Partida Rol por web

Victoria curvó su sonrisa hacia un lado al escuchar las palabras de Alice y elevó el mentón, recogiendo inmediatamente el guante que le había lanzado. Como Gryffindor, ¡jamás se daría un atrás! Y como Victoria, todavía menos. Habiéndose criado en una familia de magos, tenía clarísimo que los valores de Gryffindor se adaptaban a su personalidad, más que ella a los valores de su Casa... Y prefería ignorar el hecho de que sus padres y tíos, por supuesto, eran leoncitos que le habían inculcado aquellos valores. Disipó el hilo de pensamiento enseguida, buscando apartar de su recuerdo el mal trago de recordar a la familia en guerra a Alice, y contestó:

— ¡En mi diccionario no existe la palabra "retirada", Ali! Esta noche se baila, pase lo que pase. — Después volvió la vista hacia Dwenrigar, frunciendo los labios en ademán pensativo mientras ponderaba su punto de vista y echaba una carcajada ante las palabras de Tom—. ¡Eso es cierto! Tanto Annabelle como yo vamos de camuflaje, pero probablemente si nos cayésemos por la nieve lo primero que tendríamos que hacer es pasarnos dos semanas secándolos con hechizos calóricos. ¡Y no diré cuándo me ha pasado eso antes!

Extendió la mano para coger rápidamente una de las recién horneadas galletas de Effie y le dio un mordisco para después extender amigablemente hacia ella la copa, ya a medio terminar. Parecía bastante cómoda entre la ecléctica mezcla de apariencias, vestidos, trajes, pijamas y jerséis, y durante gran parte de la noche, el ambiente navideño y las marcadas características de cada uno la estaban haciendo sentirse en casa tras meses de incertidumbre.

— ¡Estas galletas tuyas están buenísimas, Effie! ¿Las has hecho tú? — juntó las cejas en una expresión de delicia absoluta y cogió otra galleta inmediatamente después—. Si después de este banquete y semejante postre me cuesta quitarme las lazadas, habrá merecido la pena.

Poco después volvió la cabeza hacia la disquisición del debate sobre Gandalf y Dumbledore, mientras se escanciaba algo más de ponche en la copa de plata con una pericia sorprendentemente reseñable.

— A Gandalf como personaje le falta algo más de salsa. Merlín en ese sentido le da mil vueltas, porque al final su mayor motivación para escoger aprendizas consiste en ver cuál es la más guapa. Y por supuesto, Nimue termina metiéndole en una prisión mágica para el resto de la eternidad porque es un viejo verde. Así que ahí tenéis un ejemplo para cuándo seáis magos mayores, chicos. — Una de las aficiones más sorprendentes de Victoria, de hecho, era Historia de la Magia. Aunque las clases del Profesor Binns también la dormían, el mito artúrico constituía una de sus leyendas favoritas de toda la vida y más de una vez había hablado que soñaba con escribir un ensayo entre las semejanzas de la Espada de Godric Gryffindor y la propia Excálibur.

Mientras saboreaba el ponche y brindaba con Erika, asenti silencioso a lo dicho por Holly e iba a pasar de largo el comentario algo punzante de Rachel, pero de buen talante y sin ánimos de rivalizar le expliqué.

Tanto Erika como yo hemos vivido navidades Muggles, parte de la familia de mi padre lo es y hemos pasado navidades con ellos, así que entiendo un poco sobre sus rituales. Así también conocí a Gandalf por su puesto. 

Entonces Victoria tercio con una interesante postura al respecto y sonreí interesado, había cosas por las que me caía muy mal, pero de pronto se ponía a hablar de esa forma sobre historia que me dejaba como cualquier otro se pondría al verle vestida así de despampanante.

Cuando Effie irrumpió en el salón repartiendo sus galletas sin embargo mis ojos y mi nariz se desviaron rápidamente y cuando se acercó tome una y la probé, para luego comentar oportunamente.

Tambien tendrían que daros 50 puntos para Hufflepuff por estás galletas, sin contar que tú apariencia...

Dejé la frase a mitad y mire a Miaddora que entraba triunfalmente con aquel vestido de gala acaparando todas las miradas.

- En tu diccionario no existe la retirada pero lo de no aceptar un reto por si se pierde debe ser otra parte de la familia ¿No Victoria? Quizás seas mitad gallina mitad león.

De pronto, y sin previo aviso, el Barón Sanguinario apareció en el Gran comedor atravesando una de las paredes del fondo con su cuerpo transparente de tonalidad gris plata, para de inmediato dirigirse a la mesa en la que conversaban distendidamente Dwen, Holly y Victoria e irrumpir sin decoro alguno en la conversación, aireando su espada a diestra y siniestra durante el camino.

Era obvio que había estado escuchando a escondidas la conversación acerca del mago más poderoso de todos los tiempos, y aunque desconocía por completo de a quién podrían estar refiriéndose al mentar a un tal Gandalf, él sí tenía claro quién era el mejor bajo su humilde opinión.

- ¡Nadie en su sano juicio pondría jamás en duda que Merlín fue el mago más grande de todos los tiempos! ¡ERA UN SLYTHERIN! ¡ES UNA OBVIEDAD! ¡HASTA SALAZAR SLYTHERIN ERA MÁS PODEROSO QUE ALBUS DUMBLEDORE! - expresó orgulloso y soberbio, plenamente convencido de sus palabras, mientras perfilaba su largo bigote de forma pretenciosa.

- ¡ALBUS PERCIVAL WULFRIC BRIAN DUMBLEDORE, mi buen Barón! - matizó Sir Nicholas Mimsy-Porpington, también conocido como Nick casi decapitado, resaltando cada una de las sílabas del nombre completo del ex director de Hogwarts, al que siempre había tenido enorme respeto y alta estima - Permitidme discrepar de sus palabras... Si bien dudo mucho que alguien como Dumbledore jamás entablaría batalla con Merlín por su enorme rectitud, honradez, integridad y bondad, si no que más bien ambos beberían rica hidromiel y fumarían hierba de pipa entre risas... en un combate singular la diferencia podría ser mínima, teniendo en cuenta que a lo largo de los años el conocimiento mágico se ha ido fortaleciendo y transmitiendo de generación en generación.

Aún así, era un debate interesante que realmente no era tan fácil de dirimir con un par de alegatos. 

- Bueno, y ahora, si me disculpan...

El Fraile Gordo hizo su aparición a través del suelo. con una jarra de hidromiel en la mano derecha y realizando aspavientos con los brazos.

- ¿Quién ha mencionado rica hidromiel? ¿Dónde, dónde? ¡YO QUIERO! - expresó tremendamente emocionado, mirando a derecha e izquierda el contenido de los vasos de los alumnos del Gran Comedor - Yo siempre me posicionaré en favor de Helga Hufflepuff. Nunca hubo en la historia un corazón tan bondadoso y compasivo como el suyo...

Por contra, Helena no iba a hablar de su madre en público, más teniendo en cuenta la naturaleza tímida de la fantasma de Ravenclaw. Tras uno de los pilares miraba el curso de los acontecimientos, sonriendo ante las declaraciones del orondo y bonachón fraile franciscano.

Solo cuando el Barón la vio allí parada y la tomó por objetivo, no dudó en salir rauda para evitar caer en sus manos. Todos los años el espectáculo era similar, en cualquiera de las celebraciones y festividades.

Según fueron llegando y reaccionando más personas, la cosa se animaba, tanto que Amy no dudó en responder a lo más simple - Feliz Navidad. O al menos esperemos que siga siendolo - No por ser pesimista respondió de esa manera, más bien quiso ser realista. De hecho, le echó un ojo a Danio, quien se sentó justo frente por frente con un libro... No era raro ver que algunas personas rechazaran el contacto social, pero en momentos como el día actual, se merecía otra cosa.

Por otro lado, con Dwen siguió estando igual - Precisamente... por eso es difícil. Pero te entiendo tranquilo - No obstante lo dejó pasar rápidamente. Tampoco quería llamar la atención sobre si misma indicando a los demás que estaban hormonados perdidos. Lo peor de todo fue, quizás, la intervención de Rachel y su refinada forma de hablar. Amy no podía evitar erizarse en mal sentido al escucharla. Para ella eso que hacía era puro "cringe" - Esa sería la teoría Rachel, pero la historia de Hogwarts habla bastante bien de lo a salvo que es este lugar - Guerras, el señor tenebroso, los cuatro fundadores... Se dice que Dumbledore incluso murió aquí... El mejor mago del mundo - ¿Te sientes segura al cien por cien? - intentando evadir su forma de hablar, trató de sonsacarle si realmente ella lo veía así o no.

Las charlas sobre Gandalf eran bastante entretenidas, el mundo Muggle no era tan malo después de todo y para alguien como Amy o, simplemente, cualquiera que tuviera más contacto con el mundo Muggle, se lo parecerían bastante bien. A fin de cuentas, el mundo no mágico tenía un encanto del que carecía el si mágico. Pero antes de poder incluirse en la conversación sobre aquel gran mago gris, Effie apareció con galletas repartiendolas entre todas las personas del salón. Al acabar llegó a la mesa de Slytherin soltando piropos, y como no, ruegos. Amy no pudo evitar sonreir antes de levantarse cogiendo la galleta.

-Me esperaba un halago no una reprimenda. - Y entonces llevó la mano a la cabeza de Effie para acariciarla suavemente - Pero tranquila, no soy mala. Solo le reía la gracia a Peter. Además, tienes razón, es mejor que se vuelvan angeles a estatuas de hielo. - Por supuesto no iba a malicia aquel comentario, ya que el tono de Amy fue más bien amable, casi como le estuviera dando la razón, aunque si que es cierto que aquellas palabras contenían algo de picardía. - Oh, y muchas gracias por las galletas, aunque con un piropo me hubiera gustado aún más - Mordiendola levemente, guiñó el ojo hacia la Hufflepuff, coqueteando un poco entre tanta conversación.

Justo entonces entraron a tropel los fantasmas del castillo hablando de los fundadores de cada casa. Simplemente suspiró - Siempre están igual. En fin... ¿Quienes van a pasar del baile? - Levantó la mano levemente mirando al resto. Amy no estaba vestida con un vestido apropiado para bailar, y la realidad de la situación es que siempre había tratado de evitar ese tipo de eventos, salvo cuando no se podían dejar de lado, momentos en los que si bien se quedaba alejada del gentio, otras veces trataba de destacar lo minimo posible... Pero este año concreto, y con las personas que había, se hacía difícil.

   Graaaa~ci~as.... - musitaba la adormilado muchacha ante el amable gesto de Dwenringar, para entonces sentarse un tanto más centrada y seguirle en el gesto de brindar.

    Ante la pregunta del muchacho y pronta intervención de Rachel, la joven Erika se quedó unos segundos pensativa jugando con la copa a medio beber.

  Bueno, si... mentiría si no fuera en parte ese el dilema central, al fin y al  cabo el año pasado que también estubo algo tensa la cosa no dejaron de mandar misivas sobre como proceder y eso - iba comentando la muchacha mientras pasaba la punta de su anular derecho por el borde de la copa como si buscara generar sonido -  Cuanto papel desperdiciado cuando todo podría venir en un simple mensaje de texto...

  Sobre Merlín y eso... - se quedaba unos segundos mirando a la nada - Pues la versión animada también tenía su cosa, un tanto cascarrabia y se marchaba a la primera de turno, pero a puro ingenio y palabras se libró de sus problemas... herramienta con la que todos contamos... ¿ no ?

Aceptó sin rechistar el abrigo, mientras tosia un poco. 

Gracias, achis.

Me levanto un poco, y me lanzo a por una galleta, sin preguntar siquiera.

-Deberias de hacer un negocio, Effie, en vez de grageas de todos los sabores, galletas de todos los sabores. ¿Cual ha sido la gragea con el sabor más especial que habeis tomado?

Miro a un lado y a otro.

Hey, no hemos hecho amigo invisible, ¿habeis comprafo algo especial, verdad? A mi me encanta, la expectación y la sorpresa... ¿Después del baile, no? Aunque va a ganar Mia quizás el concurso, por dios, me encanta ese vestido, tienes muy buen gusto

Esperé antes de responder ante los comentarios viperinos, y cuando Victoria se rio me reí con ella. Cuando entonces pasó Effie con las galletas, yo también cogí una

-UuUH! galletas! Gracias guapísima! - cogí una y le di un mordisquito. - Eres un amor, algún día quiero verte con un elegante vestido navideño Effie! - aunque no le hiciera falta. Su brillante sonrisa la deslumbraba de forma natural. 

A medida que los que estábamos ahí pasando las navidades íbamos llegando, se empezaba a notar el ambiente. Iwan seguía intentando meterse con Vicky, pero desde luego estaba siendo ignorado enormemente. Como debía ser.

Y es que Victoria no era sólo una cara bonita, grácil, y con un pelazo espectacular. Era muy inteligente, por eso la admiraba tanto. La miraba con ojitos brillantes cuando empezó a hablar de historia dando su opinión sobre los magos. No es que el tema me interesase en absoluto, pero reí graciosamente cuando ella le "llamó Viejo verde". - Bien hecho Vicky, nada como dar buen ejemplo a estos chicos - dije mirando especialmente al pesado de Iwan mientras daba otro sorbo a mi copa.

Entonces me quedé estupefacta al mirar quien entraba por la puerta. - Oh cielos. ¿¿Es esa Miaddora Mitchell?? - susurré al resto mientras Mia llegaba con ese precioso vestido llamando la atención de todo el mundo. 

Cuando vio a Miaddora, pegó un respingo y el cracker con mermelada de arándanos acabó en su ojo, formando un circulo morado alrededor. Boquiabierto, recogió con la lengua parte de la mermelada que caía por su mejilla. Sería la princesa Mitchell en su cabeza a partir de ahora.

—¡Espectacular! ¡Por favor, barones o baronesas, inviten a esta dama a recoger su corona merecida! —Y se calló sin más, no fuera que otra cucharada de mermelada acabase en su otro ojo.

Mientras tanto, Effie apareció con otra bandeja de galletas de su yaya. Ya había cogido una en la sala común de Hufflepuff y ahora se le llenaba la boca de agua por otra. No quería abusar, ni ser egoísta con los otros, aunque algunos le caían mal.

—Effie, me presentarás a tu yaya algún día, ¿verdad? No quiero robarte el título de nieta, ¿eh? Bueno, solo un rato jajaja.

Ethan Price llegó en el momento perfecto a la fiesta de Navidad, ni tarde ni pronto. Un año más se había puesto sus mejores galas para la ocasión y entraba por las puertas del Gran Comedor saludando a todos los que se cruzaba mientras se arreglaba el cuello de su casaca que ya estaba arreglado.

A pesar de la situación del mundo mágico, parecía que no había afectado a la celebración navideña. Aún con la inquietud, se habían ganado al menos una noche de fiesta y algarabía para desconectar de los problemas. Y desde luego, Ethan estaba dispuesto a que así fuera. Con una sonrisa confiada y algo prepotente, se dirigió con paso seguro a la mesa de Griffindor.

- Bonitos vestidos, chicas - dijo con una sonrisa sentándose en el primer lugar que encontró libre cerca de sus compañeros de curso y algunos más que se habían juntado.

El profesor Filius Flitwick les dio un breve pero significativo discurso que terminó rápidamente.

- ¡Feliz Navidad! - alzó su copa de jugo de calabaza y bebió un trago antes de centrarse en la cena.

Como siempre habían trabajado con esmero en la cocina y la cena tenía una pinta estupenda. Se sirvió un muslo con alguna papas mientras escuchaba a sus compañeros hablar. 

- Yo tengo planeado ir a patinar al lago o dar un paseo por las lindes del Bosque Prohibido - comentó ante las preguntas de Victoria, debían aprovechar ahora que podían - si vais a salir, me apunto.

Siguió comiendo mientras todos a su alrededor hablaban y algunos incluso se ponían gallitos.

- ¿Otra vez acosando a Victoria, serpiente? - rio con desdén mirando a Iwan - ¿Cuándo vas a confesarte de una vez?

Podía ser borde, pero no era maleducada. Cogió una de las galletas que repartía Effie y le guiñó el ojo, incluso sonrió después del cumplido hacia su persona. —Gracias— podía ser que solo buscara ganarse el favor de la gente o buscaba conseguir amigos con mayor facilidad, una completa pérdida de tiempo en su opinión, pero debía admitir que las galletas estaban ricas.

Se encogió de hombros ante las palabras de Dwen. —Hasta donde tengo entendido, el propio mundo muggle también está en guerra. De hecho, diría que fue precisamente la causa del inicio del conflicto en el mundo mágico— esbozó una media sonrisa irónica.

Algunos de los allí presentes eran tan inocentes que seguían soñando con una Navidad perfecta y que bajo el árbol estuviera aquello que escribieron en la carta. No entendía por qué, a su edad, con lo que les habían enseñado y con una guerra sobre sus hombros, seguían comportándose como si no pasara nada más allá de las murallas de Hogwarts.

Puso los ojos en blanco ante la interrupción por parte de Amy. Siempre políticamente correcta, siempre agradable y sociable. Había veces en las que todavía se preguntaba por qué el Sombrero Seleccionador la puso en Slytherin.

—¿Que si me siento segura en este lugar? ¿Un lugar con barreras mágicas y la fuerza y poder suficientes como para repeler hasta al Señor Tenebroso? Diría que sí, me siento segura. ¿Y tú, Amelia?

Se mantuvo al margen hasta que preguntaron acerca de ir al baile. El dichoso baile.

—Solo pienso ir si hay algo más fuerte que esto para beber— juraría que la bebida burbujeante de su copa no llevaba ni una gota de alcohol.

Valentina no era muy partícipe en aquellas reuniones tan masivas, pues siempre ha preferido lugares mucho más tranquilos, además de estar rodeada de muchísima menos gente. El número ideal siempre era tres, pues era el número con el que solía hacer sus adivinaciones del té, pero a veces también trabajaba con múltiplos de tres, siempre sin superar el veintisiete, pues entonces ya sus adivinaciones y su estado mental acababan ambos muy dispersos.

No felicitó a nadie en particular, sin embargo si alguien se acercaba a Valentina le devolvería las felicitaciones con una sonrisa y un ofrecimiento para leer su futuro, pues le encantaba ayudar a la gente con aquellas adivinaciones. Y hablando de estas, entre toda aquella festividad, Valentina decidió hacer una elaboración de té para ver su propio futuro, hacía tiempo que no lo hacía, sobre todo porque era muy impreciso ya que obtenía tres posibles resultados bien distintos.

Con toda la tranquilidad que solía ser habitual en la chica, apartó la comida que tenía delante y preparó un té que bebió con calma, mientras observaba lo que hacían los demás sin inmutarse demasiado, aunque si que apartó su taza cuando aparecieron los fantasmas, no fuera a ser que alguno la tirara.

Una vez terminó aquella bebida, miró con detenimiento los posos del té. - Qué curioso. - comentó con un tono de sorpresa para sí misma, aunque para todos los demás aquél tono no se diferenciaba del resto de sus tonos. - Tres futuros distintos. El primero, una joven que ha roto una maldición temporal y ahora su destino recae en las manos de otros dioses. - ladeó la cabeza. - El segundo, una joven pierde a su ex pareja brutalmente asesinada y ella es acusada, por lo que debe probar su inocencia. - ladeó la cabeza hacia el lado contrario. - El tercero, una joven que debe enfrentarse a las mentiras de sus allegados para poder sobrevivir. - finalmente reposicionó la cabeza en el centro. - Mmm... - se sentía muy confusa. - ¿Cuál de estos tres será mi destino? ¿Serán los tres? ¿Solo uno? - le empezó a dar algo de dolor de cabeza, por lo que finalmente, decidió no darle más vueltas y limpió la taza.

Tras algunos minutos de trabajo, procedo a enrollar nuevamente mi pergamino y observo a la mayoría de los allí presentes con incredulidad.

La escuela no es segura ni por asomo, su ubicación no sólo es conocida por todo el mundo mágico, sino que muchos de nuestros enemigos también estudiaron aquí, por lo que, es probable que conozcan algún pasaje secreto para llegar aquí. - anuncio con seriedad.

Así que, por nuestro bien, creo que lo mejor no es dar nada por sentado y prepararnos para cualquier cosa en lugar de estar preocupándonos por bailes y diversión. - agrego con seriedad mientras guardo mi pergamino en el bolso.

Este es el momento de mantenernos más unidos y alerta que nunca, pues en cualquier momento la guerra podría llamar a nuestras puertas. 

Dicjo esto cojo una segunda taza de chocolate caliente y busco una edición de El Profeta por si hay alguna noticia sobre la guerra que nos resulte más halagüeña.

25 de Diciembre, a esas alturas Bruce debía de estar en la caravana de su loco padre celebrando lo que él llamaba la Felicidad Irlandesa, cambiando el ponche de huevo por alcohol de quemar, el árbol de navidad por una montaña de latas vacías extrañamente adornadas con espumillon y posa-vasos de diversos bares como regalos.

Por suerte ese año o su padre se había olvidado de ir a recogerlo o estaba en otra de sus "heroicas aventuras" luchando contra Mál. Así que pudo quedarse en Hogwarts a celebrar una navidad de verdad o al menos una mejor que la del ultimo año.

Bruce llego a la sala, justo a tiempo de ver el espectáculo de los fantasmas; siempre montando alguna de las suyas que no podía evitar sonreír ante sus locas acciones, eran la VIVA imagen de que los muertos también saben divertirse y siempre les sacaba una sonrisa, cosa difícil en los tiempo que les tocaron vivir, pero eso es historia para mañana esa noche era para disfrutar y es lo que tenia pensado hacer.

Ataviado con la túnica de su casa, a la cual había cosido un bolsillo en la zona alta de su lado derecho para que su mascota; un gecko de ojos curiosos pudiera ver lo mismo que el viera, se acerco a la mesa para saludar a sus compañeros: -Felix Navidad. -Bromeo cogiendo una taza de chocolate caliente, antes de continuar su camino hasta la mesa de los Hufflepuff en busca de una de esas galletas que habían impregnado todo el pasillo hasta la gran sala.

-¡Eh! ¿Vais a salir? Me apunto, nunca he salido en estas fechas. -Pregunto a Ethan Price, al escucharle hablar, de regreso con una galleta mojada en chocolate caliente.

La cabeza de Félix se alzó del libro que había traído consigo, pues entre todas las charlas y las celebraciones, le pareció haber escuchado su nombre por algún lugar, tras mirar a izquierda y derecha por encima de las cabezas del resto de sus compañeros de Casa, no dio con nadie que lo estuviera buscando.

-¿Eh?. -Preguntó en voz alta- Bueno, si alguien quiere algo de mi, ya sabe donde encontrarme...

Sí, pero el mérito es de la Yaya. - Contestó a Victoria cuando preguntó si las galletas las había hecho ella. - ¡Me alegra que te gusten!

Si algo tenía ser alumnos de séptimo curso, es que quien más quien menos, ya se conocían todos lo bastante como para saber sus costumbres, y a nadie se le escapaba que a Effie le encantaba cocinar postres y dulces. De hecho, tenía un don para la cocina, y por eso era de las pocas alumnas a las que les permitían siquiera acercarse a un horno. Aunque ella siempre le atribuía el mérito a su Yaya.

El siguiente comentario llegó de boca de Dwen, pero se cortó a mitad con la llegada de Mia en modo diosa griega, así que, aunque no entendió a qué se iba a referir con su forma de vestir comparada con las bellezas de las otras casas presumiendo de tipazo, la distracción del vestido de Mia le ayudó a no darle más vueltas.

¡Pues con esa entrada de Mia, como mínimo Hufflepuff subimos a 100!

Los fantasmas de las distintas casas cortaron el tema de los puntos para centrarse en el tema del mejor mago de la historia y Effie llegó a la última de las mesas, donde Amy y Rachel estaban empezando un amago de discusión.

-Me esperaba un halago no una reprimenda. - Y entonces llevó la mano a la cabeza de Effie para acariciarla suavemente - Pero tranquila, no soy mala. Solo le reía la gracia a Peter. Además, tienes razón, es mejor que se vuelvan angeles a estatuas de hielo. - Por supuesto no iba a malicia aquel comentario, ya que el tono de Amy fue más bien amable, casi como le estuviera dando la razón, aunque si que es cierto que aquellas palabras contenían algo de picardía. - Oh, y muchas gracias por las galletas, aunque con un piropo me hubiera gustado aún más.

Effie se dejó acariciar la cabeza con su enorme y navideña sonrisa. Luego se inclinó para posar la bandeja en la mesa de Slytherin mientras contestaba a Amy.

Los halagos y los piropos dejan de ser tales cuando señalan una realidad, así que diga lo que diga, yo no puedo piropearte, Amy.

Entonces se sentó en su regazo, se colgó con ambos brazos de su cuello y le dio un beso cariñoso en la mejilla a su pareja.

Huelo a harina y jengibre - Señaló poniendo morritos de disgusto hablando con ella.

Pero las galletas siguieron levantando comentarios, y la siempre afable Effie no iba a permitir que nadie se quedase con sensación de haber sido ignorado.

Ahora le tocaba a Alice y su propuesta de negocio.

No, no, no, no... ni se me pasaría por la cabeza cobrar a mis amigos por unas pastitas cualquiera. Además, no sabría como conseguir tantos sabores distintos.

Sonrió con amabilidad a Rachel cuando oe agradeció las galletas. Era algo de sobra conocido que no se llevaba especialmente bien con su novia, pero Effie era el tipo de persona que cocinaba para sus amigos y cocinaba el doble para aquellos que no querían ser sus amigos. Además, el tipo de persona que hacía ambas cosas de corazón.

Por último contestó también a los comentarios de Annabella y Jeremy. El segundo con amistosa cordialidad, pero a la primera con rostro de legítima preocupación.

Jeremy, a mi Yaya le encantarías. Seguro que no te hubiera dejado salir de su casa sin llevarte una buena caja de dulces caseros.

¿Es que le pasa algo a mi jersey? - Preguntó aún sentada sobre las rodillas de Amy examinándose la ropa ante el comentario de Anna sin haber interpretado correctamente la broma - Es por la llama, ¿verdad? Es porque no es muy navideña...

Estaba sinceramente preocupada por haber cometido algún imperdonable error navideño.

Miaddora llegó a la mesa de las serpientes donde estaban Iwan, otros miembros de la casa que ignoró completamente y la bellísima Rachel Martín.

- Hola Rachel, ¿Podríamos hablar un momento?