Partida Rol por web

- La niña es toda tuya hermano, pero cuida tus formas - le comento a Daeron, el cual he percibido que es bastante visceral y desenfrenado. - Una muerte exageradamente exacerbada es de mal gusto... Aunque bien visto, tampoco importa si hubiera un poco de mal gusto. Me desdigo, siéntete libre con tal de que no dejes nada que les pudiera indicar que fuimos nosotros.

Y encogiéndome de hombros con una sonrisa le hice un gesto a Daeron como diciendo "Todo tuyo".

De nuevo la noche empezaba a cubrir las estrellas con su espesura, al igual que la sangre de vuestra victima cubriría el suelo si lo planeado saliera bien.

Vuestros planes tendría un primer nombre que sería grabado bajo el yugo de la muerte como señal de que seguía su curso, vuestro plan no se iba a acabar...

Y mientras seguíais tejiendo aquella red de mentiras, y de traición, sin saber por qué la esencia de Alastor empezaba a desaparecer...

Odio, soledad, desprecio, vanidad, ego, rencor, heridas... múltiples son las causas que os avocan a la traición de vuestra raza.

Tan sólo os queda abolir las últimas esperanzas de vuestra estirpe y esgrimir con fuerza el látigo de dominación para aferrar con fuerza el candado que cierra las puertas del infierno y destruir su sello o enclavar un nuevo rumbo sobre el que Oldland se impulsará, un nuevo destino al que sólo los más fuertes hacer frente y tendrán un puesto si demuestran su lealtad.

Por ello debéis de ejecutar uno a uno a los que os rodean y no decidan apoyaros en vuestro mandato y rebelión.

La sangre de vuestras víctimas será derramada al amanecer, pero tened cuidado, pues puede que alguien persiga vuestros movimientos buscando delataros ante el resto.

Diferentes los caminos que os trajeron a esta tierra maldita, pero solo un destino que unidos os animará a ultrajar la tierra que os dio de lado, esperando poder demostrar que los únicos que estaban equivocados eran aquellos que os abandonaron y despreciaron.

La batalla está apunto de empezar... y Oldland debe de ser regada con sangre, una vez más.

Y mientras Alastor desaparecía... de alguna manera Oldland os mandaba una nueva alianza... 

Bajo su turbante, Dyehuty tenía marcada la esencia de aquel momento, estaba dispuesto a todo... la historia debía tener andanza, y nada ni nadie le negarían que plasmase odio y venganza en su continuación...

Como las arenas del desierto, llego a un nuevo lugar... confuso. Alzo la mirada y una leve maldición surge de mis labios, para acto seguido fijarme en mis compañeros: un Gámbito condenado y una mujer fría como la noche que ya intuía que se encontraba aquí.

Genial.

Esbozo media sonrisa y me inclino levemente a modo de saludo.

Al menos no temblaré por la noche. Y ellos pagarán. ¿Quién... es la víctima elegida?

Pregunto, pero mi pasado de vigilante me hace estar atento* a lo que nos rodea. ¿Será Yaiza en verdad la bastarda que descubrió a la mujer fantasma?

Mi fría expresión se torno en una en la cual no salía de su asombro. Poco a poco fui recuperando la compostura mientras apretaba los puños.

-Bienvenido supongo… creo que tienes mucho que contar. Tras un silencio La resurrección de Yaiza no es buena, en absoluto, ella fue quien vio a Katalina.

- Ya me he encargado de la guardia, pero supongo que deberíamos de cambiar de objetivo esta noche. Aunque es probable que alguien se encargue de protegerla. Aun así, no debemos permitir que continúe expiándonos por la noche... me refiero a Yaiza

Como deseéis.

Digo al escucharle hablar. Parece nerviosa, miro a Gámbito. Luego a ella de nuevo.

Creo que matarla sería lo mismo que darle la razón... y la consecuente caída de Dareon. Lo mismo para matar a Olenna. Ahora mismo... no lo veo la mejor opción. Hay que jugar con engaños, en mi opinión, pero soy... el nuevo.

Asiento lentamente con la cabeza.

En mi opinión lo mejor sería acabar con nuestro compañero, para quitarle credibilidad. Si alguien lo trajo de vuelta, quizá lo vuelva a hacer. O la niña, no confío en la niña.

Luego me siento en un lado.

Las explicaciones cuando amanezca, estoy... cansado.

-Yaiza descubrió a Katalina. Daeron está muerto gracias a sus mentiras. Su linchamiento nos dará un día de respiro. Ahora bien, no podemos permitirnos que Yaiza nos descubra. Si esta noche nos ve a uno de nosotros no dudara en delatarnos. Aunque abalanzarnos sobre ella como bien dices seria darle la razón.

-Olenna de momento puede seguir viviendo, ahora bien, que hacer... ¿matar a Teodora o Yaiza?.

Lo que tu decidas me parece bien. Yo solo soy el nuevo.

Le digo con un gesto cansado y una ligera sonrisa amable. Necesito tiempo para avalar mi mente.

Probablemente una después de la otra.

Y dicho esto entrecierro los ojos.

Desde mi posición y con aspecto cansado vuelvo a hablar.

¿La niña entonces? Supongo que estará bien, me apetece poner a prueba mi sable contra su delicada piel... sí.

Sonrío con un tinte sádico.

Sólo comentaré lo que el desierto me ha enseñado: espejismos. La gente ve lo que quiere ver, no lo que es en verdad. Quieren ver inocentes... y todo el que matemos tendrá automáticamente una etiqueta de inocente, cara a la mayoría de la gente. Lo mejor es no dejar demasiadas pistas.

Mi sonrisa se torna amable. Me gustan las buenas historias, llenas de giros. Pero también me gusta la sangre... y vivir.