con Andrew, la historia de Elisabeth y las tumbas me han dejado tocada. Sigo dudando entre relacionarme con los demás o mantenerme al margen, sólo con Saskia, como siempre en la superficie, sin profundizar con nadie. Cuanto más nos adentramos en la catedral más opresivo es el ambiente, algo nos espera y sé con certeza que, igual que sucedió en el pasado, pronto empezaremos a caer.

Miro a algunos de mis compañeros de legado, no sé si lo notan pero las vibraciones que me manda Saskia son evidentes y hacen que me mantenga alerta.

Poron se acerca tranquilamente comiendo un bocadillo, es increible la capacidad que tiene para parecer tan tranquilo. Se para junto a Andrew y le comenta algo sobre... un momento ¿manzanas de caramelo? Las palabras se abren paso en mi mente rompiendo mi ensimismamiento.

-Poron, ¿tú no te sientes incómodo? Estás demasiado relajado, como si esto fuera una excursión por el campo. No me interpretes mal, no es una critica es sólo que... ¿cómo lo haces? ¿por qué estás tan tranquilo?- prengunto extrañada, los demás lo demuestran en mayor o menor grado pero él nada. Ni una mirada nerviosa, ni un tic, nada de nada.

Se había quedado rezagada durante unos instantes, había pasado de estar entre las primeras a quedar de las últimas, pero no le preocupó pues sus pasos finalmente llegaron a donde estaban todos los demás. Al principio sus ojos viajaron por cada rincón de la destruida catedral, pero después pasaron a posarse sobre ese "aro" de fuego que los había dejado prisioneros, cómo si eso tratase de un juego de terror. No se sintió asustada, pero sbastante incómoda por lo que estaba sucediendo, levemente hizo una mueca de asqueo y terminó rodando los ojos ¿Qué había pasado allí? Negó lentamente apartando esa pregunta, junto a otras muchas de su cabeza. Ahora no tenía tiempo para romperse la cabeza con preguntas que carecían de respuestas y tampoco se pararía a preguntar a los presentes sobre ello. No se consideraba una mujer con grandes dotes para relacionarse  y lo sabía, por eso prefería mantenerse retirada del grupo la mayor parte del tiempo y participar en la conversaciones cuando fuese necesario.

Con cada paso sentía el eco en el lugar, un golpe seco tras otro, cómo una suave melodía que se vio rota por las múltiples conversaciones de los grupos que se habían formado, cómo también por los llantos de dolor de uno de ellos. Su cabeza giró lentamente en esa dirección, por un momento sintió algo extraño dentro de ella, no era pesar ni tampoco pena. Era incapaz de etiquetar aquello que la recorría por dentro, suavemente negó con la cabeza, pensando para sus adentro "Llorar por esos que calleron... No se deben llorar. Se debe vengar" Quizás sus pensamientos eran duros o sus formas de tomarse la vida, pero era la única forma de sobrevivir en aquel caótico mundo de luchas continuas en las cuales el más fuerte se mantenía en pie.

Después de encontrar un lugar en el cual estar tranquila escuchando a los demás, se dejó recostar contra la pared más cercana, sintiendo cómo su querida Segadora de Almas tintineaba con el roce de la piedra, cosa que la hizo sonreír de manera casi dulce. Pero las sonrisas de aquella joven eran las más engañosas jamás vistas, pues nadie podía saber que era lo que pasaba por su mente. Sus finos brazos se cruzaron sobre el pecho, haciéndola sentir que sus ropas, las cuales hasta hacía un rato estaban húmedas, ahora estaban empezando a secarse. Su mirada pasaba de uno a otro de manera lenta, siguiendo cada historia, cada reacción, intentando comprender toda esa multitud de  sentimientos que a ellos tanto les afectaba y a ella solo le producían cierto rechazo. 

Lentamente cerró los ojos, de manera cansada. Quería entenderles, hacía lo posible por intentarlo, pero era incapaz, su pasado había bloqueado de tal forma sus sentimientos, que se  sentía cómo un auténtico monstruo. Nuevamente los abrió, pero no dijo nada, para no variar. Se quedó allí clavada en la fría pared, mientras los demás hablaban entre si, contando sus historias, consolándose entre ellos y explicado todo cuanto sabía. ¿Por qué debería participar ella? No los conocía de nada y tampoco tenía información que prestar.

Megan continúa intentando evitar la mirada de Tetsuo cuando éste nota su reacción y le pregunta por su estado. Megan le dice - Nandemonai - y seca las pocas lágrimas que habían logrado escapar de sus ojos.

Cuando se acerca Lennish, Megan seguía distraída y se sorprende un poco pero con un tono amable le dice - Soy Megan - al darse cuenta que es una compañera más de legado, su tensión baja un poco. Era más cómodo relacionarse con tus iguales, después de todo, entendían mejor  la naturaleza de su legado.

Megan mira el camino que les espera y parece algo ansiosa, mientras la tristeza por los recuerdos de sus padres sigue volviéndose vívida con cada paso que dan. La joven mira a la recién llegada y le pregunta, intentando sonar lo más tranquila que puede - Todos han contado parte de sus historias, pero tú poco has compartido. ¿Puedo preguntarte por lo que te ha traído aquí? - Megan aprieta los puños para controlarse e intentar mantenerse en una total calma.

Andrew asiente en dirección a Alice, agradeciendo sus palabras. Se vuelve a la tumba y coloca una mano sobre ella. Tras unos segundos toma aire y lo echa con fuerza antes de girarse hacia Alexia y Poron de Old. Les sonríe a ambos, una sonrisa algo más cálida. 

-No te culpo, Alexia. Yo mismo habría pensado lo mismo si alguno se vosotros hubiese actuado así... Espero que sepas distinguir entre Azhariel y yo. Somos muy diferentes.

La actitud de Poron levanta el ánimo de Andrew. Se ríe, olvidándose por un momento de sus problemas.-Gracias, Poron! La verdad, creo que no fue cosa de Azhariel. Sus poderes son diferentes... Nada que ver con la posesión. Tal vez fuese cosa de su padre, que también se encontraba ahí en ese momento, no sé.-Le da un golpe amistoso en hombre al rubio.-Me gusta que no hayáis cambiado vuestra actitud hacia mí. Sigo siendo yo y suficiente tengo con escuchar a Azhariel en mi cabeza. No quiero ni una cara de lástima por vuestra parte, eh?

Sigue el camino hacia la grieta, más animado por estar rodeado de aquellos dos semidemonios. Eve, Melknhar y Grovehn. Qué cuiroso. Cuando se alejan lo suficiente como para casi perder la vista las lápidas el gesto de Andrew cambia por unos segundos y se gira, lleno de nostalgia. Azhariel se despide por última vez de su madre y de su amado antes de suspirar y volver a girarse.

-En marcha.-Comenta la ya más animada voz de Andrew.

Poco a poco fuisteis entrando por aquella abertura, situada tras la sala de las criptas y tumbas, como bien dijo uno de vosotros. En esa sala, quedaba vuestro pasado, para dejaros avanzar en vuestro futuro.

Al entrar por aquella entrada, algunos os percatasteis de que la puerta parecía ser como escavada desde dentro hacia fuera, como la salida, en vez de la entrada de un lugar.

Unos segundos, de completa oscuridad mientras vuestros ojos se adaptaban a la nueva zona, y entonces como salido de la nada, un bosque de especies raras y sensuales, crecían por doquier… Quién diría que tras aquella pared de piedra se situaba un nuevo acceso a una tierra de bosques y oscuridad.

Todos parecíais maravillados, por aquella zona, cuando una inquietante y sibilina risa, rompió la magia de ese nuevo lugar…

La voz parecía retumbar en cada uno de los huecos, y morir en el arrullo del agua, de un pequeño riachuelo que comenzaba a vuestra izquierda, de entre la corteza de un árbol que parecía llorar.

Aquella risa infantil y siniestra era, un mal presagio, y más aún lo que ahora tras acomodar vuestros ojos a la oscuridad descubrían sin cesar… Lapidas, y estructuras se creaban y entrelazaban creando un laberinto de piedra, ramas y agua.

Al parecer frente a vosotros se acababa de descubrir una nueva ciudad, su luz y eco recordaban a un cementerio, pero pesé a lo solemne que pudiera parecer, todo se teñía de un aire malévolo, que tarde o temprano empezaría a emerger.

Annie se mantenía en silencio, observando a los presentes. Tras la respuesta insolente de Yormund había perdido las ganas de hablar. No conocía a nadie, y no podía negar que el desconocimiento de la situación y de las relaciones existentes entre algunos de los que allí se encontraban la ponían nerviosa. 

Suspiró hondo, y miró alrededor, percatándose de que algunos se encontraban quizá en su misma situación. Ella no conocía a nadie, y nadie la conocía a ella. Y esa Grovehn que llevaba una guadaña por arma parecía también ajena a toda esa gente. Bien. Sin duda era mejor acercarse a quien se encontraba en una misma posición.

Con paso altivo se acercó a ella- Bonita guadaña- dijo, alargando la mano para acariciar el filo del arma, dibujando una mueca al cortarse los dedos- y muy afilada...- sonrió, mientras observaba la sangre que brotaba de su mano, y la hacía elevarse, formando espirales en el aire antes de hacer que volviera a introducirse por sus propias heridas- Me llamo Annie- un matiz orgulloso podía distinguiste en su voz al pronunciar su propio nombre- Tú tampoco conoces a esa gente, ¿verdad? 

Antes de que pudiera recibir respuesta alguna de la mujer, el grupo salió de la gruta, y ante ellos apareció un paraje oscuro y desolador que comenzó a convertirse en una enorme metrópolis. Y aquella risa infantil... 

Con la piel erizada, y el rostro desencajado, miró alrededor- ¿Qué... Qué sitio es este? ¿Qué acaba de ocurrir exactamente?

Eko había continuado avanzando atento. No respondió ante la pregunta de Liam, aunque le dedicó una mirada tranquilizadora. La expresión de angustia del chico dejaba claro que no sabía dónde se estaba metiendo, y aunque no era para menos sólo les faltaba que reaccionase de cualquier manera al descubrirlo.

Cuando la mujer con el arco se unió a la comitiva la evaluó durante unos instantes. Nunca había comprendido cómo alguien podía preferir eso, o una ballesta, antes que un arma de fuego. Sin embargo, no era la primera que veía alguien más antiguo que las propias balas, de modo que su juicio al respecto se había vuelto flexible con el tiempo.

Al atravesar la zona oscura contuvo su propia respiración. Si iban a atacarles, cualquier sonido era importante. Se movió unos centímetros a la derecha, lo justo para sentir continuar también el movimiento de Zyllah, y avanzó en completa tensión. Quizá más de uno pudiera ver en la oscuridad. Hijos de Eve, o de Melknhar, pero él estaba ciego.

En cuanto salieron a lo que al principio pensó que sería una nueva cámara sus ojos repasaron a los presentes, tratando de ver si se encontraban todos allí. Entonces, cuando esa risa cortó el aire, un escalofrío recorrió su espalda y la buscó rápidamente, ya con la mano apoyada totalmente en su arma.

- Eh, Lince. - Dijo entonces, sin dejar de mirar. Llevaba esperando un momento así desde el primer encuentro con el chico - Así que estábamos solos y el peligro sólo éramos nosotros mismos, ¿no?

-¡Miiiaaau!-No pude evitar una risa.- Esto no me lo esperaba. De todas formas no significa que haya nadie vivo aquí. Ciao ciao. Tonto el último. 

Echo a correr en busca de tejados y recovecos. Toda una ciudad para explorar y no pensaba ir con cuidado. Naica, frenética corría tras de mi antes de subirse de un salto a mi hombro. Trepar y saltar. Disfrutar de la libertad de este gran espacio subterráneo era todo lo que se podía hacer en esta jaula de paredes de piedra.  

Al principio me maravilla ver lo que aparece ante mis ojos. No hubiera esperado encontrar todo aquello dentro de un edificio. Pero una risa resonó y un escalofrío me recorre todo el cuerpo. Una ciudad parece haberse materializado delante de nosotros, sin sentido, en lo que parecía inicialmente un espacio reducido.

- Pero qué coño... ¿Qué es este lugar? ¿Es real? - miro a algunos de los que parecen saber más que yo, a ver si alguno, finalmente, contesta a alguna de mis preguntas, cada vez con menos ganas, ya que la única que parece hacerme algún caso es Vanna y creo que ella sabe lo mismo que yo...