Partida Rol por web

He conseguido librarme del perro, pero si no consigo apartarlo de mí no podré hacer nada por Mary.

Golpearlo parece bastante inútil. Ya probé antes y no logré nada. Solo me queda una solución.

Me lanzo sobre el perro, intentando evitar sus mirdiscos, buscando agarrarle de la boca y las patas.

Ese perro continuaba sacudiendo mi brazo como si fuera un juguete de los chinos, al que pudiera destrozar de un bocado.

Y tengo que reconocer que casi, de un solo bocado, lo estaba consiguiendo. Pero los Dickinson somos duros, y el hueso seguía en su sitio. no puedo decir lo mismo de la carne, que dejaba entrever las fibras del musculo de mi antebrazo, sangrando y con un dolor como nunca antes había sentido.

tampoco es que antes me hubiera mordido un perro modificado genéticamente o... algo así, porque dudaba que ningún perro normal tuviera tanta fiereza como el que tenía encima.

- Aaaahhh!- Gritaba de dolor, miraba a todos lados viendo como Dietter también las pasaba putas. Y a Pasteur regocijarse destrozando mi bolso y recuperando de su interior los viales.

Es el fin. ¿El fin? Ni mucho menos!! Aun tenía dos brazos. Uno libre, para ser mas precisos. No podía deshacerme del perro pero a lo mejor...

- Vete al infierno, maldito bicho!!!- Con mi amenaza en alto, y mi otro brazo libre, llevé mis dedos a las cuencas oculares del perro, apretando su ojo hacia a adentro, en un intento de dejarle tuerto.

Y apreté y apreté su globo ocular, notando como la masa gelatinosa iba cediendo mas y mas bajo mi pulgar.

El doctor se mantuvo impasible mientras uno de sus perros se precipitaba por al azotea.

Dietter intentaba sacarse al perro de encima con la intencio de defenestrarlo pero al intentar echarle mano otra vez volvió a cogerle, esta vez del brazo.

Mientras Mary mantenía las distancias con el perro a quien había apartado metiendole un dedo en el ojo, pero si se daba la vuelta, el perro le atacaría por la espalda.

- ¿Quieren, si tienen la bondad, hacerme el favor de morir rápido? No tengo toda la noche... - Os requirió el doctor desde el lugar que os observaba.

Intento soltar al puto perro. Está claro que son demasiado fuertes, y el puto Pasteur mirando. Mierda, ¿y los vampiros? ¿Y el rector?

Parece evidente que no debemos esperar ningún tipo de ayuda. Miro a Mary, completamente ensangrentada. Me siento impotente. ¿Cuántas veces me ha pasado ya?

El perro me soltó quejándose del ojo y el dolor que le producía el que le hubiera metido el dedo en su cuenca.

No fue hasta entonces que miré mi brazo, desgarrado y dolorido, lleno de sangre y apenas pudiendo abrir y cerrar bien la mano. Apenas un muñón. Puede que no lo fuera. Puede que necesitase puntos y rehabilitación para poder recuperarme de esas heridas, pero en esos momento creía haber perdido el brazo o similar, pese que seguía allí, al final de mi codo.

Un momento de respiro mientras Pasteur estaba tan tranquilo, como si después de todo, esto le importase una mierda. Como si pese a los perros supiera que él era mas fuerte, aún si cabe.

En ese momento me arrastré hasta una de las sillas, la cogí y, mientras el perro se rascaba con la pata su ojo dolorido, cercenado o... ausente, le golpeé una y otra vez, con ella en la cabeza. Con rabia. Don dolor pero sobre todo, con la intención clara de que no me volviera a morder. Ni siquiera levantar.

-Muereté, maldito bicho!!- Dije mientras bajaba una y otra vez la silla contra el perro.

La cosa no pintaba bien para vosotros cuando sonó el timbre del ascensor y la puerta se abrió en su interior iba duncan, vestido de traje, al no ir de camiseta y sus pintas habituales os impuso mas de lo normal o quizá era por que abría una puerta a vuestra salvación, pero el caso es que aquello si que moestó visiblemente al Doctor que se levantó mirandolo furibundo.

-¿Esperais una puta invitación? Entrad- Dijo mientras aporreaba el botón para bajar.

Mi reacción es inmediata. Pese a la sorpresa de ver a Duncan en el ascensor, echo a correr sujetando a Mary por el brazo sano para, reuniéndo quizás, mis últimas fuerzas, llevarla casi a rastras hasta el ascensor y entrar mientras protejo la puerta con mi propio cuerpo, no solo para no dejar entrar a los perros, sino también para que Duncan no sea obligado a salir por el Dr Pasteur.

Vamos, ciérrate ya murmuro, nervioso, sin saber si realmente podré hacer algo para impedir cualquiera de las dos cosas.

- Duncan!- Grité al verle.

Al principio no estaba segura de si era bueno o malo. Podía estar bajo el influjo de Pasteur! no fue hasta cuando habló que me di cuenta que esaba de nuestra parte y teníamos una sola opción de salir de allí huyendo.

Dieter me cogió del brazo haciendo que soltara de inmediato la silla con la que golpeaba al chucho. Prácticamente me tiré al suelo del ascensor en cuanto entré, arrebujándome en un rincón, asustada y con lagrimas en los ojos, mientras me sostenía el brazo herido. Me costaba moverlo. Puede que fuera el miedo pero apenas lo sentía.

Poco a poco las puertas se fueron cerrando y lo último que vi por la rendija fue la cara de amargado de Pasteur. Esto no se lo esperaba. Mal o bien, habíamos salido de allí con Duncan. Bueno... al menos, estaba con nosotros en el ascensor.

Hubo un golpe terrible contra la puerta del ascensor, pero no evitó que se cerrara y comenzasteis a bajar. No os detuvisteis hasta la planta baja. Mientras tanto las heridas de Mary sangraban profusamente y el dolor recorría su cuerpo.

Dietter con el pantalón roto y un par de mordeduras tampoco daba muy buena pinta  pensasteis que llamaríais la atención alsalir pero todo el mundo estaba centrado en otro suceso, alguien había tirado un perro por la ventana con la mala suerte de que había caído encima de alguien, el lcub de los morbosos se aglutinaban alrededor. Antes de poder hacer nada el ascensor se cerró solo y volvió a subir. 

Sujeto a Mary del brazo sano y tiro de ella hacia la salida. Ni siquiera miro hacia atrás, excepto para comprobar que Duncan me siga. Vamos, Duncan, no tenemos tiempo que perder. Seguro que ese cabrón nos sigue. Date prisa digo, tironeando de él, nervioso.

Quizás la mejor forma de moverse y poner distancia con Pasteur sería usar el metro, o incluso mejor un taxi. Pero la verdad no tenemos muy buen aspecto para usar un taxi, aunque quizá si vamos al hospital no nos diga nada. Así pues intento conducir a mis compañeros a la parada de taxi. Porque está claro que Mary necesita que la curen.

Dolía.

joder, cómo dolía! Y sangraba. Estaba tensa y asustada. Mis lagrimas salían de mis ojos como si no tuviera control, casi hiperventilándome, del  mal cuerpo que tenía encima.

-Vámonos, vámonos...-Dije mirando al numero del ascensor.- ... antes de que baje, por favor.- Pedí casi sin fuerzas, dejándomde llevar por Dieter.

frente a nosotros, una escena algo Dantesca, con un perro espachurrado y que llamaba la atención de la gente. Eso nos haría poder pasar desapercibidos un momento. Al menos el tiempo suficiente hasta que alguien cogiera de nuevo ese ascensor y viera que estaba embadurnado de sangre.

Mi sangre.

Entre unas cosa y otras, la cabeza se me iba y creía perder el conocimiento por momentos.

-Por detrás.. vamos... por...detrás.- Me quité una manga de la chaqueta, como pude, mientras Dieter y Duncan abrían la puerta y yo me poyaba en cualquier pared para no perder el equilibrio, y me la enrollé en el brazo, como si fuera una torera. Así al menos no llamaría la atención. Pero desde luego, frio iba a pasar. Estábamos en Berlín, no en las vegas!

Tardasteis un rato en buscar la salida lateral de servicio, pero la encontrasteis, levantasteis sospechas al salir por allí, pero los cocineros y conserjes no se metieron en medio, aunque sabíais que habrían llamado a seguridad del hotel, cuando os encontrasteis en la calle al salir a una calle principal no os fue difícil parar a un taxi.

Duncan os ayudo a llegar al Taxi, llevando de un brazo a Mary de un brazo. Dietter del otro. Y el taxista, cuando escucho que pedíais ir al hospital y viendo el percal no puso mayores objeciones.

Una vez allí en urgencias os dieron prioridad, salvo por una leve discusión sobre si Duncan y Dietter pod´´iana compañar a Mary, al final solo uno pudo pasar, que resulto ser Dietter, por cercanía y afinidad.

Mientras estabais allí tras unos minutos que a Mary se le hicieron larguisimos entró por la puerta una persona conocida.

El hombre entro en la habitación en que Mary esperaba a que una anestesia local le hiciera efecto para sacar una astilla de hueso y evaluar la necesidad de una intervención más severa.

Se quitó el sombrero.

- Hacía mucho que no hacía una visita de este estilo, es una suerte que sigan vivos.-  Dijo el enorme vampiro.  - Echo el pelo para atrás dejando ver unas orejas puntiagudas de lobo.

- Jackob me ha indicado de sus intenciones y pregunte en los hospitales por si habían tenido la suerte de sobrevivir - Exlpicó - ¿Han mal gastado una primera forma de encontrarle, si tan solo me hubieran esperado....? Cuenteme lo sucedido y quien es este tipo. - Pidió señalando a Duncan al referirse al otro tipo. - Sean exactos

Ese tipo digo, mirando al enorme vampiro, es lo único que tenía Pasteur que nos hiciera buscarle sin esperar a nadie. Es Duncan, nuestro compañero de piso y nuestro amigo. No, es más que amigo, fueron demasiadas cosas juntos las que vivimos como para dejarle abandonado. Miro yo también a Duncan y luego sujeto la mano buena de Mary.

Fuimos a ver al Decano y conseguimos su compromiso para mirar nuestros documentos. Entonces estábamos esperándoos en los restos del Milliner's cuando recibimos una llamada. Creemos que podía ser el Decano, pero era Duncan que, de alguna forma, se había sobrepuesto al control de Pasteur.

Estuvimos hablando con él y descubrimos que Pasteur creía que teníamos su diario con nosotros. Y que Pasteur iba a marcharse. ¿Qué cree que habría hecho con Duncan si le dejábamos irse? Así que, para intentar rescatarle, le dijimos que le daríamos el diario y quedamos en la azotea del "hotel Imperial".

Al llegar allí intentamos hacer tiempo para que el Decano apareciera. Le habíamos llamado con la intención de encontrarnos allí y, quizá, tener una forma de escapar. Pero el Decano no llegó y Pasteur nos arrojó encima a sus perros.

Uno cayó a la calle, pero otro mordió a Mary mientras yo me ocupaba a duras penas de otro. Pero, cuando no veía forma de salir de esta, Duncan apareció en el ascensor. Corrimos hacia allí y escapamos, aprovechando el asunto del perro caído para usarlo como distracción. Parecía que Pasteur también bajaba, así que apuesto que estará en la estación de tren o en el aeropuerto.

¿Me he dejado algo, cariño?

-¿Entonces el decano no llegó?- Preguntó Becquet suspicaz, como si ese hecho le dijera mas de lo que parecía a primera vista. - Y el fue su lacayo.... - Dos oportunidades y tan poco tiempo....

-Si.-Respondí a Becquet casi en un hilo de voz.

Me dolía el brazo y había perdido bastante sangre por las mordeduras del animal.

esperaba que de un momento a otro llegara la maldita enfermera y me sedara o me pusiera anestesia... o unos malditos calmantes! Joder! tenía miedo que ni siquiera poder volver a usar mi brazo. La medicina hoy en día hacía milagros, pero  era inevitable pensar que se me iba a quedar un muñón.

Y todo por hacerme la heroína.

- Duncan es mi amigo.- Quise dejar claro.- No podíamos dejar que le ocurriera nada o que Pasteur lo hiciera saltar por la ventana. NOo..arggg. .. no podíamos esperar.- cerré los ojos cuando me dió el pinchazo de dolor.

Todos nuestros planes se estaban yendo al garete. Solo quería que todo se acabara y perder a ese hombre de vista apra siempre. pero...

-No dejará de buscarnos nunca...¿no?- pregunté con lagrimas en los ojos.- Nos perseguirá siempre hasta saber donde está su libro, ¿verdad?- Estaba realmente angustiada.- Yo ... no me veo con fuerzas para acabar con él...tengo miedo...

Becquet se quitó un guante y se llevó la mano a la boca, allí 2 pares de colmillos, uno superior y otro inferior rasgaron su piel. Y le ofreció la mano a Mary

- No, no creo que ese cabrón arrogante os deje de buscar si sospecha quien tiene su maldita libreta o esos dos viales. - Dijo - Bebe, solo una vez no te hará mal alguno y te curarás.- Dijo refiriendo se a su sangre.

Abrazo fuertemente a Mary, con mucho cuidado de no lastimar su brazo, mientras miro a Becquet. ¿De verdad cree poder atraparlo antes de que huya? Porque, si hulle, entonces sí no dejará de perseguirnos. Tienen que atraparlo.

Beso suavemente la frente de Mary. No le tengas miedo, cariño. Pase lo que pase lo afrontaremos juntos. Sabes que siempre te defenderé.

Sin embargo, lo que hace luego el vampiro me deja realmente asombrado. Miro a Mary y luego otra vez a él. Cre... creo que debes hacerlo. ¿Seguro que no se volverá una vampiro? pregunto a Becquet, nervioso y preocupado como nunca.

-  No os voy a explicar como funciona eso, a no ser que pensara convertiros en vampiros, pero no, no se convertirá en vampiro, puedes estar tranquilo. - Aseguró.