Partida Rol por web

Ahora entiendo todo, al parecer hubo una confusión, pues entonces acompáñeme por favor. - dice Dumbledore mientras te conduce a su despacho.

Señorita Greystoke, tome aseinto por favor. -dice el director mientras aparta una silla para ti para luego buscar algo en su escritorio.

Voy a ser sincero con Usted, la evaluación que la oficina de Registro realiza es un tanto incómoda y hasta invasiva de la privacidad, ellos van a mostrarse muy amables con Usted, le van a hacer llenar un formulario y luego le tomaran unas cuantas fotos.

Pero la evaluación no acaba allí, luego van a empezar a auscultarla con sumo detenimiento, mientras el veritaserum hace efecto. Suelen usar una fórmula de acción lenta, eso va a nublar un poco sus sentidos y luego van a hacerle preguntas sobre su familia y amigos para determinar como consiguó aprender esta rara cualidad.

Son sólo cinco minutas posteriores a la auscultación, pero son cinco minutos cruciales, en los cuales Usted puede poner en riesgo la seguridad de sus familiares o amigos. Y aunque me gustaría poder estar presente durante su evaluación, me temo que no me está permitido. - dice Dumbledore con bastante molestia mientras saca algo de su cajón

Sin embargo, existen ciertas formas de burlar al veritaserum y los encantamientos que suelen usarse para hurgar en las mentes de la persona. - agrega Dumbledore mientras deja una pequeña botella sobre su escritorio, justo al alcance de tu mano, para luego ponerse de pie y mirar deliberadamente hacia otro lado.

Sabe señorita Greystoke, todos tenemos secretos y creo firmemente que nadie debe arrebatárnoslo sin justificación alguna, por ejemplo a mi me encanta el algodón de azúcar que preparan en una pequeña tienda muggle en Liverpool y eso sólo lo sabemos dos personas, Usted y yo y no creo que nadie deba enterarse de ello, es por eso que le recomiendo que cierre su mente y tome todas las precauciones necesarias.

Créame cuando le digo, que para mi lo más valioso que existe en el mundo es la seguridad de mis estudiantes y haré lo que sea para protegerla, aunque para ello deba doblar un poco las reglas. Ahora señorita Greystoke, la decisión de tomar precauciones o no es toda suya. Yo en su lugar lo haría. Ahora si me disculpa debo seguir buscando ese libro que le prometí a la Señora Granger o debería decir Weasley, la verdad es que para mí, ella siempre será la joven Hermione Granger. - dice el director con cierta nostalgia mientras te empieza a organizar su librero sin prestarte atención.

Por cierto, me encanta su dije, parece el trabajo de un artesano experto. Ahora le ruego, me disculpe por no acompañarla hasta la salida, pero como ya le dije estoy algo ocupado, su evaluación será a las 15:30 horas, la profesora McGonagall irá a buscarla a  esa hora el Señor Weasley ya está informado y si yo fuera a tomar alguna precaución adicional, lo haría justo antes de salir del aula magna.

Que tenga buen día.

La comprensión y palabras del director resultaban tranquilizadoras, pero me preocupaba el hecho de que usaran veritaserum en el proceso pues probablemente fuera una de las chicas con más secretos de todo el colegio, o al menos, la que guardaba los más peligrosos.

- Profesor, si me permite, tengo un par preguntas que realizarle antes de marcharme - solicito lo más serena posible - La primera sería si ese interrogatorio ¿puede ser grabado? Creo que tengo todo lo necesario para convencer a los funcionarios cómo obtuve este poder, pero no quisiera que los detalles salieran a luz sin tener todo preparado. - el que seguiría siendo un incógnita hasta que la cámara estuviera presentable - La segunda es mucho más sencilla y es, si bajo el veritaserum, ¿estaré en condiciones de usar un idioma que no sea el inglés? Conozco un idioma que si consiguiera usarlo, podría responder tranquilamente a todas sus preguntas sin necesidad de oponer resistencia a la poción y de seguro terminaría por explicarles todo.

Concluyo dejando claro que, a pesar de los secretos que guardara, tenía una forma de justificar todos ellos con facilidad.

Sñorita Greystoke, cuando usted se encuentre bajo el efecto del veritaserum no podrá usar ningún mecanismo para resistirse, salvo que tome las debidas precauciones, las mismas que se encuantran al alcance de su mano, aún cuando intentase hablar en otro idioma, la poción va a forzarla a hablar en inglés. - responde Dumbledore con la cabeza metida en su librero.

Sabía que era una poción poderosa, aunque no hasta que extremo.

- Entiendo. Muchas gracias profesor, si consigo mantener el secreto que guardo, será el primero a quién se lo muestre.

Sólo debía aguantar cinco largos minutos. Lo lograría, pero cómo había dicho, debía prepararme y todo empezaba por ir a la cámara.

Mientras te diriges hacia las puertas del castillo te cruzas con Artemis que va de camino al comedor.

Inmediatamente corro hasta él y le abrazo sin decir nada, luego le agarro la mano y tras perder el tiempo justo para un decirle un "Ven" me lo llevo hacia la los subterráneos en busca de algo de intimidad.

Tras localizar y entrar la sala del espejo, parece que por fín me presto a hablar.

Después del almuerzo me dirigí al quinto piso, acompañado de Valentine, en donde me pasé el tiempo jugando con el, mientras qué debes en cuando volteaba a ver las proyecciones de los vitrales y el escudo de Hogwarts, por si convergian, quizá era la hora correcta.

Después de un tiempo me dirigí al club de duelos.

Después del club de duelo, me dirijo al quinto piso a investigar sobre la biblioteca.

Me detuve enfrente del escudo de Hogwarts y le eche una ojeada, tenía cierta sospecha de qué era importante, ¿eh? "Draco dormiens nunquam titillandus", ¡eso es! "Nunca hagas cosquillas a un dragón dormido"- el lema de Hogwarts, hace referencia al dragón, convencido de tener ya todas las referencias, decidí pasar todo mi descanso ahí, ya solo faltaba qué la proyección de los vitrales, convergiera con el escudo de Hogwarts.

Tras algunos segundos de caminata, llegas a un viejo salón.

- Adelante señorita Greystoke, los miembros de la oficina de Registro la espera.

Al ingresar a la habitació, te encuentras cara a cara con  dos funcionarios del Ministero, quienes ya tienen todo preparado.

- Por favor señorita, le agradeceremos mucho que se sirva llenar este formulario y luego transfórmarse para iniciar las la sesión de fotográfica, pero antes le ruego, beba un poco de té de tilo, es para ayudarla a mantenerse relajada durante su transformación, dado que algunos animagos, en especial los más jóvenes suelen ser un poco temperamentales, durante sus primeras transformaciones. - dice la mujer en tono firme pero amable, dando a entender que no iba a aceptar un "NO" por respuesta.

Tan pronto terminas de beber el té y llenar el formulario, el personal del ministerio te invita a transformarte y a subir a una mesa mientras empiezas a sentirte algo omnubilada.

De pronto notas que los representantes del Ministerio dejan de lado las cámaras y empiezan a revisar tu cuerpo con sus propias manos, lo que te hace sentir incómoda en exceso, pues sientes como si estuvieran manipulando tu cuerpo desnudo y por más que tratas de oponer resistencia, no puedes hacerlo pues te sientes excesivamente cansada y débil.

Finalmente, tras casi treinta minutos de haber sido manoseada de una forma, caai indecorosa, los representantes del Ministerio te ordenan retomar tu forma humana y revisan tu ficha al tiempo que empiezan a hacerte las siguientes preguntas:

1.- ¿Cuál es tu nombre completo?

2.- ¿Cómo te convertiste en animago? 

3.- ¿ Por qué una pantera?

4.- ¿Hay otros animagos en tu familia?

5.- ¿Conoces otros animagos? 

6.- Algo que agregar.

Luego de terminado el interrogatorio, el personal del Ministerio sonríe ampliamente y te ofrece un brownie, que tu aceptas sin protestar, para luego degustarlo con calma al tiempo que tu mente empieza a despejarse. 

Finalmente tras casi dos horas de entrevista, ellos se despiden de ti y agradecen tu colaboración, para luego dejarte marchar.

Seguía la profesora de Transformaciones por el castillo hasta llegar al lugar dónde me esperaban los funcionarios. Apenas había un par de mesas, una de ellas parecía lo suficientemente grande y robusta como para aguantar a dos adultos saltando sobre ella, si es que tuvieran motivos para ello. La otra era poco más grande que un pupitre, y a su lado estaba la única silla de la habitación.

Luego hicieron gala de una total falta de modales y ganas de acabar con su trabajo cuanto antes. Ni siquiera hicieron ademán de intentar engañarme con el veritaserum, al menos no uno creíble, por lo que tras olerlo les pregunté directamente y sin tapujos.

- ¿Veritaserum verdad?

Intentaba mostrarme valiente pese a todo, ¡y qué demonios si me creían más fuerte de lo que era! Luego agarré el supuesto té y lo bebí despacio. Había dejado de estar nerviosa y en su lugar me encontraba malhumorada por sus métodos, por lo que me senté en la silla y empecé a rellenar los formularios con rapidez.

Una vez acabé el papeleo, pasé a transformarme mientras empezaba a notarme la cabeza embotada. Era la segunda vez que lo hacía, pero tenía la sensación de que no era un efecto de ella, sino de lo que fuera que llevara el té, quizás fueran los efectos del mismo veritaserum. No podía estar segura. Ya como pantera, les dediqué un gruñido antes de subirme sobre la mesa y notar como mis sentido iban apagándose poco a poco, aunque sin llegar a suprimirse por completo.

Entonces empezaron a hacerme fotos, contaba con ello. Con lo que no contaba era lo que vino después, cuando empezaron a tocarme y tuve ganas, no de morderlos cómo me había prevenido Artemis, sino de despezarlos hasta que sus restos pudieran ser comidos por las serpientes. Sin embargo, me sentía sin fuerzas para ello y había empezado a temblar asustada, por ser incapaz de hacer nada por defenderme, ni siquiera podía gritar, pues apenas conseguí articular un rugido lastimero.

El examen prosiguió durante una larga media hora. Toda una eternidad a mis ojos, que cuando finalizó me dejo con la sensación de estar sucia. Estaba segura que de haber estado dos semanas en una bañera llena de barro y basura me sentiría mucho mejor que en estos momentos. Pero por fin podía dejar de permanecer en mi forma animal... y volver a tener ropa para protegerme de estas alimañas, aunque la evaluación no había terminado.

- He-Hellen Greystoke - comienzo con la voz temblorosa y por ello me obligo a repetir mi nombre - Hellen Greystoke. - luego vino la segunda - Con un viejo libro... de transformaciones - jadeé cansada - Me pareció el más adecuado - luego vino una pregunta complicada que ni siquiera el efecto de la poción podía hacerme responder toda la verdad - Dependiendo a quién le preguntes, si y no.

Sirius era una caso especial dentro de la familia Black y, al igual que mi madre, había visto cómo su familia renegaba de él, dejando mi respuesta como la mejor posible que podía dar acorde a las circunstancias, además había sido un caso lo suficientemente sonado como para no necesitar más detalles tras investigar ligeramente sobre mis parientes.

- La profesora McGonagall - respondí con sinceridad, estaba segura que su transformación en la primera clase del curso siempre causaba una gran impresión, y al final llegó la última de las cuestiones ante la cual no pude reprimirme - Si. No dejaré que volváis a hacer pasar por esto a nadie.

¿Cómo lo lograría? Ni idea. Podría evitar que nadie más se convirtiera en animago, que nadie se registrara, o asegurándome de que estos dos perdieran su trabajo y acabaran en Azkaban. Sin embargo no parecieron dar credibilidad a mi última afirmación o no me habrían dado un brownie.

¿Pero qué?

Me pregunté mirando el postre aturdida. Dejé el salón sintiéndome engañada, estúpida, casi violada ¿¡y todo por hacer lo correcto!? La experiencia merecía la pena.

Afuera está McGonagall, quién te abraza de forma protectora antes de dedicarle una mirada asesina a los examinadores, para luego conducirte hacia el comedor.

Tranquila, ya termino. - dijo McGonagall mientras unos pasos algo acelerados se sentían en la lejanía.

Al final del corredor dos figuras masculinas se precipitaban hacia ustedes. Artemis y su bisabuelo.

Pero ¿Qué ocurre aquí? - preguntó McGonagall indignada.

Disculpe la intrusión profesora, pero es que mi bisnieto insistió que algo malo le estaba ocurriendo a su amiga y no paró hasta casi arrastrarme escaleras abajo, incluso me arrebató la varita para que lo siguiera. - contestó el renombrado alquimista bastante ceñudo.

Ignorando la mirada y los comentarios de los adultos, me acerco a Hellen y la abrazo con fuerza.

¿Estás bien? Estaba muy preocupado por ti. Sentí que algo muy malo te estaba ocurriendo. Habría llegado antes pero mi bisabuelo no quería moverse de la enfermería. Pérdoname por tardar tanto. - digo con la voz entrecortada con la varita de mi bisabuelo aún en la mano.

McGonagall dejaba mucho de ser una persona que apreciara en el colegio, pero era alguien conocida y, en estos momentos, su simple abrazo bastaba para que empezara a sollozar.

- ¡Voy a matarlos profesora! ¡Le juro que voy a matarlos!

Le protesté entre lágrimas aún sosteniendo el brownie que me habían dado. Resultaba esperpéntico, aunque por lo menos no parecía capaz de cumplir mis juramentos, al menos no por ahora. Incluso la llegada de los Flamel me pasó desapercibida, incluso después de que Artemis me abrazara estuve un rato permanecí llorando sin saber quién tenía cerca.

- ¡Ha sido horrible! - reconocí cuando conseguí serenarme - No son sólo las fotos, te manosean entera mientras estás drogada ¡y tiene la cara de decir que es porque los jóvenes somos temperamentales! ¡Los voy a matar!

Volví a jurar antes de volver a llorar desconsolada, ésta vez si en los brazos de Artemis.

Tranquila, no vale la pena que te ensucies las manos con ellos muchacha, sólo bebe esto y déjame tener unas palabras con esos señores. - dice el célebre alquimista mientras te ofrece una pequeña poción de color celeste. 

Adelante, eso te calmara un poco. Ahora Artemis, me devuelves mi varita por favor. - añade el alquimista mientras la toma de las manos de su bisnieto quien permanece abrazando a Hellen.

Una cosa más, les sugiero que no se acerquen a este lugar en un par de horas. No queremos que el colegio se involucre de alguna manera en lo que estoy por hacer. - agrega el patriarca de los Flamel en tono muy serio mientras se pone en marcha hacia la sala de examinación cerrando de golpe la puerta tras de sí.

Sea lo que fuera que Nicolas Flamel tuviera pensado hacerle a esos sujetos, no sería nada agradable, por lo que la profesora McGonagall los escoltó hacia un lugar apartado del patio principal en donde pudieran estar solos.

Tras una larga espera, el momento que tanto añorabas llega, exactamente a las 18:15 horas, el escudo de Ravenclaw se topo con el escudo de Slytherin sobre el escudo de la escuela.

En ese preciso instante una puerta empezó a materializarse de la nada, el fenómeno duró a penas algunos segundos, pero allí estaba ante ti, la puerta de la biblioteca de Ravenclaw.

Cuando te acercas a la puerta una voz suena en tu cabeza. Bienvenido buscador del conocimiento, si deseas entrar, resuelve el presente acertijo: "Quien me fabrica me vende, quien me compra no me usa y quien me usa no lo sabe. ¿Qué soy? Si una pista deseas tener, en el panteón debes buscar."

Luego la voz cesa

Tranquila, no creo que vayan a molestarse por eso. Tú eres mucho más importante para mi. - respondo mirándote con mucho cariño, al tiempo que te abrazo.

Ahora. ¿Qué opinas si vamos a buscar ropa limpia y le hacemos una visita al espejo, creo que nos haría bien dejarnos atrapar por alguna de sus ilusiones, sabes que ella se alimenta de sentimientos positivos y pensamientos alegres, así que sería como tener un pequeño paseo por la orilla del lago. ¿Qué dices?

El comentario de Oesed me hizo sonreir ligeramente.

- Quizás le den ganas de vomitar con sólo acercarme.

Bromeo consciente de mis pensamientos y emociones.

- Pero me adhiero a lo de cambiarme de ropa.

Indico no fuera a coger una neumonía, o me viera mucha gente con este aspecto. Por lo que, contando con el apoyo del chico, encamino hacia las mazmorras. El único problema sería que algún grupo de estudiantes decidiera entrar o salir de la casa cuando Artemis estuviera sólo, así que por precaución, decidí llevarle al salón dónde habíamos practicado el Serpent Sortia.

- Espera aquí, no vayan a buscarte problemas.

Le indico antes de susurrar algo a la habitación.

- Si ves alguna serpiente, no te asustes.

Añado antes de darle un beso y marchar a cambiarme y peinarme.

No sabía si las serpientes seguiría, pero convenía preveerlo.

- Este es Artemis, no le ataquéis.

Les ordené con sencillez tras presentarlo.

No puede ser tan fácil ¿verdad?... no pierdo nada por intentar

-Un ataúd- dije esto y después cerré los ojos, esperando una negativa.