Partida Rol por web

—No digas, no —responde Olenna, de acuerdo con el negro—. Si dices y luego usas lo tuyo en la de fuego, por ejemplo, pensarán mal. Mejor esperar y decir sólo si hace falta.

—Si crees que tienes que decir, puedes decir que no vas a decir tan cerca de la noche —sugiere—. Que ya moriste una vez y no quieres repetir. O puedes inventar algo. Puedes decir que eres la que interfiere poderes, que han dicho que había uno. Que por eso la loba no protegió a nadie, por ejemplo. Pedirán que interfieras a las semillas, pero puedes decir que ya elegiste hoy antes que confesara.

—O puedes esperar. El del elefante puede volver, las luces le han enseñado. No quiere, porque dice que lo matarán, pero si le convenzo puedes decir que usaste lo tuyo con él. O que tú le trajiste. Es semilla, ayudará.

Después de eso mira al negro.

—¿Desde cuándo estás aquí? ¿Con quién estabas?

Y luego añade algo más, como si lo hubiera olvidado hasta el momento.

—Yo miraré a la que grita. Y miro dos veces.

Y mientras la muerte borraba el aliento de Oliver... lo hacía su recuerdo y figura de aquel lugar...

Ni puñetera gracia...

En vista del modus operandi que noto en alguno que otro, decido explayarme más con la semilla del bastón - Aquí tendría que estar el negro – digo mordiéndome las uñas... - Y VALE... he de decir que las confesiones de Vyka, portadoras de demagogia con mi nombre y sus promesas... me dejaron como un flan - ni poner las pilas ni leches, no se notó ni nada - No es ningún secreto que mi valor estratégico es bastante nulo, y desde que Daeron murió, o por ahí - ya hace un buen rato - Antes era una inocente perdida, pero es que ahora soy una semilla al borde de la histeria – digo quejosa, caminando de un lado a otro mientras agito las manos - ¿Que maldita sea fue eso que atrapó a Oliver? - Tsk...

Refunfuño cruzando los brazos, pero como no paro quieta los abro de nuevo - Ahora me tocará rajar elocuentemente, pues en teoría, supongo... solo yo y Fiona jugamos como cartas solitarias - ¡En la practica ya no sé nada! - ¿Estas segura de que esas 3 no están algo más que juntas? Bethhany – Sylvia - Vyka. Tal como amenazaba Aisha, pero por otro frente – freno mis pasos de golpe.

Como sea, no tardaré en alzar la voz inventándome inquietudes. No pienso confesar - ¡Odio odio odio odio odio infinito a estas ruinas!

Olenna permanece con los ojos en el infinito mientras dura el combate en el otro lugar que habitan, y al ver cómo el negro muere sus labios se aprietan levemente.

—Podía pasar —enuncia, aunque su tono es cortante. Es evidente que ese resultado no le ha gustado nada.

Entonces escucha sus palabras y la mira largamente, intentando entenderla. Son totalmente distintas, pero eso no parece incomodar a la mujer.

—Calma —le dice—. Eres más lista que la mujer globo. Eres más lista que el de las cartas, que el árabe y que el falso rey. Calma. —Ladea entonces la cabeza—. ¿Qué es mejor? ¿Inocente perdida o semilla histérica?

Sin embargo no espera a que dé respuesta. En lugar de eso emite un suspiro y sigue respondiendo.

—Están juntas en la cabeza de Vyka. Estamos ellas y yo.

Guarda entonces unos segundos de silencio.

—¿Usarás lo tuyo esta noche? Tenemos tiempo para decidir quién muere. Deberíamos esperar a último momento. Dos luces tienen que encenderse: mucho puede cambiar. Y creo que el elefante va a volver.

Escucho a las palabras de Olenna y emito un largo suspiro. - Si – Subo las palmas, inspiro aire, espiro, y bajo las palmas... – Calma – Mejor inocente perdida. Ademas... acaba de volver el elefante.

Lo usaré – asiento fuertemente, que caiga el poder de los pantanos - Cuantos menos sean, más calmada voy a estar. Debemos ir a por Fiona y Sylvia ¿no?. Vyka pierde 2 adeptas - Tengo celos de la segunda, antes me los aguantaba, pero ahora soy mala.... así que le haría cosas muy feas a su cobra real - Estaré atenta hasta el último momento - y a ver esas luces.

- ¿Nimay sabe que somos semillas? - Imagino que sí, pero pregunto tras su vuelta - Tenia intención de volver a abrir la boca, pero me acaba de pillar por sorpresa - le digo.

Olenna asiente despacio cuando la chica del cocodrilo repite lo de la calma, y lo vuelve a hacer cuando ella dice que usará su lo-que-sea, convencida de que es lo mejor. Después, cuando valora opciones, se queda un instante callada, pensando. Y un instante más tarde forma una sonrisa.

—No sabe, pero sabrá pronto —enuncia antes de señalarse su cabeza para hablar de cuando él estaba muerto—. Aquí le dije que si quería que confiara en él, demostrara que dice verdad. Dice que descubre secretos: le dije que descubra el mío. Él cree que va a perder una noche, pero que hace falta para que crea que no es semilla. Descubrirá que yo sí.

—Puede ser la de fuego y Sylvia. Pero el viejo sabe el secreto del elefante, así que también puede ser. Y la de martillo mañana trae a alguien, así que también puede ser. —Guarda un momento de silencio—. Creo que Sylvia devuelve vida, pero que no funciona bien. Creo que eso te cambió a ti, y que el día que volvió el hombre alimaña no devolvió a nadie. Es muy útil para ellos, pero también un poco para nosotros.

—En la cabeza de tu amiga estoy hablando mal de la de fuego. Diciendo que es raro que quiera preguntar por la del martillo si la del martillo dijo qué hacía. Diciendo también que sólo dice que mira al fuego desde que la niña los cambió, y que desde entonces sólo dice cosas que todos sabemos. Como lo de la mujer loba. Como lo de tu amiga. Si empiezan a desconfiar a lo mejor podemos esperar.

—He preguntado al negro quiénes ayudaban. Si sigue diciendo a la de fuego, puede ayudar.

Asimilo la situación de Nimay y el plan de Olenna para encaminar a ese enorme elefante hacia las puertas del averno, lo que podría pasarle a Fiona si Olenna cala en las 3 Marias, o que tal vez... haya sido Sylvia quien trayéndome de vuelta -con extraña fortuna- separó los caminos de nuestra ex-compartida inocencia, entre más. - Entiendo – y asiento, así como al resto de lo que me explica - Nói sabe, y Betty resultará molesta trayendo a alguien de vuelta – Aunque, oghhhh... ahora me molestan más todos. 

- La niña entendí lo que dejó entender: Caza desde la muerte. Y a mi amiga le queda una coraza de vida - supongo. Mas intuyo que al final morirá quien más se atreva a incordiar.

- Y Yaiza, espero que no vuelva Yaiza - añado por la referencia anterior. Por lo demás, espero que Oliver pueda dar algún empujón a esta matanza.

Olenna permanece unos segundos más en silencio. Al volver a hablar su tono es tan seco como de costumbre, pero la mirada que la mujer dedica a la chica del cocodrilo parece un poco más cercana.

—La niña caza a quien quiere, no a quien le caza —explica entonces—. Quería probar a la del búho, así que mentí. No negó que hubiera cazado. Era semilla. Semilla idiota, pero semilla.

—La coraza de tu amiga dice que funciona sólo con las semillas —prosigue—. Lo tuyo podría funcionar, o no funcionar. Podemos arriesgar, o intentar aprovechar mejor.

—La del martillo cree que sólo tres podéis ser semillas: tú, el viejo y Sylvia. Sylvia resucita y lo puede demostrar, así que he dicho que ella es inocente. De ti digo si hace falta. Pero ahora intento desviar hacia la de fuego.

—Si Yaiza vuelve... Ojalá piense mejor las cosas. Ojalá llegue aquí como tú.

Tras esas palabras guarda unos segundos de silencio.

—Tú has vuelto de la muerte. Has cambiado. ¿No tienes arma? ¿No tienes poder?

Escucho a Olenna, ahora entiendo por que la semilla del Búho estaba mas cabreada que los demás. Ensancho una pequeña sonrisa, aunque ya me voy esperando a Yaiza de vuelta....

No - digo entonces. Enseño mis manos - Ahora no tengo uñas, tengo garras, tengo más escamas, tengo ganas de cazar... - pienso distinto - ...pero no tengo arma ni tampoco poder - Asiento. Sigo solo con Quón - Y mi sello no, pero SÍ esperaba recibir algo tras mi regreso - hago el apunte alzando el indice - Con todo pensé que al tratarse de una muerte falsa, o no se habrían cumplido todos los efectos, o más sencillamente... se trataba de esto, desatar mi rechazo - por muchas muchas cosas. Vuelvo a ojear mi cuerpo de arriba abajo. - Lo que sé seguro, es que me trajeron de vuelta. Yo contaba con regresar sola tras dos días. Pasó uno y media mañana. Igual sí fue Sylvia.

Entonces prosigo - Si Bethanny me acusa pues me defiendo, pero no habla en la plaza. Fiona también descubre secretos, como el hombre del elefante, como inocente perdida no me costaría desconfiar de los fuegos. En tu cabeza Nimay dijo que hacia algo parecido. No sé si decirlo yo, o esperar a que lo diga otro - pauso aquí.

- El caso es que tampoco confiaría en la palabra de una semilla ni nada que hubiese tenido contacto con ellas (Oliver, en este caso). Incluso desconfiaría de Nói por intentar "pactar" con las semillas - Le cuento mis pensamientos reales - Al final me quedé esperando a ver si Vyka me daba un poco de cuerda, o Theora reaccionaba a Nimay, pero dentro de poquito volveré a hablar. Seré cautelosa - asiento varias veces.

Las palabras de la chica del cocodrilo son recibidas por Olenna con atención. Asiente de vez en cuando, y cuando la chica dice lo de las escamas y demás la observa de arriba a abajo.

—Hace falta el atardecer —afirma en voz alta, aunque parece más una reflexión que algo seguro—. El pájaro de Yaiza. El viento. El escudo de la niña. La canción de ella. La rata del de las cartas —enuncia refiriéndose a su hurón—. Todos aparecieron al atardecer. Encontrarás tu arma y encontrarás tu poder. Tendrás tres de tres.

—El problema —dice Olenna después— es que eras única inocente perdida. Sylvia, la del martillo y tu amiga tienen su cabeza. La niña y el viejo uno a otro. La vieja sus fuegos. Todos los vivos sabían cosas. Todos menos tú. Tuviste que matarte para entender —Niega con la cabeza—. Eso no está bien.

—Está bien no confiar en el negro —prosigue entonces—. Está bien que alguno confíe también. Está bien que las miradas se dividan al atardecer. Así no pasa lo de hoy. Tenemos que matar al atardecer como mataremos por la noche, porque ellos son más.

—Si quieres esperar, espera. Si no quieres esperar, no. No eres tonta: lo que hagas está bien. Pero yo no diría aún lo del elefante: podría ser dar razón al viejo. Si podemos matarlo antes, bien. Si lo matamos la niña queda sola, y es inocente perdida. Y confía en mí, y confía en el elefante: su mirada de atardecer podría ser nuestra.

—El elefante lo sabe —dice Olenna mientras una sonrisa crece en su rostro—. Estamos en un bosque. En su cabeza. Es semilla.

—Y esas luces son del de las cartas y de Sylvia. Preguntaré qué dicen.

Apenas unos segundos más tarde de su última intervención Olenna vuelve a hablar.

—Las dos luces dicen lo mismo: mata. El de las cartas dice que qué pasa si me mata a mí. Yo digo que nada, pero que mejor para semillas y no semillas si mata a la que grita. Sylvia pregunta quién es última semilla. Yo digo que la de fuego, porque sólo dice cosas que sabemos, o el viejo, porque está unido a la que flota.

—El elefante dice que si muero no te buscará, que ya te sabe. Pero que atiendas al código. Si encuentra a quien haya que matar rápido, cambia el peso mirando a ese. Si encuentra aliado, se frota la frente mirando al amigo.

De nuevo la noche empezaba a cubrir las estrellas con su espesura, al igual que la sangre de vuestra victima cubriría el suelo si lo planeado saliera bien.

Vuestros planes tendría un primer nombre que sería grabado bajo el yugo de la muerte como señal de que seguía su curso, vuestro plan no se iba a acabar...

—Creo que he convencido al de las cartas —prosigue Olenna—. Ahora juega a amenazar con muerte a Sylvia, la del martillo y la de fuego. Las tres son buenas. Yo sigo diciendo la que grita para no parecer semilla, y porque ella dice que tiene protección mientras duerme.

Después de eso guarda un momento de silencio.

—La del martillo dice que sí a Sylvia, que mate a la del fuego o al viejo.

Atardecer y estaré completa – y seré mas fuerte, esta vez sí, más que ellas. Asiento a sus palabras con la esperanza de poder ser algo mas útil cuando llegue el momento.

Tras contarle mi historia, a pocos, veo que Olenna ya lee perfectamente mis pasos por estas ruinas: Caos total. La calma que me pide también me tranquiliza, pues cuando murió Oliver casi me muero yo, pero de los nervios. Ahora es distinto - Mis lagunas de info han sido costosas, cierto. Pero ahora me alimentaré de esta carencia, mirando a las piedras como si me fuesen a solucionar la vida - Solo tengo que ser la Smel que no sabe nada.

 En cuanto me dice que ya encontró a Nimay, y no solo eso, si no que ya me sabe semilla a mi también.... suspiro aliviada y empiezo a sacar una pequeña sonrisa, casi dando saltitos con el cuerpo, pero con los puños cerrados y sin despegar los pies del suelo. Lo que se dice un poco de emoción – Bien, bien - asiento fuerte – Entiendo. Me quedo con el código –  aunque no me gusta pensar en ninguna remota posibilidad de tener que utilizarlo. Con la función de los regalos... es como si acabase de encenderse la mecha de una gran bomba, y me alegro de no escuchar mi nombre danzando por el medio - Entonces podría morir 4 de aquí a mañana. ¿Crees que los 2 mataran antes de la noche? - pregunto sobre Sylvia, y Daeron, un poco mas animada – Lo que sí voy creyendo es que Bethanny debe morir. Para que no traiga a nadie por las buenas – asiento otra vez, aunque habrá que esperar un poco más - O a los que convengan, no me voy a oponer a intentarlo con ninguna opción - resumo. 

- Yo confío – digo al final. Confío en ella, confío en Nimay. ¡No hay duda!

A pesar de no ser tan efusiva con la chica del cocodrilo es evidente que Olenna piensa que las cosas van bien. La sombra de una sonrisa se esboza en su rostro al escucharla, y más cuando dice lo de las cuatro muertes.

—Es posible, pero no seguro —enuncia. Luego se queda unos segundos callada.

—Idea —comienza entonces dispuesta a explicarse—. Si nada más pasa, muerte de verdad al viejo, muerte de mentira a Sylvia. Si algo pasa volvemos a decidir. Hacemos muerte de verdad ahogándolo, sin hacerle daño. Y si mañana quieren saber de ti puedes decir que a él fue muerte de mentira, que la hiciste tú. Dices que resucitará en dos días y la niña queda tranquila. La muerte de mentira a Sylvia, porque la del martillo la devolverá. Así ella puede matar por nosotros si no hizo antes. Y si no la devuelve, en dos días seremos tan pocos que la volvemos a matar.

Entonces hace una pausa, mirándola.

—¿Bien? ¿Otra idea?

Correcto. Malgastar sus opciones – cruzo mis brazos – Pensaba en Nói y Bethhany en lugar de Sylvia. Ya que... si el don de Sylvia no es del todo seguro, supongo que podría trastocar otra mente (¿Yaiza? ¿La propia Betty?) – digo, y tengo otro saco de celos para la chica del martillo, pero tanto me da una que otra. Ains... - Si no pasa nada que así sea: Nói de verdad, Sylvia de mentira.

Mañana cambio la versión si se ponen pesados. No podrán negar el sentido – digo.

Y por el odio de todos los demonios, que Daeron mate a la de los fuegos. Nunca pensé que esperaría algún tipo de contribución del chico malo de las cartas, da muchas vueltas esto – Me lo imagino regodeándose como un puerco en el barro, espero que no se acuerde de todo lo que me metí con él.

Ideas no, pero impresiones muchas. En teoria, solo tú y Nimay sabéis lo que yo hago, pues lo dije en tu cabeza. Y con esto no hay ningún margen de fallo porque todos eran semillas - nadie puede corroborar nada -. Por otro lado, la niña creo que no me va a dejar en paz hasta que vea algo, pues se le dijo que le gustaría. Y es verdad que cuesta mucho comprender que ganaría Oliver delatando a Fiona, lo que lleva a que ganarías tú con esta información - digo inquieta - Aunque Nói también parecía esperar las palabras del negro, y las chicas parece que se fian de lo que dices. - Sigo atenta. 

Olenna mantiene unos segundos de reflexivo silencio mientras escucha a la chica del cocodrilo hablar. También lo hace después, hasta que cuando su voz abandona su garganta lo hace lentamente.

—Es lo mismo —enuncia al fin—. Si vamos a la del martillo sabe volver, no muere. Si vamos a Sylvia la del martillo gasta eso en que ella vuelva. Pero Sylvia ha dicho en la cabeza de tu amiga que ella resucita. Eso es importante. Si ella muere desconfiarán de las de allí. Pero todas parecemos inocentes. Tu amiga porque es la que mete. Yo porque piensan que si hablo con muertos no puedo ser semilla. La del martillo por devolver a Sylvia. —Se encoge entonces de hombros—. Otra opción es ir a la del martillo. Será más fácil que crean que la semilla está fuera.

Finalmente su expresión se carga de resolución, como si acabase de tener una idea.

—Mejor la del martillo —asiente—. Si el de las cartas no ha matado entonces, así sabrá que no es ella la que revive.

—Lo de la niña... Es fácil —asegura—. Si explicas lo tuyo al elefante lo habrán matado las semillas: a eso me refería. Le gustará.

Escucho el cambio de planes para menores vias de sospecha, y asiento - De acuerdo - miro a mi cocodrilo: muerte falsa a Nói... chisqueo los dedos - Y mataremos a Betty, de verdad - Ahora ya está, mucho haría haría haría, pero también hay que hacer - Yo lo hago - me llevo una mano al pecho.

- En cuanto a la niña, sí, mañana contaré mi historia. Si no pasa nada raro, lo de Nimay lo deducirán solos.

La Grovehn escucha las palabras de la chica del cocodrilo. Y es evidente que espera asentir, pero ese gesto se congela de inmediato. La mira, incrédula, y no tarda en hablar con voz hosca.

—No —enuncia sorprendida—. Era al revés.

—Muerte falsa a la del martillo: como volverá, no importa que sea falsa. Se gastará lo suyo y no incordiará nadie volviendo a los dos días. Muerte real al viejo, pero sólo ahogándole, sin hacerle daño, para que parezca falsa. Yo cubro tus espaldas.