Partida Rol por web

Finalmente el día uno de septiembre llegó y para muchos sería el primer día en Hogwarts, de nuevo. Alumnos y nuevos profesores se congregaron una vez más en el Gran Comedor de Hogwarts por la noche, en la fiesta de bienvenida y ceremonia de selección para los chicos nuevos. Nada había cambiado en aquellos terrenos y todo parecía continuar como siempre, como si nada hubiera cambiado. Los cambios venían aquel año por otro lado: el profesorado.

Amy Greenbell, directora de Hogwarts, hablaba en su discurso hacia los estudiantes, comentando normas y ahora, presentando a los nuevos profesores y jefes de casa:

- Este año contamos con nuevos profesores como podéis ver. Kegan Porcher ha accedido este año a dar clases de vuelo en Hogwarts y será el jefe de la casa Gryffindor.- todos los chicos y chicas fijaron su mirada con admiración ante el famoso jugador de quidditch, sentado en uno de los extremos de la mesa de profesores. Las chicas, de todas las edades, suspiraron casi al unísono. ¡Era tan guapo y famoso!- Ermendrud Lotte viene de tierras extranjeras. Os dará clase de Historia de la Magia- Ermendrud estaba sentado al lado de Kegan, a su derecha.-Tabatha Smith será profesora de Estudios Muggles y jefa de la casa Hufflepuff. Vilma Williams será profesora de Adivinación y se encargará del aula de música.- Tabatha estaba entre Ermendrud y Vilma. Muchos identificaron a Vilma y la emoción les recorrió. ¡Qué emoción! ¡La famosa cantante iba a ser su profesora! Algunos lamentaban no haberse matriculado...- Eileen Morgan será vuestra profesora de Pociones este año y jefa de la casa Ravenclaw.- Eileen estaba sentada al otro lado a partir del sillón de la directora. A su lado permanecía Emily, a quien la directora señaló entonces.- Emily Van Dyck se encargará de Defensa Contra las Artes Oscuras y será la jefa de Slytherin. Y finalmente, Beth Laggers se encargará de la enfermería. Dicho esto, ha llegado el momento de empezar a comer, os veo bastante hambrientos. Adelante y, ¡que comience el año en Hogwarts!

Inmediatamente las mesas se llenaron de deliciosos manjares. ¡Habían vuelto a Hogwarts! Aunque con una misión que cumplir. Al menos la mayoría. ¿Y hasta cuándo permanecerían allí? Solo su ingenio y la suerte tenían la respuesta.

Las últimas semanas habían pasado en una nube de ansiedad anticipatoria y una extraña y relajada felicidad que había ido disminuyendo en favor de la otra emoción dominante conforme se acercaba el día uno de septiembre. Teniendo en cuenta la misión que se traían entre manos, se había sentido patéticamente nerviosa al enterarse de que su tapadera iba a ser la de profesora y jefa de Casa. ¿¡Qué demonios iba a hacer ella con un puñado de niños!?

Para diversión de Zoey - a quien por lo menos le había dado un motivo para reírse en las últimas semanas- , en un intento de tenerlo todo bajo control, había estado preparando las clases de todo el curso a pesar de que esperaba que la misión no se alargara más de un par de semanas o un mes a lo sumo. Al menos así disminuía la sensación de que ser profesora iba a ser un desastre, algo que en realidad debería importarle poco cuando era sólo una tapadera.

Finalmente había llegado el día de la despedida con expresiones más serias de lo que ella hubiera querido, pero era inevitable. A pesar de su preocupación por hacer de profesora, no dejaba de pensar en lo peligroso que podía ser todo aquello. No saber con exactitud de dónde podían venir los peligros y en qué forma, sólo lo hacía peor. Seguramente para Zoey, quien tendría que vivirlo con el desconocimiento propio de la distancia, aquella sería una vivencia de lo más estresante. Pero, por desgracia, no había nada que pudiera hacer para ahorrarle el mal trago excepto renunciar y eso era algo que no entraba en sus planes. 

Había llegado la hora de la cena y ahí estaba sentada en la que siempre había sido la inalcanzable mesa del profesorado, más seria de lo normal debido al nerviosismo. Posiblemente desde aquella posición encumbrada y dada su seriedad, los alumnos ya estuvieran pensando que su mala leche iba a ser épica. Igual tenían razón.

Pero como no valía la pena hipotetizar sobre la impresión que estaba causando - aunque los amigos de Jeremy debían recordar las collejas que le había propinado al chaval y, posiblemente, el hecho de que era lesbiana -, se limitó a permanecer ahí, entre Greenbell y Emily, inclinando levemente la cabeza cuando le tocó ser presentada mientras lograba que las comisuras de sus labios se alzaran de forma apenas imperceptible.

Logró respirar un poco más tranquila cuando por fin llegó el momento de la cena, aprovechando para inclinarse levemente hacia la directora. Dado los acontecimientos de su último curso en Hogwarts no guardaba un buen recuerdo de aquella mujer cuyo ostracismo y mala gestión habían causado muertes entre los estudiantes. No entendía demasiado cómo habían permitido que volviera a ser directora. Pero eso no le iba a quitar de aliviar su curiosidad con un punto.

- ¿Qué ha sucedido con los profesores que anteriormente ocupaban nuestros puestos?

Y allí estaba, de profesor oculto en busca de Isaac. Hacer de profesor no era algo que en una situación normal le desagradaría y mucho menos al tratarse de ser el jefe de la casa Gryffindor, pero aquella situación no era normal, tenía que vigilar y si fuese necesario, proteger a unos estudiantes para encontrar a aquellos que se han llevado a su amigo.

Pero había algo que le preocupaba y que estaba en esa misma mesa. Emily. No esperaba encontrarse allí con ella, aunque una parte de él si sabía que probablemente iba a encontrársela. No quería tener que hablar con ella y todo aquello le resultaba bastante agobiante, pero tampoco había nada que pudiese hacer al respecto, así que simplemente intentaría no cruzarse con ella siempre que no fuese necesario.

Miró a Ermendrud, su única compañía en las comidas por un tiempo y un compañero profesor - Soy Kegan, encantado - le saludó ofreciéndole la mano.

La directora de Hogwarts tomó asiento en su cómodo sillón con tranquilidad. Estaba acostumbrada a ver a antiguos alumnos sentarse a su lado en aquella mesa, y lo cierto es que resultaba bastante reconfortante. Ante la pregunta de Eileen, tomó un poco de agua antes de responderle con tranquilidad:

- Están de vacaciones pagadas. Volverán cuando todo esto vuelva a la normalidad. Ya sabes. Parecen disfrutar de este tiempo de relax, así que está bien para todos.- y le dedicó una breve sonrisa.- He oído que se ha casado, ¿cómo debería llamarla? Ahora que lo pienso, le he presentado como siempre. ¿He hecho mal?

Ese no era el plan. Diablos, claro que no era el jodido plan. Mientras el rostro de Ermendrud era una losa más del suelo, fría e insulsa, su interior bullía entre el nerviosismo, la indignación y el miedo más absoluto. Profesor... como era eso posible; al menos tendría que dar las gracias por la materia escogida para él ¿no? si lo llegaban a poner de profesor de vuelo hubiera sido catastrófico y habría que lamentar muertes. 

Tragó saliva con dificultad, pues todo aquello lo había dejado seco por completo y se quedó mirando, obnubilado, a los niños que atestaban el comedor de Howarts - como me hagáis la vida imposible, pequeños bastardos, os crujiré los huesos - pensó dejándose llevar por el hastío más absoluto, un hastío que pronto se transformó en pánico. ¿Cómo había acabado ahí? el solo estaba buscando a su madre desaparecida en un país mágico extranjero... ¡¿cómo?! trataba de entender todo aquello, su dedo indice dibujaba letras fantasma sobre el mantel, como si tomara apuntes, pero por más que lo meditara no tenía el más mínimo sentido. 

Algo le dijo que le habían hablado, y, sin girar el rostro, vio que alguien le ofrecía la mano. Tardó más de lo que la educación establecía, pero es que Ermendrud estaba ido, en shock. Finalmente, un aborto de sonrisa surgió de entre sus labios y asintió cuatro veces en menos de un segundo - Erm... Ermendrud Lotte - se presentó deduciendo que ese joven se había presentado también.

Y ahí se quedó, con mirada perdida en el horizonte del comedor sintiendo que el estomago estaba tan cerrado que iba a necesitar de un buen medimago para que se lo volviera a abrir. 

No quedaba más remedio que ir a Hogwarts este año y eso ¡Me chiflaba! Mi carrera musical no me preocupaba, pues no hacíamos conciertos porque estábamos en proceso de grabar un nuevo disco. Los míos estaban seguros y Killian, la persona que más me importaba en estos momentos, había prometido escribirme. Nuestra relación había cambiado un poco después de lo ocurrido en la boda; ahora eramos más ¿cariñosos? Había dejado de traer tanto ligue a casa, suponía que por miedo de que volviera a pasarle algo similar o quizás, por el gran secreto que guardábamos en casa. Aunque ya no parecía que fuera tan secreto. Había llorado un poco la marcha, pues echaría muchísimo de menos a Killian a la vez que estaba emocionadísima por lo que me esperaba de aquí en adelante. 

De modo que ahí estaba, en Hogwarts, de nuevo. Pero no entendía porque estaba en la mesa de los profesores... Se me hacía raro estar ahí, pues no hacía mucho tiempo yo ocupaba los asientos de debajo. Pero me gustaba; desde ahí se podían ver a todos los alumnos y, para variar, muchos de ellos me miraban fascinados. Debería ser genial que tu ídola compartiera un año junto a ti. Me gustaba hacer felices a los alumnos y alumnas de mi antigua escuela. Cuando la directora se puso en pie -nunca me había caído bien y no entendía porque estaba allí todavía- permanecí callada para escuchar su discurso. 

¡¿Kegan era el nuevo profesor de vuelo?! Y ¿Jefe de Gryffindor? ¡Eso sí que era una sorpresa! Y Erm de Historia de la magia... Que cosas más raras, nadie me había dicho nada. Pensaba que venían a Hogwarts por la profecía. ¿Tabby? ¿Por qué ella tampoco me había dicho nada? Cuando los finos labios de la directora pronuncian mi nombre, el pelo se me eriza ¿Yo, profesora? ¡No estoy calificada para serlo! 

Parece que los segundos se hacen eternos cuando dicen que me encargaré de adivinación y del aula de música. Me alivia, dentro de lo difícil la adivinación era una asignatura que me gustaba bastante pero que tampoco destacaba por ella. No sabía qué iban a aprender conmigo pero algo me inventaría. Total, no tenía porque ser exacta; dependía mucho de las creencias de las personas. Saludo con la mano y una sonrisa algo forzada a los alumnos que me miraban con fascinación y dejo de prestar atención a nada. ¡Ay, madre! ¿Cómo iba a planear las clases? Lo del aula de música no me preocupaba, aunque yo no sabía tocar ningún instrumento... 

En modo automático, cuando sale la comida mágicamente de las mesas, me siento y comienzo a comer en silencio. Mi cara de asombro decía todo lo que estaba pensando en este momento. 

No podía evitar recordar la sensación de que cada vez que aquella mujer abría la boca demostraba el poco sentido común que tenía y aunque ahora no era algo que saliera a relucir en la conversación, era algo que seguía presente. Por eso tuvo que esforzarse para hacer que una sonrisa acudiera a sus labios.

- Sí, pero conservo mi apellido de soltera, así que nada. Prefiero que me vean sólo como una profesora, total, mi hermano ya se encargará de extender rumores sobre mí.

Como si sus palabras le hubieran hecho destacar entre la multitud, sus ojos repararon en Jeremy, que estaba bromeando en la mesa de Gryffindor con sus compañeros. Se llevó una mano a la frente en un gesto que apenas le servía para sobrellevar la incomodidad. Aquello iba a ser extraño, sin duda.

Y después de todo el mes esperando ese momento, se encuentra sentada en la mesa de los profesores. Frente a ella están los alumnos de ese año y a su lado, parece haber más compañeros que han fichado por Hogwarts para dar clases en su antiguo colegio. Aunque le extraña ver a Emily entre los profesores... ¿no va bien su carrera como Auror? Además, estaba investigando el caso de Katherine y aun no los han encontrado... no que ella sepa.

Sonríe a los alumnos cuando la Directora Greenbell la presenta. Tras las formalidades y esas cosas, cuando ya comienza la cena, se gira hacia Vilma.

-¡Vilma! No sabía que ibas a venir a dar clases. Bueno... en realidad, no sabía que iba a haber tantos profesores nuevos este año. ¿Cómo estás? - sonríe.

Solo ha podido darse cuenta de una cosa... los demás no esperaban ser presentados como profesores. Y parecen un poco fuera de lugar. Pero ya pensará en eso luego. Hace tiempo que no ve a su amiga y la última vez no pudieron hablar demasiado... y, encima, la convencieron de que Dean no era su hijo, sino que se lo habían regalado en la estación... hay que ver.

Que mis jefes eran unos malditos incompetentes lo sabía, pero que llegasen a esos extremos hacía que quisiese matarlos a todos. Las personas escogidas además de las que yo había propuesto no eran buenas opciones en ninguno de los sentidos. El peor era Kegan. Sólo verle esa estúpida cara de niño mimado famoso me hacía querer estrangularle, y eso que yo nunca había tenido deseos asesinos. Tal vez es verdad que siempre hay una primera vez para todo.

Pero no sólo era eso, era también la falta de información que me habían proporcionado y las prisas con las que lo habían hecho todo. ¿Cómo pretendían una misión con éxito con un equipo descoordinado y sin informar? Por eso me había metido en el departamento de aurores, para cambiar eso. No era la primera vez que veía su incompetencia.

Y mientras maldecía y asimilaba todo, escuché mi nombre y alcé la vista. Sabía que iba a ser profesora de DCAO... Pero lo de jefa de la casa me dejó helada. Y no sólo eso: Slytherin.

Espera, ¡¿Qué?!

Disimulé mi sorpresa gracias a mi expresión de mala hostia, pero estaba segura de que al menos Eileen que me conocía bien habría pillado el detalle.

¿Cómo iba a ser yo jefa de Slytherin? No sólo no tenía el carácter necesario para algo así, o el tiempo, si no que no tenía las ganas y tal vez lo más importante: yo fui Ravenclaw. Los jefes de las casas siempre eran ex-alumnos. ¿Cómo iba yo a impartir valores Slytherin?

"Voy a matar a mucha gente cuando todo esto acabe..."
 

No sabía cuanto rato llevaba comiendo, quizás demasiado. Mi estómago estaba apunto de reventar cuando escucho la voz de Tabatha, la cual hace que salga de mis pensamientos y rebote. 

- Ho... Hola. No. O sea, sí.- Menuda mierda de respuesta.- Quiero decir, es que yo tampoco sabía nada, Tabby. Me acabo de enterar de todo... Y estoy algo confusa. No sé ni cómo dar las clases de adivinación.- Le confieso a mi amiga en un susurro. - Tu sí que sabías que ibas a ser profesora de estudios muggles? ¿Y jefa de Hufflepuff? Es una pasada, tía. Me alegro mucho por ti...

-Claro... bueno, no sabía que me haría jefa de casa, pero si que necesitaba a alguien para la clase de Estudios Muggles...

Deja el tenedor sobre el plano.

-¿Qué está pasando, Vilma? No me habréis metido en algo de lo que no soy partícipe, ¿verdad?

Que todos estén ahí, es la señal de que algo no anda bien y menos con lo que están hablando Eileen y Greenbell. Y la presencia de Emily allí es extraña. Todos tienen caras de no saber que iban a ser profesores y, por tanto, es algo que Greenbell se ha sacado de la manga. 

Como haya ido engañada... ha dejado muchas cosas para volver ahí.

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte para Ermendrud le tocó una clase sencilla. Tercer año estaba sentado, en silencio, esperando a que su profesor llegara y comenzara la clase. Todos parecían estar expectantes a lo que podría ocurrir en el aula, ya que el profesor Binn, profesor de la asignatura antes y actual fantasma de Hogwarts, no parecía muy contento por haber sido suplantado. 

Anastasia Robson, una de las chicas cuya muestra de sangre había sido robada y de quien, quizás, hablara la profecía de Vilma, estaba en primera fila. Su traje era de Hufflepuff. 

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte para Kegan su asignatura era divertida y muy querida por la mayoría de los alumnos. ¡Y aún más si el profesor era Kegan Porcher! ¡El famoso buscador! Todos los alumnos habían llegado pronto a los terrenos donde tendría lugar la clase y se encontraban impacientes por verle aparecer. El curso que le había tocado a Kegan en aquella primera clase era cuarto. Una de las chicas a la que le habían robado la muestra de sangre, Melani Robson, se encontraba allí. Según los informes cualquiera de esos seis chicos podía ser el que supiera la información que buscaban.

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte para Eileen, ella controlaba a la perfección su asignatura. Además se la había estado preparando a conciencia, siempre tan perfeccionista y trabajadora. Aunque también tuvo ligera mala suerte porque su primera clase iría dirigida, nada más y nada menos, que a su hermano Jeremy. Cuarto curso era su primera clase.

Todos los alumnos estaban ya en las mazmorras, en el aula de Pociones, colocados pero hablando entre ellos abiertamente. A diferencia de otros grupos este parecía bastante hablador. Y es que no era para menos, ¿no? 

Uno de los chicos a quienes le habían robado la muestra de sangre, Jake McGuire, se encontraba sentado al lado de dos chicos más. Era Ravenclaw y parecía hablar de forma distendida. A primera vista parecía un chico normal. Probablemente ni siquiera supiera lo de la muestra de sangre, ¿pero sabría él la ubicación que todos los nuevos profesores buscaban?

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte para Tabatha, ella sí sabía que iba a ser profesora de Estudios Muggles y desde luego era una asignatura que controlaba a la perfección. Seguro que todo iría bien. Además, su grupo era uno perteneciente a los cursos superiores. Sexto curso. Ya estaban sentados en su sitio cuando ella apareció. Pero Beth apareció antes de que entrara en clase:

Beth:- Tabatha, ¿podemos hablar un momento? Solo será un minuto.

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte para Vilma, ¡ella era una super estrella! Si se confundía o si hacía algo mal seguro que ni se fijaban. Además era un grupo de casi adulto. ¡Séptimo curso! Y no era muy numeroso ya que pocos habían elegido esa asignatura. Pero parecían orgullosos y contentos, ya que ahora les daba clase una cantante famosa. 

Cuando Vilma llegó al aula de Adivinación el reducido grupo se encontraba esperando, ya sentado. Entre ellos estaba uno de los chicos a quien le habían robado una muestra de sangre y uno de los objetivos de los "profesores". Nick Wilson con vestimenta de Ravenclaw.

La cena pasó y todo el mundo se fue a los dormitorios. Habría más de una fiesta, pero nada que no hubieran hecho ya todos cuando estuvieron del lado del alumnado de Hogwarts.

Pasada la noche dio comienzo un nuevo día. ¡El primer día de clase! ¿Quién estaría más nervioso? ¿Los profesores nuevos o los alumnos?

Por suerte o por desgracia para Emily ella tenía aquella hora libre de clases. Lo que le permitiría hacer lo que le diera la gana, desde investigar a alguno de los "objetivos" en concreto, pasearse por el castillo o no hacer absolutamente nada. De momento sabía que una de las chicas a las que le habían robado la muestra de sangre estaba en Slytherin. Era de sexto curso: Ashley Turner. No había ninguno más de Slytherin entre los "objetivos".

Llego a la clase con su escoba en la mano ¿Quizá tendría que haber cogido una más normal y no la que solía usar normalmente? Pensó al ver las escobas de los estudiantes, pero ya era demasiado tarde, simplemente no le daría importancia a aquello e intentaría volar lento. Por otro lado, no se había preparado nada, a fin de cuentas, habiendo sido capitán del equipo hacia unos años y siendo el entrenar con escoba su rutina, sería repetir algo a lo que estaba acostumbrado ¿No?

- Bienvenidos a clase de vuelo, soy Kegan Porcher y seré vuestro profesor de vuelo. Hoy vamos a hacer un circuito simple y así podré ver como os desenvolvéis con la escoba, así que aprovechemos la clase y ¡Todo el mundo a las escobas!

Se montó en su escoba y se elevó varios metros manteniéndose en el sitio sin problemas y de forma instintiva… quizá le iba a costar un poco enseñar algo que él ya hacía por instinto y sin necesidad de pensar que es lo que necesitaba hacer para controlar la escoba, con pensarlo su cuerpo lo hacía solo. Tras volar por el lugar y explicar el circuito, sobrevoló a los chicos y los vigiló de que todos hiciesen el ejercicio bien, a la vez de que buscaba una excusa para para poder hablar con ella o hacerla que se quede unos minutos después de clase.

Sólo a la hora del desayuno había recordado lo que más echaba de menos en Hogwarts: la comida. Por ella había abandonado su fachada seria de profesora - aunque aún no tenía claro que rol adquiriría en clase -, para entregarse a los dulces placeres del desayuno. Tostadas con mermelada de arándanos, cereales, piña, algo de color ambarino que ni siquiera sabía lo que era... Daba igual. Había arrasado en la mesa de profesores sin apenas hablar con nadie, demasiado concentrada en eso. Al menos eso le ayudaba a no pensar en su primera noche sin Zoey.

Al cabo de veinte minutos de comer casi sin respirar, se había despedido de sus compañeros docentes para dirigirse a las mazmorras, penetrando en el familiar ambiente de la que fue su clase favorita. Una vez allí, no pudo evitar sonreír como una niña, cargada de recuerdos. A Vilma le había explotado una poción ahí...y ahí, y ahí también...Emily le había rogado por su ayuda en su mesa de siempre...Anwen había mirado mal a todos cuando su poción había salido mal...

Atajó todos aquellos recuerdos y los metió en el cajón de sastre mientras se arremangaba su túnica - ¿cuánto hacía que no vestía con una? -. Manos a la obra. Antes de que llegaran los alumnos había distribuido un vaso de agua en cada una de las mesas y había preparado una poción de aspecto grisáceo que borboteaba alegremente en el caldero.

Así la encontraron sus alumnos, sentada sobre la mesa con aspecto tranquilo y sonriente mientras ocultaba sus nervios. Por suerte, dejando de lado su entusiasmo aún tenía una pizca de profesionalidad y no tardó en reparar en el chico en cuestión...y en Jeremy, que estaba haciendo el cafre como de costumbre.

- Bueno - empezó cuando todos tomaron asiento -. No voy a volver a presentarme, todos me conocéis de ayer y posiblemente algunos me recuerden de cuando yo era estudiante aquí. Los que penséis en mí como la hermana de Jeremy, os sugiero que os lo quitéis de la cabeza, sobre todo si esperáis obtener favoritismo por mi parte a raíz de ahí. No voy a decir que seré parcial ni objetiva. Trataré a todos por igual excepto a los pelotas, insoportables y a mi hermano, a esos les putearé a no ser que sean brillantes - se encogió de hombros con toda tranquilidad -. Sí, una profesora ha dicho putear, bienvenidos al futuro. Ahora, bebed del vaso que tenéis delante - esperó a que todos hicieran lo que había dicho, algunos con más recelo que otros, antes de decir -. Bien, os he envenenado. Primera lección, no bebáis algo que no sabéis que es. ¿Acaso me conocéis? Este es el mundo mágico chavales, aquí lo más inofensivo tiene colmillos y una simple bebida puede mataros - muchos de ellos expresaron su alarma pero antes de que empezaran las quejas, siguió hablando -. No es el caso. Este veneno sólo hará que acabéis todo el día eructando pompas de jabón de forma notoria. ¿Tienes alguna queja? - había un Hufflepuff con pinta de quejarse de modo que le dirigió una mirada glacial -. Hasta donde yo sé, no te he obligado a nada, has bebido libremente - cómo disfrutaba dando caña a los chavales. ¿Sería un talento innato? -. Bien, aquí tenéis vuestro veneno - señaló el caldero que reposaba a su lado -. Empezará a hacer efecto en una hora más o menos. ¿Qué tenéis que hacer? Descubrid qué lo compone y fabricad un antídoto a partir de sus ingredientes. Queda terminantemente el uso de antídotos genéricos como el bezoar. Si no lo habéis tomado para antes de que empiecen los primeros síntomas, será demasiado tarde. Podéis empezar.

El primer día de clase siempre trae nervios para todos. Sobre todo para aquellos que no saben que se van a encontrar y ella se encuentra dentro de ese grupo. Es la primera vez que dará clases y espera hacerlo bien. Le ha dado muchas vueltas a como dar esa clase. Su objetivo es que sus alumnos puedan vivir en el mundo muggle si así lo desean.

Entra en clase y su grupo ya está preparado para comenzar, pero justo antes de caminar hacia la mesa del profesor, Beth la llama.

-Claro, un momento.

Se gira hacia sus alumnos.

-Sé que no es forma de comenzar la clase, pero necesitan hablar conmigo. Si pudieseis escribir una lista como todo lo que sabéis del mundo muggle, nos ayudaría a comenzar la clase en unos minutos. Gracias.

Sonríe y sale de clase para hablar con Beth.