Partida Rol por web

Me encantaba ver las mejillas de la azulosa, se habían puesto sonrojadas y le daban un toque dulce. Acerqué mi dedo a su moflete y lo piqué un par de veces, comprobando que eran muy blanditos. Tras eso aparté la mano escondiéndolas dentro de las ropas.-Seguro nos llevaremos bien... ¡Te presentaré a Bach! Es esa cosa sin pelo que me desobedecía esta mañana allí... ¡Y a Chopin! Es mi búho, es adorable, pero no es aconsejable acercarse a ella si no te conoce. A mi me hace mucha compañía y me hace más caso que ese gato tontoso... Creo que me odia, pero shhh, parece que lo quiere tener en secreto.-Aseguré, moviendo mi cabeza de arriba a abajo.-Aún que después de lo que pasó hoy... Podrás ver que ese secreto no es tan secreto.-Suspiré levemente, cerrando mis oscuros ojos unos segundos.

Mientras duró el silencio llegó otra chica, la que había estado con nosotras, esa tal Anne creo. Le dediqué una dulce sonrisa, acompañado de un gesto de cabeza, pero tras eso volví a poner oído para ver lo que ocurría, lo que escuché no me gustó, no era nada justo. Pero, ahí habían tenido culpa ambos, por mucho que buscase excusas, no las había.

-No te preocupes... En realidad creo Lion no debió hacer lo que hizo. Pero tampoco lo que dijo e hizo el de la casa verdosa.-Expliqué a la niña, mostrando una leve sonrisa, estaba preocupada por el niño de mi casa, pero.. Seguro mejoraba, estaba segura. Miré a la puerta, la prefecta se iba... Yo quería hablar con ella, pero no quería dejar a Ael sola, por lo que me volví. Después la buscaría para hablar.

Terminé lo poco que me quedaba del desayuno y, recogiendo la bolsa que siempre iba conmigo donde llevaba el libro de hechizos y mi varita, me levanté de la mesa.

- Bueno, yo me voy... Nos vemos luego.

Y salí del comedor buscando algún aula vacía en la que seguir practicando mis hechizos. Al fin y al cabo no tenía nada más interesante que hacer aquel día. Parecía que el dolor de cabeza quería volver pero intenté pasar de él... a este paso tendría que acabar yendo a la enfermería para que me dieran algo.

Entré al Gran Comedor y a primera vista me dio una sensación... extraña. Miré a todos lados y sentía que me había perdido algo. Vi a Diane así que me senté a su lado.

-Buenos días Diane! -dije con una sonrisa- Oye... sabes si ha pasado algo? Entre la nota de la sala común y el extraño ambiente que hay aquí... -dije mientras cogía una tostada.

El movimiento de Knight no me había pasado desapercibido y fuera con intención o no, serviría a mis propósitos. 

En vista de las pérfidas represalias que sufriría Black por ese afán suyo tan estúpido de llevar la contraria (por supuesto nada que ver con lo que yo hacía, donde iba a parar...), había sido muy cuidadosa al escoger mis compañías, sobretodo en lo que al Club de Lectura se trataba. Temía tropezar y estaba segura de que había quienes estaban deseando que lo hiciera. Honestamente, me importaba una mierda de colcacuerno húngaro todo este rollo que la mayoría se traían con los sangre sucia, mis espectativas iban mucho más alla y no tenía ninguna intención de cerrarme puertas ante nada ni ante nadie. Pero desde el último peldaño en el que nos veíamos obligados a posicionarnos los novatos de primero en la casa de las serpientes (algunos en escalones más bajos que otros, claro estaba), resultaba imposible ignorar el problema y habían planteado algunas cuestiones de maniobra en mis últimas cavilaciones. 

Sin embargo, y sin esperarlo en absoluto (eso también tenía que reconocerlo) , Zane acababa de hacer algo más que desayunar tranquilamente con una sangre sucia, acababa de sentar un precedente y aunque sus razones me importaban tan poco como la citada mierda de colacuerno no sería yo la que desperdiciara el margen que, muy probablemente sin ni siquiera darse cuenta, me brindaban sus acciones.

- Supongo que sus razones tendrá. -Respondí al chico con suavidad antes de apurar el último trago del tazón de leche. -Yo también me voy, tengo cosas que hacer. - Me despedí con una sonrisa dulce recogiendo mis cosas y alejándome en dirección a las grandes puertas de roble. 

Aun tenía pendiente indagar sobre el pequeño secreto de Violeta y el retrato de la séptima planta y como no, averiguar a quien pertenecían esas "curiosas" iniciales...

Todo era extraño y no sabía lo que había pasado, pero pasé del tema. Me dispuse a desayunar y ir a mi bola un poco, espiando lo que pasaba a mi al rededor. Me sorprendí mucho al ver que Zane y Mia se llevaban bien de repente y pensé que algo muy raro tendría que haber pasado para que llegaran a esa situación.

"En fin, igual Zane es solo pura apariencia"

Vi que entraba Donnie y se sentaba en una mesa, de modo que me acerqué a saludarlo. 

- ¡Hola Duni!- Vi que también estaba Diane. - ¡Hola Diane! ¿Alguien sabe que ha pasado? 

Devolví el saludo a Charlie cuando pude, con una sonrisita dulce y una leve inclinación de cabeza. Sinceramente, no podía acabarme de creer lo que me había dicho Brad, de todos modos, realmente no me importaba si una persona era de la alta alcurnia o no, sencillamente era una persona más entre muchas, tuviera más o menos dinero. Como dice mi padre siempre, la carne y el hueso valen más que el dinero. Después vi cómo los prefectos se iban, y Zane seguía con su numerito. A mí no me la daba, era obvio que estaba actuando, pero ¿con qué fin? Sé cómo la había tratado anteriormente y era imposible cambiar tanto de un día para otro. Mia, tan feliz como siempre, desapareció con Dharma hacia el pasillo, y me quedé con Anne y Diane en nuestra mesa, cosa que no me importaba.

Un leve sonrojo de vergüenza apareció en mi rostro cuando ella picó mis mofletes, e instintivamente bajé la mirada al suelo, sin decir ni una palabra. Aquella chica se había tomado demasiadas confianzas conmigo, por lo general no me gustaba que me tocaran. Miré sus manos, que rápidamente desaparecieron de mi campo visual. Me habló de su gato, el mismo con el que se había peleado momentos antes, y también me habló de su búho. Era curioso, ambos animales tenían nombres de compositores, y quizá Chopin fuera el que más me gustaba de entre todos los compositores. Asentí con la cabeza cuando ella dijo que ambos tenían la culpa. Desde luego, era un juicio muy salomónico, y que se fueran sin castigo me pareció, cuanto menos, sorprendente. E hilarante también, puesto que antes, en mi anterior escuela si se participaba en una pelea ambos salían castigados en mayor o menor medida, y no se les solía defender demasiado, al fin y al cabo, la violencia suele conllevar más violencia. –Quizá tengas razón.- Dije, sonriendo un poquito, dándole la razón a Diane. Era verdad, no creo que ninguno de los dos hubiera hecho bien, pero la actuación de aquél prefecto de Slytherin, más que la del propio Zane me habían llamado la atención. De hecho, quizá Zane, Charlotte, Debbie y/o Brad conocieran a mis padres. Me levanté de la mesa. –Oye, Diane, creo que me voy a explorar el castillo. Normalmente iría sola, pero ¿quieres acompañarme? ¿Y tú?- Dije, con una sonrisa que intentaba ser lo más amable posible hacia Diane y Anne. Dicho esto cogí otra mandarina (mi gran debilidad) y me la metí en el bolsillo, antes de salir del gran comedor hacia los pasillos, con o sin Diane.

Después de llegar al Gran Comedor, me siento en la mesa de Gryffindor ya que veo como Mia se acerca directamente a hablar con los prefectos.

Bastante atento a lo que puede ocurrir, me sorprendo cuando Zane comienza a hablar con Mia.

¿Va a insultarle delante de los prefectos? Aunque a lo mejor sería lo mejor que puede hacer para que finalmente salga de aquí, aunque no parece que sea el caso. ¿Le está dando un sandwich? ¿Qué esta pas..?

De pronto noto como si alguien me saludase. Presto atención y veo a Charlotte saludándome.

Hasta luego Charlotte - digo devolviendo la sonrisa.

De pronto se levanta el prefecto de Slytherin llevándose a Zane con él. Mia se va de la sala.

Debería ir a ver a Lion a la enfermería - pienso tras recordar las palabras de Mia en la sala común.

Me levanto y me dirijo hacia la enfermería.

Noté ese cambio en ella, era ante todo curioso, Sofía nunca hacía eso, quizás porque ya me conocía y sabía de mis arrebatos de locura extrema. No es que fuesen malos, pues la abuela decía que mi locura me hacía sobre todo encantadora y muy sociable, más incluso de lo que ya lo era ¡Que no es poco! Volví a asomar mis dedos entre la tela, pero intentando no mover las manos, cosa que me costaba horrores ¡Adoraba mover las manos! Ayudaba a darle sentido a las frases, si. La miré de nuevo, Aelia tenía la vista bajada, cosa que provocó que mi ceño se frunciese lentamente ¿Tanto le había afectado? Sólo le había picado la mejilla... ¡Y mis manos estaban limpias! Me las miré por si acaso, pero en efecto, estaban limpias y relucientes. Bueno, sólo limpias.-Por qué... ¡No lo entiendo! Tus mejillas siempre se encienden, pareces langostita. Mis manos están muy limpias y no te hice nada raro. Sólo te piqué un par de veces de esta manera-Llevé mis índices a mis propias mejillas y me piqué un par de veces, sonriendo después.

Mientras yo expliqué ella parecía estar pensando, y no me equivoqué. Se levantó cogiendo una mandarina, ahora que lo sabía, cuando la invitase a algo sería a eso. Si, era una gran idea. Pasé mis piernas al otro lado y me levanté de un salto acomodando mi bonita túnica. No es que fuera distinta a la de la otra niña, pero para mi la mía era... ¡Preciososa!- ¡¡Ohh!! A mi me gusta eso. El otro día mientras buscaba como llegar a las Mazmorras, que ya ves tú que complicación... Que es ir tooodo hacia abajo, pero que yo me perdí porque mi sentido de la orientación es como el de mi papi cuando nos vamos de viaje... ¡¡Pues, pues!! Conocí a un hombre que se llamaba Sir Cadogan, a mi me cae muy bien, habla mucho como yo y es gracioso ¡Encima! Tiene un corcel con complejo de pony rechoncho, pero claro, como hacia las Mazmorras no hay cuadros, pues no me pudo acompañar. Por qué ... ¿Te dije que era un caballero de un cuadro? Pues sí, está dentro de un cuadro.-Yo hablaba y hablaba, no era capaz de estar callada, era todo un problema, si.- ¡Oh...! Claro, será genial, podríamos buscar aventuras ¡Seremos exploradoras! Encontraremos tesoros escondidos -Di un pasito, sonriendo. Estaba claro que mis palabras eran las de una niña con una mente realmente activa.

Estaba apunto de decirle de irnos, pero dos voces conocidas mencionaron mi nombre, junto a una pregunta. Giré sobre mis talones, mirando a Donnie primero, dedicándole una sonrisa muy amplia, pero mis ojos saltaron a la niña de cabellos de fuego, Irina.-¡¡Buenos días!! ¿Desayunando? No os aconsejo... No desayunéis mandarinas, son muuuuy ácidas, pero están ricas, aún que a mi me hacen poner una cara muuy arrugada, como de viejita.-Advertí antes de que empezasen a comer, pero después me quedé callada ¿Cómo debía explicar aquello? Sacudí la cabeza, mirando a Aelia con una sutil sonrisa.-Oh, pues, veréis. Ayer Lion y... Bueno un chico que no conozco, que es de la casa verdosa, que dice cosas feas... Se pelearon. Al principio empezó el otro chico, pero claro, yo creo que Lion no tenía que haber hecho lo que hizo, porque se tiró a golpearle ¡Y....! Tachán, digno de una víbora invocó una serpiente muuuuy grande, que tenía malas pulgas, porque claro mordió fuerte fuerte a Lion. -Me quedé callada unos instantes, torciendo mis labios unos segundos-No quiero ponerme de lado de ninguno, los dos se comportaron mal... ¡Son tontitos! Y Lion recibirá una reprimenda mía, es injusto que todos acabemos perjudicados, debió callar e ir a la prefecta ¡Es una pequeña fiera! Pero... ¡No quiero ponerme de ningún lado! Me niego, seré neutral. -Sonríe de lado, girando hacia su nueva amiga-Bueno... Después nos veremos, ahora voy con Ael, me duele el culete de estar sentada... ¿No os pasa? Es tan incómodo, que necesito caminar.-Suspira para si misma.

Saludé a Irina y al ver que preguntaba lo mismo que yo me quedé callado mirando a Diane esperando a que contestara.

Después de la respuesta de Diane me quedé pensativo...
-Bueno... viendo lo que he visto de Zane estoy seguro de que Lion hizo bien... la lástima fue que no le dejase algún ojo morado. Puede ser realmente irritante ese chico... y me parece bastante peor sacar una serpiente al ataque que devolver un puñetazo... -dije poniendo cara de duda -Vale Diane, gracias por aclararme la duda! Hastar luego!

Entonces miré a Ira
-Que tal? Querrás que ensayemos esta mañana?

Diane y Aelia finalmente abandonan el comedor.

"Interesante..."

- A mi no me gusta que la gente se pelee.- Digo algo indignada. - Pero quería saber lo que pasaba... ¡El cotilleo me puede! Aunque suelo ser muy pasota en realidad. Que ironía ¿No? 

Me despido con la mano de Diane, riéndome por su comentario. 

- ¡Pues sí, ensayemos! ¡Estoy ansiosa por hacer algo! ¿Vamos a coger los libros de la biblioteca y nos vamos a los jardines? A lo mejor encontramos algo más, o intentamos que salga bien lo que hemos mirado. ¡Y esta noche no te escapas, vamos a hacer gamberradas!

Al contrario de lo que pudiera parecer, la idea de los anuarios no había sido una total perdida de tiempo, sabía una cosa y era que desde un principio había tenido razón. Aquellas iniciales no representaban a ningún alumno, o al menos no en singular... 

Caminé hasta la mesa de Slytherin sin pararme demasiado y escogiendo mi sitio acostumbrado me serví un poco de pollo y una copa de zumo de calabaza. No había visto en toda la mañana a ninguna de las chicas y desde el desayuno tampoco tenía mucha idea de en que andarían metidos los chicos, ciertamente ¿a quien le importaba?. Por una vez en toda la semana disfrutaría de una comida tranquila, como solía ser en casa. 

Un momento, ahora que me paraba a pensarlo, si que había algo que había echado de menos aquella mañana de domingo. ¿Donde diablos estaba mi correo?.

Cuándo Debbie y Zane cruzan la entrada del gran comedor, tan sólo reconocen a Charlotte en la mesa de Slytherin.

Me siento en mi mesa y saludo con un frío "Hola" a Charlotte. Acto seguido me sirvo la comida.

-¿Alguien sabe qué nos toca mañana?- Pregunto con curiosidad, de la misma forma que he saludado a la niña rubia y refiréndome obviamente a las clases.

No podía negar que me sentía satisfecha con lo conseguido, podía haber estado mucho mejor pero... no me podía quejar. Me senté en la mesa saludando a Charlotte tan secamente como lo hacía siempre y me empecé a servir comida sin prestar atención a mi alrededor, aunque sí me había dado cuenta que aún faltaban muchos por llegar.

- Creo que Defensa contras las Artes Oscuras con Gryffindor antes de comer y después Herbología con Ravenclaw.
 

Dharma y Lion (éste llevando el brazo inmobilizado en un cabestrillo) entran en el comedor, dónde falta mucha gente. Sin embargo, es fácil ver a Zane junto a Debbie y Charlotte en la mesa de Slytherin.

Entramos los dos juntos al comedor. Mia y Dean no nos habían seguido, por lo que supuse que tendrían algo que hablar a solas, quizás. Tampoco se despidieron y eso me pareció un poco raro, pero últimamente la gente con la que me topaba era muy rara, como Aelia, la chica de mi casa, así que ya me estaba acostumbrando.

-Ya que hay tan poca gente no creo que importe que nos sentemos juntos.- le comenté a Lion mirando a nuestro alrededor. Como siempre, ahí estaba Zane. ¡Qué mal me cae! Evité mirarle más y volví a mirar a Lion.- ¿Qué prefieres, tu mesa o la mía?- le sonreí.