Partida Rol por web

Las cosas en Roma estan cambiando anciana, muchas cosas se someten a cambios, la politica cambiara, las gentes cambiara, la forma de ser y comportarse la gente cambiara, la vida y el tiempo es como el agua cristalina de los riachuelos, siempre en movimiento, en constantes cambios, una cosa te enunciare seguro, anciana, Vorena siempre la he tratado y tratare con respeto, aunque sea esclava,ser esclavo o liberto es un titulo que se adquiere a nacer, algo que no se puede cambiar, pero las cosas cambian... - termina a decir esta última palabra, para coger la mano de su esclava -

"Idealistas", niego con la cabeza desde mi esquina, Roma no cambia, Roma serà siempre la misma. Pienso en silencio, creo que mis palabras pueden ser castigadas con la muerte, asì que mejor cierro mi boca y aprieto bien los dientes, no sea que un demonio se apodere de m espiritu y los dioses me castiguen.

- Percibo sabiduría en las palabras de esta vieja esclava.- Bruto regresaba a la estancia. –Veo que sigues con tus extrañas ideas Porcio Caton, viejo maestro.- Se acercó sonriente al viejo y le besó ambas mejillas mientras le sujetaba amistosamente por los hombros. –Pero será mejor que dejes esos discursos antes de que te oiga Cesar. Sabes que no le gustan. Además los esclavos son el músculo de roma, los nobles su espíritu y el senado su aliento vital. Todos son necesarios para que el esplendor perdure para siempre.-

Pone sus manos en los hombros de Brutus..

Bien sabes mejor que nadie que Roma cambia, debemos mantener las tradiciones antiguas, todo esta cambiando joven Brutus, nuestra ciudad impenetrable esta siendo sitiada por bárbaros, los cristianos andan ganando cada día más adeptos, si esto continua, Roma desaparecerá -dice en tono bajo a Brutus , solo para que él lo escuche -

Gaia escuchaba con atencion lo que decia Porcio Caton."Ojala todo fuera asi, y tuvieramos que dejar de ser esclavos". Gaia habia aprovechado para descansar, y se secaba el sudor de la frente. Asomo la cabeza por la puerta lateral por la que habia entrado Bruto, pero el humo del incendio de una casa cercana le impedia ver nada, por lo que termino de mover el mueble, tapando completamente el hueco.

Salio de la habitacion, esperando a que Julio Cesar, Herodes o quien fuera le ordenara algo. 

Miro la conversación entre mi amo y el señor Bruto (*) quien es un claro aliado del Cesar, ¿o no?, veo en sus ojos inteligencia, y no se sí sus palabras son honestas o perversas, sin embargo tiene razón. Los esclavos somos el musculo de este imperio, es por él que los romanos gobiernan, y es por nosotros que sus casas estan limpias y sus sabanas cálidas, pero a su vez, lo que dice mi amo, Porcio Caton, es cierto, ¿porque no puede existor igualdad?, la anciana es pesimista, pero realista también, quien sabe quien sea su amo.  Sí en Roma los esclavos somos el musculo, los nobles son su espiritu y el senado el aliento vital, ¿quien es es el corazón?, pregunto en mi ignorancia.

-Gaius...- Asiente. -Jovenes valientes es lo que necesita Roma en estos tiempos oscuros. -Se arregla los ropajes y termina la copa de un trago. -Y tambien vinos fuertes para hacer el trago mas pasable a los viejos...

Mientras habla se asoma a la estancia contigua. -Que ven mis ojos, en esa otra habitacion esta el sabio Caton, mi viejo compañero del senado. Gracias a Jupiter esta aqui a salvo y no a merced de los barbaros, hubiese sido una gran perdida para la Republica. Acompañame Gaius pues deseo saludarle. -Con paso seguro avanza entre las estancias. -Los Dioses son dadivosos, viejo compañero.- Le habla a Caton.- La fortuna ha querido ponerme a salvo en el mismo lugar que el gran Caton. -Se coloca a su lado poniendo la mano sobre la de Caton. -No te levantes buen amigo, para mi es bastante placer el verte entero. -Es entonces cuando se da cuenta de que Bruto esta cerca. -¡Bruto! Que alegria, esta casa es un digno santuario de la Republica, llena de hombres honestos y valientes... -Entonces gira la cabeza hacia la esclava que esta/ba sentada junto a Caton. -¿El corazon niña? El pueblo Romano, claro, siempre orgulloso y fuerte, como todo corazon ha de ser. -Sonrie de lado.

Porcio Caton saluda a Marco Tulio Ciceron....

Dichosos mis ojos de verte aqui con nosotros Marco Tulio Ciceron, es sorprendente cuantos nos hemos alojado en esta mansion romana, no se que designios nos depararan los Dioses, mas mi cuerpo aun en tiempos pasados, no se encuentra como antes, mi antigua esposa murió, mis hijos no los he visto desde que me refugie aqui, pero algo en mente tengo.. - dice mirando a su esclava -

Sabias y Honestas son tus palabras joven Vorena, mas la respuesta de Ciceron es incorrecta... -dice meditativo mirando a su compañero -

Segun lo escuchado, bien los esclavos son el músculo de Roma, mas no son los músculos, los músculos de roma es su glorioso ejército..., los esclavos en esencia es lo que de momento nos ayudan en esta vida, asi que los esclavos son como el buen vino que nos calienta, nos ayuda en nuestros pensamientos y ayudan en las tareas, asi que los esclavos son la energía motriz de lo que ayuda en nuestras vidas.... - dice haciendose escuchar de quien esta rodeado... -

Los Nobles como bien dice Brutus es el espíritu de Roma, mas el aliento vital no es el senado, sino cada romano y romana de nuestra ciudad, el senado solo es la materia pensante de toma de decisiones, aunque la pregunta de Vorena es Sabia...., si cada parte es una cosa diferente,¿que és el corazón de roma?... - dice sonriendo -

En eso te equivocas mi buen amigo Ciceron, el pueblo romano no es el corazón, ya que estos son su aliento de vida, lo que realmente es el corazón de Roma, son sus antepasados, el tributo y recuerdo de hacerse valer las antiguas costumbres, aunque ultimamente las cosas andan cambiando. -dice en tono pausado y tranquilo -..asi que el corazon de Roma son sus antepasados, las tradiciones.

Bruto miró extrañado a la joven esclava. De repente la reconoció – Ah, eres la pequeña Vorena. Como has crecido. – Miró a Caton y de nuevo a Vorena – y veo que tu señor te ha transmitido algo de su sabiduría.- con un dedo en la barbilla de la joven le alzó la cara y la miró a los ojos – espero que sepas apreciar el estar al servicio de un hombre como él, eres muy afortunada.-

En ese momento fueron interrumpidos por Ciceron - Ciceron, tú también estás aquí. ¡Qué gran noticia! Lo mejor de roma se encuentra a salvo entonces. Al menos por el momento.-

Nuevamente miró a la joven – Como bien dice el maestro Cicerón el corazón de Roma son sus ciudadanos. Tu al ser esclava nunca serás parte de ellos, pero quizá algún día, si trabajas bien, seas libre.-

Se inclina ante la sapiencia de su interlocutor. -Se nota que tienes mas edad, Caton, el mas sabio entre los Romanos, con tus palabras enseñas a todos, y me incluyo, en los valores que todo buen Romano ha de tener en el pecho, latentes.

-¿Pero que me dices de la literatura, buen Caton? ¿Crees que la poesia forma parte del corazon de Roma por hablar de sus tradiciones? -Mira al viejo Senador. Parece que el tema de conversacion ya le ha hecho olvidar todo lo que ocurre en el exterior y ahora esta bastante agusto por su expresion.

Tal vez ese día este más cerca de lo que piensas Brutus..., he tomado una decisión, antes de que mi vida se extinga en el olvido,ademas de que no haya nadie que me recuerde.He llevado una vida compartida entre el senado, mis campos y escribir mis libros de Agricultura, Vorena sera liberada muy pronto, en cuando salgamos de esta.

Herodes vuelve de su paseo por la mansión "me pregunto cuanto tardarán las legiones, esta situación es increible"

En el salón muchos eminentes romanos hablan entre si de diversos temas, es normal ya que nada de lo que decidamos aqui nos liberara de este cerco

-gaia, ¿donde estas?- busco a mi esclava por aqui, no puede andar lejos

Me acerco rápidamente a la puerta para comprobar que esté bien cerrada.

Por los dioses... no quiero morir aquí... murmuro mientras me acerco a la puerta. Intento buscar algo que poner tras ella para los bárbaros no puedan pasar. Maldita sea... ¿dónde estará el ejército cuando se les necesita? Seguramente traigan algo para derribar la puerta... nos mataran a los hombres, violaran a las mujeres y lo arrasarán todo. No vamos a aguantar mucho más sigo murmurando palabras, en voz baja. Podría escucharla la gente que esté cerca de la puerta. Me pongo a buscar muebles, tablas de madera, cuerdas, todo lo posible para atrancar la puerta. La seguridad es lo importante, y no creo que estemos en esa condición.

Tras ver como se están encargando ya de asegurar las puertas, me dirijo al grupo de senadores que se ha formado recientemente, para lograr escuchar gran parte de la conversación.

Roma siendo invadida, nosotros aquí refugiados esperando la liberación por parte de nuestros ejércitos y seguimos hablando de temas filosóficos. Comenta medio en broma avanzando hacia el grupo para conseguir entrar a formar parte del dialogo. No hay nada peor para un senador, que no lo tengan en cuenta, y Quintus Pompeyo no estaba dispuesto a ello.

Marco, Porcio, Brutus siempre es un placer encontrarme con vosotros y más aun en estos momentos en el que no conocemos el paradero de la mayoría de los senadores de roma. Le sonrío de forma agradable, mientras los voy saludando.

Gaia bajo las escaleras, al tiempo que decia:

-Aqui estoy amo. Estaba ayudando a tapar alguna partes vulnerables. ¿Quiere que le traiga algo?

-Afortunadamente, Quinto Pompeyo, si contamos con los más sabios y respetados. No en vano tenemos a mi tio Caton, a Ciceron, considerado el más agudo por todos nosotros y a Julio Cesar, a quien no puedo más que considerar un padre, y además un protector de Roma. Me alegro de verte vivo mi buen Quinto, espero que tu padre esté a salvo también.-

Cuando al fin encuentro a Gaia niego con la cabeza

-no, ya hay bastante gente revisando los accesos a la mansión, acompañame y haremos un inventario de nuestros viveres, es posible que pasemos bastante tiempo aquí hasta que lleguen las legiones y nos conviene saber cuanta comida y agua tenemos antes de hacer un banquete para olvidar nuestra situación-

De hecho me sorprendía que nadie hubiera pensado aun en eso, pero veríamos cuando se aburriesen de revisar la seguridad

Deja la pregunta que le hizo a Caton en el aire y se vuelve al escuchar a Quinto Pompeyo. -Va a resultar que el senado en pleno se va a reunir en esta casa, y no se si va a ser lo suficientemente grande para todos. -Sonrie y palmea el hombro de Quinto con afecto. -Ah Pompeyo, has de saber que todos tenemos nuestra funcion en la republica, los soldados luchan para protegerla con su vida, y mientras tanto los senadores discuten durante horas sobre cualquier cosa, ha sido asi siempre, y sera.

Preocupada por lo que pueda pasar, me acerco a mi amo en actitud protectora, las palabras de Mascius me retumban en los oidos y me lleno de mucho miedo. ¿habra alguna forma de salir de aquí?, mi corazon tiembla.

Yo también me alegro de veros vivos a todos y espero que los que no están aquí hayan conseguido refugiarse en alguna otra villa como nosotros. Sonríe ante las palabras de Cicerón Tenéis toda la razón, y por supuesto debemos encargarnos de que las cosas sigan como siempre. Lo que más deseo es que acabe este sitio pronto y poder volver a la normalidad, aunque mientras tanto haremos lo posible por que sea una estancia agradable, es probable que pasemos varios días aquí.