Partida Rol por web

Miré al árabe mientras ríe y me extiende su mano.

luego de unos segundos me animo a responderle:

-La muerte de Alastor me ha traído aquí... no sé como Oldland se va configurando... solo sé que éste ahora es mi hogar...- escucho las conversaciones generales y continúo mi conversación- creo que si no haces algo, los ojos vendrán sobre ti... ahora bien, si eso pasa, tengo un plan, pero significa un sacrificio de tu parte- le termino diciendo con una sonrisa.

Sólo ven lo que quieren ver. Pero tú has encontrado un verdadero camino. Me alegro.

Digo, asintiendo con la cabeza, cuando habla de que será mi cabeza la que caiga. Pero habla de un plan, entonces me inclino hacia delante, cruzándome las manos frente al mentón con un tono curioso, y una voz divertida mientras hablo.

¿Tienes un plan? Me encantan los planes. Casi tanto como las historias. ¿Me haces el favor de contarlo...?

Mi tono de petición final es suave e intencionadamente infantil. Realmente quiero saberlo.

- Tengo un poder, bueno lo tengo de antes de llegar a juntarme contigo en este lugar, y es que si me atacan por la noche, me defiendo de morir y dejo herido a mi atacante; por lo que si trataras de matarme la siguiente noche, podríamos desviar cualquier mirada de mi... pero, y aquí es donde viene tu sacrificio, quedarías en evidencia que eres un traidor; sin embargo- hice una pequeña pausa- tendríamos la chance de eliminar a todos nuestros enemigos.- le terminé diciendo con una sonrisa malévola en mi rostro.

Me gustas.

Le digo, tras escuchar su plan. Me golpeo en la sien.

Pensamos parecido, sí. Por eso maté a uno de nuestros ayudantes. La otra me escribe cartas de amor. Y si hoy van a por mí, creo que me protegerá -asiento con la cabeza-. Así que no me preocupa demasiado. Creo que voy a contarte gran parte de lo que sé, pero comencemos por las coincidencias...

Alzo el dedo índice mientras sonrío tranquilamente.

¿Sabes en qué más nos parecemos? En nuestras habilidades. Los dos sobrevivimos. Los dos matamos. Tú sobrevives a nosotros... Yo puedo, si me preparo, sobrevivir a ellos. Sí, a la matanza indiscriminada que llaman justicia en ese intercambio de miradas y votos. Podría, si quisiera, cuando fuesen a matarme que muriese, por ejemplo, la mujer del bastón, siempre que me haya preparado... cosa que no haré. El riesgo es necesario para una buena historia. Interesante ¿cierto?

Le dejo unos segundos de meditación, y luego hago un ademán de continuar con la mano.

¿Y en qué mas? Coincidencias... Ah, sí... los dos hemos terminado aquí por ese Júpiter sin truenos que se hace llamar Alastor. Al final resultará útil y todo... pero de nuevo la diferencia: yo lo maté a él... y tú te has aprovechado de ese asesinato. Bien hecho.

Una vez que lo felicito, y antes de seguir hablando, espero a ver su reacción ante mis palabras.

-Tienes razón... son muchas las coincidencias que nos unen y, si somos los suficientemente astutos, podremos sortear este momento, que al parecer Olenna tratará de volverlo contra ti.- le sonrío.

- Ahora bien, tienes algo en mente?, viene el momento de linchar a alguien y yo votare por Dreide, ha sido indicada varias veces y como he demostrado dudas, no me contará en contra; pero creo que debes prepararte, para sobrevivir y así tal vez, podrás atacarme y desviar la atención de mí...- pienso un momento y continúo- sabes si hay alguien más que nos esté ayudando?, tenemos algún otro aliado?-

Se supone -enuncio- que la compañera del lobo. Escribe cartas de amor, indicándonos que nos ayudará, que nos identifiquemos con una frase. Me advirtieron que no me fiara de ella. Pero... he decidido darle un voto de confianza. Si muero: me habré equivocado. Confiaré en su protección en este ajusticiamiento, en lugar de en el mío propio. Si sale bien, ganaremos más días... más oportunidades. Incluso podría ser que me matases esta noche... La mujer de la serpiente quiere creer en mí. La mujer de la serpiente... puede traer de vuelta a los muertos.

Sonrío con ese sesgo de información.

La niña mata cuando muere, y une y cambia a gente cuando muere. La niña es peligrosa... mejor dejarla para el final... o para cuando odie a alguien que no seas tú.

- Conmigo no se ha comunicado... talvez su conección es solo contigo- le respondí respecto a Dreide- de cualquier forma, mi voto al parecer ira contra la que odia a los Grovehn, luego veremos que hacemos en la noche- le dije cerrándole un ojo.

- la marea cambió compañero, debo votar por ti... has lo que debas por sobrevivir... espero nos veamos esta noche-le dije a mi único compañero.

Dame lo mejor que tengas.

Digo, extendiendo mis brazos.

- lo lamento, pero espero que al final, podamos ganar!-

Y la muerte cesó la presencia de Dyehuty en aquel lugar...

De nuevo la noche empezaba a cubrir las estrellas con su espesura, al igual que la sangre de vuestra victima cubriría el suelo si lo planeado saliera bien.

Vuestros planes tendría un primer nombre que sería grabado bajo el yugo de la muerte como señal de que seguía su curso, vuestro plan no se iba a acabar...

Yaiza...

Te afanaste en destrozar aquel cuerpo, con furia, con fuerza, con diversión... pero justo en los últimos momentos, antes de que la muerte se hiciera dueña de aquel cuerpo, viste como centro Yaiza su mirada en ti... para luego dejar de respirar...

Odio, soledad, desprecio, vanidad, ego, rencor, heridas... múltiples son las causas que os avocan a la traición de vuestra raza.

Tan sólo os queda abolir las últimas esperanzas de vuestra estirpe y esgrimir con fuerza el látigo de dominación para aferrar con fuerza el candado que cierra las puertas del infierno y destruir su sello o enclavar un nuevo rumbo sobre el que Oldland se impulsará, un nuevo destino al que sólo los más fuertes hacer frente y tendrán un puesto si demuestran su lealtad.

Por ello debéis de ejecutar uno a uno a los que os rodean y no decidan apoyaros en vuestro mandato y rebelión.

La sangre de vuestras víctimas será derramada al amanecer, pero tened cuidado, pues puede que alguien persiga vuestros movimientos buscando delataros ante el resto.

Diferentes los caminos que os trajeron a esta tierra maldita, pero solo un destino que unidos os animará a ultrajar la tierra que os dio de lado, esperando poder demostrar que los únicos que estaban equivocados eran aquellos que os abandonaron y despreciaron.

La batalla está apunto de empezar... y Oldland debe de ser regada con sangre, una vez más.

Y poco a poco la esencia de Smel se hacía presente...

Odio, soledad, desprecio, vanidad, ego, rencor, heridas... múltiples son las causas que os avocan a la traición de vuestra raza.

Tan sólo os queda abolir las últimas esperanzas de vuestra estirpe y esgrimir con fuerza el látigo de dominación para aferrar con fuerza el candado que cierra las puertas del infierno y destruir su sello o enclavar un nuevo rumbo sobre el que Oldland se impulsará, un nuevo destino al que sólo los más fuertes hacer frente y tendrán un puesto si demuestran su lealtad.

Por ello debéis de ejecutar uno a uno a los que os rodean y no decidan apoyaros en vuestro mandato y rebelión.

La sangre de vuestras víctimas será derramada al amanecer, pero tened cuidado, pues puede que alguien persiga vuestros movimientos buscando delataros ante el resto.

Diferentes los caminos que os trajeron a esta tierra maldita, pero solo un destino que unidos os animará a ultrajar la tierra que os dio de lado, esperando poder demostrar que los únicos que estaban equivocados eran aquellos que os abandonaron y despreciaron.

La batalla está apunto de empezar... y Oldland debe de ser regada con sangre, una vez más.

Y al poco llegó Olenna entre vosotros dos...