Partida Rol por web

Los Doxys revoloteaban por doquier en un circo de risitas chillonas, Mérida sacó la varita y se enfocó en unos cuantos -"Los Doxys no durarán en jalarme el cabello"- pensaba mientras apuntaba hacia arriba pues en cualquier dirección con tal de reducir su "fiestecita" era suficiente.

-¡Flipendo!- 

Me quedé apoyada en la mesa con gesto de derrota y aire deprimida mientras el resto se iban. Me iba a tocar trabajar mucho más duro en pociones.

- Odio pociones - murmuré con tono infantil.

Ni siquiera la noticia del viaje consiguió animarme. Quería aprender a hacer muchas pociones que me fueran útiles, pero a este paso lo único que conseguiría sería que me quitaran un montón de puntos por hacer explotar otra parte del castillo.

En mi autocompadecimiento no me di cuenta de la presencia de las doxys hasta que el griterío y el zumbido de sus alas fueron insoportable. Asombrada, vi cómo un nubarrón de molestar criaturas revoloteaban por el aula.

Agarré fuertemente la varita y apunté a los que tenía más cerca.

- Gladii pluvia.

Después de que el profesor les diera el visto bueno, Allison suspiró aliviada. Le había costado pero lo había logrado, cuando se preparaba para recoger sus cosas, Artemis se acercó para preguntarle si podían hablar antes de la cena.

- Claro, sin problemas, allí estaré tranquilo. - respondió sin alzar demasiado la voz, al final en el lago habían estado de prácticas y no tuvieron tiempo para hablar, aunque ahora que lo pensaba con detenimiento... Empezaba a sentir una punzadita de nervios, aunque no sabía muy bien por qué... 

Mientras aguardaba el visto bueno del profesor, una de las chicas de Gryffindor se acercó para comentar como había ido la clase. - Uf, pues sinceramente, no ha sido nada sencillo.. - admitió haciendo un gesto con la cabeza para ver lo sucia que había quedado la mesa donde estaba su caldero. Ante su comentario, la pelirroja sonrió soltando una pequeña risa mientras asentía. - Algo así me pasó también al principio de clase, pero por suerte esta vez creo que me ha salido algo decente.- añadió sin perder la sonrisa, parecía una chica agradable, aunque no tuvo tiempo de seguir la conversación cuando los gritos de Jackie y los zumbidos captaron su atención.

No podía creerlo, de algún modo el aula se había llenado de doxys y estaban arremolinándose en el caldero de la chica enmascarada. ¿Pero cómo han llegado hasta aquí?!  - ¡Jackie! ¡Cuidado! - advirtió sin pensárselo dos veces, mientras sacaba su varita apuntando a las repelentes criaturas, situándose por delante de Artemis, para cubrir a sus amigos. 

- ¡Eldruin! - conjuró al tiempo que un rayo gélido golpeaba a las doxys que mordisqueaban las botas de Jackie. Tenía que reprimir las ganas de usar Incendio contra aquellas indeseables, pero desde luego que el aula de pociones, con tanto mejunge raro podía agravar las cosas a límites insospechados. 

Freddy estaba preparado ya para salir por la puerta cuando la plaga de doxys entró. No había tiempo para aburrirse en esa escuela.

Con un giro de su varita el joven Townsend convocó su patronus para que ayudara contra las pequeñas bestias e impidiera, en todo lo posible, el mordisco a sus compañeros. Su zorro luminoso se lanzó a por el primero de los bichos con una agresividad inusitada, tenía una misión y la cumpliría.

Estaba bastante contenta con los resultados obtenidos, pero cuando por fin el profesor nos dio permiso para salir el caos se adueñó del aula. Una bandada de doxys empezo a armar jaleo mientras castañeaban los dientes, pequeños y afilados.

Cada uno empezó a protegerse como pudo y yo dejé salir de mi boca lo primero que se me ocurrió:

-¡¡¡Petrificus totalus!!!- y un haz de luz blanca salió de la varita en dirección a los doxy mas próximos.

El hechizo dejó paralizado a un grupo de 4 doxys que se quedaron con expresión de terror suspendidos en el aire.

Cuando me giré a la derecha pude ver a uno de esos seres enseñándome los dientes y con la intención de morderme, así que levanté la varita y la dirigí hacia el doxy:

-Filipendo- y un chorro de luz naranja se dirigió hacia el bicho a toda velocidad e impactó de lleno en la criatura empotrándola a toda velocidad contra un armario y cayendo al suelo sin sentido.

Me puse en posición de defensa y me quedé alerta por posible ataques.

Leugo de conversar con Allison sonrío alegremente, al menos por un par de minutos, pues antes de que pudiera notarlo un enjambre de Doxys invadió el salón de clase.

Pero ¿Qué rayos? ¿De dónde salieron tantas? - pregunto bastante sorprendido y algo molesto mientras echo mano de mi varita. - Chicos eviten que los muerdan, su mordida es excesivamente venenosa.

Tras apuntar a una de las escurridizas doxys, la misma que volaba en patrones irregulares, decido atacarla con todo mi poder para no darle oportunidad de contraatacar. - ¡Filipendo!

La magia fluyo con total naturalidad desde mi interior hasta la punta de mi varita, lo que provocó que el hechizo saliera de forma violenta y explosiva de la punta de mi varita derribando a la doxy, la misma que cayo de espaldas a suelo completamente despatarrada.

Ups, creo que me exeddí otra vez. - pienso mientras las demás doxys a mi alrededor empiezan a chasquear los dientes amenazadoramente.

Viendo semejante parvada de hombrecitos azules hacían semejante caos Kat no se iba a quedar de brazos cruzados. Alzó su varita y conjuro:

—¡¡¡Tomen esto Pitufos!!!, ¡¡¡Iridium!!!.

En respuesta una trompetilla burlona sonó de la punta del instrumento mágico. Poniendo cara de mal genio la Rubita lo miro frustrada.

—Tu y yo tenemos que hablar luego.—le dijo irritada a su varita.

El primero en reaccionar ante las doxys es Artemis quien derriba a una de las molestas criaturas que quedó despatarrada en el suelo.

Mientras las doxys chillaban furiosamente por su amiga caída, Jackie conjuro protego alrededor suyo manteniendo a las doxys cercanas a raya quienes fueron incapaces de atravesar su escudo.

Por su parte, Allison decidió acabar con la doxy más cercana con un rayo de hielo sagrado, el cual pareció no afectar mucho a la criatura, quien se sacudió como si nada hubiera pasado.

Acto seguido, Freddy invocó a su patronus quien rápidamente dio cuenta de una de las doxys y la arrastro fuera del aula mientras la trituraba con los dientea, al tiempo que Mérida logró golpear a una de las doxys en la cara con un poderoso Filipendo que dejó a la criatura bastante aturdida.

Sin embargo, las palmas de la tarde se las llevó, Katherin, quien redujo a cenizas humeantes a una doxy con un poderoso relámpago mágico.

Por su parte Eileen empleo un sortilegio de petroficación el cual erró por completo su diana destruyendo un escaparate cercano.

La última en reaccionar fue Janelle, quien se dio cuenta de la presencia de las doxys cuando las tenía prácticamente sobre ella, sin embargo, reaccionó a tiempo para repeler el asalto de la doxy más cercana, la misma que se alejo volando con un ala perforada por una de las agujas de la Ravenclaw.

Jackie está protegida, y ahora se acerca a los dos calderos donde ha conseguido mezclar la poción Doxycida. 

"Es la hora de la Verganza" piensa. Y desde el caldero, conjura "Wassidassi"

Este conjuro permite lanzar una pequeña cantidad de una materia a un objetivo. Pero lo que quiere lanzar es ¡Poción Doxycida! y lo apunta a un enjambre de Doxys.

"¡Esto, por feos, por deformes y malditos!" dice Jackie, tambien fea, tambien deforme y tambien maldita.

¡Pues claro! El hielo era precisamente lo que resisten estos bichejos, si seré torpe... Pensó la pelirroja viendo como una de las doxys se sacudía la escarcha como si nada, Allison chasqueó la lengua con disgusto mientras pensaba que podía usar, sabía que un buen Incendio bien dirigido las arrasaría, pero el entorno en el que estaban le hacía pensárselo dos veces antes de poner en peligro a todos los que estaban allí. 

- Porras, me confundí por completo.. ¡Tenéis suerte de que no os mande una andanada de fuego bichejos! - dijo más molesta consigo misma que otra cosa. Entonces apuntando al grupo de doxys conjuró aquel hechizo que provocaba cortes, - ¡Diffindo! - eso seguramente les haría cuestionarse si debían acercarse para dar mordiscos a nadie, arriesgaban quedarse con las alas completamente inútiles. O eso quería creer la hufflepuff.

Las doxys se arremolinaron furiosamente en torno a los estudiantes quienes intentarn repelerlas con todo lo que tenían a mano, pero fue en vano, pues las diminutas criaturas lograron escabullirse por todos lados y clavar sus dientes en varios estudiantes.

Sólo Janelle, Katherin y Artemis encontraron la forma de evadir las dentelladas golpeando a las doxys con cualquier cosa que tenían a mano, libros incluidos.

Por su parte Jackie pudo mantener a las doxys a raya con su protego, sin embargo, eso no impidió que las agresivas hadas clavaran sus dientes en el escudo intentando rasgarlo sin resultado alguno.

Sin embargo quien se llevó la peor parte del ataque fue el profeso Cain porque fue mordido hasta en cuatro ocasiones antes de poder echar mano de la varita.