Partida Rol por web

Después de terminar de hablar Marion prestó atención a la manera que Lylian tuvo de completar sus palabras, tan suave y atenta. Luego pasó su mirada a Enoch, deteniéndose largamente en sus ojos. Era fácil quedarse ahí anclada, jugando a imaginar qué había detrás de ellos.

Sin embargo al escuchar a Brif hablar interrumpió su ejercicio para oír todo lo que el chico tenía que decir. Las pupilas de Marion se posaron sobre él, recibiendo cada palabra, y se sintió un poco sorprendida de que el Melknhar ya las considerase a Katia y a ella amigas. Desvió su mirada hacia la Eve, divertida, mientras recibía la información actualizada de Alexia. Por lo que sabía de ella le costaba imaginársela como líder de una banda, pero no tanto haciendo lo que fuera necesario para proteger a los que le importaban. La propuesta sobre salir juntos lanzada por parte de Brif no pasó desapercibida para ella, y en cierto modo le resultó curiosa, como si no fuera más de un eco reverberando en el tiempo de la que un día se hicieron Andrew y Alexia. Mismo origen y destino para él, misma familia para ella. Era irónico cómo Oldland tendía a repetir sus historias una y otra vez aún con tantos años de diferencia.

Algo la apartó de esos pensamientos. El tacto enguantado de su hermana la extrajo de todo eso para centrarse directamente en ella, y sus dos primeras palabras le hicieron saber que se trataba de algo importante. La exposición que Lylian hizo antes de lanzar la pregunta la cargó de preocupación, pero una vez la oyó formulada su rostro se relajó, perdiendo las arrugas que se habían formado en su frente y adoptando una expresión tranquila.

- Sí, está vivo. - Respondió con calma, suponiendo que aquello sería un alivio para su hermana. - He vivido con él y con el abuelo toda mi vida hasta hace dos semanas. - Explicó antes de quedarse unos segundos callada. - Probablemente ahora que me he ido estén buscando a la gente que piensan que os mató a ti y a Madre. - Expuso antes de emitir un suspiro. Lylian tenía razón: aquel no era el momento ni el lugar, pero mucho menos la compañía. Nunca le había gustado mostrar lo que sentía, lo consideraba una muestra de flaqueza, pero esta vez parecía necesario. - Si sólo tú salieras de aquí, - Continuó, intentando hablar como si aquello fuera una solución más de la ecuación, como si no le afectase en absoluto. - puedes buscarlos en la casa vieja de la familia, que también es tu casa. - Señaló antes de colocarse un mechón de pelo detrás de la oreja izquierda. Nunca había sido el tipo de Melnhar que tapa sus marcas, aún cuando las suyas eran diferentes. - Está a media hora en coche de París. - Comentó. Y a punto estuvo de dar más detalles, pero una punzada de advertencia la detuvo. Otra posibilidad era que ninguna de las dos saliera de allí. Y en ese caso no quería que los que las hubieran hecho quedarse supieran exactamente dónde se encontraba la gente a la que quería. Podía parecer paranoia, pero para ella no era más que precaución. Después de toda una vida de crecer sabiendo que alguien podría venir a buscarles no iba a ponérselo en bandeja a nadie. Sin embargo no tardó en girarse para abrir uno de los bolsillos de su mochila y sacar lápiz y papel. - Te apuntaré sus teléfonos. - Le dijo a Lylian antes de tomar nota rápida y pasarle el escrito. Y dicho esto llegó el momento de hacer la pregunta recíproca. Con una mezcla de miedo y expectación miró a los ojos una vez más a su hermana antes de volver a hablar.

- ¿Y qué hay de Madre? - Preguntó, y al referirse a ella esta segunda vez se podía notar que el apelativo estaba cargado de incógnitas, de cariño y de respeto. - ¿Está... bien?

Sucedió muy deprisa, cuando quise darme cuenta estaba atacando a Ithan junto con otras tres personas. El traidor debía morir a cualquier precio, y así fue, ya no confundiría a los presentes con sus asquerosas mentiras. Además, no había dejado de escupir veneno desde que lo conocí, seguramente sabía lo que ocurriría aquí y por eso intentaba desviar las miradas hacia otros. Como fuese, ahora explicaría sus chistes a los muertos por el resto de la eternidad.

Solo esperaba que no regresase con el legado final al igual que Lylian, no quisiera tener que luchar de nuevo contra él. 

Suspiré mientras guardaba el arma de nuevo y negaba en un movimiento lento. -Gracias Brif, no me esperaba su contraataque... -dije en alto hacia el violinista. -Puedes contar conmigo para lo que sea, te debo una.

Me acerqué despacio al cuerpo de Ithan hasta quedar a un par de pasos de él. Tu te lo has buscado, cabezón.

Miré a las dos hermanas y sonreí consciente de que, para ellas y a pesar de todo, era un momento feliz porque se habían encontrado.- Toronto, vale me lo apunto.

La siguiente pregunta de Lylian me dio a entender muchas cosas y algo debió de pasar que provocó que sus padres se separaran. Afortunadamente ellas decidieron buscarse y lo habían conseguido. – Me alegro de que os hayáis encontrado y sobre todo que tomarais la decisión de salir a buscaros. Sé que la abuela siempre se arrepintió de no haberlo hecho.

En ese momento se acercó uno de los Melkhnar con los que no  habría hablado, solo sabía de él que tocaba el violín. Cuando dijo que conocía a Alexia, giré la cabeza con rapidez y con los ojos abiertos como platos. Brif pertenecía a ese grupo de Toronto y en ese preciso momento me estaba confirmando que Alexia estaba viva. Otra vez emocionada escuché en silencio la historia de su grupo y el papel que mi tía abuela representaba en él. Ella era una Eve y tenía una loba, eso ya lo sabía pero, estaban juntas y lideraban un grupo, ayudaban a la gente y tenían el Último. De pronto tenía mucha información sobre ella y me hacía tener la impresión de estar más cerca.

-Gracias, Brif. Esa información es muy importante para mí. No me puedo imaginar cómo puede ser la líder de un grupo así, supongo que tener el Último ayuda. La verdad es que no tengo idea de cómo es, si se parece a la abuela querrá cuidar de todos.- Sonreí con tristeza acordándome de la mujer que me crio. – Si salimos se aquí iré contigo. En mi pueblo de origen no me queda nada, si mi única familia está allí, aquel será mi destino.

Al empezar el combate, Gabrielle se apartó, quedándose a un lado y contemplando todo lo que ocurría. Apoyó una rodilla en el suelo y rodeó a Dama con un brazo. Ambas fueron mudos testigos de la ejecución de Ithan y cuando éste exhaló el último suspiro, Gabrielle cerró los ojos y se quedó durante un rato en silencio, mientras a su alrededor las conversaciones empezaban a extenderse. 

Tras unos minutos en silencio, se incorporó. Parecía algo turbada, mirando a su alrededor con expresión ausente. Pestañeó y un suspiro salió de sus labios.

Miró hacia donde se encontraba las dos hermanas. Alrededor de ellas se estaba formado un pequeño grupo. Se acercó, con Dama caminando a su lado. Se detuvo y apoyó una mano sobre la cabeza del pequeño gamo.

- Hola - Intentó sonreír, pero sus labios no mostraron más que una mueca. - Vosotras dos parecéis saber cómo funcionan las cosas aquí... - Arrugó suavemente el ceño. - O mejor dicho, lo que ocurrió hace tiempo -. Se corrigió, consciente del error en sus primeras palabras. - Yo había oído hablar de historias, pero no conozco a nadie de los que habláis - . Su mirada se alternaba entre las dos hermanas Létang. - ¿Podríais explicarme qué ocurrió al final? ¿Cómo consiguieron salir de ese lugar? - Se mordió el labio y apartó un mechón de delante de sus ojos negros, colocándolo detrás de su oreja. - Tenemos que acabar con estas muertes absurdas y encontrar a los que te hicieron eso - . Sus pupilas se habían anclado en los hermosos ojos de Lilyan. - Pero, esas votaciones creo que no son justas. No tenemos pruebas y puede que hayamos matado a un inocente. ¿Cómo lo hicieron? - Terminó preguntando y una nueva mueca se formó en sus labios.

La última aportación de Katia hizo que la sonrisa de Marion se convirtiera en una risa suave y cantarina, recordando con alivio cómo eran las cosas un par de semanas atrás, al partir hacia Oldland.

- Sí, la decisión de salir a buscarnos... - Repitió antes de reír de nuevo, alegre de cómo habían cambiado las cosas. Pasó entonces un brazo por los hombros de su hermana, respirando aliviada. - Creía que estabas muerta. - Explicó, contenta de que no fuera así. Y se iba a poner a dar más detalles cuando otra chica se unió a la conversación. Una mujer medio ciervo a la que Marion había escuchado el día anterior decir que se llamaba Gabrielle.

- Lo que ocurrió hace tiempo son sólo eso: historias. - Le dijo la Melknhar, esperando que eso la tranquilizase. - Además, cada reunión es distinta y nunca que sabe qué fuerzas entrarán en combate.

- En la anterior había cuatro mujeres. Se hacían llamar las Damas de la Desolación. Ellas asesinaban durante la noche mientras sus aliados les prestaban servicio y ayuda durante el día. - Comenzó a relatar con voz grave, recuperando un poco la seriedad. - Ellas y los que las ayudaban fueron capaces de emponzoñar los corazones de muchos. - Dijo antes de hacer una pausa. - Al final nuestros padres tuvieron que acabar con algún amigo y muchos enemigos para salir de aquí. - Expuso antes de emitir un suspiro. - En el caso de Alexia, por ejemplo, nuestra madre tuvo que doblegar su voluntad con un látigo de hierro para que no se convirtiera en una asesina más. - Comentó dedicando una mirada a Katia. - Pero finalmente el Sello permaneció cerrado, y eso es lo importante. Al menos lo hizo hasta ahora. - Concluyó, pasando la mirada por los que se encontraban alrededor de ellas. Si los más alejados estaban pendientes de la conversación o no, no era cosa suya. - Ahora nos toca a nosotros. Como tantos hicieron antes, nos toca cumplir. - Sentenció con voz grave, tratando una vez más de que los presentes entendieran la importancia de lo que había en juego.

Y al terminar se fijó de nuevo en Gabrielle. Viéndola así, con el cervatillo que la acompañaba, daba la impresión de ser una chica asustadiza. Aunque Marion no era una persona que creyese que las primeras impresiones siempre eran válidas.

- Pero no te preocupes. - Dijo al final con un tono más liviano. - En la reunión anterior a esa sólo tres inocentes acabaron muertos, y dos de ellos casi por decisión propia.

Lylian contuvo la respiración hasta escuchar la respuesta de Marion y entonces sus ojos de color acero reflejaron todo el alivio que invadió su pecho al saber que su padre estaba vivo. Sus labios se estiraron en una sonrisa y esperó mientras Marion le apuntaba aquellos números en un papel. Enoch mientras tanto relajó la tensión de su cuello y sus orejas volvieron a su posición normal. Lylian tomó entre sus manos el papel y lo apretó con los dedos con fuerza durante un instante, decidida a no perderlo por nada del mundo. La idea de tener un hogar si conseguía salir de allí se convirtió en una luz que parecía brillar con un soplo de esperanza.

Sin embargo, al escuchar la pregunta de Marion y sentir su mirada inquisitiva, los ojos de Lylian se ensombrecieron. Había cosas que eran difíciles de explicar y noticias que no quería dar. Por suerte la intervención de Katia primero y de Gabrielle después disolvieron en un suspiro la breve intimidad que había tenido con su hermana y no tuvo que pronunciar en voz alta las palabras que estaban pasando por su mente. Se esforzó por sonreír al escuchar la risa de Marion pero cuando le pasó el brazo por encima no pudo evitar esquivar su mirada. - Por poco no te equivocas. - Se obligó a sí misma a bromear, refiriéndose a lo sucedido la noche anterior. 

Mientras tanto, el tigre había esperado hasta que Kimberly se decidiese a tocarlo antes de levantar la mirada para encontrarse con sus ojos de color violeta. Pero cuando Marion empezó a hablar de aquellas historias antiguas de la garganta de Enoch salió un pequeño gañido con el que pareció disculparse ante la joven antes de levantarse y empezar a caminar hacia el exterior del grupo de gente que se había ido reuniendo en las escaleras. Allí, buscó un lugar apartado cerca de la columna desde la que Trevor observaba en silencio y se tendió junto a él, apoyando la cabeza pesadamente sobre las patas con un pequeño resoplido. 

Lylian permaneció en silencio durante toda la historia de Marion, escuchando tan sólo a medias, para finalmente mirar a Gabrielle y dedicarle una pequeña sonrisa. - Aquella vez tenían formas de saber si se equivocaban, pero quién sabe si esta vez las habrá o no. Las historias antiguas con el tiempo se deforman y no nos van a dar la solución. Esto -dijo, haciendo un leve ademán con la mano hacia el lugar donde se encontraban- lo vamos a tener que solucionar nosotros mismos. 

Tras la "presentación" Kimberly se animó a posar sus dedos sobre la cabeza del felino. Cuando sus dedos se deslizaron por el pelaje esta no se sorprendió de la suavidad, la verdad era que se la esperaba. Con lentos movimientos empezó a acariciarlo, dejando también algunos mimos tras las orejas. Después de todo era un gato, pero en grande.

Sin perder detalle de lo que hablaban las mujeres que estaban junto a ella siguió acariciando al animal con mimo, aunque cuando este alzó la mirada hacia ella se quedó quieta, y sintiendo esa 'disculpa' la joven asintió con la cabeza.- Claro... Gracias.-Sin ponerse por medio apartó las manos y se echó a un lado con un elegante movimiento. Tras eso siguió con la mirada al animal, hasta ver donde se acomodaba. La verdad es que se le veía realmente hermoso. Durante unos segundos permaneció ausente, pero después de eso se giró hacia el grupo que se había formado, ahora también estaba otra mujer del legado Eve.

- No te sientas extraña... Yo tampoco conozco las historias...-La voz de la joven Kimberly salió insegura, como si temiese ser rechazada o regañada por meterse en aquella conversación.- Pero por alguna extraña razón siento que estoy conectada a este lugar... Y por eso mismo sentí ese 'llamado' en mi interior.-Mis manos aferraron con suavidad la chaqueta que Dante me había prestado, y con un leve movimiento la abroché para así protegerme del frío.- Ahora solo espero a que todo se aclare, y finalmente descubra lo que aquí pasó en tiempos pasados... Pero parece ser que las cosas no serán fáciles.

Antes de sentarme junto a las hermanas, Katia y Gabrielle pregunté con la mirada si podía unirme, aunque también me obligué a hablar.- ¿Os importa si... Os acompaño? Después de tantos días y noches sola, lo último que me apetece es arrinconarme a esperar mi destino...-Miré primero a Lylian, después a Marion y finalmente a las otras dos mujeres.- Por cierto... Soy Kimberly.-Pese a que se presentó con facilidad, no pudo evitar esconder su mirada en el suelo.

Saliendo de sus propias cavilaciones, Trevor observó cómo Enoch, el recién adquirido compañero de la Melknhar (o ya no tan Melknhar) que se hacía llamar Lylian, se acercaba a él, tumbándose a su lado. Esbozando una media sonrisa, admiró su porte y majestuosidad durante unos instantes, antes de desviar su mirada hacia la joven Létang, con un brillo cargado de curiosidad prácticamente innegable y un atisbo de duda en rostro, que pronto se difuminó para dar lugar a otra clase de expresión a medias indescifrable. 

Con los ojos fijos en ella y la sonrisa aún en los labios, estiró la mano cautelosamente y despacio, para acariciar la cabeza del animal, deslizando sus dedos por su hermoso pelaje hasta detrás de las orejas, donde presionó un poco más fuerte, rascando con gentileza pero a la vez con la suficiente intensidad como para que el gran felino pudiera encontrar aquel gesto placentero, tal como hacían muchas bestias. 

- En efecto, nadie sabe con certeza qué ocurrió realmente. Y aunque hubiese quien sobreviviera a la anterior reunión, sus descendientes y conocidos sólo podrían contar con su versión de la historia, que aunque sea más o menos honesta, no dejará de ser subjetiva.- dijo, animándose a intervenir- En todo suceso hay matices y versiones, y estos rara vez son transmitidos por completo, independientemente de las intenciones de quien los narra. Así que podemos contar con esas antiguas historias como un referente situacional, pero no como una guía estricta- añadió, acariciando ahora el dorso del animal distraidamente- Por tanto, a efectos prácticos, es tal y como se ha expuesto. Tendremos que contar con nuestros propios recursos, tal y como indica la señorita.

Por alguna extraña razón, Vael no se altero ante aquella batalla.

Era algo que esperaba, aunque no aquel lugar distinto al bajar... Chasqueó la lengua antes de centrarse en su libro y volver a arrancar una hoja dibujada.

Llegó hasta el cuerpo de Ithan y no dio ni un paso más, para no manchar su simulado pie.

Soltó el papel, y dejó que este cayera con suave balanceo sobre la sangre y el cuerpo.

Nomeolvides... una palabra que encierra sentimientos que siempre en nuestra vida, todos llegaremos a desear. Retorno sus pasos hacia la escalera mientras decía.- Es importante, siempre, saber que quedamos al menos en la mente de los demás...

Una forma de hacernos eternos, pese a nuestra debilidad.

Todos están abrumados por las historias que cuentan las hermanas, pero algo entre todo lo que dicen me causa mas curiosidad, desde que nos reunimos no tuve afinidad con el comportamiento de Nathaniel, pero que ahora mencione que su voto a sido cambiado termina por sorprenderme aún mas.

Escucho las historias, nada de ellas conozco, jamás he escuchado historias de este lugar, pero Beatriz mencionaba este pueblo sin responder a mis preguntas, dudo que alguno de sus tataraparientes o padres o tíos, la hayan conocido, pero si creo que la encontrare acá.

Kim se había acercado a Enoch, como una dulce damisela siendo prudente y educada, era un encanto, la observada desde la distancia, confiado en que el tigre no la dañaría, Lylian parecía confiable, no se si su hermana del todo, pero apenas llevamos una noche acá. Vael se sentía complacido tras los diálogos evocados de las historias pasadas mencionada por Marión, ese anciano sabe mucho mas, no se por que no nos dice todo, estoy seguro que sabe quien es el asesino.

La muerte de Ithan tras las manos de algunos no fue un espectáculo muy grato, pero era cierto que el hombre era algo desagradable, actuamos a ciegas y veo que a parte del asesino, también nos mataremos entre nosotros, eso no me da muchas ilusiones de salir con vida de este lugar.

-Lylian, al menos sabes de dos en quien podemos confiar, aquel que viste del otro lado y quien te ha dado una segunda oportunidad, al menos corres con cierta ventaja, espero podamos estar mas atentos esta vez para poder descubrir quien es el cobarde que derramo tu sangre-

Sonrió a Lylian ante la pequeña broma y luego les permite a la hermanas seguir su conversación.

Vexy escuchó todas las historias con atención, causándole curiosidad. Realmente eran muchos los cabos sueltos que se ataban espontáneamente.

Dijo para sí misma - Vaya, yo vengo del norte de Canadá. Sí que hay coincidencias por aquí - rió y luego escuchó las palabras de Nathaniel con curiosidad. ¿Era eso posible? - Bueno, eso sí es extraño. ¿No notaste nada que te diera pistas? - sentía bastante curiosidad por todo lo que se había revelado, pero todos parecían estar relacionados de reuniones anteriores y ella no conocía a nadie. Ella solo tenía a Nimah. Nimah la abrazó para que no se sintiera sola y Vexy observó el grupo con algo de nostalgia. Tantos lazos que ella no tenía, tantas cosas que ella nunca entendería, así que decidió permanecer aparte.

Un nuevo dibujo, una nueva flor, tal vez eso fuera una nueva pista.  

Lylian asintió a Kimberly y recogió un poco las piernas para dejarle sitio en la escalera junto a ellas. Después apoyó la cabeza en el balaustre en silencio mientras contemplaba el pequeño grupo que se estaba formando. Un pequeño cosquilleo en el cuello la hizo sonreír y su mirada tranquila se cruzó en ese momento con la de Trevor, que estaba hablando junto a Enoch. Se dio cuenta entonces de que había estado tensa desde que Marion había preguntado por su madre y cerró los ojos un instante, dejando que las caricias que el joven dedicaba al tigre relajaran sus propios hombros. Era sin duda una sensación extraña, pero agradable.

El movimiento de Vael atrajo su atención, abrió los ojos y contempló con curiosidad cómo entregaba el dibujo al cuerpo de Ithan o algo así. Tal vez como una forma de honrar su alma. Se preguntó si eso era lo que había hecho con ella, eso de lo que habló Marion, y si significaría algo más allá del propio gesto. Pero escuchar su nombre en labios de uno de los Grovehn -¿Dante se llamaba? Eso le había parecido escuchar la noche anterior al menos.- la sacó de sus pensamientos y lo miró, esbozando una pequeña sonrisa de medio lado.

- En realidad, no tengo ni idea de quién me trajo de vuelta, así que en ese caso sólo podría descartar a uno. - Respondió, encogiéndose levemente de hombros.

Luego de la batalla, miré a los demás con incertidumbre, pues no sabía bien cual era el papel que cada uno jugaría en esta historia, o nueva historia, pues por las palabras de las dos hermanas, me día cuenta que ya había ocurrido una reunión parecida, al parecer algún tiempo atrás.

Me acerqué a Lylian y le pregunté:

- Bueno, al parecer ustedes tienen más información de ésto- le miré a los ojos esperando sinceridad- tenemos alguna forma de encontrar a los que quieren despertar a Joselinne?, lo digo porque si queremos evitar derramamiento de sangre inocente, tenemos muy poco margen para equivocarnos- le dije mientras miraba a los demás; era evidente que mientras mas información manejáramos sobre esta reunión y de lo que aquí pasa, mayores probabilidades de encontrar a estos "traidores" tendríamos.

Para Marion no pasó inadvertido el cambio en la expresión de su hermana cuando le preguntó por Madre. Aún así se quedó esperando algún tipo de respuesta... Y eso fue todo lo que tuvo: la espera. Para Marion aquello fue como una confirmación muda. Durante algunos segundos trató de hacer como si nada pasara, aparentando que o bien no se había dado cuenta o bien no le había afectado, pero poco a poco sus ojos dorados fueron perdiendo algo de brillo hasta acabar perdidos en el suelo.

Otros semidemonios seguían acercándose a ellas y Marion se sintió fuera de lugar, como si estuvieran en el centro de una plataforma giratoria. Ellas quietas y todos girando a su alrededor. Como dos protones en el núcleo de un átomo, rodeados de electrones inquietos, atraídos por sus historias y la ilusión de información. Ellas se habían apartado para hablar de algo profundamente personal, pero ahora ni siquiera podía preguntarle a su hermana cómo había sucedido lo de Madre. El ambiente viciado y los ojos puestos en sus reacciones eran freno suficiente a las palabras que Marion quería tener con su hermana.

Con ojos cansados observó a Trevor mientras hablaba a lo lejos y no pudo sino asentir de manera cansada, dándole la razón. - Y por más que lo intente - Dijo con una voz que intentaba ser neutra. - lo que yo os cuente ni siquiera será exactamente lo que me contaron a mí. - Afirmó antes de volver a quedarse callada.

Luego se echó hacia atrás, apoyando los codos en uno de los escalones superiores. En torno a ellas se había formado un grupo curioso y cada vez más numeroso. Y ya cuando Speeir se acercó también ella tomó la palabra sin esperar a que lo hiciera su hermana.

- Ya lo hemos explicado. - Enunció entonces. - Las cosas que sabemos no tienen por qué aplicarse ahora. Si yo te dijese que entonces sí existía una manera no significaría que ahora también, y si te dijera que no existía tampoco implicaría que ahora no lo haga. Esas historias sólo son - Continuó, antes de mirar de nuevo a Trevor. - un referente situacional, no una guía estricta.

- En cualquier caso lo que sí tenemos - o deberíamos tener - es un cerebro analítico capaz de utilizar la lógica. Va a haber bajas, sí, pero sólo de nosotros depende minimizarlas.

Gracias Marion – fueron todas mis palabras a su respuesta, no había mucho mas que añadir, todo había sido aclarado, aunque no me gustaba tener que justificar mis actos, y mucho menos mis decisiones.

Las conversaciones se fueron volcando hace un tema mas familiar entre las hermanas, pero las palabras de Nathaniel me distraen y hacen que me centre en él – Si alguien quiere verme muerta y es incapaz de dar la cara…- digo encogiéndome de hombros – no es adversario digno de nuestro linaje ni de mí, más me preocupa que alguien pueda manipular a otros a placer… ya no hablamos de un asesino o asesina , sino de toda una conspiración – le digo manteniendo el tono tranquilo aunque podía sentir en mi interior como la sangre bullía por mis venas, respiré profundamente para mantener la calma, no podía dejar que mis instintos, que mi esencia se hiciera conmigo… ya habían otros que se dejaban dominar por eso, eso estaba claro – mas no te preocupes por tu voto Nathaniel, si no has sido consciente de lo que hacías nada puedo reprocharte, y si no ha sido así…tus motivos tendrías y no seré yo quien te juzgue por ello – le dedico una sonrisa sincera y  me siento en la posición de loto, al menos ahora sabía a ciencia cierta que debía tener mis espaldas bien cubiertas – ¿alguien podría dejarme un cigarro?

Seguí escuchando atenta las conversaciones, historias de que había pasado antes en este lugar eran narradas por los presentes, y en este momento que sabía que alguien quería mi cuello , me pareció que aquello era de una vital importancia, presté atención y guarde en mi memoria todo lo que me pareció importante y sobretodo aquello que podría salvarme la vida. Las palabras de Dante me llamaron la atención al igual que la respuesta de la joven Lylian - si...ese que le trajo de vuelta -  pensé, mas mis ojos no miraban a nadie, tenía una sospecha, un soplo pero hasta no tener la certeza, no señalaría a nadie.

"Él tiene."

Digo, señalando con la cabeza a Zoar tras escuchar las palabras de Mariam. Le devuelvo la sonrisa con otra sonrisa sincera y asiento lentamente, su tranquilidad consigue que yo mismo me calme un poco. Pese a todo, no soy muy fanático del rollo zen ese de la meditación, sí que lo soy de canalizar mis energías hacia mejores objetivos.

"No se trata sólo de que puede hacerlo, si no del cómo lo ha usado: oculto y sin pruebas, que yo sepa al menos."

Sin mucho más que añadir, es Vael quien atrae mi atención, pues los dramas en general nunca me han gustado, y menos en mitad de algún tipo de batalla.

"¿Qué significan esas flores que dibujas sobre los cadáveres? ¿Por qué esas precisamente?"

Pregunto, directamente, buscando saciar mi curiosidad mientras no dejo de escuchar el resto de conversaciones que me rodean, quizá pueda conseguir averiguar quién ha sido el manipulador.

Eh, si claro... saco de mi guardapolvo tabaco de liar. Servíos señorita dentro del paquete encontrareis lo necesario, papel y boquillas.

Tras escuchar el breve intercambio de palabras entre Nathael y Vael irrumpo con un breve carraspeo

-Curioso una flor y una palabra para los difuntos. arqueo la ceja. ¿Acaso es un tipo de rompecabezas o acertijo que nos ayudara en algo? ¿O simplemente es su forma de dar su pésame? Porque de ser así es original sin duda alguna.

-Por cierto señorita (Mariam), el fuego aquí el amigo señalo con la cabeza a Nathael.

-Creo que este tio fumaba Mariam -señalé el cadáver de Ithan que estaba junto a mi- No creo que vaya a echar un piti nunca más. Después de aquello me separé del cuerpo y fui con el resto para escuchar sus teorías. Presté mayor atención a las historias de las dos hermanas, pues eran ellas quien parecían saber más sobre esto. Por desgracia no sabían nada que pudiera ayudar ahora, en la última reunión.

Todo podría ser diferente entonces. Nos habría venido bien una guía o ayuda extra, lástima que Vael no nos explique nada más.

-¿Entonces solo podemos esperar a que alguno de los traidores se exponga? -pregunté ligeramente preocupada, después comencé a negar con la cabeza. -Estoy con Mariam, será muy difícil destapar algo así. Si hay asesinos y luego otros que se ocupan de cubrirlos... ¿Se supo como destaparon la identidad de las damas de la Desolación, Marion?

Gabrielle asintió con un suave gesto a las palabras de Marion y de Lylian, aunque cuando la primera comentó que sólo habían muerto tres inocentes, los labios de la Eve se torcieron en una mueca.

- Entonces, debemos confiar en que encontraremos a los asesinos antes de que acaben con todos nosotros - . Murmuró, recorriendo con su mirada los rostros de todos los presentes y terminando su recorrido en el cuerpo de Ithan. No sabíamos si era un asesino, no deberíamos haber hecho eso. Se dijo, aunque no sentía lástima por el Melknhar. Había estado amenazando a un Eve con lo más sagrado para él. Al recordar las amenazas proferidas por Ithan, las pupilas de Gabrielle se anclaron en la figura del cuervo que acompañaba a Zoar. Arqueó una ceja y un gesto de contrariedad se dibujó en su rostro, al pensar en lo que había explicado el semidemonio. Negó suavemente con la cabeza y miró a Dama. El pequeño ciervo levantó el hocico y clavó sus oscuros ojos en los de Gabrielle, ésta sonrió y pasó su mano, con mucha ternura, por la cara del animal. 

Escuchó a una Grovehn decirle a otra que cogiera los cigarrillos de Ithan. Iba a protestar, a decir que podía volver, al igual que Lylian, que no sabían seguro si era un asesino. Pero miró de soslayo el cuerpo y se encogió suavemente de hombros, dejando que hicieran lo que desearan. Ella no iba a interponerse, y menos por alguien que había demostrado tan poco respeto. 

Se acercó a su mochila y se arrodilló, sacando algo de fruta, y unas pocas zanahorias, de ella. Volvió a las escaleras y se sentó cerca de las dos hermanas. 

Le dio una zanahoria a Dama y cogió una manzana, pero antes de llevársela a los labios, miró en derredor. - No tengo mucho, pero podéis coger lo que deseéis - . Les ofreció, mostrando las piezas que había dejado sobre su regazo.

Con lentitud, Kimberly dejó caer el peso de sus brazos sobre las piernas. Sus ojos se cerraron justo en el momento que ella apoyó la cabeza en las manos, la verdad era que estaba cansada después de la noche que había pasado. Era cierto que ni siquiera se había dado cuenta, pero el frío y el dormir contra la piedra no eran la mejor de las opciones. Aunque la compañía de Dante había sido lo suficientemente buena como para no volverse un infierno la noche. Revolviéndose un poco, dejó que la chaqueta la cubriese casi por completo.

A su olfato llegó el suave olor afrutado que ella desprendía, pero el mismo olor se mezclava con el de la chaqueta y el de la sangre. Era realmente extraño. Con un leve gesto se frotó la nariz y abrió los ojos de nuevo. Al hacerlo, junto a ellas había más gente, la verdad era que ya lo sabía pues los había escuchado, pero ahora que podía verles los identificaba. 

Cuando Dante la miró esta le sonrió con levedad y hizo un gesto de cabeza a modo de agradecimiento, pero tras eso escuchó a las diferentes personas, aunque solo contestó a la última mujer de Eve.- No, gracias. Guárdalo para vosotras, yo aún tengo algunas cosas en la mochila... Que si alguien quiere, podría sacarlo.-Sus manos bajaron finalmente cuando ella apartó la barbilla de ellas. Con un leve movimiento se frotó las piernas, y después se levantó.

En ese mismo instante todo su cuerpo pareció crujir por el movimiento, se sentía realmente entumecida. Dio unos pasos en dirección a Dante, pero al llegar observó a Nathaniel.- Él nos mencionó sus significados cuando las posó junto a los cuerpos. El dibujo tendrá la importancia que cada uno le de, aún así... El Lirio era el amor a la familia, la Nomeolvides el deseo de ser recordado y no caer en el olvido... Creo que... Tan solo es una forma de despedirse de aquellos que caen, aunque por la elección de las mismas... Creo que nos observa y analiza, sabiendo elegir que flor va con nosotros..-Pese a que había hablado con claridad, su voz no era alta y mucho menos chillona. Era todo lo contrario, suave y dulce.