Partida Rol por web

Visna ve a sus compañeros con bastantes ganas, esta prueba parecía sencilla a primera vista, pero tendría que tener truco para que resultase complicada; y desde luego no era tan ilusa de pensar que la prueba iba a ser tan sencilla como se vendía

Mucha suerte a todos

Les dice dedicándoles una sonrisa agradable, aunque con cierto aire de competitividad

Las reglas están claras, y si hay demasiado peligro nos sacarán

Nos vemos allí abajo

Son sus últimas palabras a sus otros tres compañeros antes de tirarse de cabeza al lago negro mientras grita algo y hace una floritura con su varita mágica

De un certero salto de cabeza Visna entró al agua gritando el hechizo que había probado en aquel despacho

¡Caput Vullae!

Su voz quedó tapada por el clamor del público, y su giro de muñeca fue preciso, aunque se giró un poco a la derecha, por lo que aquel hechizo tal vez le fuese a dar problemas de cara al resto de la prueba.

Bueno, no pasa nada, tranquila

Se centró un poco y preparó el hechizo que tenía listo

Hidrocorpus

Pensó en un delfín, o al menos una esfera de agua, lo suficiente para avanzar en aquel lago, antes de tener que hacerlo a nado. Pero aquel hechizo no le salió bien, notó como el agua comenzaba a arremolinarse alrededor de ella*

Hijo de su ma...

El agua comenzó a arremolinarse alrededor de ella, mientras iba nadando y moviendo sus brazos fuertemente, escapando hacia fuera de aquella bola arremolinada que ella misma había generado

Una vez decides dar el salto que te hará hacer la primer toma de contacto con el agua en sí, descubres la sensación fría inicial que lentamente va desapareciendo a medida que el cuerpo se adapta con facilidad al hábitat en el que está.  En tu ocasión el fervor y la adrenalina misma de la prueba logra que ese hechizo inicial no salga tan bien haciendo que la burbuja al principio te parece más delgada que lo convencional pero descubres que no, está perfecta pese al miedo inicial de que estés en una cuenta regresiva importante. 

Claramente has resuelto la forma de estar debajo del Lago sin necesidad de ahogarte en el proceso y sabes que aquello tiene su duración. No obstante cuando intentas conjurar el hidrocorpus, el remolino que se genera a tu alrededor claramente llama la atención de todo el mundo creando no sólo alrededor tuyo un buen movimiento de agua, sino que se agita en todos lados. Aquello genera que te puedas mover con mayor dificultad y los nervios, vuelven a jugar una mala pasada, así que debes tomarte un tiempo para respirar y encontrar la calma, así estás lista para lo que sigue. 

5 minutos después... 

Notas como el remolino se va calmando y descubres que acorde a tu estado emocional que tengas en el preciso instante, es como funcionará ese conjuro. No obstante sabes que estarás protegida, sólo que no debes inquietar demasiado a los habitantes del lago, es tu prioridad. Aún así las profundidades de aquellas aguas te reciben en tonos verdosos algo apagados, ya que una extensa diversidad de algas desperdigadas por toda su extensión le dan ese toque oscuro, pero a su vez muy natural. Incluso cuando comienzas a nadar, buscando alguna ostra o concha de mar, descubren toda la belleza que oculta tiene el Lago Negro para ti. 

Muchísimas criaturas de diversos tamaños te observa expectante y sabes que la calma es todo ahora, de momento  parecen no fastidiarse por ti, pululan por cada rincón al pasar y se evidencia lo inofensivas que pueden ser. No obstante a medida que avanzan, buscando de un lado para el otro, algo puedes ver en la lejanía, algo que brilla.  

Y ahí estabamos una vez más. Esta vez no habría turnos: Los cuatro saldríamos a la vez, pero alguno alcanzaría su objetivo primero.

Sobre el bañador llevaba una pequeña bolsita colgada de la cintura junto con la varita, y la palpé para sentirme más segura, alzando la barbilla y escuchando las palabras de mi director. Sería peligroso, pero tenía que confiar en mis propias habilidades y en todo lo que había aprendido.

—Lo mismo digo. Suerte a todos.

Tomé aire, un poco de impulso... Y al canto de tres salté, precipitándome al agua.

El agua estaba tan fría que me quedé en shock un momento, pero reaccioné rápidamente, sacando las branquialgas de la bolsa, llevándomelas a la boca y tragando. Sabría que tardarían un poco en hacer efecto, y sería el momento en el que prepararía la segunda parte de mi idea.

Una parte de mi era un monstruo. Hacía mucho tiempo que había aceptado eso. Así que iba a demostrar lo bien que se me daba tratar con otros monstruos.

De todas las criaturas maritimas, no hay ninguna más intrigante que el Kelpie. Desde el momento en el que aprendí sobre ellos, mucho antes de que empezaramos a estudiarlos en Cuidado de las Criaturas Mágicas, me había visto atraída por el misterio que los rodeaba. Tenían capacidad de cambiar su aspecto a voluntad, y domarlos no implicaba más que un simple encantamiento de colocación. Vale, admito que no era tan simple. Los Kelpie también tienen fama de comer humanos... Y de ser bastante escurridizos.

Pero no para mi. Debo admitir que me salté las reglas en alguna ocasión. Lo suficiente como para saber que en este lago sí hay por lo menos un Kelpie. Y si conseguía domarlo, tendría la prueba en la mano. Son criaturas extramadamente veloces bajo el agua, y también voraces. No por nada se los consideraba demonios.

Empecé a bucear, alejandome del ruído de las gradas pero manteniéndome en la orilla, en dirección al lugar donde lo ví por primera vez. Sabía que aperecería, porque estaba en el mismo lugar donde apareció la última vez. Esencialmente, me estaba ofreciendo como un bocado fácil... E incitándolo a ello. Por supuesto, los Kelpies no comían solo humanos, o este se habría muerto de hambre hacía mucho tiempo. En mi bolsita, además de las branquialgas, había un cebo de lo más llamativo para él.

Y apareció.

Majestuoso. Hermoso. Terrible. Una cosa no quita la otra. Y se acercaba a mi con una rápidez que me dejabab poco tiempo de actuación. Me llené de valor, demostrando que en mi corazón había una Gryffindor, y alcé la varita.

—¡Collocatio leporem!* —De mi boca surgieron burbujitas por estar bajo el agua.

Y de la punta de mi varita surgieron unas largas bridas que, ellas solas, se lanzaron para pasar sobre su cabeza. Como si hubiera entendido lo que ocurría, el animal se movió violentamente, pero una vez estuvieron colocadas, no le quedó otra que agachar la cabeza, súbitamente dócil.

Lentamente, buceé hasta él. Apoyé mi mano sobre su hocico y lo acaricie, y con lentitud, continue para agarrarme a su crín. Ya estaba preparada para ir a las profundidades del lago.

Hiro no estaba cómodo. Al haberle quitado su habitual atuendo se sentía desnudo pese a llevar el bañador. Sentía las miradas de los espectadores clavadas en él y eso no hacía más que empeorar las cosas. Pero nada de eso se mostraba en su rostro. Con la mirada alta y segura, escuchó con atención las indicaciones del director sin mostrar un ápice de emoción.

Antes de que el director terminase, cogió un artilugio blanco de considerable tamaño y empezó a colocárselo en el pecho, para acto seguido terminar de colocarse una especie de mascarilla en el rostro*.

Que gane el mejor. Antes de saltar pronunció una palabra en japonés e hizo una floritura con su varita. Respondió a las chicas, antes de lanzarse al agua con menos estilo que Visna, pero el mismo resultado.

El agua fría terminó de despertar a Hiro de la incomodidad que había sentido arriba. Abrió los ojos y respiró por primera vez en aquel traje. Era más sencillo de lo que había pensado, casi no notaba que estaba bajo el agua al respirar. Estaba claro que la directora sabía lo que se hacía. No esperaba menos.

Sin perder el tiempo, se dirigió hacia las profundidades del lago para encontrar lo que buscaba. Las perlas se sintetizaban en lo más profundo del mar por moluscos como las ostras, almejas, etc. cuando entraban en contacto con arena que no podían expulsar de su blando cuerpo. Por eso se dirigió hacia allí sin dilación.

A medida que descendía y la luz se hizo más escasa, usó el hechizo de Lumos para alumbrarle allí abajo y, de llegar un punto en el que ni con Lumos podía ver, usaría Lumos Máxima, únicamente si era verdaderamente necesario para orientarse. El traje se acomodaba muy bien a su cuerpo, proporcionándole oxígeno tanto por la boca como directamente a los pulmones, por si perdía la máscara o dejaba de funcionar, tener una segunda vía para sobrevivir. La directora lo había pensado bien.

Varita en mano, descendió hasta llegar a las profundidades y allí se puso a buscar lo que encontraba, siempre alerta por si recibía algún ataque inesperado de alguna criatura acuática que con toda seguridad debía rondar el lago.

Claramente estaba nerviosa, y miraba de un lado a otro entre los espectadores, saludando con la mano y sonriendo, buscando a Jacques o al hermano de Lorelei en el público. Cuando el director de Hogwarts dio la señal para iniciar la competencia, sonrió con nerviosismo a los competidores.

-Bonne chance!- Dijo, y tomando aire saltó al agua.

Una vez en el agua, sacó la cabeza para poder apuntarse con la varita. -¡Caput Bullae!- Dijo, esperando que esta vez la burbuja tuviera mayor duración que el día anterior. Comenzó entonces a nadar hacia la profundidad del lago, intentando no pensar en el frío.

-Lacarnum Inflamarae.- Dijo, apuntando frente a ella para crear fuego más adelante y poder ir viendo en la oscuridad del agua.

Una vez decides dar el salto que te hará hacer la primer toma de contacto con el agua en sí, descubres la sensación fría inicial que lentamente va desapareciendo a medida que el cuerpo se adapte con facilidad al hábitat en el que está. Claramente has resuelto la forma de estar debajo del Lago sin necesidad de ahogarte en el proceso y sabes que aquello tiene una duración limitada. No obstante, las branquialgas son idóneas para ello, pueden resistir lo necesario y en caso de terminar su efecto, cuentas con más en la bolsa atada a la cintura. Sabes que es algo natural sin efectos contraproducentes. 

Las profundidades de aquellas aguas te reciben en tonos verdosos algo apagados, ya que una extensa diversidad de algas desperdigadas por toda su extensión le dan ese toque oscuro, pero a su vez muy natural. Incluso cuando comienzas a nadar con un objetivo claro en tu mente, poco es lo que tardas en dar con aquel majestuoso animal. 

Aquella majestuosa criatura se encuentra cerca de ti y más allá de que te ofreces como un cebo, sabes que eres presa fácil si así lo pretende. Pero todos estos años de estudio y esa misma curiosidad te impulsaron a entender perfectamente a cada criatura, conociendo sus secretos, interpretando sus gestos y por sobre todas las cosas, actuando como una más ya que al fin de cuentas lo eres. 

La tensión surge de repente en aquellas aguas cuando comienzan a agitarse y el kelpie, allí de color verde oscuro y cuerpo cubierto de algas se inquieta. No sabes que ha sucedido en las profundidades pero esto no ayuda, por suerte las aguas se calman y logras ejecutar aquel hechizo magistralmente. Lo cual unos pequeños lazos se forjan en torno a la cabeza del animal para crear unas "riendas" que te permitan por así decirlo "domarlo". 

Solo que nadie ha dicho que iba a ser fácil, y no lo fue, ya que mientras procedes con ese nivel de magia inigualable, el kelpie te invita a realizar una especie de danza/cortejo donde como todo futuro dueño y criatura mágica forjan un vínculo. 

Ambos nadan, entran de contacto y se reconocen como tal. Podría decirse que es un instante maravilloso, uno que quizás alguien como Newt Scamander sería capaz de comprender. Lo bueno es que tras aquella danza maravillosa, finalmente aquel animal marino accede a tu dominio y une su corazón al tuyo forjando un lazo que sabes, no queda aquí. Durará toda la vida. Ahora montada en el caballo de algas comienzas a recorrer el basto espacio del Lago Negro. 

Muchísimas criaturas de diversos tamaños, de momento inofensivas, pululan por cada rincón al pasar y se evidencia lo inofensivas que pueden ser. No obstante a medida que avanzas, buscando de un lado para el otro, algo se evidencia en la lejanía, algo que brilla.  

Una vez decides dar el salto que te hará hacer la primer toma de contacto con el agua en sí, descubres la sensación fría inicial que lentamente va desapareciendo a medida que el cuerpo se adapta con facilidad al hábitat en el que está. Claramente has resuelto la forma de estar debajo del Lago sin necesidad de ahogarte en el proceso y sabes que el nivel creativo de tu Directora es único, lo cual no será un problema el tiempo que dure la prueba porque tienes asegurado el asunto de la respiración y el oxígeno. 

Las profundidades de aquellas aguas te reciben en tonos verdosos algo apagados, ya que una extensa diversidad de algas desperdigadas por toda su extensión le dan ese toque oscuro, pero a su vez muy natural. Incluso cuando comienzas a nadar, buscando alguna ostra o concha de mar y gracias a la magnificencia de tu lumos máxima puedes contemplar al detalle todo lo que hay en el lugar, descubren toda la belleza que oculta tiene el Lago Negro para ti. 

Pese a que puede ser molesto para sus habitantes...

Muchísimas criaturas de diversos tamaño, de momento sin intención hostil, pululan por cada rincón al pasar y se evidencia lo inofensivas que pueden ser. No obstante a medida que avanzas, buscando de un lado para el otro algo lo que el acertijo da a entender, se evidencia en la lejanía, algo que brilla.  

Gracias al conjuros descubres que se trata de un cofre dorado que allí escondido entre las rocas, logras percibir con precisión. 

Una vez decides dar el salto que te hará hacer la primer toma de contacto con el agua en sí, descubres la sensación fría inicial que lentamente va desapareciendo a medida que el cuerpo se adapta con facilidad al hábitat en el que está. Claramente has resuelto la forma de estar debajo del Lago sin necesidad de ahogarte en el proceso y sabes que aquello tiene una duración limitada. La burbuja tiene una consistencia mejor que la anterior, aunque no puedes fiarte demasiado.

Las profundidades de aquellas aguas te reciben en tonos verdosos algo apagados, ya que una extensa diversidad de algas desperdigadas por toda su extensión le dan ese toque oscuro, pero a su vez muy natural. Incluso cuando comienzas a nadar, buscando alguna ostra o concha de mar luego de haber conjurado aquel fuego en la profundidad, descubres toda la belleza que oculta tiene el Lago Negro para ti.

Muchísimas criaturas de diversos tamaños, de momento sin intención hostil, pululan por cada rincón al pasar y se evidencia lo inofensivas que pueden ser. No obstante a medida que avanzas, buscando de un lado para el otro, algo se evidencia en la lejanía, algo que brilla.  

Vamos, tranquila, tú puedes hacerlo, no habrá ningún problema.

Intenta pensar para sí misma intentando seguir utilizando aquel hechizo para poderse impulsar durante aquella prueba. No se le daba bien calmarse, y era algo que debía trabajar, pero ahora con lo que tenía tenía que seguir hacia delante

Aparte del lejano brillo, lugar que parecía evidente que debía ir, parecía que no estaba sola, extrañas criaturas que estaban dibujadas en los libros de las clases de Cuidados de Criaturas Mágicas, además que no le resultaban lejanas, al revés, recordaba vívidamente cosas de aquellas criaturas

Hiro estaba maravillado con lo que veía. Lasr criaturas mágicas y no mágicas convivían  en aquel ecosistema en perfecta armonía y él tenía el privilegio de ser un espectador de todo aquello. Observó maravillado como las criaturas no le atacaban, al contrario, parecían pacíficas.

A medida que descendía la emoción fue cambiando por los nervios. No estaba seguro de lo que buscaba, pero tenía que seguir buscando, más al fondo, dónde dónde las perlas se guardaban.

Al fin lo vio. No era difícil verlo, al fin y al cabo era lo único que brillaba con luz propia a parte de su varita. Un cofre. El cofre del tesoro. 

Por supuesto No decía el lugar donde las perlas eran creadas, sino dónde se guardaban. Dónde se guardaban una vez encontradas. Un cofre. Se maldijo por no haberlo pensado antes.

sin dudarlo, se dirigió a abrir el cofre, primero probando sí estaba abierto con las manos. Al ver que estaba cerrado, murmuró una única palabra. Alohomora. Comprobó a ver si funcionaba o si, por el contrario, tendría que usar la versión más poderosa del hechizo.

Someter al Kelpie no fue tan fácil como había esperado... Pero eso nunca había sido un impedimento.

Tenía carácter, como yo. De algún modo, danzamos bajo el agua, el uno con el otro, conociéndonos a cada movimiento, confiando cada vez más en las intenciones del otro. Yo no pretendía arrebatarle la libertad, y él no ansiaba devorarme. Había conseguido ganarme su respeto, y ahora estabamos unidos, no como una herramienta y su maestro, si no como compañeros. Sé que no muchas personas han tratado así con un Kelpie, aunque entre las pocas que sí se encuentra uno de mis ídolos, Newt Scamander.

Y al fin, me afianzo sobre él. No ha sido el método más rápido, eso está claro, pero si en la anterior prueba criticaron que no fuera vistosa, ahora les haría comerse sus palabras.

—¡Allí! —exclamé, con voz burbujeante, mientras indicaba a mi compañero que siguiera el brillo tan rápido como pudiera.

Un brillo en las profundidades... ¿Una perla? Fuera eso o no, tenía que investigarlo.

Luego de estudiar tantas horas a las criaturas mágicas, en especial las de agua, puedes ir a medida que vas nadando y con el hidrocorpus controlado, descubriendo las colonias de Grindylow que habitan allí. Por toda la información que has recabado sabes a la perfección que estás criaturas son agresivas y carnívoras, lo cual pueden tornarse muy hostil si se lo proponen. 

Solo que en tu caso como pareces un remolino andante de agua, no te ven de momento como un enemigo o los acojonas en demasía con tu actitud. La cuestión es que pasas al lado de ellos y se esconden con tal de no cruzarte más. Además de esto, a lo lejos alguna que otra Selkie puedes divisar, una infinidad de peces de distintos tamaños al igual que una flora acuática extraordinaria. Digna de cualquier poción que se intente realizar. 

No obstante, lo que a ti te interesa realmente es ese cofre azul que lentamente está más cerca a medida que avanzas. Dos selkies lo custodian y rápidamente al verte, te dejan acceder con tal de que no les hagas daño. 

A medida que te vas acercando descubres que ese cofre tan visible ahora, se encuentra en el lugar donde una comunidad de Selkies viven. Claramente ha sido colocado en un sitio difícil de obtener, solo con la intención de obstaculizar la prueba mientras el tiempo de resistencia en las profundidades se agotan. 

Lo bueno es que al nadar muy suave, te divisan pero se mantienen expectantes ante tu movimiento. Incluso logras acercarte al cofre y notas si lo levantas que no es para nada pesado, no se abre por si solo tampoco. Así que necesitas de la magia, aunque desconoces la reacción de aquellas criaturas si ejecutas un conjuro. 

Una potente luz surge de tu varita y ellos se alteran de repente, quien parece ser el líder del grupo te envía a dos de ellas y con su tridente rozan tu muslo, haciendo una pequeña herida, que si bien no es grave: molesta. Pero algo en ti las acojona o algo del entorno ya que rápidamente se alejan llenas de miedo a ocultarse. 

Esto te da la libertad de coger el cofre y descubrir que en su interior hay una llave. Solo que no te pasa desapercibido como un inmenso animal de algas, pasa sobre ti y alguien lo monta aunque con el apuro, no puedes verlo. 

Es un kelpie...

Nada se compara a lo que estás viviendo, no cuando en medio de aquella osada proeza, el animal ya unido a ti como un verdadero compañero, obedece tu mandato no sin antes sumergirse un poco más y luego ascender para dar un salto acrobático en el aire, a la vista de todos mientras quienes estaban muy nerviosos por la prueba comprueban que un inmenso Kelpie es montado por ti. 

La ovación la escuchas a lo lejos ya que la velocidad de tu nuevo amigo es vertiginosa y como buena criatura obediente, desciende hacia el punto de luz indicado. Al pasar puedes ver qué Hiro se encuentra en vías de pillar el cofre, pero es atormentado por dos Selkies, aunque al ver al caballo de algas, rápidamente huyeron liberando al chico de todo instante plagado de hostilidad. Sin querer lo has salvado, solo que esto ha sido de pasada porque el kelpie llega al objetivo y es un cofre. 

Agresivas, bien, les mostraré lo que es tener una actitud agresiva

Parecía que se apartaban de ellas, tal vez por su fallido hidrocorpus, o tal vez por el exigente entrenamiento de Markus que le había dado una fuerza y un aspecto más amenazante.

El cofre estaba allí, y los Selkies se van alejando del mismo. Visna llega y lo agarra con una mano, siempre vigilando y con una mirada agresiva hacia aquellas criaturas. Parecía que aquel era el siguiente paso en la prueba

Aquel canto resuena en su cabeza ahora con más fuerza

"Eres mi prisión, aquel obstáculo que debo sortear y sólo debes encontrar la forma. Quién descubra dónde se guardan las perlas en el mar, sabrá descifrar mi canción"

Seguro que tiene un cierre mágico, pero por intentarlo que no quede

Alohomora

​​​​​​La llave ha de estar dentro de alguna ostra, y las ostras están en el fondo

Mira hacia abajo donde está la profundidad y la oscuridad de aquel lago y traga saliva

Revelio

No se me puede escapar ningún detalle de este cofre antes de continuar

Aún sabiendo que el tiempo estaba en su contra, la joven hechicera no pudo evitar sentirse maravillada por el espectáculo marino que se presentaba ante ella. De momento las criaturas no parecían hallar en ella una amenaza, lo cual era importante, pues quería evitar en lo posible tener obstáculos en el camino hasta las ostras.

¿Pero cómo las hallaría? Necesitaba pensar. ¿Quizás el lago tendría alguna salida al mar? Quizás si supiera si el agua cambiaba de dulce a salada... Pero sería romper su burbuja de aire, la cual de por si ya era muy frágil. La iluminación más allá de sus ojos llamó su atención, y decidió encaminar su avance hacia allá, poniendo tanta potencia como podía a sus pies y sus brazos, dando largas brazadas para tratar de moverse tan rápido como fuera posible.