Partida Rol por web

Ante el gesto de Lennish Eko simplemente asintió con la cabeza, despacio. Estaba de acuerdo con sus palabras, pero en esos momentos tenía la mente en otra parte.

Las palabras de unos y otros viajaban a través de la habitación y él las escuchaba, sentado, asintiendo mentalmente a muchas de ellas.

Al oír los motivos de Vanna para votar a Tetsuo simplemente levantó una ceja. La respuesta del oriental no podría expresar mejor sus ideas.

Sin embargo, esta vez fue lo que dijo Gabriel lo que le hizo reaccionar.

- Que compares vuestra relación con la de Azhariel y Valfar sólo es un insulto a su memoria. - Le dijo con voz grave. - No comprendo cómo Andrew no te ha hecho comerte su escudo. Supongo que tiene más temple que yo en su situación. - Explicó, encogiéndose de hombros. Luego inspiró, tomando aire antes de continuar. 

- Me he mantenido más o menos al margen en esto salvo cuando habéis hablado de mí, Gabriel, pero cada vez me gustas menos. Zyllah dice que no sabe quién está encubriendo a quién, pero yo añadiré más: no sé qué quiere cada uno del otro. No creo que un Señor del Tiempo necesite compañía, o consuelo. Ni creo que sea tan importante que una persona se acerque a ti como nos quieres hacer creer.

- Estás ganándote muchos detractores, Gabriel, cada vez más. Si tienes algo por lo que luchar deberías tener más cuidado.

Y dicho esto dejó los segundos pasar, aún sentado. Poco a poco fue quedándose pensativo. Por lo bajo tarareaba indeciso una canción con voz grave, y en su mano se movía una bala, bailando entre sus dedos. Le ayudaba a centrarse.

Finalmente Eko levantó la vista para hablar de nuevo. - Dame un segundo, por favor. - Le dijo a Lennish, antes de carraspear para dirigirse a todos. Al hacerlo su voz sonó insegura al principio, pero más firme conforme avanzaba.

- Escuchadme todos. - Dijo - A la mayoría no os importará lo que voy a deciros con todo lo que tenemos entre manos, pero me gustaría que fuerais testigos. - Anunció, decidido a tirarse a la piscina. En su mano la bala cambiaba de posición una y otra vez más rápidamente, siguiendo unos movimientos aprendidos, marcados. Tomó aire una última vez, cerró los ojos, y comenzó a hablar.

- He sido un capullo con Zyllah. - Comenzó, buscando durante un instante la mirada de la chica y luego la de los otros presentes, con una mezcla de vergüenza y desafío en los ojos. - No se merece muchas de las cosas que he dicho. Es varias veces mejor persona que yo en muchos aspectos, y no la he tratado acorde a ello.

La sonrisa que le dedicaba a Vanna se congeló en mis labios al escuchar las palabras de Eko y mis ojos expresaron mi confusión antes de brillar con una furia contenida. Mis dedos se acercaron peligrosamente a la empuñadura de Irad mientras deseaba desenfundarlo contra él y hacía uso de toda mi fuerza de voluntad para no hacerlo. - ¿Se puede saber a qué coño viene eso? - Pregunté en un siseo, mirándolo fijamente y esperando lo que fuera que vendría después. Conociéndolo no se quedaría tan sólo en eso, debía ser la preparación para algún desplante mayor que los anteriores.

Tras sus palabras Eko esperaba algún tipo de reacción. Quizá alguien se adelantase a ella, quizá no.

Cuando Zyllah respondió él mantuvo la posición, aún a pesar de la agresividad que ella irradiaba.

- He estado observando a unos y a otros. - Contesta con la voz más neutra que puede lograr. - Y estoy de acuerdo en muchas de las cosas que has dicho. Y aún a pesar de eso veo que no colaboraremos hasta que no deje de portarme como un crío contigo.

- Insultarte está bien cuando no es la propia vida lo que está en juego. Tenemos aquí dos engendros intentando que se abra un sello que nuestros padres murieron por mantener. Creo que hay suficientes problemas en juego como para seguir manteniendo esa situación en la que tú evitas estar donde yo estoy, y yo trato de irrumpir pisando más fuerte.

Syd se habia levantado de su lugar y se habia colocado junto a Marceline con mucho silencio, aunque no lo suficientepara que no la pudiera detectar. Parece que la actitud del gato es la adecuada para muchas personas. Me pregunto si eso convierte a sus palabras en una verdad. comento en un tono mas bajo que el resto como queriendo quedarse aun al margen de todo lo que pasaba.

Observo a los que parecin no querer dar opinion de la discucision entre Yormund y Gabriel. Se preguntaba hasta que momento todo esto duraria y si pasaria como dcia Alexis si alguno de los tres moriria esta noche.

-Otra muestra más de cariño o afecto y os juro que vomito. ¿Pero qué cojones? ¿De verdad es el puto momento para pedir perdón por cualquier idiotez? Pronto esas... niñas del averno, o lo que sean, nos dormirían, seguirán con su maldito juego, y alguien sufrirá las consecuecias, al igual que lo hice yo la pasada noche.

A riesgo de ser pesada, repito que debemos colaborar, escuchar bien lo que tiene que decir cada uno y entre todos analizar las respuestas. Por ejemplo, Annie aún no nos ha explicado qué es eso de que alguien manipuló su voluntad...

-No puedo hablar por los demás. En nuestro caso creo que simplemente éramos dos almas solitarias buscando un poco de afecto. Cuando has estado solo mucho tiempo, no hace falta demasiado para que te aferres a alguien que muestra un mínimo de cariño... un gesto, una mirada... con eso es suficiente. 

Ya has visto como Yormund me ha considerado peligroso simplemente por lo que soy capaz de hacer, piénsalo... ¿quién querría acercarse a alguien como yo?. Seele es capaz de aceptarme sin juzgarme, sin preguntarme por el pasado o por el futuro, ella disfruta cada día como uno único. ¿Sabes lo difícil que encontrar a alguien así?

Repito con desdén cada palabra, cada gesto, cada pausa, cada entonación. Después paso mi mirada por Yormund, Zyllah, Andrew y finalmente por Létang.

-No me gusta que pongan en mi boca palabras que no son mías. Yo he hablado de afecto, a lo sumo de cariño, no he hablado de amor. Podéis aprobarlo o no hacerlo, pero no tergiverseis mis palabras.

Especialmente tú, Eko, sólo he preguntado si desconfiaron de aquella relación, no ha mediado comparativa.

Me detengo unos segundos a observar a Létang, quería provocar a Andrew o algún otro tipo de manipulación, y yo entraría en su juego. Mi papel estaba definido, sólo ellos decidirían el curso de los acontecimientos. No temía a la muerte, casi sería una bendición que por fin el reloj se detuviese... Sólo perderían un aliado importante, pero el futuro podría discurrir por otros caminos incluso sin mi ayuda.

-Soberbia...-Repito en voz alta-Tienes razón Alexia. A veces olvido como funcionan las cosas. Muchos aquí me temen o desconfían de mi sólo por que no he ocultado mis capacidades. ¿Debería haber fingido debilidad? Un rostro inocente, alguien que parezca indefenso... ¿Pensáis que el verdadero peligro no se esconde tras esa fachada?. 

No pienso fingir algo que no soy.

Y no conozco las intenciones de Seele, pero si descubro que pretende manipularme y ansía para sí el poder del sello, la destruiré, del mismo modo que ocurrió con Zagam. 

Me quedé sencillamente anonadada con la respuesta de Eko y mi mano se separó lentamente de Irad mientras la furia de mis ojos se apagaba. - Gracias, supongo. - Le respondí, todavía con una leve desconfianza. - No sé a qué viene esto ahora, pero gracias.

Entonces Gabriel intervino y una vez más mi ceja se alzó con sus palabras. ¿A quién pretendía engañar? Había querido que pensáramos que tenía un vínculo con Seele como el de Azhariel y Valfar, pero ahora que su insinuación se volvía en su contra reculaba. - Me pregunto a qué estáis jugando vosotros dos... - Respondí a sus palabras, encogiéndome de hombros. Ese asunto caería por su propio peso tarde o temprano.

Aún confusa por lo sucedido, Annie miró alrededor, percatándose de que tras sus palabras, varios de sus acompañantes se interesaban por saber lo que le había ocurrido. 

Con el ceño fruncido, contestó primero a Ivhone- Sí, alguien me ha forzado a atacar a Zagam. Yo no quería señalarle a él- miró entonces a Gabriel- Y si nos llevamos por tus palabras, tú serías el principal sospechoso de tal estratagema, porque pensaba señalarte a ti, ya que tantas ganas tenías de que nos matásemos entre nosotros, cediéndote el honor de ser el primero en ser elegido.

Suspiró hondo, hastiada- No sé con qué clase de zafios me estoy codeando. Me parece extremadamente sospechoso que muchos de vosotros supiérais de antemano que íbamos a acabar así. Y me parece de igual manera sospechosa la relación que muchos de vosotros, supuestos desconocidos, mostrais, al igual que el excesivo interés por nuestras habilidades o poderes o nuestra historia personal- dijo, mirando alternativamente a Vanna y a Alice- Puede que sólo queráis respuestas. Pero reconozcámoslo, todo depredador desea conocer lo suficiente de su víctima como para poder suponer sus puntos débiles. 

Megan decide permanecer en silencio, a la espera de Annie, quien dijo ser manipulada y allí, Tetsuo se acerca a ella. Asiente a sus palabras, pues ella sabe que tiene razón. Dado el caso que alguno de sus hermanos fuera un traidor, ella también levantaría su mano sin dudarlo hacia ellos. Era algo a lo que estaba habituada, pues un juez debía actuar por la justicia y debía dejar a un lado sus intereses personales.

Megan mira a Tetsuo y le responde - Estamos basando en nuestro juicio en las palabras equivocadas. Las palabras son sólo el reflejo del sentimiento. Leer entre líneas es siempre lo más importante -.

Las discusiones entre varios de los presentes son acaloradas y algo pasionales, cosa que las llevaba a ser algo ilógicas, pero hay un comentario que llama su atención y es el de Vanna. Realmente sonaba algo ridículo. Los Grovehn éramos guerreros naturales y era natural, como decía Tetsuo - Es cierto. No creo que él haya sido el único en enfrentarse a otro semidemonio antes de venir aquí. Nada más porque todos no contemos nuestros orígenes, no hace que nuestras manos no estén manchadas de sangre - dice algo fuerte. Las palabras de ella le parecían un poco infantiles, pero ella también sentía curiosidad por el poder de aquella joven.

Megan mira a Gabriel y le dice - Deberías escuchar a Eko. Con esto solamente logras que más ojos se posen en ti. Yo no he señalado a ninguno pero que Seele haya intentado manipular los argumentos de todos para quitarte votos, fue notorio. Sus motivos los sabe ella y no seré yo quién la juzgue, tal vez otros lo harán -.

Se acerca a Annie y le dice - Siento que haya ocurrido eso y más por quien iba a ser tu señalado, pero hay algo que me parece lógico, y es que tu voto haya sido manipulado por uno de los ejecutores de Zagam - dice con tono decidido y serio. - No digo que sea tu culpa ni te lo reprocho, pero creo que tu voto ha sido cambiado por alguien que tenía un interés directo en que Zagam fuera asesinado. Así, independiente de tu tendencia, su objetivo sería cumplido. Además, con las historias que nos cuentan aquellos que conocen la pasada historia, sabemos que alguno de nosotros tiene ese poder - se aleja un poco de Annie para que no se siente incómoda y espera la respuesta de todos.

-Quiero respuestas para esclarecer esta mierda, Annie, no para atacarte. Te he preguntado por esa supuesta manipulación que afirmas que has sufrido, no por tu poder o por tu historia (que, sinceramente, me importa una mierda). Me preocupa que alguien sea capaz de controlarnos como si fuésemos marionetas colgadas de sus hilos -me sorprendió la respuesta a la defensiva de la chica. ¿De verdad estaba tan ciega que no podía ver mis intenciones, o había algo más tras su reacción?

Suspiro un poco cansada al escucharles a todos y niego con la cabeza.

-No es tu color de piel, que ni siquiera recuerdo, ni tus rasgos. Es tu arma. El asesino usaba una espada de fuego, no recuerdo mucho más: ni el tipo de espada, ni sus rasgos exactos. Pensé en tí como la mejor opción, pero también podría haber sido Nil con una espada normal impregnándola en llamas o algún tipo de ataque mental como los que ha usado Zagam. Tal vez me equivoque, pero es lo único que tengo.

Le dedico una mirada tranquila y desafiante al oriental antes de girarme a Zyllah y sonreír, tras terminar de estirarme me pongo en pie y crujo un poco mi cuello.

-Aunque puede que no sirva de nada, lo intentaré. Necesito unos segundos para haceros la demostración... llevo demasiado controlándome.

Cierro los ojos y comienzo a concentrarme.

Andrew se adelantó a la respuesta de Annie y explicó lo que había ocurrido hacía tanto tiempo. Parecía ser que había quien poseía el poder de hacerte cambiar de idea en el último segundo. Quien podía manejarte como si fueras su títere... Ivhone arrugó el ceño en una expresión de disgusto. 

Las sospechas hacia Selee y Gabriel continuaban extendiéndose por toda la sala. Pero era éste último el que intentaba justificar lo que habían sentido nada más verse. Ivhone inclinó ligeramente el cuello y clavó sus ojos avellana en los de él. 

- ¿No te das cuenta de que tus palabras no hacen más que perjudicarte...? - Le preguntó sin apartar su mirada. Había envidiado el afecto que parecían haber descubierto, pero ahora se daba cuenta de lo que él realmente quería. - Tú mismo te estás ahogando en tus propias heces. Dices que erais dos almas solitarias y que nadie se acercaría a ti. La soledad es algo que uno decide, lo sé por experiencia... - Se detuvo unos segundos para dirigir su mirada hacia Shia. Ella había sido su única compañía en los últimos años. Una sonrisa triste se formó en sus labios y entonces volvió a afilar sus pupilas sobre las de Gabriel. - Al principio me habéis enternecido... - Confesó y enarcó una ceja. - Por un momento he creído que sí que era posible... Pero... ¿Por qué la has elegido a ella...? ¿Porque olvida? ¿Porque no puede juzgarte ya que cada amanecer es nuevo para ella...? Es muy fácil olvidar entonces el monstruo que albergas en tu interior... ¿Verdad...? -

-¿Mis palabras me perjudican? ¿Debería permanecer en silencio, entonces? -Niego con la cabeza con absoluta calma, sin duda este era uno de los posibles desenlaces, había respondido a sus preguntas con sinceridad, y sin embargo ellos se empeñaban en buscar algo más, una cara oculta. 

-Por más que pueda molestar a vuestra naturaleza, no todos buscamos la compañía con intereses ocultos, ni para formar alianzas ni manipulaciones. ¿La soledad es algo que uno decide?... No sé si has vivido muy poco Ivhone, o si tratas de engañarte a ti misma. 

Hago detenerse el tiempo, hastiado de tanta ignorancia, de tantos prejuicios. Me acerco hasta Seele y acaricio su mejilla con mi mano, era curioso como simplemente por mostrar algo de cariño nos habían juzgado y condenado, puede que su alma fuera tan triste y solitaria... tan atormentada... como la de ese Andrew... que se negaban a aceptar cierta felicidad para los demás. 

-Yo manifesté que debíamos escoger, que todos los caminos llevaban hacia un nombre, una muerte -Continúo hablando sin que nadie hubiera podido percatarse de que me había movido de mi sitio. - ¿Hubiera cambiado algo que lo dijera o no? No. Nil también os lo dijo, y otros que recuerdan lo que una vez ocurrió. Y sin embargo las sospechas se centran sobre mí... Por... ¿Cómo dices Annie?-Repito lentamente su nombre mientras me materializo junto a ella. - ¿Por que tenía ganas de que nos matáramos entre nosotros?. 

No se si eres realmente ignorante, o te subes al carro de los que me acusan para desviar la atención. ¿Cambió alguien tu voluntad? ¿O es una manipulación para que te consideremos inocente?.

Mis palabras se iban desencadenando como la arena de un reloj, una tras otra, en absoluta calma. 

-Llegados a este punto me pregunto... ¿quien de vosotros desconfía realmente de mí y quien de vosotros se une al camino fácil?... Al de gritar junto a los que ya han alzado la voz, al de linchar al que ya está siendo linchado... todo para ocultar su verdadera culpa. O como dice Ivhone, para ocultar su monstruo interior. 

Me coloco en el centro de aquella gente, observándoles sin ningún temor, buscando sus miradas sin titubear. Soberbia... ¿Era eso lo que no les gustaba? ¿Temían mis poderes o simplemente los envidiaban? Parecía ilógico culpar de una guerra a aquel que lleva el mensaje. ¿Ni si quiera consideraban la opción de tenerme como aliado? ¿De la utilidad que podrían tener mis poderes para proteger el sello?. 

-Y otra cosa, Létang. Si quieres atacarme, hazlo tú. No trates de provocar a los demás con subterfugios. "No comprendo cómo Andrew no te ha hecho comerte su escudo. Supongo que tiene más temple que yo en su situación." -Repito sus palabras con exactitud, como si acabara de volver a revivirlas dentro de mi mente.

-¿Eres un niño en el patio del colegio provocando a los demás a hacer lo que él no tiene valor? ¿O solamente un manipulador? Si quieres algo, aquí me tienes.

Doy un par de pasos hasta colocarme frente a él, a pocos metros, y me desabrocho el chaleco mostrándole mi camisa, como instándole a disparar. No sonrío, simplemente le observo con una mirada tibia, cansada.

Tras recibir la respuesta de Zyllah, Eko volvió a  sentarse, escuchando a todo aquel que intervenía. La nueva explicación de Vanna le impresionó más aún que la primera, y con un suspiro se giro hacia ella para intervenir.

- Si lo de antes me parecía descabellado, esto lo es más aún. - Responde con expresión grave. - Creo que la espada es el arma que más he visto portar a los hijos de Grovehn, de una forma o de otra. Y lo que él lleva ni siquiera es una espada, sino una katana. Una no engloba la otra, son cosas distintas. No te lo digo por mal, pero si vas a ir votando a todos los que tengan poderes mentales, de fuego, o armas de filo, sin importante lo que estamos haciendo realmente aquí, estaría bien saberlo.

Luego, cuando Gabriel habla y se pone de esa manera delante de él, Eko no llega a levantarse del suelo. Lo mira desde abajo y, sin más, se encoge de hombros.

- Vamos a ver, Gabriel. - Le dice frunciendo el ceño - ¿Puedes dejar la teatralidad de lado y hablar como las personas? Creo que ayudaría bastante a que todos nos entendamos.

- En primer lugar, no voy a dispararte. No entré en las provocaciones del Lince antes de entrar aquí, no voy a hacerlo en las tuyas ahora. No soy tan estúpido.

- En segundo lugar, con respecto a lo de Valfar y Azhariel yo expresé mi opinión. No eres el único con derecho a hablar aquí. Azhariel ha pasado mucho tiempo buscando cómo traer de vuelta a Valfar, ya le viste ayer sobre su tumba. Así que me reafirmo: no entiendo cómo Andrew no te ha hecho tragarse su escudo al oírte hablar con esa ligereza de todo eso. Ya me respondiste antes aclarando que no era una comparación, y por mucho que no esté de acuerdo ni siquiera me pareció que mereciese la pena responderte. ¿Para qué vuelves ahora a ello? ¿Tan desesperado estás por alejar la atención de ti? No necesito manipular a nadie nadie para que vayan a por ti: eso ya lo consigues tú solo.

- Y en tercer lugar, la soledad sí es algo que se escoge, y tú lo haces con cada intervención. Hablas de ti como si ser un Señor del Tiempo te hiciese distinto a todos nosotros. Pero no eres más que nadie. Eres un melknhar más. 

- Como ya han dicho, por todo el mundo hay colonias de los nuestros. De modo que si hasta ahora has estado solo quizá sea más por capullo que porque nadie te estigmatice. La culpa también puede ser tuya, no únicamente del mundo.

Estar frente a Eko mientras le decía que me apuntara con su arma trajo a mi mente un pasado distante, las risas... los aplausos de la gente. ¡Desde los confines más remotos de la tierra... hoy está con nosotros alguien que ha dominado las leyes de la naturaleza... lo que van a ver esta noche, damas y caballeros, va mucho más allá de la mera ilusión!. 

El teatro estaba lleno, tanto que no cabía ni un alma, uno de los trucos favoritos de la muchedumbre era aquel en que conseguía detener una bala, podían comprobar el arma, introducir ellos mismos el proyectil... y disparar. Nunca llegaban a herirme. Aplaudían, reían y me aceptaban por que a pesar de lo que estaban viendo su mente era incapaz de creer que aquello no era un truco. 

Después sostenía una tela negra, cubriéndome por completo, la dejaba caer y antes de que tocara el suelo yo estaba sentado en medio del público. La gente enloquecía... me amaban. Amaban una apariencia... un subterfugio... una mentira. ¿Merecía la pena una vida así?. La mujer con la que había decidido compartir mi vida no lo aceptó cuando le revelé la verdad. No hay ningún truco, Marie. La palabra que más repitió... fue monstruo... tal como Ivhone había dicho.

Había renunciado a las falsas apariencias, aunque ello me condenara. Mantuve la mirada a Eko, esperándo su reacción. Vamos, dispara. No pensaba detener la bala si lo hacía, si querían mi sangre... la tendrían. Yo también sufría como ellos, y eran incapaces de comprender que mis habilidades habían sido más un tormento que una bendición, por culpa de ellas lo había perdido todo... Dispara...

-Tienes razón, Létang. -Dije sin más cuando comprendí que no iba a dispararme.

No había elegido perder a Marie... estar sólo. Y sin embargo cuando decidía acercarme a Seele, me condenaban por ello. No los entendía... y ellos tampoco me entenderían a mí... Me dí la vuelta y me alejé caminando, sin hacer uso de mis poderes, necesitaba reflexionar, pensar en los posibles desenlaces... me había esforzado por enseñarle algo a esta gente, pero quizá era yo el que tenía que aprender.

Andrew mira la pulsera con la mirada perdida, pero es muy consciente de lo que se dice a su alrededor. Su mente es una constante ida y venida de recuerdos dolorosos y eso se refleja en sus ojos. Sigue leyendo los nombres hasta que Gabriel va hacia él y compara la relación de Azhariel y Valfar con la que tiene él con Seele. Parece que el joven va a replicar, incluso se levanta, pero Gabriel haca gala de su poder y se aleja. Andrew aprieta la mandíbula, y cierra los puños. La mirada triste y perdida para a ser una mirada llena de ira hacia Gabriel.

-Maldito orgulloso... No te atrevas a compararnos a Valfar y a mí con vosotros. Vuelve aquí y da la cara!-Andrew empuña el escudo y va en dirección a Gabriel, pero Liam se acerca a él y se pone peligrosamente cerca, tanto que puede notar su aliento en la cara. La ira desaparece del rostro de Andrew, como si nunca hubiese estado ahí, para dar lugar a un gesto de sorpresa mezclado con disgusto.

-A ti no te enseñaron lo que significa el espacio personal?-Da un paso atrás. No cree que hablar de su pasado aclare nada. No parece agradarle la idea, pero le han preguntado directamente y no va a evadir la pregunta.-Estoy aquí por mi hermana. Vivimos en los suburbios de Toronto, ocho hermanos y mi madre. Ella es... Bueno, no puede encargarse de nosotros. Yo soy el mayor de los ocho y he tenido que sacarnos a todos adelante haciendo cosas de las que no me siento orgulloso.-Un atisbo de vergüenza asoma en sus ojos, pero es cosa de dos segundos.-Mi hermana, la segunda en edad, tiene el don de la visión y me dijo que la solución estaba en Oldland. Que tenía que venir aquí, que conseguiría lo necesario para que la familia dejase de sufrir. Vivir en los suburbios es duro, los semidemonios que viven ahí no dudan en matar familias enteras para alimentarse, en violar a niñas bajo la mirada de sus padres.

Niega con la cabeza y esboza una sonrisa.-Me imagino que lo que sacará a mi familia será el triple legado. Con él nadie más se atreverá a meterse con nosotros. Lo de Azhariel fue pura casualidad... Bueno, no, él me encontró cuando empecé a preguntar a la gente por Oldland. Necesitaba una forma de entrar y él no había recibido la llamada.

Se aleja de Liam para ponerse junto a Alexia. Aunque hable a Alexia sus palabras van dirigidas a Gabriel también.-Lo siento, pero Azhariel no soporta que alguien como Gabriel pretenda darle lecciones. Se cree más listo que cualquiera, desde que ha llegado aquí. Me ha dicho lo que haría con él si tuviese su cuerpo... Y no es muy agradable. Cada vez estamos más convencidos de que no nos equivocamos contigo, Gabriel.

Me ha dicho lo que haría con él si tuviese su cuerpo... Y no es muy agradable. 

-Dile a Azhariel que no me interesan ese tipo de perversiones, quizá a Valfar le gustaran pero a mi me gusta vestirme por los pies.

Me cruzo de brazos contemplando las amenazas que se desencadenaban y las que se desencadenarían. Seguid jugando a lo que esas niñas quieren... seguro que se están riendo mientras saborean su próximo bocado.

Ahora el sorprendido era yo, no esperaba en absoluto que me contara tantos detalles de su vida, supuse que me mandaría a al mierda o en el mejor de los casos una respuesta cortante por lo menos. Se marchó dejándome con la palabra en la boca y sumergido en una situación que no sabía exactamente que decir o que hacer.

Me rasqué la cabeza a al vez que un suspiro escapa de mis labios que ni intenté disimular. Le dediqué otra mirada al escudero, aunque era de duda ante si debería o no dedicarle algunas palabras.

- Bueno, esperaba algo más concreto, pero gracias por contármelo, supongo. - Dije en tono algo más suave, dejando de lado mi brusquedad o mi chulería. - Si quieres preguntarme algo, estás en tu derecho rubito. - Añadí con una media sonrisa en un vano intento de parecer simpático, aunque como era forzada evidentemente no conseguí.

La atención estaba centrada en casi su totalidad en Gabriel, sus palabras, su forma de expresarse, y especialmente la relación que tenía con la chica fantasma provocaron bastante sospechas de parte de muchos de los presentes. Mi mirada cambió drásticamente de objetivo, ahora era Gabriel, y mi semblante vuelve a mi rudeza tan característica, pero no dije nada, los demás ya habían dicho y hecho lo que yo tenía en mente, intervenir ahora solo serviría para repetir lo mismo, algo completamente innecesario. 

No tenía ninguna intención de exponer nada de mí salvo claro está que me pregunten directamente, y según quiénes, algunos se han ganado ese privilegio.

La conversación se había vuelto vertiginosa. Ya había dejado claro mis instintos hacia Gabriel y sus numeritos, así que me contengo de volver a meter la zarpa en la conversación, y me dirijo a la otra fuente de interés para mi. Vanna. Acababa de declarar que para que su poder funcionase debía liberarse, que se había contenido demasiado, "Por eso acepto combatir de buen grado". Sinceramente esperaba que no fuera una traidora y que saliera de aquí con vida. Era la única que no parecía haber sido criada entre humanos o borregos, tantos estandarés morales me asqueaban.

No podía juzgar los sentimientos de los demás, aunque nunca los había tenido tan profundos como manifestaban algunos de ellos, si que les veía sentido, lugar y función. "Tal vez con ella...- Miro a la Melknhar que intentaba concentrarse.-... pudiera tener a alguien con quién recorrer el mundo."

Me levanto para disgusto de Naica que me mira con desdén y algo de celos. Cuando me acerco a Vanna, la rodeo con mis brazos.

-Se me ocurre una forma de liberarte.

Meto una de mis manos bajo su camisa, y recorro con mis dedos su columna. Despliego una de las uñas, y con la punta, sin resquebrajar su piel, retorno por el mismo camino que había subido, provocando escalofríos en su espalda. 
Muerdo la base de su cuello en su nuca y subo, inundando mis sentidos con su aroma.   

El gesto de Andrew se contrae en una mueca de odio. hay que bajarle los humos. Se cree mejor que todos nosotros, ya va siendo hora de que alguien le baje los humos..-NO TE ATREVAS A HABLAR DE VALFAR ASÍ, SUCIO TRAIDOR! Alza el escudo y se lanza a por Gabriel, dejando a Alexia a un lado. Su intención es la de dar un primer golpe al semidemonio y al instante dar otro a su espalda, consciente de que el primero lo va a esquivar con facilidad.