Partida Rol por web

-De acuerdo. Vamos.

Dijo Kat ensimismada, no terminaba de salir de esa tristeza al recordar a esos vagabundos muertos frente a su casa.

Tomó también su material de clases y salió del dormitorio, quizás la clase le saque ese mal sentimiento.

Siendo ya de día Kat se arreglo para salir a clases, lo hizo rápido y en silencio pues no quería molestar a nadie, menos llamar la atención de Jane pues tenia pocos deseos de hablar con ella por lo de ayer.

Iba saliendo cuando Atoli grasno molesta, a lo que Kat reprochó en voz baja:

-No, no quiero molestar a Jane con eso, luego le digo sobre lo que acordamos con las chicas.

El Fénix graznó otra vez molesta, a lo que le respondió:

-No estoy celosa, yo no pienso en Artemis de ese modo, ¿sino crees que hubiera caído cuando paso lo de Hellen?, No soy una aprovechanda.

Atoli graznó preocupada y Kat respondió:

-Es que solo, no se, lo del Incubo en la biblioteca. Era igual a Artemis y el verlo ahí con dos chicas me lleno de calosfrios, como si el demonio fuera el que estaba ahí.....

Atoli no le reclamó mas, a lo que Kat decidió bajar al comedor, sola.

Aquella noche me la había pasado entera pensando, una gran duda en mi mente desde el día anterior y sin darme cuenta había pasado casi toda la noche sin pegar ojo. Bostezando, miré a Kat mientras se vestía y se iba. Su discusión con Atoli resultó de lo más divertida, aunque en mi estado de embotamiento mental no entendí nada.

- ¿Acordar? ¿Celosa? ¿Incubo? - murmuré con voz adormilada. ¿De qué hablaba? Aquello sonaba al drama que escuchaba mi bisabuela por radio - espera, Kat...

Alcé la mano e intenté detenerla, pero ya se había ido. No me había oído, tal vez porque había pronunciado las palabras tan bajas que tan sólo yo y mi sombra lo pudimos oír.

Con pesadez, me levanté y me vestí como pude. Mientras lo hacía miré a Atoli.

- ¿De qué estaba hablando Kat? Creo que me he perdido algo - sin darme cuenta de que mi pelo era un desastre, cogí los libros, por suerte los que me tocaban, y salí camino al comedor.

Terminada la cena la Rubita regreso al dormitorio, la túnica gastada y el uniforme incluso peor, no había sido un día fácil.

Una vez se libro de sus ropas gastadas se sentó en su cama a la espera de Jane, tenia unas cosas que preguntarle acerca de lo ocurrido en la cripta.

Después de la cena, corrí a hablar con Kat al dormitorio. Tenía tantos planes en mente que no sabía por dónde empezar. Cuando entré, la rubita estaba esperándome.

- Kat... - miré alrededor como si hubiera alguien y bajé la voz - Kat, ¿qué te parece si el sábado vamos al Bosque Prohibido a investigar usando lo que tu ya sabes qué? Tenemos el día libre y podremos escaquearnos libremente.

Kat la miró con una ceja alzada, no se esperaba tal ofrecimiento y tan pronto. Apenas terminaba una aventura y ya iba con otra. Dando una sonrisa en plan de cómplice y le dijo:

-Sabes que cuestas conmigo. ¿Ahora que estas planeando?

Conociendo a Jane sabía que nunca se quedaba quieta, si no volaba la torre de Ravenclaw estaba haciendo otra cosa.

Le devolví la sonrisa cómplice.

- Quiero explorar el bosque en busca de cualquier cosa sospechosa. Desde que Artemis y el profesor Slughorn fueron atacados en sus lindes he estado sospechando de que algo se oculta entre sus árboles - dije mordiéndome una uña pensativa - puede que no sea nada, pero estaré más tranquila una vez que lo compruebe. Además. el Bosque Prohibido siempre ha tenido una especie de misteriosa atracción para mi. Ahora que ambas podemos ir como animagas es el mejor momento.

-Lunes.

Kat se paro de su cama bastante desaliñada, mientras se rascaba los ojos fue al baño y se dio una ducha, se arreglo y en cuestión de minutos se encontraba lista. De cierta forma, ya que tenia mal acomodada la túnica y el cabello apenas si estaba cepillado.

Una vez término esperó un poco a que salieran sus compañeras de dormitorio dejándola a solas con Jane. Apenas se fueron volteo hacia su amiga y le preguntó:

—¿Que crees que era esa cosa olorosa en el bosque prohibido?.

Miércoles. En la mañana

Kat se despertó con bastantes ánimos el día de hoy, motivada por su gran éxito en aquella tarde luego de un día complicado se sintió inspirada para practicar un par de hechizos. Una vez se baño y aliño para ir al comedor se dedicó a esperar a que no estuvieran las demás niñas del dormitorio, claro sin contar a Jane ya que podía confiar en ella. Una vez se fueron las otras rebuscó en la madera de su cama y sacó el viejo libro de hechizos de su papá, un compendio de textos escritos a manuscrita y en latín. Tomándose un segundo contemplo la letra de su Papá, con la yema de los dedos acarició cada giro y cada revés de aquellas páginas gastadas.

—¿Quien eres?—susurro algo deprimida.

Luego de un rato de nostalgia dejo de contemplar el libro, había trabajo que hacer. Buscó entre las paginas del libro un hechizo accesible para su nivel y después de un rato lo encontró. Apartó la mesita de centro e hizo espacio pues el hechizo lo demandaba, una vez lo hizo apuntó al centro de la habitación y conjuro:

—Sumun Eidolon.

Una trompetilla burlona sonó de la punta de la varita. Kat no mostró reacción a esto, era muy temprano para estar enojada; releyó el texto y vio en que había fallado. —Ya veo, así que era eso.—pensó. Visto el error volvió a apuntar al centro del cuarto y conjuró:

—Sumun Eidolon.

De la nada salió un Deoxis quien miraba confundido de un lado a otro preguntándose en donde estaba, sonriente miró al pitufo volador quien ahora estaba ahí y según el texto estaba bajo su control. Por ahora no iba a arriesgarse, haciendo un movimiento con la varita este desapareció y así volver de donde había venido.*

Terminado eso se disponía a salir al comedor para desayunar.

Todavía temblando, me senté junto a ella y la tomé de las manos.

- Eran dementores, Kat, los he visto, pero parecían... no sé, nunca he visto uno pero creo que no son normales. Llámalo instinto o sexto sentido animal si quieres, pero había algo en ellos que me decía que no son como los otros, estos son más peligrosos. ¿Crees que deberíamos hablar con los otros?

Después de escapar de los lindes del Bosque Prohibido se habían atrincherado en su habitación. Kat fue con Jane y tomó sus manos mientras escuchaba de aquellos horrores que había visto. Asintiendo serena la Rubita apretó suavemente las manos de Jane en señal de apoyarla y una vez acabó le abrazó con ternura, en este estado intento confortarla y mientras lo hacia le dijo: —Me tenías muy preocupada. No sabes lo mucho que me asuste cuando te fuiste por tu cuenta. Luego de eso bajo la cabeza y continuó, esta vez con una voz triste y casi quebrada, como si estuviera al borde de las lágrimas: —Perdoname Jane. Tenía que haber ido contigo y yo te deje sola, soy la peor amiga del mundo. De ahí no habló, solo Jane pudo sentir una leve humedad creciente en su nuca, producto de unas lágrimas que venían de Kat.

Ya todo estaba listo, solo faltaba hacerlo. Se concentró, hizo el hechizo y cerrando los ojos recitó:

—Oh criatura alada de piel azul ven a mi. Ente travieso que busca molestar, ven a mi Deoxis.*

¿La invocación había salido bien?, no sabía,abrió los ojos y vio una gran cortina de humo blanco había envuelto la habitación entera. El sitio se había vuelto muy silencioso, ni el trinar de las aves o siquiera los rayos del sol entraban en la estancia. No solo eso, había un olor muy fuerte a incienso y copal por todos lados, Kat lo reconocía pues estas fragancias eran usadas en las misas de la iglesia; esto la lleno de dicha y temor, le erizaba los pelos de la nuca, lo que sea que haya venido a su invocación no era un Deoxis como esperaba sino algo divino.

Bajo la varita y se acercó mas al centro de la habitación en espera de conocer a lo que hubiera venido. Al llegar al centro cual fue su sorpresa al ver a una extraña cosa que parecían ser dos ruedas de carroza doradas entrelazadas y que giraban en sentidos contrarios una sobre la otra, en medio de ambos ejes había un ojo abierto y que miraba por todos lados, parecía que estaba estudiando todo.

A pesar de su bizarro aspecto Kat no le temía, de hecho le era interesante pues no esperaba que una creación de Dios fuera así, lejos de lo que podrían pensar las personas acerca de ellos.—¿Sera que la imaginación de Dios no es como la de sus creaciones?.—Pensó curiosa. Ya frente al ser se aclaró la garganta y preguntó:

—Diculpe, ¿Que es exactamente?

Cuando terminas el hechizo, ante ti aparece un pequeño ser de luz, quien al verte te saluda y empieza a hablar con tono cantarín.

Yo soy un querubín y tu me has invocado. Dime pequeña hija de Raziel. ¿Qué puedo hacer por ti? - pregunta el diminuto ser que tiene la altura de un niño pequeño, no mayor de un año.

Viendo al pequeño niño Kat no pudo sino sorprenderse, era como esos cupidos que ponían en el día de san Valentin. Acercándose mas lo miró ilusionada.

—Wow, esto es increíble ¿Eres cupido o ese niño del comercial de pañales para bebé?.

En medio de sus preguntas bobas captó lo último que había dicho:

—Espera ¿Que es eso de hija de Raziel?

- Siento haberte preocupado - estreché yo también las manos y la sonreí - no fue culpa tuya que te fueras, yo misma quería salir corriendo de allí, pero ya sabes que soy una loca y siempre me lanzo al peligro sin pensar.

La abracé fuertemente.

- Eres la mejor de las amigas, no sé qué haría sin ti - intenté animarla y, luego, salté y saqué una caja de caramelos de naranja y un par de cremosos de turrón - vamos, anímate, vamos a celebrar que hemos descubierto algo importante.

Por tus venas corre la sangre del.ángel Raziel, eres una nefilim y como tal un ser de luz, al menos en parte, pues hay una parte de ti que es mortal. - responde el querubín.

En cuanto a mi apariencia, esta es la forma que tomo para comunicarme con los mortales, mi verdadera forma es un tanto intimidante e incomprensible para los humanos.

En ese momento notas que la sombra del querubín no corresponde con su apariencia, pues se parece más a la descripción judaica.