Partida Rol por web

Como una tromba Fadil avanzó a su vez hasta ponerse frente al monitor en el que aparecía Yasmin. Lottie, con toda su buena intención había interpuesto su mano para evitar el contacto visual entre el egipcio y la mujer, pero Fadil, delicadamente, asió esa mano y la apartó, sin soltarla de entre las suyas.

-Gracias Charlotte, pero deseo ver esos ojos mientras me torturan. Nos torturan.

Temblaba ligeramente, y la ira asomaba por sus pupilas. Pero eso era mejor que la infinita tristeza y el miedo que lo había colmado a la visión de Nefissa aterrada, y más escuchando el tono cruel de Yasmin al hablarles.

-Eso es, Yasmin, ¿qué estás haciendo? ¿Qué es todo esto, qué significa esta puesta en escena? ¿Qué hace Nefissa vestida así, en... México? La respuesta no es otra que Umayma, de acuerdo. Pero, ¿Y tú...? ¿y esta... máquina? -Miró a Estel, a su otro lado.- Enara, dices, la hermana de Omar. -Y de nuevo a Yasmin.- No lo entiendo, ¿cuál es la venganza, cuál el sacrificio? ¿Qué pretende Umayma de nosotros, qué va a hacernos, qué vas a hacernos?

-Uy, uy. Qué preguntas tan aburridas. "¿Qué estás haciendo? ¿qué quieres de nosotros?" ¿No queréis jugar a los acertijos entonces? ¡Qué decepción! Yo que os estaba dando pistas. Es una pena. Podría haber sido más divertido, ¿sabéis? Ahora sólo quedan las explicaciones, ¡y las explicaciones son siempre taaaan tediosas!

Entonces clavó la mirada en Omar, y ladeó la cabeza.

-Ah, pero tú no preguntas, ¿eh?- Se rió de nuevo.- ¡Busca, busca! Así me gusta, ¿tú sí vas a jugar...?

Estel permaneció mirando la mujer en la pantalla por lo que le pareció una eternidad, incluso luego de ser ignorada por ella por completo. Realmente había creído, claramente de modo ingenuo, que respondería a algo que no fueran preguntas sino propuestas, acciones. Pero, no, claramente no era aquel el juego. Omar estaba llamando ahora, sin embargo, y Estel giró hacia él por instinto. Sus cejas se relajaron por un instante, y luego volvieron a fruncirse cuando asintió.

Giró entonces hacia la otra pantalla, clavando los ojos en la imagen. Buscando a Enara. Buscando los detalles, los patrones, comparándolos con sus recuerdos y con sus nociones de estructuras y realidad. Haciendo, en fin, una de las cosas que sabía hacer mejor.

Varios monitores más se encendieron entonces.

Todos ellos mostraban Chichén Itzá desde diferentes ángulos. Y en todos aparecía como debía haber estado cientos de años atrás, cuando la ciudad maya estaba en todo su esplendor. En el Campo de Pelota dos equipos parecían entrenar, allí donde Nefissa, flanqueada por los guerreros, estaba en una tribuna, obligada a observar. No era la única, al retroceder la cámara vieron que había otras mujeres, jóvenes también, ataviadas como ella con joyas y ricos atuendos, y como ella acompañadas de guardianes. No todas estaban aterradas, algunas sonreían bobamente, los ojos vidriosos.

En otro monitor vieron la pirámide de Kukulkan, deslumbrante en su integridad, completamente pintada de blanco, menos las cabezas de serpiente en la base, éstas pintadas de negro. En la cima de la pirámide una pequeña estructura roja, sin duda un templo, y delante lo que, sin duda tampoco, era un altar de sacrificios. No había allí nadie.

Pero sí en todos los demás lugares. La gente estaba por toda la ciudad, a sus cosas. La vida de un día de preparativos de fiestas, transitando de aquí allá, bullendo entre las diferentes edificaciones. La vida real en una de las más importantes ciudades mayas en su apogeo.

Ni rastro de Enara.

Charlotte asintió en silencio a Fadil. Era su elección y ella no iba a impedirlo si él no lo quería. Lo sintió temblar por la ira y el miedo y apretó su mano en las de él, dándole igualmente su apoyo.

Si esto es lo único que puedo hacer.... pensó, sintiendo igualmente bajo su otra mano que Nathan no se había relajado y seguía mirando a Yasmin fijamente, pidiendo unas respuestas que no iban a ser concedidas.

Por que quedaba claro que Yasmin no iba a soltar prenda de lo que quería de ellos, no gratuítamente. Tenían que divertirla, jugar a su juego, hacer lo que ella quería aún sin saber lo que era. Las ganas de hacer que aquella mujer se tragara sus miradas y sus palabras se iba haciendo cada vez más íntensas en su estómago. Apretó más fuerte su mano en las de Fadil. Se empezaba a sentir como un animalito tras el cristal de una tienda. Observado y evaluado. "Que mono que es, pero si no me hace mimitos lo dejo ahí y no me lo llevo a casa. Hasta que se muera de hambre y de frio, así no será un problema."

Se volvió al escuchar a Omar tras ella. Arrugó el ceño ante la evidencia. Omar y su visión siempre clara y práctica. Tenía razón, podían buscar a la pequeña en las pantallas.

-De acuerdo, pero yo no he estado en México antes. Busco a Enara y... cualquier cosa que no encaje os lo digo-le contestó a Omar en voz baja aunque tenía claro que Yasmin les estaba escuchando de todas formas. La pantalla que había junto a la que mostraba a Yasmin se encendió entonces junto con algunas más, mostrando más zonas, más imágenes de lo que posiblemente tenían "ahi fuera". Empujó a Nathan hacia esa pantalla amablemente con la mano que aún descansaba en su espalda y tiró de Fadil tras ellos dos.

-No sabéis como es Enara, pero buscad a niños en esa pantalla y algo que no sea coherente con la época que parece ser. No sé... -¿qué podía ser incoherente...?-¡ah, vale! Algo así como alguien en pantalones vaqueros, hablando con el móvil... cosas así. Indicadme los niños que vayais viendo e iré comprobando si son o no Enara. Cuando más ojos miremos, mejor. Creo que Yasmin no nos va a dejar otra opción que esta...

Se fijó en las imágenes, intentando captar algo relevante, algo que le llamara la atención. No veía a Enara en ninguna de las imágenes que iban pasando por su pantalla. Pero cuando vio que había varias mujeres más aparte de Nefissa con la misma indumentaria y la misma pose, se empezó a imaginar algo. Algunas de ellas tenía algo raro en la mirada, en su sonrisa, no eran normales, era como si...

-Están drogadas... Las chicas... -les indicó a Nathan y a Fadil, señalando la pantalla en un momento en el que enfocó a una de las chicas con la mirada perdida. Y una idea comenzó a formarse en su mente, más loca aún quizás que el hecho de que estaba ante un sacrificio-¡Yo no sé de historia! ¡Soy de ciencias! No conozco esta cultura pero, ¿se puede tratar de que vayan a darlas a los que ganen el juego? Como premio o algo así...-levantó la voz en esa última parte, preguntando a las dos únicas personas que, posiblemente podían tener la respuesta. Estel y Omar-¿Una ceremonía de casamiento o algo parecido?

La respuesta de Fadil no arrojó la luz que esperaba, y estaba claro que la bruja de Yasmin se regocijaba jugando con ellos y su angustia. De repente los monitores comenzaron a encenderse y más imágenes de la pirámide y sus alrededores aparecieron con tanto realismo que asustaba, y mucho si la Gran Teoría se confirmaba. Besó la mano de Mel antes de soltarla para sumarse a la petición y animó a su amiga a ayudar, pero la intención de Sam era otra. Habían muchos pares de ojos que buscarían a la pequeña, pero de nada servía encontrarla si no podían salir de allí. 

Fue revisando los monitores donde aparecía Nefissa, y viéndola dejaba claro por su cara de pánico que no estaba disfrutando de la situación. Se fijó en cómo vestía y qué resultaba más extraño dentro de lo extraño; en los que estaban más cercanos a ella; a quién miraba y quién la miraba. Aquella búsqueda empezó a ponerla más nerviosa y comenzó a toquetar sus gafas. ¿Qué no lograba ver? 

Los acertijos eran fáciles de resolver, para quien los ponía. Tenía ganas de mandar a la mierda a Yasmin pero dudaba que sirviera para algo más que para sacarle más carcajadas, o peor. No podía olvidar que había dos personas en peligro inmediato, y si Enara estaba perdida Nefissa parecía que tenía los minutos contados. Asió su comunicador y buscó información sobre el juego de la pelota en aquella zona. De hecho todo lo que pudiera del lugar, de la cultura. Si era una ceremonia mejor saber qué estaba en juego y por qué.

- Esto es demasiado frustrante -murmuró- ¿La muy loca quiere que me arrodille?

Claudicar y americano no podían ir en la misma frase. 

"Chichén Itzá", "Cultura maya", "Juego de Pelota en Mesoamérica", "Pirámide Kukulcán, ceremonia"...

La búsqueda podía ser ilimitada. Y también las respuestas. Aún así, eran esclarecedoras... aunque terribles por lo que aseguraban acerca de la costumbre de sacrificios humanos.

Melyssa llevaba rato en silencio. Observaba, preocupada, pero se negaba a participar en toda aquella locura. Quizás lo que más le preocupaba era que sus amigos empezaran a creer en todas aquellas ideas a la cual más absurda. Miraba hacia las pantallas y veía lo mismo que ellos, pero en su fuero interno se decía que todo formaba parte de un juego. Alguien debía estar riéndose mucho al escucharles, convencidos de que habían viajado en el tiempo y ahora se encontraban en vete a saber qué siglo, contemplando lo que podía ser el sacrificio de Nefissa. 

Se dejó llevar por Mike y se quedó plantada delante de la pantalla. Pero mientras él les decía que pensaran en Miami, que lo invocaran, ella tenía la mente y el oído en lo que podía captar de la conversación de Omar. Escuchó que su hermana había desaparecido y apretó con fuerza los dientes. Apenas le conocía, pero no tenía ni pizca de gracia que utilizaran a niños para aquella siniestra venganza. 

Sintió vibrar su comunicador, pero antes de comprobar si era la respuesta de su jefe, pasó algo que por un momento hizo que sus piernas se volvieran de gelatina y tuviera que sujetarse a Mike. De repente, la pantalla que tenían delante empezó a mostrar imágenes de Miami. Melyssa soltó una exclamación y sus ojos se abrieron como platos. Por un instante su realidad se tambaleó y se contagió de toda aquella locura. Pero aquello duró tan sólo unos segundos, los que tardó en aparecer una mujer en otra de las pantallas. La miró y sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando escuchó su risa y, como había estado suponiendo durante todo aquel rato, confirmó que aquello formaba parte de la mente de un psicópata.

Apretó con fuerza los puños y entrecerró la mirada cuando la volvió a dirigir hacia la pantalla que mostraba a aquella mujer. Nunca la había visto, pero por lo que dijo Sam su nombre era Yasmin. Se acercó y la miró fijamente, mientras unos cuantos intentaban buscar a la hermana de Omar en las otras imágenes. 

- No perdáis el tiempo. De todas formas, si la encontrarais ¿cómo ibais a ayudarla, estando aquí encerrados? - Les dijo y una pequeña mueca se formó en sus labios. - Yasmin, basta ya de juegos y dinos ya de una puta vez qué es lo que queréis - .

Yasmin, que se había estado riendo ante las elucubraciones de Charlotte, y los murmullos de Samantha, calló de golpe cuando Melyssa la increpó.

-Oh, está bien. Le quitáis a una toda la emoción del juego. En fin, si no hay más remedio, vamos a ponernos serios. De una puta vez. -Se adelantó de nuevo, apoyando la barbilla sobre sus manos cruzadas, los codos, aunque no se veían, debían estar sobre la mesa. Les miró a través de la pantalla, entrecerrando los ojos. Su sonrisa había desaparecido.- ¿Que qué queremos...? Cosas distintas. Yo, particularmente, divertirme. Y me lo estáis poniendo fácil, debo decir, gracias. Y servir a mi causa. Que es la de mi padre, quien por cierto está aquí, pero no lo veis.

Se giró hacia un lado, mirando a alguien que, obviamente, estaba fuera del alcance de la cámara. Luego volvió a mirarles.

-Después, está Umayma. Umayma quiere venganza. Cobrarse con creces la deuda de vuestros padres, que acabaron con su hijo. Ella es, desde luego, el Alma Mater de toda esta trama, que lleva años preparando. Urdiendo una red cuyas ramificaciones llegan muy lejos. No lo ha hecho sola, lo cierto es que tuvo suerte, una suerte inusitada, con la que no contaba. Porque hay alguien más, claro, y ése alguien, oh, amigos, ése alguien quiere sangre. La de quien sea, no le importa, pero ella le ha prometido que va a tenerla. Sangre. Vuestra sangre...

Lottie se comía la pantalla. No sabía lo que estaba buscando pero algo le decía que no tenían todo el tiempo del mundo para buscar respuestas allí.

Yasmin decía que les había dado pistas pero a ella, que no sabía mucho de historia, no se le había antojado que les hubiera dado ninguna tan clara como para ser concluyente. Cada vez que la pantalla le mostraba a Nefissa veía su mirada horrorizada, los guardianes que la escoltaban y la idea de un sacrificio o un casamiento o…solo ser entregada a los ganadores de aquel juego, se afianzaba en su mente. Y cada vez que Nefissa aparecía, Fadil se tensaba a su lado. No sabía que más podía hacer, porque tampoco estaba teniendo suerte con encontrar a Enara. Y la sonrisa que se marcaba Yasmin en la pantalla… no sabía si era porque le divertían sus conclusiones o, simplemente, porque estaba acertando. Las dos posibilidades se le antojaban igual de malas.

La puta vez que soltó Mel retumbó en donde estaban con energía. Por lo menos así le sonó a Lottie, y aquellas palabras hicieron que se le encendieran todas sus alarmas, que eran pocas sí, pero que cuando sonaban, solían hacerlo con fuerza. Eso iba a cabrear mucho a Yasmine, porque Mel no la estaba complaciendo.

Mel, a este tipo de gente hay que seguirle la corriente si no queremos que…

Demasiado tarde. La voz de Yasmine le llegó de nuevo cargada de odio. La miró, olvidándose de la pantalla en la que estaba buscando respuestas, encarando de nuevo la pantalla que tenía al lado. Mirándola de frente. Conforme la mujer iba hablando, Lottie sentía a su estómago dando vueltas.

No es solo Umayma...no es solo ella ¡Dios Mío! Es cierto… es cierto… no es solo venganza, es… es… Nos van a matar… no… no… esto ya no tiene que ver con dioses, ni con las piezas, ni la Mastaba, ni con nada de lo que le sucedió a nuestros padres… Nos van a matar, simplemente… ¡Dios Mío!

Era la confirmación de lo que todos pensaban sí, de lo que ella misma hacía rato que se repetía. Pero escucharlo de boca de aquella mujer y en aquellos términos, acabó por hacerla sentir atrapada e indefensa ante unas enormes fieras que ni siquiera se atrevían a dejarse ver.

Lottie sintió como todo le daba vueltas y se agarró a lo único que podía. Lo único que tenía a mano. Las manos de Fadil que aún agarraban la suya. Las apretó fuerte, todo lo que pudo, con sus dos manos, intentando sentir un punto de apoyo que nada podía darle, intentando que todo su sentimiento se fuese por allí y su expresión no delatara nada, solo para no darle a Yasmine lo que quería, que era ver el miedo pintado en sus caras. ¿Lo conseguía? Lo dudaba... Le faltaba el aire y, un peso que llevaba aguantando desde esa mañana, se multiplicó por mil sobre ella.

Sean, Estel, Omar… si yo no hubiera insistido en venir…si no hubiera puesto tanto empeño…ahora ellos estarían fuera de esto…lejos… ¡Qué daría por volver al día que recibimos la invitación y decir que no! Es culpa mía… es culpa mía…

Miró a Fadil a su lado, intentando ver en su rostro algún reconocimiento de lo que Yasmin acababa de decir. Buscó después a Estel y a Omar, y a su hermano. El suelo seguía sin tener solidez para ella. Las personas que más quería, exceptuando a sus padres estaban allí dentro, expuestas a ese futuro que acababan de confirmarles.

Pero no era justo. Ellos estaban allí, saliendo en unas pantallas que no solo Yasmin estaba viendo. Había más ojos detrás, y su sensación de ser un animalito en un escaparate se confirmó. Pero no querían quedársela, ni estaban evaluando si comprarla o no, ni siquiera estaban pensando en dejarla allí. Estaban disfrutando pensando en la muerte que les tenían preparada, en cómo iban a matarla. A todos.

Tres personas con intereses diferentes. Umayma… ¿pero quién más? ¿quién había más en la historia de sus padres que pudiera tenerles tanto odio a ellos y a sus padres como para desearles la muerte? Intentó pensar, recordar todo lo que su madre y su padre le habían contado. Pero no lo encontraba, no localizaba a nadie…  Aunque lo cierto era que no podía pensar con claridad. La culpa y el miedo estaban nublando su razonamiento. Pero para ella, el único cabo suelto que había quedado de esa historia, era Umayma. ¿Quién más siguió con vida y había esperado treinta años para vengarse? Aunque tal vez, el problema no era realmente ese, sino que era lo mismo que Umayma había hecho con Fadil, manipularlo para conseguir sus objetivos.

Nefissa. Miró a la pantalla que mostraba las imágenes de México, pero ahora mismo ella no salía. Ella estaba sola ahí fuera. Se estaba enfrentando a lo que fuera ella sola… ¿Cómo se sentiría ella si Nefissa fuera Sean, Estel u Omar? Le daría algo en aquel momento simplemente al saber a cualquiera de ellos en aquel lugar. Una de sus  manos liberó presión y se posó sobre el antebrazo de Fadil, queriéndole hacerle llegar en lo que estaba pensando y haciéndole saber que estaba con él.

Y ella ya sabe lo que esta gente quiere, ya se lo han dicho, por eso está tan asustada, porque sabe lo que le espera y está sola.

Pero tenían que hacer algo, tenían que saber lo antes posible que tramaban, qué les tenían reservado. Eran nueve dentro de aquella máquina o de lo que fuera. Y Nefissa fuera. No se podía acabar con nueve sin que ninguno opusiera ninguna resistencia. Y todos iban a ponerla. De eso estaba segura. Así que cuanta más información consiguieran a lo mejor tenían alguna posibilidad en salir de todo aquello. Y Nefissa... esperaba que tuviera tiempo y alguna oportunidad.

-No estaría mal que tu padre y esa otra persona tuvieran lo que hay que tener, se presentaran –soltó sin pensarlo, tragándose sus propias ideas de cómo tratar a aquel tipo de gente, pero es lo que hacía el miedo-y nos contaran sus razones para todo esto. Por que las de Umayma están claras y por lo menos ella ha dado la cara. No es demasiado educado esconderse.

¿Quién era esa tercera persona? Se le vino una imagen a la mente, un instante, una presión de manos en sus brazos a miles de kilómetros de distancia. Y esta vez, no fue capaz de decirse a ella misma, que no era él el que estaba detrás de todo aquello confabulado con Umayma….

En realidad Mike miraba aquella pantalla casi por mirar, ni sabía como era la hermana de Omar ni tenía idea de si el escenario que estaban recreando era fiel a la realidad o no, la arqueología no le interesaba mucho. Si hubiera sido el escenario de algún videojuego probablemente se lo conocería al dedillo y podría ir con los ojos cerrados de piedra en piedra empuñando un rifle, una ametralladora o su preferido: el cuchillo, pero aquello... no le decía absolutamente nada. Se fijó en las chicas "voluntarias" al sacrificio que estaban con Nefissa, estaba claro que muchas habían encontrado el mismo proveedor de peyote del que les había hablado Oliver. Estuvo a punto de hacer una broma pero no era el momento. A pesar de todo nadie podía negarle al americano la entrega y el entusiasmo, él seguía mirando de pantalla en pantalla señalando cualquier niña que viera.

-¿Cuantos años tiene tu hermana? -Le había parecido escuchar que era pequeña, pero quizás no era una niña y estaba buscando lo que no era.- La verdad es que es difícil encontrar a alguien aquí. Deberíamos repartirnos entre los monitores.

Se cambió a otro a ver si tenía más suerte, aunque seguiría necesitando la confirmación de alguien que la conociera si encontraba alguna similar.
Mientras tanto Charlotte y Fadil se empeñaban en hablar, en discutir o lo que fuera con la secretaria del jefe de Sam, que al parecer también buscaba venganza porque sus padres habían matado al suyo.

Joder papá, unas vacaciones en Egipto, casi te dejan como un colador en el asalto al autobús y un montón de gente quiere vengarse de ti.

Aquello le llevaba de nuevo al punto que quería evitar a toda costa. ¿Había sido una alucinación colectiva y mientras unos habían ganado la supuesta guerra y sobrevivido al derrumbe otros, los que fallecieron bajo las piedras, eras las víctimas enemigas? ¿Y sus familias chifladas ahora clamaban venganza? Desde luego no sabía que tenía más sentido, probablemente ninguna de las dos. Pero el caso es que todo aquello no le gustaba un pelo.

-¿Una boda? -Dijo respondiendo al comentario de Charlotte sobre las víctimas.- Si todas las películas de terror que he visto no me fallan, creo que las van a casar con la muerte... -Mike se acercó a Sam que murmuraba algo, estaba claro que su amiga estaba preocupada.- Tranqui Sam, saldremos de esta. -Y entonces su hermana explotó, la correcta Mel de pronto escupió un taco por su boca y es que esa tal Yasmin les estaba hinchando las narices a todos.- ¡A la mierda, ya me cansé de esto! Voy a llamar a la caballería.

Retomó su idea anterior y marcó en su comunicador el número de la embajada, que junto a otros muchos había guardado "por si las moscas" antes de viajar a Egipto.

A ver... ¿Solo lo he notado yo? Creo que chirría más que si todos los indios llevasen vaqueros... Me explico. Esos tíos están jugando al baloncesto. Ba-lon-ces-to. Vale, despista un poco que el aro esté torcido, y son unos inútiles que juegan fatal y no son capaces de botar la pelota. Pero el baloncesto lo inventó James Naismith en Illinois. Año mil ochocientos noventa y uno. Siglo dieciocho-en realidad sería el diecinueve-. Y esos mayas son del siglo de los mayas. Si fuesen de verdad, no sabrían lo que es el baloncesto. Y puede que yo no sea historiador, pero de deporte sé un cacho.

Tras eso, se olvidó de los monitores de Chichén Itzá y se centró en buscar pistas en la pantalla por la que salía Yasmin. Si había algo significativo que les dijese dónde estaba esa arpía, podrían mandar allí a la policía a detenerla. Puede que parte del relato fuese demasiado fantasioso, pero la desaparición de una menor era real. Con un reloj que mostrase las horas podrían determinar la franja horaria en la que estaba ubicada Yasmin... Un pisapapeles con la forma de la estatua de la libertad... Y otros detalles similares de series de detectives que Sean no sería capaz de interpretar, pero había que intentarlo.

Frustrado por no tener suficientes detalles en la imagen para hacer un razonamiento, estalló en cólera.

Escúchame bien... vie-ja-en serio... ¿qué edad tiene Yasmin? Con ese tentáculo tapándole el pelo parece mucho más mayor-¡Ya te has divertido bastante! ¡Se acabó la fiesta! Vas a decirnos todo lo que queramos, o Fadil llamará por su intercomunicador a William Stevenson, tu je-fe, y te pondrá de patitas en la calle. A ver si te quedan ganas de reírte cuando estés rebuscando en los contenedores de basura, bruja.

-Embajada de los Estados Unidos, buenos días. Si sabe el número de la extensión o el nombre de la persona con la que quiere hablar, dígalo. Si no, espere, por favor.

-Ya te estoy diciendo todo lo que queréis, ni-ña-to. Y Fadil puede llamar a quién quiera, nadie se lo va a impedir. Mike ya lo está haciendo, y antes también han usado los Comunicadores otros, ¿no? Tú mismo, por ejemplo.

Se volvió hacia Charlotte.

-Mi padre se presentará cuando quiera, no pretende ocultarse.

Miró a su lado, levantando una ceja. Acto seguido otro de los monitores se activó, mostrando la imagen de un hombre anciano, que sólo Fadil y Samantha conocían, aunque otros sabían de él por haber investigado en la red. Era Hanif Harunn, del bufete de Stevenson.

-Como se dará a conocer esa tercera persona, amigos, eso es cosa suya.

Sonrió de nuevo, socarrona.

Fue Estel quien contestó a Mike, en vez de Omar.

- Se ve como una niña de seis o siete años, altura media para su edad, apariencia que consume su alrededor - dijo, sin quitar los ojos del conjunto de monitores frente a ella - Pero comienzo a creer que esta versión de Where's Wally? estuvo destinada desde el principio a no dar resultado. Y no porque no podamos hacer nada para ayudarla.

Sin embargo, al mencionar la edad de Enara, los pensamientos de Estel se detuvieron. Por supuesto, todos allí estaban buscando una niña. Pero yo vi otra cosa, pensó mientras comenzaba a buscar otro rostro, diferente y adulto, uno que quizás sólo ella entre todos los presentes podía identificar. Si esto realmente es un juego de poder, obviamente estaremos buscando algo que no está allí. La ira de su cuerpo comenzó a revertir hacia frialdad, mientras su mirada pasaba de un monitor a otro buscando el agua, buscando el rostro, buscando los detalles que los otros no estaban buscando aún. Detalles que ella ni siquiera estaba segura de que fueran reales, pero que sí lo eran en su mente, en sus recuerdos.

Mientras lo hacía, escuchó hablar a Yasmín y su desenrollar la madeja que en realidad no desenrollaba nada. Luego, la respuesta de Charlotte, la exclamación de llamada a la caballería de Mike, y las amenazas de Sean. Estel giró por un momento, atraída por el sonido de un monitor entrando en vida. Enfrentó el rostro del recién llegado, mirándolo directamente a los ojos sin decir nada. Su rostro le inspiraba una o dos memorias, pero no las suficientes. No más que las que le inspiraría a un león el rostro del observador que se deleita de observarlo a través de los barrotes de su jaula.

- ¿Y cuál es vuestra causa, abogado? - dijo Estel, ignorando por completo a Yasmín como ella la había ignorado antes - ¿Lavar dinero? ¿Vender armas para financiar guerras eternas en territorios diferentes a los de Egipto, para que la guerra nunca vuelva aquí? - los labios de Estel no sonrieron, pero su voz hizo algo extraño - ¿Recuperar para Egipto la gloria de su herencia histórica, que estúpidamente el destino ha puesto en cabeza de un conjunto de extranjeros?

Cuando Estel busca en los monitores, está buscando también el rostro de la Enara mayor que vio en aquella visión que tuvo en Zurich. Está buscando también si encuentra detalles de esa misma visión, como el del lago, o los alrededores que vio en esos segundos.

Ni rastro de Enara, ni de la niña que debería ser, ni de lo que apareció en tu visión.

Pero al recordar la visión comprendes que lo que viste entonces en ella, esa Enara extraña y adulta, quizá se debía a algo distinto. A que Enara, la de seis años, estaba allí, pero en ella, dentro de ella, viste a alguien adulto. Asomando por sus ojos. Hablando con su voz.

El egipcio paseó sus grandes ojos oscuros por el conjunto de personas dentro de la Máquina. Y se detuvo finalmente afrontando la mirada directa y las palabras de Estel. Parecía más enfadado que divertido, mucho menos a gusto con la situación de lo que lo estaba su hija, Yasmin.

-Mi causa. ¿Lavar dinero? No, no necesito eso. Dirijo el bufete asociado a una de las mayores fortunas del mundo, la Stevenson Eterprises. No van a creer que tengo que rebajarme a minucias. ¿Vender armas para financiar guerras eternas en territorios diferentes a los de Egipto, para que la guerra nunca vuelva aquí...?- repitió palabra por palabra- La guerra es necesaria, pero mis intereses son otros. ¿Recuperar para Egipto la gloria de su herencia histórica, que estúpidamente el destino ha puesto en cabeza de un conjunto de extranjeros? -Siguió repitiendo, como demostrando que su memoria no era senil en absoluto.- Ése era el hito de la madre de Omar y del padre de Fadil y del de Nefissa, antes de autoproclamarse defensores de Horus. Y, con ello, enfrentarse a Seth. Y a mi hermano...

La mirada del anciano se había vuelto dura como la piedra.

-No, yo estoy aquí por un doble motivo. Uno, por el que Madre Umayma me buscó, es por la muerte de mi hermano, hace treinta años, en la Mastaba. La venganza, claro. No puedo decir que mi hermano y yo estuviéramos muy unidos, pero aún así, un hermano es un hermano. -Dejó pasar unos segundos, entrecerró los ojos, y sonrió con los labios ligeramente torcidos.- Y el otro motivo es demasiado tentador para cualquiera. ¿Quién no sucumbiría a la propuesta de la vida eterna...?

Aguantó la mirada de Yasmin cuando se dirigió a ella. E iba a responderle para defender a su hermano justo cuando la mujer se giró a un lado, escuchando algo que se le estaba diciendo.

Llama niñato a mi hermano de nuevo y te las tendrás que ver conmigo...bruja

Un par de segundos más tarde, otro de los monitores se encendía, revelando un rostro conocido para la francesa. Habia consultado Internet, estando aún en Madagascar, y aquel rostro fue uno de los primeros que localizaron. Incluso el nombre de ese egipcio aparecía en el esquema que Charlotte hizo justo aquella noche relacionando nombres. Era egipcio, sí, pero nunca lo hubiese relacionado con todo aquello. Asi que su sorpresa solo fue a medias. Pero, ¿que demonios tenía aquel hombre contra ellos?

Miró a Estel cuando esta habló. Hacia rato que estaba en silencio y aquel tono que usó para dirigirse al egipcio le dijo muchas cosas. Pero negó para si misma a sus insinuaciones.

Es imposible que sea por dinero. este hombre tiene que ser multimillonario como poco...

No pudo evitar un gesto de sorpresa cuando él le respondió a Estel, desvelando sus dos razones.

- Usted no tiene el mismo apellido que Olam...-no pudo evitar exclamar, si lo hubiera tenido enseguida hubieran relacionado y no hubieran venido a Egipto.

La vida eterna. Hace unas escasas horas, ella misma hubiera dicho que eso era algo imposible, un sueño. Pero habia visto con sus propios ojos a Umayma. La misma Umayma que habian conocido sus padres hace treinta años. Y ellos ya la conocieron siendo anciana...¿Seria posible que Umayma tuviera el poder de otorgar la vida eterna? Ya nada le parecia imposible....

-¿Y cual es su parte a cumplir para conseguir lo que ella le ha prometido? Porque creo que si no estaba unido a su hermano no esta aqui por él, y mucho menos teniendo el status social que debe tener, todo lo que puede perder cuando esto se sepa. No, suena a excusa, no se hace nada tan grande por vengar a un hermano con el que no se ha tenido relacion. Diez personas...una niña pequeña. Pero sí por la recompensa...siempre y cuando, claro, que ella tenga el don de otorgar eso a quien quiera....

Se volvió a mirar el monitor en el que Yasmin les seguia mirando a todos, ya sin esa sonrisa socarrona y divertida-¿A ti también te ha prometido lo mismo?

Si ese era el premio que los dos perseguian, Umayma habia sido convincente. Pero Lottie estaba segura de que esa promesa era imposible de que ambos la obtuvieran. Porque lo que habia entendido a través de las pocas palabras del egipcio era que él no era el hijo preferido. Y esas cosas, era muy dificil cambiarlas, aunque el preferido hubiese muerto. Ese hombre era solamente una de las herramientas que Umayma necesitaba para cumplir su venganza. Y ella sabia que teclas tocar en cada uno para conseguir sus objetivos...como buena madre.

Tras esperar unos segundos con una música egipcia de fondo, se escucha la voz de una mujer que, en árabe primero e inglés después, dice en tono aburrido:

-Buenos días, Lisa a habla, ¿en qué puedo ayudarle?