Partida Rol por web

Lottie apretó la mano de Fadil para advertirle cuando su madre contestó a la llamada y con la otra le hizo la mundialmente conocida señal de guardar silencio. Tras él pudo ver a Estel y asintió, en silencio. Sabía lo que tenía que hacer y lo que no.

-Hola mamá, soy Lottie. Fadil tenía problemas con el comunicador y hemos decidido probarlo contigo, que sabemos que siempre contestas. Prueba realizada. Te llamo más tarde, o mañana mejor, que hoy tenemos un día con muchos planes, y te cuento como fue la fiesta, ¡estuvo genial!-Lottie se iba poniendo roja por momentos, conforme más avanzaba en la mentira pero, por nada del mundo, le iba a decir a su madre ahora donde estaban y lo que había pasado. No ahora, por lo menos-Si necesitas algo, no llevo mi comunicador encima, lo olvidé en la habitación. Llama a Sean, Estel u Omar si lo necesitas, ¿vale? Te cuelgo, ¡que nos vamos! ¡Un beso muy grande! ¡Y otro de Sean que está aquí al lado de Fadil y mía! -miró a su hermano con una expresión clara de “ni mú o te la cargas, enano”.

Y colgó, sin más. Estaba sudando como si estuviera en pleno verano al medio día bajo el sol.

Miró a Fadil, roja como un tomate-Sí, tiene tú número. Y el del resto. Ya sabes….madre protectora….-soltó la mano del egipcio y lo miró un instante, pensando-Vale, Nefissa no te ha contestado, pero tenemos señal con el exterior. Puedes probar con Zahí y advertirle de lo que ha pasado, él la localizará y procurará que no le pase nada. Quizás hasta pueda venir y sacarnos de aquí si le explicas donde podemos estar más o menos. Y si él no contesta con, no sé, con tu secretaría o cualquier otra persona en la que confíes. -miró un momento a Mike, pensando en lo que había dicho de México-¿Conoces a alguien en México que sea como tu padre y Zahí aquí en Egipto? ¿O, tal vez, el mismo Zahí? Si estamos en México, no estaría mal contar con alguien que pueda localizarnos allí…o aquí, claro-le preguntó.

Que la hipótesis de Oliver hubiera fallado parcialmente no le trajo problemas. Que Mike comenzara a entrar en ira berserker, aporreando claramente el metal y encima gritando de esa forma mientras Isabelle la-madre-de-los-Dunne Dubois se encontraba escuchando vía comunicador...

Estel se dio vuelta, y con rapidez cogió de las muñecas a Mike, usando toda su fuerza para intentar evitar que continuara. Se inclinó hacia él y le susurró, tan bajo que sólo lo escuchó él.

- Por favor, no sigas. No mientras está la madre de Charlotte escuchando.

¿Qué pasa, Lottie? ¿Qué me he perdido? Estaba a punto de ponerme a vociferar de alegría cuando pusiste "esa" mirada. ¿No le vamos a pedir ayuda a mamá, directamente?

Puede que estuviese en Francia, a muchos kilómetros de distancia con respecto a Egipto o México, pero Sean podía confiar en que su madre moviese cielo y tierra para rescatarle a él, y en menor medida a la marisabidilla de su hermana.

Mira... es igual. Déjalo. No puedo contigo.

Ofuscado, hizo un gesto de pasar página, y volvió a centrarse en lo que sabía de aquel lugar... Sean estuvo en una ocasión en México. Más concretamente, en Acapulco, de viaje de fin de curso. Pero ninguna de las lugareñas con las que coqueteó en aquel viaje le comentaron nada de unas pirámides. Ni falta que hacía. La tecnología de los comunicadores ya le había metido un gol a la tecnología atlante de la prisión en la que estaban, cuando verificaron que podían llamar al exterior. Era hora del 2-0.

Nuestros padres tuvieron mucho éxito si lograron salir vivos en la anterior aventura con sus arcaicos dispositivos...

Voy a ver qué encuentro en google sobre Chicleizán... ¿Alguien me lo deletrea?

Empezó a aporrear los botones, sin saber si realmente tenía conexión o solo estaba perdiendo el tiempo ante la página de inicio por defecto del navegador de su comunicador.

¡Ya está! ¡Acabo de tener una idea sobre la cámara y el micro! ¿No la habrán puesto en la ropa de Fadil? Unos gemelos de la suerte... un rólex de oro... un supuesto amuleto que le diera la vieja... Algo que se supone que Fadil llevaría con él a todas partes.

Hasta cabría la posibilidad de que Sam hubiese accedido a la cámara justo cuando Hermano estaba probando si se podía emitir desde el interior de esta sala, antes de devolver a Fadil el objeto, o regalárselo por primera vez.

El egipcio asistió boquiabierto a las maniobras de Lottie. Ni siquiera se atrevió, ni siquiera pensó, en oponer la más mínima resistencia cuando la francesa le tomó la muñeca y usó su comunicador.

Escuchó la voz cálida y suave de Isabelle decir su nombre, y no se le escapó el ligerísimo deje preocupado que contenía. Y luego, aún más boquiabierto, asistió a la catarata de palabras de Lottie, presenció su progresivo colapso escarlata, y contempló como finiquitaba la conversación, o mejor el monólogo, cortando abruptamente la comunicación.

Era más que probable que la Sra. Dunne hubiera escuchado los golpes de Mike en la puerta. Y lo que era casi seguro es que le hubiera escuchado gritar "¡Ábrete de una maldita vez!".

Fadil negó con la cabeza, y se quedó mirando el comunicador, sin duda valorando si debía llamar de nuevo a la buena mujer y darle alguna otra explicación...

Sean había empezado a accionar el comunicador buscando información acerca del lugar en el que supuestamente estaban, o algo parecido, cuando éste vibró anunciando una llamada entrante.

No habían pasado ni diez segundos desde que Lottie había colgado.

Pero sí, era Isabelle...

En silencio, Sean dejó sonar el maldito aparato delator, mientras miraba a su hermana sin saber qué hacer. Tras el desconcierto inicial, descolgó.

Eeeehmmmm... ¿Sí?-alcanzó a decir.

-¿Sean? ¿Estás ahí con Lottie? ¿Qué está pasando, muchacho?

Ahora el deje preocupado era claramente audible en la voz de Isabelle.

Sean empezó a sudar. Mentirle a su madre siempre se le hacía extremadamente difícil.

¿Lottie? Mmmmh... nooooo... No está. ¿Has intentado llamarla a ella y no te coge? Mmmmmh... puesss... a lo mejor está durmiendo... eeeehm... Espera. Voy a asomarme al balcón de mi habitación a ver si está abajo.

Con fuerza, dió forzados y sobreactuados pasos en el sitio, para crear la falsa impresión del otro lado del comunicador del sonido de alguien caminando.

Ah... sí. La veo desde aquí. Está con Fadil... y con Mike. Eeeehm... Jajaja. Ese yanqui tonto se está peleando con el portón trasero de un jeep para la excursión. Oye, mamá... te tengo que dejar. Kssssh-kssssh. Parece que hay interferencias. Kssssssh. Creo que el satélite está cambiando de posici-ksssssh. Te llamo luego.

Sean colgó apresuradamente, y respiró aliviado.

-¿Y matarla del susto? Solo estaba comprobando que teníamos comunicación con la única persona que sé a ciencia cierta que va a contestar el comunicador a la primera, esté donde esté y sea la hora que sea... Y si no me hubiera puesto nerviosa quizás, quizás....

¡Oh, cielos! Si tiene razón, si la tiene, pero no pensé en eso, solo en comprobar que podíamos pedir ayuda desde aquí.

-No quiero preocuparla, ni a ella ni a nadie que no pueda ayudarnos directamente.

¿Y por qué soy incapaz de no ponerme nerviosa cada vez que miento? ¿Y por qué no me acordé de ese detalle antes de...?

Y sonó el comunicador de Sean.

Lottie se quedó callada, mirando en silencio a Sean. No dijo, ni hizo nada. Estaba en manos de su hermano y, si ella hacia o decía algo, lo empeoraría, seguro. Había decidido sobre la marcha y no había pensado en las consecuencias, como muchas veces le pasaba. No solía actuar por impulso pero, cuando lo hacia, generalmente obtenía el efecto contrario al que quería. Simplemente se apoyó en la pared, dispuesta a escuchar los gritos de su madre al otro lado del comunicador. Ya estaba hecho. Y encerrados allí, tendria que escuchar también a más de uno y de dos, tanto si Sean hablaba como si no. Por una razón o por otra. Se centró en algo interesante en el suelo para no tener ni que mirar a su hermano durante la conversacion.

No se dio cuenta en que parte cerró los ojos, si escuchando la voz de su madre o la de Sean. Pero cuando su hermano colgó se dejó caer por la pared hasta sentarse en el suelo. Y ahora tocaba escuchar las reprimendas de los que seguro que no querían que sus padres supieran lo que estaba pasando por un lado y, por otro, los que pensaban como su hermano que habían desaprovechado una oportunidad de ayuda exterior bastante contundente.

No le presté demasiada atención a la escena de la llamada telefónica. Estaba bien saber que allí había cobertura y todo eso, y además parecía descartar un posible desplazamiento temporal, pero a mi me seguía pareciendo que todo aquello iba a servir de poco... lo mismo que aporrear la puerta con violencia. Aunque aquel sonido metálico influyó inmediatamente en la percusión de mis dedos, cambiando el ritmo y haciendo brotar una nueva idea... y no una idea cualquiera sino una idea ¡Acojonante!

- Tíos, tíos, tíos... - dije, llamando a la calma y tratando de atraer la atención de todos.- Me acabo de dar cuenta de que este sitio donde estamos es redondo... ¿Y alguien sabe qué más es redondo? - hice una pausa, esperando que alguien contestara... aunque en realidad no les dejé tiempo para hacerlo.- ¡Claro! ¡La Tierra! ¡Nuestro jodido planeta! ¿Qué pasa si trazamos una línea imaginaria entre El Cairo y Chitzen Itza? Lo pregunto en serio, porque no lo sé... Pero quizás resulte que esa línea cruza el centro de la Tierra y conecte ambos lugares - ahora si que hice una pausa esperando algo así como "Eres la ostia, Oli".- O puede que no...

No sabía si efectivamente eso era así o no, ni siquiera si alguno daría crédito a mis suposiciones, pero me seguían pareciendo mejores que aporrear la puerta o llamar a tu madre. Mientras tanto, puesto que no parecía que hubiera mucho que hacer hasta que alguien tuviera alguna idea mejor, me dediqué a mirar las pantallas que aún seguían encendidas. Hacía un rato parecían mostrar imágenes de cámaras de seguridad, pero quizás hubieran cambiado o se pudiera ver algo interesante.

Como le dijo Omar, Nathan no solía hablar demasiado, era halagador que cuando decidiese hacerlo los demás le escuchasen con tanto interés. Y, de igual modo se conducía el canadiense con el resto. Realmente las teorías que iban saliendo a colación de aquel extraño lugar y aquella situación de peligro eran igualmente considerados por Nat como posibilidades a tener en cuenta. ¿Viajes en el tiempo...? Una locura pero a esas alturas ya nada parecía descartable. ¿Viajes instantáneos...? ¿Viajes instantáneos entre lugares provistos de una antigua tecnología heredada de la misma Atlántida? Tampoco era ninguna bicoca y, sin embargo, parecía tan plausible que no pudo sino ubicar aquella idea en el cajón de lo realmente probable. Igual con la idea de que Umayma hubiese manipulado la mente de Fadil. ¿Acaso no lo había hecho ya con ellos mismos? Todos los allí presentes habían sufrido en sus propias carnes lo que implicaba enfrentarse cara a cara con aquella anciana. La turbación, el vacío... la sensación de muerte. ¿Por qué entonces tanto escepticismo? ¿Acaso el bailarín se dejaba llevar demasiado rápidamente? ¿Acaso era él el único? No. No lo era. No había más que escuchar lo que los otros decían y pensaban. Locuras... y, sin embargo, posibilidades tan acuciantes que era imposible no considerarlas al menos durante un par de minutos.

Y así fue. Nat permaneció callado dándole vualtas a todo aquello hasta que habló Oli. Los ojos del canadiense se pusieron en blanco ante tamaña estupidez. Si no hubiese conocido bien a Oli habría pensado que sí estaba drogado definitivamente. Y, precisamente porque conocía bien a Oli, no descartaba la idea. Al menos no estaba en ninguna fase "chunga" del cuelgue... en plan exaltación de la amistad o algo peor. No habría sido la primera vez, pro otro lado.

Nathan sacudió la cabeza para dar por obviado el comentario de Oliver. No había por dónde cogerlo. 

- Veamos... creo que debemos intentar no andarnos por las ramas. Quiero decir, tenemos cierta información, algunas certezas que, por increíbles, no son del todo imposibles. No, el menos, estando dónde estamos y habiendo vivido lo que hemos visto y vivido. Estamos dentro de una máquina desconocida. Eso es una certeza... esta tecnología nos es desconocida a todos. Incluso a Sam. Esta máquina está funcionando. No sabemos si a pleno rendimiento o no pero de no ser así Sam no habría detectado los picos en la tensión eléctrica. Lo que nos lleva a otra certeza más... funciona con energía eléctrica. Si no total al menos sí parcialmente. O por lo menos sí, hasta dónde sabemos. Y si nos fiamos del GPS - y yo me fiaría - esto nos ha traído a Chitzen Itza, México. Si somos necesarios para que la máquina funcione es solo una conjetura, si el GPS de Mike está estropeado, también. 

El chico caminó de un lado a otro. Trataba de explicar algo, de llegar a una conclusión y no quería que aquella dialéctica desaforada emborronase su idea.

- Lo que quiero decir es que si solo consideramos aquello que sabemos de cierto - sea o no cien por cien fiable - lo que tenemos es que Umayma nos ha traído a esta máquina para llevarnos a Chitzen Itza. Y, por lo tanto, la pregunta es, ¿para qué? Esto es, si descubrimos... o por lo menos llegamos a intuir los planes de la vieja quizá podamos tomar esa ventaja de la que antes hablaba. Y, veréis, creo que tiene cierta lógica que hallamos podido viajar entre lugares. Porque, si esto fuese un simple lugar dónde encerrarnos, ¿no creéis que Umayma se habría encargado de cerrar las comunicaciones? Si pensáis que ella quería encerrarnos, ¿lo haría aquí en este lugar tan... complejo? Si quisiese matarnos ya estaríamos muertos y, como dijo antes alguien, si quisiese a nuestros padres los habría atraído a ellos. 

Y por fin la conclusión.

- Nos ha traído aquí por algo. Si nuestro objetivo es Chitzen Itza, esa puerta no tardará en abrirse. Y no será por nada que podamos accionar desde aquí. De igual modo así sucederá. Estoy seguro.

-¿Estás loca? -fue cuanto llegó a decir Omar ante la acción de Lottie-. Charlotte Dunne -el tono era absolutamente serio-, ¿por qué has colgado? Y tú Sean, ¿por qué no has sido sincero con ella? Ha sido una buena idea pese a todo y si os creéis que vuestra madre no está con la mosca tras la oreja y posiblemente llamando a nuestros padres, es que no la conocéis. Isabelle tiene un sexto sentido para saber cuándo sus polluelos le mienten o no le dicen toda la verdad. Si pretendías no preocuparla dudo que lo hayas conseguido. Pero si siempre os ha pillado en todas. Además, estoy seguro que aunque no puedan intervenir directamente, podrán ayudarnos. Estamos en Chitzen, el padre de Estel y mi madre son arqueólogos y mi padre especialista en antiguas religiones. Voto por llamarles sabiendo que podemos comunicarnos con ellos. Pero no quiero que sea una decisión unilateral. Ese tipo de cosas nunca conducen a nada bueno y aquí somos muchos.

Se acercó a ella y se inclinó para decirle algo a la oreja. Pese a todo, no pudo evitar que una sonrisa asomara, antes de hablar. Después, la carcajada brotó sola.

-Tu madre va a matarte, Doctora Lémur. Y solo por eso, hará que hasta la Gendarmerie acuda a Egipto y lo ponga patas arriba en nuestra busca.

No dijo más, no era necesario. Verla sonreír y más tranquila era suficiente por ahora. No quería rebatir su lógica, porque nadie le había contado lo de la maldita serpiente por lo tanto no podían pensar en lo mismo. Pero eso campo para los loqueros. Lo cierto era que todo aquello era un poco como en un psiquiátrico donde cada loco iba con su tema.

Era difícil seguir lo que ocurría pero tuvo claro tres cosas: la puerta no se abría, no entendía como no pedían ayuda teniendo comunicación y que visto lo visto llegaría Umayma y los llamaría tontos por no salir de allí.

- Vale, la puerta no se abre de momento. O estamos haciendo algo mal o no es el momento, como dice Nathan.

De repente cayó en la cuenta.

- Fadil, ¿tú no tenías un pequeño objeto? ¿No será por casualidad una especie de llave? Tal vez se inserte en alguna parte -extendió una mano abarcando el lugar.

-¿Esto...? ¿Mi Udjat...?

En la palma de la mano de Fadil el pequeño objeto brilló. Era una joya, quizá, un símbolo.

-Esto ha estado conmigo desde que mis padres tuvieron el accidente en el cual murieron. No creo que sea ninguna llave, es simplemente lo que ella usó para disponerme contra los Sacerdotes de Horus, porque es su insignia. No, no creo que sea nada más que una herramienta contra mi, una para manipularme. Y ya cumplió su cometido.

Enseguida, el egipcio se irguió y guardó el Udjat.

-Pero no voy a quedarme aquí quieto pensando en que Nefissa está en peligro, y que lo está por mi culpa. He de localizarla.

Volvió a marcar su número en el Comunicador.

Mientras, Oliver se había puesto a revisar el círculo de pantallas que los rodeaban. Las que estaban encendidas seguían mostrando lo mismo que ya habían visto: la terraza, el Laberinto, el despacho de Fadil. Otras estaban simplemente apagadas. Otras chisporroteaban interferencias.

Y fue justamente cuando estaba frente a una de estas últimas cuando la pantalla se activó.

Apareció una imagen nítida de un lugar que en seguida reconoció.

Chichén Itzá.

Oli había estado allí hacía unos tres o cuatro años, durante una gira. Recordaba bien el sitio, porque allí probó algunos de los más alucinógenos ejemplares de peyote de toda su vida.

No era una imagen estática, no era una fotografía. Las nubes se movían, y había un verdadero hervidero de gente en la explanada ante la pirámide escalonada del Castillo. Lo extraño era que iban todos ataviados como figurantes de una película de nativos de la época de los mayas. Y los bloques de piedra de la pirámide estaban policromados, pintados, lo que le daba un aspecto de cartón piedra tremendo.

La cámara no estaba quieta, barría el paisaje de un lado a otro. En realidad parecía que realmente estuviera viendo una peli, o un reportaje de esos que recrean civilizaciones extintas.

Tu comunicador vibra en tu muñeca. Tienes una llamada entrante.

La verificas, con la tensa seguridad de que se trata de alguno de tus padres.

Pero no.

Es el Director del Colegio de Enara.

Tu comunicador se activa entonces con una llamada entrante.

Es Isabelle Dunne.

-Nada, Nefissa no responde... اللعنة! Zahi no tiene Comunicador, pero sí Aiul. عمها ...Quizá sea una buena idea llamarlo a él...

Fadil murmuraba para sí, mezclando palabras en árabe y palabras en inglés, ensimismado.
 

Lottie respiró hondo y se puso de nuevo en pie cuando pasó la tormenta. Pero, aunque se esperaba truenos, no se esperaba el huracán que llegó a su lado en forma de un Omar serio como casi nunca lo había visto y pronunciando su nombre completo, nombre y apellido. Eso solamente lo hacia su madre cuando Lottie se había metido en algún tipo de follón del que, generalmente, no tenía conocimiento y del que salía escaldada.

Miró a Omar con la sorpresa pintada en la cara-Sa,sa... sabes el susto que se va a llevar. Que se van a llevar... No quiero que... Omar.... por favor...-le pidió con un gesto sutil de sus manos que parara pero él estaba lanzado, no había forma de pararlo hasta que soltara todo lo que quería soltar. Como si no lo conociera. Así que no le quedó más remedio que aguantar todo el chaparrón allí, delante de los demás. Los Yaddow, su amiga del alma, los dos amigos y Fadil. Este, para más inri, junto a ella, por que los otros, al fin y al cabo, estaban ocupados viendo como manipular las pantallas más allá o en abrir la puerta. Parecía la más pequeña del grupo llevándose el rapapolvos de papá Omar, cuando en realidad, era la mayor exceptuando al egipcio. Se moría de vergüenza, pero no le dijo nada a Omar, simplemente guardó silencio y esperó a que terminara, tragándose su orgullo y sus razones.

Lottie miró a Estel, había reconocido claramente la mirada que le había lanzado, sabía lo que significaba y que ella no consideraba buena idea que sus padres se enteraran. Solo de imaginarse a su madre, Isabelle, en Paris, sabiendo que sus hijos habían estado cerca de Umayma, se podía imaginar a los de Estel y a los de Omar y, por descarte, a los del resto. Los iban a matar del susto.

Estel y Omar casi siempre coincidían en todo, Lottie se fiaba mucho de sus decisiones, casi siempre acertadas. Pero ahora, allí, habían tenido reacciones opuestas. Lottie no sabía lo que era mejor o peor. Solo tenía claro lo que le había dicho Omar: que se la iba a cargar. Eso era seguro. Pero eso ya lo sabía desde que se habían dado cuenta en la terraza de que estaba pasando algo raro. 

Cuando Omar estalló en carcajadas, Lottie forzó una sonrisa. La idea de la gendarmerie comandada por su madre no le hacía ni pizca de gracia-De acuerdo...si queréis llamar, llamaremos. Lo que digáis la mayoría. Mi madre está disponible, sin problema-dijo levantando las manos en señal de rendición a Omar. Era lo mejor, plegarse a lo que la mayoría opinara en aquel tema. Tenían que trabajar en equipo si querían salir de allí, así que si se la tenía que cargar ella la primera, se la cargaría.

Y entonces, sobre el hombro de Omar, vio parpadear una de las pantallas en las que estaba Oli. Apareció una imagen en lugar de la estática que había estado mostrando hasta ahora.

Y Lottie abrió los ojos como platos. Y a los ojos, siguió su boca que se abrió en un gesto de sorpresa. Si eso era lo que había fuera, tenían un problema más grande del que habían pensado todos, excepto ella. La posibilidad que incluso Omar y Estel habían desechado.

-Dites-moi c'est pas vrai, dites-moi ce n'est pas là ... dis-moi ce qui était erroné ......-susurró quedamente, sus ojos fijos en aquella pantalla- Mais il est impossible, j'ai parlé à la mère ne fait rien.....

La exposición de Nat estaba hecha. Tenía cierta coherencia interna que, sin acabar de darle la razón, sí al menos le hacían poseedor de cierta perspectiva sobre la que empezar a trabajar. Al menos sobre la que asentar ciertas verdades y dejarse de elucubraciones. Una pena que todo aquello fuera a desmoronarse, una vez más, por acción de Oliver.

Entre tanto, Omar, Estel y Charlotte dirimían sobre la idoneidad de dar el aviso a los Dunne para que vinieran en su busca... al rescate. Nat prefería no opinar. De hecho, entendía que no era una buena idea dadas las circunstancias, pero prefirió guardarse su visión ya que tampoco terminaba de conocer demasiado las dinámicas familiares de sus compañeros. Apenas una semana atrás, aquellas personas eran meros desconocidos con una relación puramente circunstancial. Y, sin embargo, ahora eran casi una familia bien avenida que, afortunadamente, habían decidido unirse frente a la adversidad. La posibilidad de que aquello les superase y comenzasen a acusarse mutuamente de haber llegado a aquel punto parecía una puerta bien cercana que no debía costar mucho abrir. El bailarín se alegró de que permaneciera cerrada. Al menos denotaba cierta predisposición por parte de todos a que la cosa fuera de la mejor manera posible sin que el fantasma de la egolatría se impusiera al de la practicidad.

De pronto algo cambió... unas de las pantallas que escupían una estática algo molesta y cacofónica, se activo para mostrar unas imágenes realmente inquietantes. La confirmación de una de las teorías más descabelladas si se obviaban las aportaciones de Oliver. Pero la cuestión era que, al parecer, por la proximidad de este a los monitores, estos se habían activado. No había que ser historiador o un experto en civilizaciones pre colombinas para saber qué mostraba aquel plasma. 

Ahora sí que Nathan no fue capaz de callarse y por fin decidió intervenir en la conversación que atañía a los papás Dunne.

- Creo que deberías dejar tranquilo ese comunicador, Omar. ¿Qué le vas a decir a la madre de Charlotte? ¿Podrías viajar al menos seiscientos años atrás en el tiempo para rescatarnos en el corazón de México? No. Ella no nos va a ayudar. Nadie que está fuera de esta máquina puede hacerlo. Dependemos de nosotros mismos. Es así. Y me aterra... pero también me da cierta sensación de control sobre el asunto. De que hay algo que está en mi mano. De que no somos simples víctimas.