Partida Rol por web

La tarde se hacía presente y el hambre os convocaba a todos en el comedor, sin embargo, esta no era una tarde como las demás pues había tres nuevos alumnos en el instituto, tres jóvenes que nadie conocía estaban sentados juntos en una de las mesas del comedor en compañía del profesor de transformaciones, el señor Warren, quién tras dejarlos instalados se retiro a la mesa de maestros.

El embiente en el comedor estaba un tanto alterado por la presencia de los nuevos estudiantes a quienes todos miraban con curiosidad. Los chicos nuevos parecían cursar el segundo o tercer año.

Mientras la gran mayoría de alumnos del instituto tenían clases en la tarde, los chicos de segundo tenían la tarde libre por lo que si los chicos nuevos asistían a segundo año, bien podrían aprovechar la tarde para ponerse cómodos y conocer a sus nuevos compañeros.

Entre en el comedor casi corriendo, el hambre no me dejaba pensar ni enfocarme en las clases. Por suerte, el almuerzo llego pronto. Carne asada y verduras, distraida por el olor de la comida no me percate de los tres compañeros nuevos.
Me sente en una mesa cerca de ellos, se veian sombrios sobre todo la chica. Segui comiendo mientras los demas charlaban unas mesas mas alejadas de la mia.

Me encontraba con demasiada hambre como para ir a practicar así que me dirigí al comedor esperando la cena con ansias. Nada más llegar me siento en el primer sitio que encuentro y miro a mi alrededor. ''¿Alumnos nuevos...? En esta época del año...'' me quedé pensativa. No pude contener la intriga y mientras comía, pregunté en voz alta.

- Disculpen... ¿Van a ingresar como nuevos alumnos? - digo dirigiéndome tanto a los profesores como a los tres alumnos nuevos.

Luego del.almuerzos, las horas empezaron a sucederse a una velocidad vertiginosa mientras cada quién iba a lo suyo, la noche estaba al caer y con ella quizás llegarían los pproblemas.

Algunas horas después de que os vaís a dormir, una potente explosión los despierta, al tiempo que el señor Schnyder irrumpe en su habitación, junto con dos alumnos de séptimo año.

Lo primero que notaís es que los nuevos no están en sus camas.

- Rápido chicos, tenemos que salir de aquí, los mortífagos están atacando el instituto, los aurores están en camino, pero no creo que lleguen a tiempo, el director Warren está muerto, yo los protegeré hasta llegar a los carruajes. - afirma Schnyder mientras intenta cubrir la herida de su hombro.

"G... gñá?" dice Jackie mientras se despierta como puede. Como cada mañana, lo primero que hace es coger su máscara: No es plan de que nadie le vea la cara. "Anastasia, te juro que como sea esta otra de tus bromas, yo te..."

Entonces ve que no es Anastasia, sino el señor Schiner

"P... pero... Mierda!" dice poniendose la careta y agarrando su varita "¿Los Dead Eaters? ¿Siguen funcionando?"

A toda prisa se pone las botas, agarra una mochila, la varita y su escoba. No tarda ni 14 segundos. Como si toda su vida estuviera lista para salir corriendo

Se va cagando leches en la dirección que diga el profesor "¿Que tenemos que hacer, maestro?"

Soñaba con la taberna donde trabajaba mi hermano, me explicaba las diferentes tipos de cervezas que tenían en los toneles. En un momento, mi hermano grito "Nos están atacando" y varias palabras que no entendí por el ruido ensordecedor. Cerré los ojos, despertando de un golpe.
Me tomo unos minutos reaccionar, la confusión era general y la idea que los secuaces del señor oscuro estaban en el colegio era insólita, casi imposible.
Agarre mi varita y guarde con rapidez algunas cosas en una mochila. Mi cabello era un desastre pero no le preste atención, corrí junto con mis compañeros hasta el carruaje mientras el profesor lanzaba maldiciones de manera frenética.
Mire brevemente hacia el instituto, la imagen del edificio en llamas verdes y la destrucción en general me lleno de ira. Éramos niños, no teníamos posibilidades de ganar, solo de huir.

Moira despertó sobresaltada y aun con los ojos medio pegados por las legañas observó al profesor parado en medio de la habitación visiblemente desarreglado. Se estaba preguntando si todo era un sueño cuando su perro Sprocket comenzó a ladrar y eso y el tono urgente del hombre la hicieron reaccionar por fin. Ruidos y gritos llegaban hasta la habitación mientras temblando se dispuso a recoger sus más preciadas posesiones en una mochila. Con los mechones pelirrojos revueltos por el sueño y vistiendo una camiseta vieja de color gris con el lema “Save the whales, WWF” y un pantalón de pijama de franela de cuadros escoceses, se echó la capa del uniforme por encima y siguió a los demás hacia el carruaje que les esperaba. Tenía tanto miedo que apenas fue capaz de dar una orden a su perro de que la siguiera.

Una vez en el dormitorio, y completamente desprovistos de gente que los observara, se aseguro de revisar con su magia algún conjuro para escuchar lo que hablaban o algo por el estilo, y una vez que comprobó que no había manera de que los estuvieran escuchando, miró a sus compañeros y les dijo;

-Debemos infiltrarnos de inmediato para poder solucionar y ubicar el collar. Una vez hagamos esto, debemos proteger la puerta de cualquiera que quiera impida que la dejemos abierta, pase lo que pase. -

Dije, mirando a mis compañeros, preparandome y ordenandome las ropas para irnos hacia la oficina del director, y confirmar que el collar estaba allí.

Una vez que salieron del lugar después de haber comido y estar en lo solitario del dormitorio, escucho directamente a Eliphastus después de haberlo revisado todo, y observándolo añadió;

Debemos aprovechar la oscuridad de la noche, observar cuantas personas custodian el lugar, y una vez hecho esto, asegurarnos de que nuestro plan sea un éxito. 

Dijo Richard, mirándolos.

Me había quedado hasta tarde leyendo uno de los libros a la biblioteca, cuando me desperté de golpe el libro cayó al suelo, por suerte llevaba unos pequeños shorts puestos y encima de la camisa del pijama me coloqué un suéter me puse los tenis sin calcetines y cogí la varita con mi mochila favorita, que era más pequeña comparada al resto pero tenía bastantes compartimentos. 

- Profesor, ¿estamos todos...? - pregunté preocupada y mirando a mi alrededor asegurándome de que todos se encontraran, aunque todavía mi mente estaba aún un poco desconcertada. Aunque si presencié una lucha contra mortífagos cuando era más pequeña, aquel sería mi primer enfrentamiento en caso de que nos encontráramos y no iba a cortarme un pelo, después de todo no había pasado por los mismo entrenamientos que mis hermanos en verano para conseguir mejorar mis habilidades. Continué siguiendo al profesor hasta los carruajes y esperaba que nadie se quedara atrás, hasta el último momento me quedé viendo la imagen de lo que era nuestro segundo hogar, o al menos para la mayoría. Ya era la segunda vez que los mortífagos se encargaban de arruinar mi tranquilidad y asesinar gente conocida. Cuando la última imagen de nuestra escuela, recordé la promesa que me había hecho hacía 5 años atrás...