Partida Rol por web

Tras una noche de descanso reparador Irina bajó a desayunar y penetró en la estancia justo a tiempo para oir la emocionada historia de su anfitrión. Vestida con un falda de lana verde y una camisa a juego su esbelta figura se movió con agilidad cuando salvó los escasos pasos que le distaban de la mesa y se paró junto a Reginald.

-Bueno días a todos, Reginald...sin duda son buenas  noticias-comentó inclinándose para poder observar con más detenimiento el objeto que éste había dejado sobre la mesa.-En verdad es una afortunada coincidencia que a su amigo se le ocurriese pasar por la casa de ese hombre justo después de que fuese atacado...y mejor aún que no se topase con la policía allí...-añadió en un tono suave levantando la vista y observando aún con más intensidad al hombre durante unos segundos antes de volver a centrarla en la mesa.

-¡Buenos días! La monja aparece justo cuando la pequeña disquisición está teniendo lugar, y al escucharla se acerca al grupo que rodea al aristócrata, aún sin sentarse a la mesa. -Como dice Irina, ¡bendita casualidad! veamos, Lord Reginald. ¿Qué nos ha traído aquí...?

Y Sor Sturzo, renovada y descansada, se suma a la iniciativa del resto ante la expectación creada por el objeto recién obtenido, poniéndose de puntillas para alcanzar a verlo.

La grotesca figura medía cerca de quince centímetros de altura y era de color gris. Se podía ver fácilmente que estaba hecha con plomo y representaba la figura de un hombre desnudo golpeando a cuatro bebés. Los ragos eran difíciles de distinguir pero el mensaje estaba claro. El conjunto producía un efecto repulsivo, no tanto por la violencia que reflejaba sino por el objeto de la ira del supuesto hombre.

La carpeta con documentos, por otro lado, era sencillmente un libro de contabilidad de la tienda de antigüedades de Mehmet Makryat. Los folios estaban dentro de un cartapacio azul de gran tamaño, escritas con caligrafía angulosa pero firme y clara.

En la primera plana del periódico de la mañana se podía ver el titular en letras grandes:
 

UN HOMBRE DESAPARECE
EN UNA NUBE DE HUMO

¿Combustión humana espontanea?
¿Tiene relación con el triple asesinato?

James se acercó a examinar la extraña figura que había traído Reginald y colocado sobre la mesa, pero no pudo soportar aquella visión demasiado tiempo.....era demasiado repugnante incluso para él, aunque no podía negar que despertaba en él un cierto interés morboso.
Era como una relación amor-odio, por un lado sentía la necesidad de mirar, pero por otro le despertaba un sentimiento de repulsión.....no únicamente por el objeto en sí mismo, sino por su propio interés.

Finalmente, venciendo la tentación de tocarlo, desvió su atención hacia los papeles colocados junto a la figura.

Ahora sabremos si ese Makryat tiene algo que ve con el asunto que tenemos entre manos. - En su mente ya se había formado una relación entre el anticuario y los objetos que comenzarían a buscar ese mismo día. Si estaban relacionados no cabía duda de que alguna pista aparecería en el registro de ventas.
Alargó la mano para recoger los documentos cuando su mirada se fijó, involuntaria, sobre la portada del periodico......y otra relación surgió de aquella hoja impregnada de tinta.
Aquel titular no podía sino estar dedicado al profesor. Estaba seguro.

Desvió la dirección de su mano para alcanzar el periodico, buscando la letra pequeña que explicaría la historia que adelantaba, de forma demasiado extravagante, el titular.

A pesar de lo terrible de la efigie, alguien que trabajaba con material de culturas antiguas estaba considerablemente acostumbrado a lidiar con el salvajismo humano y la ignorancia temeraria y temerosa. Desde los sacrificios cardíacos a Huitzilopochtli hasta los oscuros ritos prefaraónicos a la diosa Bastet. Sin embargo, la violencia infantil siempre resultaba especialmente perturbadora, quizá no tanto por el suplicio, sino por la transgresión de la inocencia y la incomprensión de un por qué. Aun así, los rasgados ojos del oriental observaron la figura con atención crítica, tratando de encontrar no tanto las trazas que motivaon al artista, sino las que podían apuntar a detalles como la etnia, la época, el proceso y herramientas utilizados... su historia oculta.

Lanzando una exclamación de espanto Irina se unió a Alexander en su examen de la extraña figura. Qué horror de tema...me recuerda a Goya y su cuadro "Saturno deborando a sus hijos"...pensó estremeciéndose. A pesar de la repulsa que el motivo de la estatuilla le hacía sentir su vena artística se impuso y no pudo evitar acariciar con macabra fascinación su rugosa superficie y fijarse con detenimiento en el detalle de su manufactura.

-Es...horrrible...-murmuró sus ojos azules abiertos por la sopresa y brillando casi de manera febril.

Lucía se acercó más aún, para ver lo que estaba produciendo tales exclamaciones. Vio la estatuilla, y asintió a la frase de Irina. Sí, el cuadro de Goya, de su época tenebrosa, era de un estilo similar, y producía un efecto parecido. Pero la Hermana estaba hecha a ese tipo de cosas. No en vano su trabajo la enfrentaba a diario con grabados y dibujos de parecida temática.

Intentó recordar algún dato que le sugiriera la procedencia, o el significado de la escalofriante escultura. Y mientras, desvió su atención a la documentación que había traído Lord Reginal, y que estaba allí encima, a su lado, sin que finalmente Lord Connely hubiera llegado a coger.

-¿Me permite...? Dijo tomándola sin esperar respuesta. Con los ojos entrecerrados leyó con atención las entradas del registro de compraventa, realizadas con una escritura ordenada y meticulosa.

Hubiese sido mucho mejor para todos que se hubiese pasado antes de que le hubiesen atacado, quizás asi hubiese podido conseguir algo más, pero supongo que le debo estar agradecido por el enorme favor que me ha hecho.
 No es una bonita figura, apenas quince centímetros, pero después de estudiar su grotesca talla, no demasiado agradable a la vista, he llegado a la conclusión de que…Bueno mejor dejo que ustedes la estudien sin la influencia de mis deducciones.

Lord Reginald se percato del titular  que venía en el periódico soltando un..! Dos mio! – Abrió el periodico por la pagina de la noticia y procedió a leerla mientras los demás estudiaban la figura y los documentos

Connely tomó el periódico con interés y empezó a leerlo en voz alta para que todos estuvieran al corriente:

Ese Mehmet Makryat parece estar metido en todos los asuntos raros que suceden en Londres, será ,mejor que vayamos a echar un vistazo, asi como revisar bien ese libro.

El libro de contabilidad era voluminoso y los asientos se remontaban a varios años atrás. Revisarlo entero iba a suponer un trabajo largo y pesado. Alexander suspiró e hizo pasar las páginas a gran velocidad ayudándose del pulgar por si hubiera algún papel escondido o algún doblez en las páginas. No encontró nada.

En la última página del libro de ventas se indica que el último objeto vendido fue un tren eléctrico Wrightson encargo especial, entregado a un tal Sr. Henry Stanley, de Stoke Newington, por una libra.

Tras examinar detenidamente la figurilla y escuchar atentamente la noticia leida por Connely en voz alta, Irina chasqueó la lengua con visible disgusto. Con expresión un tanto abatida se llevó la mano a la sien para frotársela ligeramente mientras tomaba asiento de nuevo.

-No sé a ustedes perro a mí todo este asunto no hace más que darrme dolor de cabeza...no mentiría si dijese que a cada nueva pista que encontrramos me siento más confusa...-comentó meneando la cabeza apesadumbrada-la relación del señor Mehmet con el señor Stanley es clara pues este último compró el tren en su tienda pero...¿por qué habría tres hombres intentando hacerse pasar por él? ¿y por qué querría alguien matar al señor Stanley? y lo que es mejor ¿que relación había entre el turco y nuestro buen amigo el señor Smith?-les preguntó mirándoles por turnos con expresión de estar totalmente perdida.

Alexander se frotó los labios meditabundo, mientras trataba de cuadrar las piezas de aquel tétrico rompecabezas. Entonces, como si finalmente se hubiese construido una opinión, comentó:

-Tal vez el señor Stanley estaba tan solo en el lugar equivocado en el momento equivocado. Considerando el tema, el Sr. Mehmet Makryat ha muerto tres veces en las últimas horas, y eso, además de ser de lo más desconcertante, no deja de ser un hecho de aspecto realmente premeditado. Cuando el caso es tan flagrante, lo normal es que la víctima, al menos de algún modo lo sospeche. Eso podría apuntar a una resolución no muy distinta de la del Sr. Smith: tal vez ese tren que vendió al Sr. Stanley guardaba precisamente lo que el asesino estuvo buscando en el anticuario y no pudo hallar... quizá convendría tratar de echar mano a la pieza ferroviaria.- dedujo Wan examinando las primeras pruebas disponibles -Sin embargo, el hecho de los tres Makryat... he estado pensando sobre ello y se me ocurren dos opciones para un caso así: o alguien trata de sacar a la luz con desesperación un contacto de un Makryat que ya no existe, con lo que multiplicar las posibilidades de llamar su atención podría tener sentido, o bien el Sr. Makryat quiere pasar desapercibido y tiene buenos amigos dispuestos a dar la vida por él. Los seguidores de gerónimo ya lo hacían. Ambos casos demuestran, de todos modos, la presencia de una mente maestra en la sombra, que podría darnos más de un quebradero de cabeza, pues parece estar relacionada, bien como víctima o como verdugo, con el asunto de los "fuegos espontáneos" que tan vívidamente hemos conocido.- señala el angloriental, sin poder reprimir un escalofrío al pensar en las llamas, mesando su cicatriz inconscientemente tras la declaración.

Entonces, mirando la talla de plomo con atención, añadió:

-La manufactura, aparentemente reciente de la figurita de plomo, no hace sino reforzar esta idea en mi mente: el elemento es considerablemente demente y sectario al tiempo, cosa que cuadra perfectamente con cualquiera de los dos planteamientos que comentaba. Aun así, sigo pensando que nos falta información y que seguir dándole vueltas sin cuerda suficiente para atar cabos, no va a ayudar. Si visitar el hogar del reciente difunto es viable, bien merece un intento; pero si no, apartaría las conjeturas para una futura revisión.- zanja el aventurero, esperando otras apreciaciones.

La Hermana Sturzo miraba con el ceño fruncido la lista de movimientos de la tienda, y la estatuílla, alternativamente. Sacudió la cabeza, en un gesto de clara incomprensión, cuando Wan expuso sus teorías.

-Ni idea, la verdad es que estoy muy confundida. Como Irina, no acabo de ver qué lazos existen entre los distintos casos, aunque noto que los hay, muchas casualidades: la combustión, Turquía... pero, son palos al aire. Sin embargo estoy de acuerdo en algo: habría que intentar hacerse con ese juguete, el tren. ¿Por qué? Pues, sinceramente, tampoco lo sé. Pero es el único punto tangible de todo esto. La estatuílla está hecha de plomo, parece, pero pesa enormemente, mucho más de lo que una supondría que debería pesar, incluso siendo de ese material. Puede... que el tren esté fabricado con algo parecido. ¿Y qué nos dice si es así? Ni idea...

Se calló, y con un rápido movimiento nervioso se ajustó su toca. La calma matinal había desaparecido. De nuevo, la realidad les mordía los talones...