Partida Rol por web

Miro hacia la mesa redonda. Además de unos cuantos platos con chucherías. veo que también hay unas copas. Cojo una, miro el contenido y la huelo. Chocolate caliente. Doy un largo trago: el chocolate es el mejor sustituto para la ansiedad, y estábamos en una situación realmente asfixiante. 

Levanto la vista. Incluso los compañeros de Slytherin parecen asustados. Es difícil fiarse de alguien, pero no dejo de ser una Hufflepuff. ¿Cómo voy a pensar mal de compañeros con los que ya he compartido un año? Es cierto que ha habido disputas, pero de ahí a llegar a petrificar a alguien y dejarlo a su suerte ante el señor oscuro... Vuelvo a sentir un escalofrío y doy otro trago a la copa. 

No me gusta el ambiente tenso que se ha creado. Mucha gente está atosigando a Kenma a preguntas sobre su supuesto sueño profético. Qué más da. Si es profético de verdad no cambia nada el saberlo, y si no lo es, tampoco. Me levanto para alejarme del jaleo y me siento al lado de Lavinia. De algún modo, los estudiantes más mayores me hacen sentir más segura. 

- Entonces ese era el mismísimo Tom Riddle... - comentaba asombrado, él apenas le había mirado, pero viendo la reacción de los demás estaba claro que era así. Y había decidido divertirse infiltrando a cuatro de sus siervos entre ellos, si quería salir adelante tendría que echar mano de todas sus habilidades, y por supuesto apoyarse en sus compañeros.

Asintió a las palabras de Lavinia y Adrien - Estoy de acuerdo, tenemos que colaborar entre todos, hacer la guerra solo es un suicidio, y yo al menos no tengo motivos para sospechar de nadie. Pero, ¿Hay alguna forma de identificar a un mortífago?, ¿Alguna marca, o algo parecido? - preguntó mirando a todos - Porque no creo que si se lo preguntamos nos lo vayan a decir - "Hola, buenos días ¿Es usted un siervo del Señor Tenebroso?, ¿Si? Firme aquí para ser petrificado, gracias" Era ridículo.

Escuchó las palabras de su amiga Maren, si alguien había realizado esa invocación en Hogwarts, es que era una situación realmente grave - Toda esta locura no puede pasar desapercibida, alguien vendrá a investigar - dijo intentando autoconvencerse de que todo se solucionaría rápido.

Vio a la pelirroja Anne cogiendo una copa de la mesa, y él hizo lo propio- ¿Sabías que el chocolate no provoca caries, sino que además protege de ellas? Más motivos para tomarlo - dijo intentando cambiar de tema, recordando algo que leyó una vez en una revista de su madre.

Tuve tiempo de ir a la biblioteca con Amelia y descubrir más sobre la historia de Hogwarts. El profesor Severus, él trajo honor a la casa Slytherin. Demostró que era algo más, una luz en la oscuridad. En las guerras del mundo muggle la gente inocente sufría, los poderosos ganaban. Mi padre decía que todo estaba manipulado y no había forma de saber la verdad.

Entendía bien al compañero Ravenclaw y opinaba igual que él. Aunque los colores de nuestras casas eran distintos habíamos de trabajar juntos. Nadie quería que le pasara nada malo a un compañero. Ni siquiera yo que más de una vez había fantaseado con la idea de hacer una trastada y ver sufrir a un Slytherin. Desde que llegué a Hogwarts aguanté todos sus desprecios, como me animaban a irme y abandonar la magia. Pues a pesar de ello no pensaba que todos fueran malvados seguidores de Tom.

Anne se sentó a mi lado y aunque no podíamos confiar ciegamente en nadie yo tampoco iba a desconfiar de ella ni de otra persona si no me daba motivos o veía algo raro. Liam hablaba sobre investigar, fijarnos en si algún compañero tenía una marca. Kenma soñó lo que iba a a pasar, habló valiente contándolo. Y entonces pensé de nuevo en el ajedrez.

Respondí a la pregunta de Adrien. -Quería decir que en ambos mundos las reglas del juego funcionan igual. Solo que... - tragué saliva. En el mundo mágico las piezas se destruyen las unas a las otras.

Sentía que eso era lo que quería Tom.

Después de un rato escuchando las conversaciones de mis compañeros empecé a atar cabos. -¿Tom... Tom Riddle?... -Dije sin dirigirme a nadie. Mi mirada se tornó perdida y empecé a recordar las historias sobre el señor tenebroso que había oído en casa y las que me habían contado mis compañeros de Slytherin en alguna ocasión. Respiraba hondo, mirando a un punto fijo, como si estuviera soñando despierto, hasta escuchar la voz de Lavinia. Normalmente que se pusiera a hablar sobre sus estúpidos muggles me ponía de los nervios, pero no sé por qué su voz me tranquilizó esta vez. Quizás porque estaba asustado.

-Sí... Eso... Lavinia tiene razón. Aquí no existen leones ni serpientes, no existen tejones ni águilas, ¿lo pilláis? Estamos juntos. -Dije dirigiéndome a todos, y al terminar la frase miré a aquellos que nos habían dedicado a mí y a mis compañeros de Slytherin miradas de culpa. Sabía que si se empezaban a buscar traidores, las miras estarían puestas en nosotros antes que en ningún otro, y eso me ponía aún mas nervioso. Mi voz no era la de siempre, de un capullo intentando quedar por encima, sino más bien la de alguien buscando clemencia, algo inusual en mí.

Camino sin parecer tener la atención de los presentes,  el rubio de raíces azabache posos sus manos sobre las grandes puertas para hacer fuerza y tratar de salir de aquella sala, sin más al abrirla lo suficiente como para salir todo se sentía en silencio pero al mirar a su gata se dio cuenta que no había nadie cerca pues ella sentía el peligro cuando se erizada pero estaba más o menos tranquila. Camino Kenya hacia al pasillo con sigilo que ni las pisadas se les escuela gabán mientras algo le venía a su mente y andaba preparado por si acaso

Percibo aquel halo de desconfianza circundante, en verdad me costaba aceptarlo. Tenía muchos amigos en este colegio y todos ellos sabían perfectamente que los defendería pese a toda circunstancias. Tal vez mi confianza era ciega, Harry confiaba en sus amigos y gracias a ellos logró vencer a Voldemort. ¿Por qué no hacerlo yo? 

Soy una Gryffindor, llevo conmigo la lealtad por mis compañeros y también aprecio a los que no son de mi casa pero comprendía al Raven, incluso ante sus palabras bajo la mirada. Mucha razón tenía. - Quiero creer que aún se puede confiar, sabemos que aquí hay personas que nos traicionarán. Igualmente no perderé la fe en mis amigos... - le dedico una mirada a Tyler, Liam, Troy, Marty y Malcom. - O en ti Adrien o Valeria. - digo en un tono bajo, preocupado pero muy segura y consciente de lo que expresaba. 

Cuando menciona Lavinia lo del tablero de ajedrez, recuerdo aquel juego ya que de niña lo había aprendido. - Si todos somos piezas, los peones caerán primero. Habrá que esperar a ver quien realiza el primer movimiento. -  respondo haciendo alusión a la dinámica de juego que tenía su paradoja con la realidad presentada.

- ¡Bien dicho, Maren!

Tenía razón. ¡Eran amigos! Se conocían desde hacía dos años y habían compartido muchos momentos juntos, con y sin naipes explosivos de por medio. Para Troy dejar de confiar en sus amigos sería algo terrible y decepcionante. Si no podía confiar en ellos, ¿en quién podría hacerlo? Miró al resto de compañeros, intentando sopesar quién de ellos podría ser tan malo como para querer petrificarlos. Pero de momento no tenía ninguna idea. Tal y como decía su amiga, tendrían que esperar a aquel movimiento. Con lo mal que se le daban a Troy los juegos de estrategia...

Lo que era evidente es que no estábamos a salvo.. 

-A ver.. somos amigos, sin duda.. ¡Pero nos han amenazado! Yo no puedo quitarme de la cabeza la voz del fantasma.. 

Temía las sombras, temía dormir.

Tmé una copa de chocolate caliente, y bebí, un trago, sintiéndome reconfortada, aunque aún temerosa.

-La chica tiene razón...- Respondió con un tono de voz algo lúgubre. -Todos somos amigos, pero quién sabe qué sucederá si dejamos que todos seamos petrificados- Gala le dirigió una rápida mirada a todos los presentes.

-Quiero mucho a todos mis compañeros de Hufflepuff y también siento aprecio hacia algunos de otras casas- dijo, esta vez mirando al suelo. -Pero mi hermano está afuera y no pienso quedarme de brazos cruzados...- Se tomó una pausa mientras empuñaba las manos. -Tenemos que tomar una decisión- Terminó.

Esto no pinta nada bien, ¿quien en su sano juicio quiere el regreso del que ya sabemos? Dudo mucho que ninguno de mis compañeros de Gryffindor sea un mortifago, en ellos confio plenamente, no nos acabamos de conocer, pero, ¿de los demás?

- ¿Que podemos hacer para defendernos? Debemos de actuar, y rápido 

Hablar de un retorno del Señor Oscuro erizaba la piel, pienso que incluso a los Gryffindor lo haría, pero al menos ellos nos hacían que la esperanza surgiera como caen las llaves de un roto en el pantalón... sin darnos cuenta, solo un movimiento y allí estaban otra vez. Agarré la mano de Maren y le sonreí y dije ante su propuesta de unirnos sin distinción.- Me hará falta valor... pero a cambio ofrezco mi deducción...

Las últimas palabras fueron la de otro de los Gryffindor y le dije.- Lo primero ser previsores... y no dejarnos caer en la normalidad.- Esto último lo digo mirando a Anne y a Liam.- La comida dulce tambien se usa para disimular venenos y ungüentos de siempreflora o adormidera... tened cuidado.

Miro al suelo, avergonzada ante las palabras de Adrien.

-Es cierto que no podemos caer en la normalidad, pero no puedo soportar esta ansiedad -me excuso- eso es lo que quieren. Debilitarnos hasta que nosotros mismos seamos los que nos perdamos.

Suspiro intranquila, pero dejo la copa de chocolate (ya vacía) en la mesa. Subo los pies a la silla, encogiendo las rodillas, y me abrazo las piernas. Esto no es una partida de ajedrez -musito para mí- el ajedrez es una guerra entre dos bandos. Esto no es una guerra, es buscar una aguja en un pajar que quiere matarte.  

Quedando más alejado de aquel comedor donde todos quedaban aguardados,  Kenya caminando por los grandes pasillos del castillo queda embelesado por su arte y arquitectura, todo era tan elocuente como jamás lo imagino. Parece que Luna siente las pisadas o la presencia de alguien, eso hizo que el pelirrubio de raíces negras se quede atento esperando cualquier cosa, entre la inmensa oscuridad de las ventanas donde no parecía ser día si no de noche el joven llega a donde las escaleras se cambian de pasillo y forma cada cierto tiempo y eso le provocó una sonrisa y asombro - Esto es magia.. Estoy arto de artes oscuras y encantamientos de atadura y destructivos 

Sonrio ante la respuesta de Troy porque sentía esa confianza propia de nuestra casa. Éramos leales y protectores,  nuestros amigos serán siempre un pilar cuando la noche nos agobia por su oscuridad. Y gracias a ello, alzo mi pulgar aprobando su comentario. - Gracias amigo,  no pierdas tus naipes. Tal vez sean necesarios. 

Luego Marty rompió su silencio, manifestando el miedo que todos tenemos ante la situación. - Confiar y creer no te aleja de la realidad,  es un apoyo para enfrentarlo. Solos no podemos pero juntos si. -intento demostrarle que la Unión hace la fuerza y no por nada decía lo que decía. 

Y mientras pensaba sobre aquello,  una mano sujeta la mía y al levantar la mirada,  es Adrien quien a través de un gesto me devuelve la esperanza. - Juntos podremos. Valor jamás me ha faltado y creo en tí. -respondo sonriendo tímidamente mientras aprieto suavemente su mano. La mayoría de los dolores de cabeza en los Profesores eran originados por mi y mi grupo de amigos. Sin ir más lejos,  ayer explotamos la chimenea con Troy de la sala común.

Además las palabras del Raven tenían mucha lógica. -Eso,  lo que dijo Adrien. Los dulces son una tentación, ningún niño se negaría ante ello. De momento no probarlos. -en esas cosas si que desconfiaba,  en el mundo de las pociones de todo podías encontrar y era fácil de esconder. 

Ahora un tanto aliviada por el apoyo en general,  escucho a Gala. - Nadie dijo que nós vamos a quedar de brazos cruzados. Yo no me quedaré sentada,  ni ellos .-  señalo a los Gryffindor. - Ni él. -ahora señalo a Adrien. - Estoy esperando el primer movimiento,  la jugada inicial. - si esto se asemejaba al ajedrez,  solo restaba esperar.

  -¿Fqhe? -Pregunte con la boca llena de caramelos, presa de los  nervios el dulce siempre ayudaba, pero después de lo que habían dicho Adrien y Maren sentí una necesidad loca de escupir todo aquello por miedo a envenenarme.

 -¿Quien feria capaz de enfenenar un dulce? Son dementes. -Hablaba mientras limpiaba mi lengua con las manos.

Acto que me ayudo a fiarme que la gran puerta de la sala estaba entre-abierta, por lo que alguien había salido ya del salón.

-Chicos, chicos. ¿Quien se ha marchado? -Eran muchos y mi memoria para las caras escasa.

Igualmente no perderé la fe en mis amigos... -le dedico una mirada a Tyler, Liam, Troy, Marty y Malcom. - O en ti Adrien o Valeria. - digo en un tono bajo, preocupado pero muy segura y consciente de lo que expresaba. 

Valeria levantó la cabeza a Maren con los ojos llorosos, y se los limpió intentando esbozar una sonrisa de agradecimiento a la muchacha, que le salió algo rota y temblorosa, pero sincera en cualquier caso.

_{- Gr-gracias... -} dijo mientras sorbía un poco de moquillo _{- yo... intentaré hacer lo que pueda... Defensa Contra las Artes Oscuras se me da bien... es buen momento para ponerla en práctica... ¿no? -} sugirió tratando de armarse de valor.

_{- Pero es difícil saber qué hacer... cuando no se quienes son los malos... Mhm... -} aún estaba evidentemente muy asustada pero parecía que trataba de pensar algo con lo que ayudar a sus compañeros y a sí misma en aquella situación y no ser simplemente una carga llorica que hiciera aún más complicadas las cosas. _{- Quizás... se me ocurra algo pero debo... pensar bien... Intentaré ayudar, lo prometo. -}  Con sus últimas palabras se pasó la manga por la cara limpiando las lágrimas y frunciendo el ceño con determinación. Frágil pero determinación al fin y al cabo.

Petrificar a alguien a ciegas es sacrificar nuestras fichas, sí... pero quizá es necesario jugar fichas, tantearlas y tocarlas si queremos saber cuales son nuestras y cuales no.

James no levantó la barbilla pero siguió mirando a todos los presentes a través de su flequillo, tratando de encontrar quizá en Lavinia por el rabillo del ojo alguna clase de apoyo.

Quizá sea hora de empezar a decir algo, y creo que quizá esos cuatro mortífagos coincidan casualmente con las cuatro casas que estamos aquí representadas. Tal vez haya uno en cada casa, por lo que para encontrar al primero lo más rápido que podemos hacer es... - Tragó saliva sabiendo lo que podían desencadenar sus palabras, y sin remilgos él mismo podía ver el nombre que el resto elegirían, pero era tal vez lo más acertado. - Centrar todos nuestros esfuerzos en una sola casa y ponernos de acuerdo todos en por cual empezaremos

Venga Valeria eso que ha dicho Maren es como dar el cuchillo al asesino y esperar que acabe con nosotros, ¿De verdad vas a confiar en cada uno de nosotros?, dije a mi compañera en voz alta para que me escucharan todos.

Solo se que cuatro de nosotros están dispuesto a acabar con la vida de los demás por ayudar ese fantasma, y por ello no me puedo fiar de nadie, y si los asesinos son listos harán que nos enfrentemos entre nosotros ayudandoles en su labor.

Me levante de la mesa, y metiéndome la mano en los bolsillos, termine diciendo. Esto debe ser una pesadilla, donde están los profesores cuando se les necesita.