Partida Rol por web

Os asomáis por las ventanitas que tienen algunas aulas o golpeáis la puerta sin respuesta en busca de habitaciones vacías que estuviesen abiertas. No tardáis en encontrar una en el ala este del primer piso. Es un aula pequeña y simple, con tan solo un par de pupitres de roble y una pizarra al fondo. Imagináis que no os dirán nada por usar el aula.

El libro de encantamientos que ha cogido Zane es el que utilizaréis este año.

En el índice tenéis una lista con diversos hechizos: Wingardium Leviosa, Alohomora, Carpe Retractum, Lumos, Epoximise, Reparo... Entre otros. En la página tenéis las explicaciones sobre el efecto de cada uno y cómo realizarlo. *

-¿Quieres practicar el lumos y el wingardium leviosa?- Pregunto a Debbie -Parecen útiles y de los primeros que vamos a dar- La miro esperando su respuesta un segundo, antes de buscar las páginas en las que se encontraban esos hechizos. Habían otros más... útiles sí, pero desde el punto de vista académico me interesan más los que vamos a tener que dar en clase antes.

Después de recorrer parte del pasillo habíamos encontrado el lugar ideal para practicar. Solté la mochila y cogí mi varita mirando como Zane pasaba las hojas al libro que había sacado de la biblioteca.

- Me parece muy buena idea. En teoría son los más sencillos y estaría bien que cuando llegáramos a la clase de encantamientos ya pudiéramos dominarlos.

Me senté encima de una de las mesas dispuesta a practicar el primer hechizo que había propuesto Zane. Empecemos con Lumos...

Leéis las explicaciones y no parece demasiado difícil. Debéis pronunciar Lumos con seguridad mientras sostenéis la varita en posición casi vertical.

Miro la página del libro sobre el hechizo lumos y suspiro sacando mi varita. Leo las instrucciones una vez, pero detenidamente quedándome con todo.

Levanto la varita y murmuro:

-Lumos...

Al ver que la punta de la varita se enciende abro los ojos de la sorpresa. Sí, es un hechizo sencillísimo... y sí, nada fuera del otro mundo. Pero es mi primer intento de magia con una varita y... lo he consegido -Vaya...- Carraspeo y en un instante borro la incredulidad de mis ojos, para dar paso a una imagen de pura frialdad... como si ya me esperase conseguirlo.

No sin cierta envidia vi como Zane conseguía realizar el hechizo con facilidad, eso me puso nerviosa... no quería hacer el ridículo pero seguro que así sería. Sujeté la varita con más fuerza de la que debía y pronuncié el hechizo casi en un susurro.

- Lumos.

Pareció como si una pequeña chispa de luz quisiera asomar en la punta pero... nada. La decepción se reflejó en mi cara sin darme cuenta que esa había sido la primera vez que usaba mi varita para realizar un hechizo de verdad.

Algo fallaba aunque no sabía el qué. Conocía la teoría y sabía lo que tenía que hacer... entonces ¿por qué no me salía? Volví a probar de nuevo y en esta ocasión ni siquiera apareció la pequeña chispa. Me sentía frustrada, no podía aparecer por clase sin que antes me saliera, no podía hacer el ridículo.

Fruncí los labios con disgusto y me puse de pie dando un paseo por la pequeña aula intentando relajarme, quizás el problema era ese, que estaba demasiado preocupada porque me saliera bien que no era capaz de dejarme llevar.

Dándole la espalda a Zane volví a intentarlo de nuevo una vez más. Lumos... y esta vez, aunque no conseguí que la varita se iluminara, por lo menos la pequeña chispa volvió a aparecer y se mantuvo un poquito más.

Mientras Debbie intenta sin mucho éxito encender la punta de su varita, por mi parte busco el contraconjuro en el libro para saber como apagar la mía, sin prestar mucha atención a lo que Debbie está haciendo, que parece nerviosa por los fallidos intentos.

El contraconjuro está en la siguiente página. Es un conjuro únicamente para apagar la luz de la varita, pero obviamente útil si no quieres ser una linterna. Para conjurarlo el proceso es el mismo, aunque la palabra necesaria es "Nox".

Al ver la palabra puesta en el libro y las instrucciones que dicta levanto un segundo la varita -Nox- Digo con seguridad, justo antes de hacer que la varita se apagase por sí sola. Sonrío triunfante ante mis dos éxitos seguidos y a la primera.

Miré de reojo a Zane y para mi disgusto pude comprobar la facilidad con la que él hacía no sólo el hechizo para iluminar sino también para que su varita dejara de dar luz. Me estaba enfadando conmigo misma por no conseguirlo yo también y, como si de una rabieta se tratara, pegué una patada en el suelo intentando alejar la tensión de mí.

No podía abandonar... tenía que volver a intentarlo una y otra vez hasta que lo consiguiera. Respiré hondo e intenté olvidarme de Zane y todo lo que me rodeaba, sujeté suavemente la varita y murmuré el hechizo.

- Lumos...

Por fin lo había conseguido... Una gran sonrisa asomó a mi cara al ver mi varita iluminando la clase.

Tras pasar un rato ensallando el hechizo, con mayor y menor acierto veo que la hora de la cena se acerca y guardo la varita como oro en paño...

-Deberíamos ir al comedor- Digo a Debbie, dando media vuelta para dirigirme a cenar.

Miré encandilada mi varita pero ahora había que apagarla, así que me acerqué al libro que tenía Zane para mira el hechizo correspondiente.

- Nox...

- Nox...

- Nox...

Al final mi varita se apagó, por lo menos había conseguido que me saliera una vez. Pero eso era poco.

Seguí practicando y parecía que, poco a poco, le iba pillando el tranquillo al movimiento de la varita. Estaba un poco más relajada y eso se notaba. Me sorprendió escuchar a Zane decir que ya era la hora de ir a cenar, el tiempo se me había pasado volando así que guardé mi varita y, recogiendo mi mochila, salí del aula detrás de él.

- Si quieres podemos quedar más veces para seguir practicando...

Después de haber visto lo bien que se le daba a él tenía miedo de que no quisiera practicar con alguien tan torpe como yo. Me sentía un poco desanimada en ese sentido, ya que pensaba que si sabía la teoría la práctica no se me daría nada mal pero tendría que practicar mucho más...

El Aula de música es básicamente el aula dónde ensaya el coro de la escuela, conocido por ser dirigido por el profesor Flitwick y actuar en fiestas cómo navidad. Un cuadro con una bella bailarina te indica el camino* y lo encuentras sin muchos problemas. El aula está en el mismo pasillo que el despacho de Flitwick y la clase de Encantamientos, cosa que es buena recordar para la semana que viene.

Cómo de costumbre, el aula está abierta. No parece que cierren nada celosamente en el castillo, excepto las salas comunes y tal vez los despachos de los profesores. Tal vez confían en el buenhacer de los alumnos.

El aula cuenta con un gran espejo a un lado, un piano de cola antiguo pero tremendamente bien cuidado, lo que resulta bastante impresionante; algunos instrumentos músicales útiles para el grupo coral...

Cuando entré en el aula me tomé unos minutos para recorrerla a mis anchas, recrearme en cada tapiz, admirar cada uno de los altos arcos, los intrincados atriles y por supuesto, el magnifico piano de cola que como una suerte de hipnosis me atrajo hacia él cual luz para una polilla.

Con cuidado, atrapada por el aura solemne que imbuía cada rincón, lo rodeé sin hacer apenas ruido, como si mis pasos flotaran sobre la fría piedra del suelo hasta que finalmente me aventuré a acariciar con delicadeza la suave y brillante tapa de madera lacada. Antes de darme cuenta ya estaba sentada sobre la banqueta forrada de terciopelo granate y mis dedos se deslizaban suaves y hábiles por cada una de las teclas. 

En el momento en que la melodía empezaba a emerger bajo la percusión de los pequeños martillos sobre las cuerdas ya no pensaba en lo que estaba haciendo, simplemente me dejaba llevar con los ojos cerrados bajo el electrico hechizo de la música. Era la primera vez que realmente me sentía agusto, totalmente relajada y feliz entre los muros del castillo.

https://www.youtube.com/watch?v=0dPS-EHl-FE