Partida Rol por web

Akemi tocó el hombro de Takuro, estaba con ellos escuchando la charla y Takuro estaba tan mal posicionado que no la dejaba participar, por lo que le tocó el hombro para que se corriera a un lado

-De verdad hiciste eso??- Estaba apática, pero sonreía de forma forzada. Se sentía mal por Kairen, últimamente solo perdía a aquellos que le eran cercanos... Estos días habló poco con Takuro y Ginnei, poco y nada. No lo hacía por estar deprimida o apática, lo hacía porque los consideraba buenas personas, buenos amigos, y sentía que si los apreciaba se morirían... Como todo su clan, como Kairen... Su clan dejó en ella una herida profunda... -Gracias... Creo... Nos salvaste a todos Gin, aunque... Kairen no lo logró...- Dijo algo triste antes de voltearse nuevamente para seguir su meditación y entrenamiento. 

Cerré los ojos por un instante. No sabía hasta qué punto quería inmiscuirme con ellos, o en verdad, con nadie. Esto me pasaba desde pequeño, solía caer mejor a la gente que la gente a mí... Rara vez confiaba en nadie. Aquellos que de verdad me conocían habían sido mis padres, y ahora ya no estaban ahí, en buena parte por culpa a mía, aunque se que ellos no me hubieran culpado. Entendía lo que sentía Akemi sobre estar sólo en el mundo, aunque sabía que, por más que se pudiese sentir igual, no podría igualar cuando ejecutaron a mis padres frente a la matanza del clan Kurta... Estas dos personas ya conocían bastante sobre mí. De hecho, conocían lo que en verdad me convertía en alguien especial, mi bendición, mi maldición, mi otra máscara. Al menos en parte.

- Así fue y... Sólo puedo decir que se lo que es estar solo. -respondí, sin mencionar el por qué de su soledad, sin mencionar tampoco qué me había sucedido a mí.

Pero, al menos, era un avance.

- Quiero que sigáis conmigo en la siguiente prueba, si os parece bien. Aunque de momento será mejor centrarnos en lo que tenemos entre manos. -concluí.

Suspiró entonces al escuchar las palabras de Sakura por tanto alivio como por resignación pero al mismo tiempo agrado, ya que su tacaño interno al final terminó por guardar poco a poco todos los variados objetos en su mochila para luego recibir lo que le importaba más que todas las cosas. Ahora el punto eran dos objetivos, tanto el de decidir y luego hacer lo que mencionó antes pero de distinta forma así como el connsiderar otro detalle.

Fue empujado casi violentamente por Akemi, a lo que al final decidió, tras escucharlos hablar, hacer lo que igual iba a hacer de todos modos tras entender la realidad del asunto con Ginnei, ciertamente. Por un segundo y al apartarse de ellos los envolvió en un símbolo con sus dos manos y dedos. ¿Algo como lo que tenía en la portada? No, más bien algo distinto. Sonreía bobamente y luego pasaba a hacer el primer asunto: Empacar las cosas de Kai. ¿Qué tenía ahí dentro? Fue revisando y esencialmente lo que tuvo que hacer fue de alguna forma fusionar las dos mochilas para no llevarlas fuera de manera conspicua y ser "el tipo de las dos mochilas". Últimamente tuvo que reposicionar muchas cosas y arreglárselas.

Lo segundo era lo más importante, que era acercarse al cadáver de Kairen, pidiendo permiso entonces.

- Sakura-sama, necesito que me deje tomar el cadáver de Kairen si al final no lo podrá conservar en congelación como le pedí. Quiero enterrarle yo mismo en el bosque, al final el 484 no volverá porque irá a las pruebas, vaya si puedo ser tonto a veces, así que quiero que descanse aquí, en la naturaleza donde le conocí. Akemi, si aceptas esto, dime.

Miró a Akemi serio, esperando respuesta y eventualmente permiso de Sakura para, ya sabes, no ser comido por el gran león o gruñido hasta la muerte o algo así. Últimamente, se prepararía para hacer todo esto ya decidido, respondiéndole a Gin.

- Ya veremos cuando estemos ahí, Gin. Usualmente uno va cambiando sus movimientos a medida que avanza una partida, como me está pasando ahora. Si gustas acompañarnos a enterrar a Kai, eres bienvenido.

Asintió.

Tocaba esperar a que la narrativa diese lo suyo y dijese lo suyo.

Si por ella fuera, hubiera simplemente aceptado tu petición, pero necesitaba que controlaras aquel poder completamente. Durante el segundo día trató de enseñarte lo básico por horas, pero viendo que los demás progresaban mientras te enfrascabas en enterrar el cadáver cada vez más, decidió permitirte darle sepultura.

Akemi por su lado, no aceptó ir. Ya había enterrado a sus muerto alguna vez, y sabía que eso no curaría las heridas... Al menos las suyas. Sin contar que estaba dispuesta a no tener ningún vínculo desde ahora en adelante, quería finalmente dejar de perder a sus seres queridos, sentía que todos los que se le acercaban morían... Quizás con el paso de los días se le pasara, o quizás esperaba las palabras justas para romper su cascarón... Pero al menos por ahora se mostraba reacia a colaborar en lo que fuera, dando respuestas cortas, generalmente sin emitir sonidos, usando solo su cabeza para decir "si" o "no", y aveces, sus hombros para expresar que no entendía o no sabía algo...

Sakura dijo que podrían enterrar el cuerpo en los alrededores, sin alejarse suficiente. Los aspirantes que terminaban el examen tenían prohibido reingresar al bosque. Por lo que solo quedaba una cosa, enterrarlo en los alrededores. Dejaría a Akemi allí, entrenando sola, mientras se dirigiría con Nakamura y quizás Ginnei si aceptaba su invitación, a la zona donde Takuro decidiera enterrar a su difunto amigo

Vi que Akemi rechazaba el ir a enterrar a Kairen. Parecía estar bastante hecha polvo, lo que me hizo soltar un suspiro... quizás lo mejor sería dejarla sola un poco: que supiese que estábamos cerca si lo necesitaba, pero no atosigarla. Miro también a Nakamura... Demonios, con esos bracitos iba a tardar seis días en cavar lo suficiente.

- Claro, te ayudaré. -le respondo- Akemi... Sabes dónde estamos si necesitas cualquier cosa. -añado, mirando a la chica Kurta.

Creía haberla oído sollozar mientras trataba de administrar mi propia situación al despertar el Nen dentro de mí, pero la experiencia parecida que tuve cuando trataba de establecer cierto control sobre Hades hizo que estuviese más encerrado en mí mismo que ellos en aquel momento... En fin, no podía hacer más por ella en ese momento que permanecer accesible si me necesitaba.

Hey, Hades, ¿qué ha pasado con el alma del tipo ese? Si es que te has fijado. Si no lo sabía o no me respondía, en verdad me importaba poco, pero igual si había terminado medianamente bien hasta les hacía un pequeño favor a estos dos.

- Gracias, Gin.

Así, se dedicó a buscar un lugar apropiado, un lugar perfecto para alguien como él, un santo, ciertamente, sobretodo ahora que conocía su misión y entendía quién era, sin dudar ni un poco de su grandeza. Aqui, un lugar donde el sol daba justo al ir cayendo y donde daría justo al ir amaneciendo, para hacer ver claramente la clase de ente que era, la luz que guiaba su camino y que ahora le dejaría en una certera oscuridad o vacío ante todos los demás. Sin más, pensó en lo importante, que no era el hoyo en sí sino la lápida o algún elemento como dicha, sin embargo sabía cómo solucionar eso al mismo tiempo. Ya con la decisión hecha, se concentró entonces.

- ...Kai, eternamente serás la luz que me une conmigo mismo. "Juntos", mi hermano.

Y así, comenzó a concentrar su aura, su poder, aquello que había apenas desarrollado pero pudiendo tras sobrevivir. Aquello, el nen, era el legado de que sobrevivió en donde Kairen no lo hizo y a su vez era el signo de que debía, tenía que seguir adelante. A diferencia de Gin y de Ake que ya eran seres con poderes sobrenaturals y cools y que esto no les cambiaría nada demasiado, él era un inútil, un inútil maldito con un poder inmenso y grandioso, un poder que llevaría en nombre de su hermano.

_{- Ren.}

Pronunció entonces volviéndose serio mientras podía contemplar a su vez gracias a Gyo el flujo del poder de su propia vida así como su energía mental, todo esto producto y consecuencia de los intensos dolores hace dos días y su propio pecado. Al concentrar el aura en sí mismo para aumentar su capacidad de movimiento, su habilidad, su fuerza física, su aptitud, usando nada menos que el mismo cuchillo de Kairen que obtuvo de sus cosas, cortando un trozo de piedra de tamaño decente, puliéndolo a gran velocidad, segmentándolo como si fuese mantequilla con mucho cuidado al usar el cuchillo, sintiendo como si realmente no fuese nada, asombrado de tal poder, casi, casi pensando que no era algo que mereciera pero que llevaría no solo como cruz a su espalda, sino porque era lo que vino a buscar aún sin saber nada más de la prueba del cazador, aquellos "misteriosos poderes" que en vez de encontrar vinieron a él. Ciertamente tenía la suerte maligna y absoluta de un apostador. Al terminar y entre aguantados sollozos, como un requiem en silenco para su hermano, sentimental pero severo, acabó con la lápida, en la cual temrinó de escribir:

Kairen.

Amigo, compañero, inspiración, hermano.

Sabía bien por qué escribió eso último, ciertamente, terminando de usar Ren para sentir el gasto de su aura, como se había expletado desde sí hacia afuera, guardando el cuchillo entre sus cosas. Ya después debería entrenar, si podía, con el cuchillo o a la mala, tal cual, aprender usando, haciendo. Ya con eso, se concentró entonces y empezó a cavar, asumiendo que recibiría ayuda de Ginnei. A lo lejos, miraba a Akemi de vez en cuando, sonriéndole cuando podía si bien sabía que posiblemente no tendría efecto, ni importancia para ella o no miraría, no importaba, porque lo hacía por ella igual, no solo intentar sonreír, sino darle un descanso final a Kairen.

Ya con ello listo, se arrodilló frente a él tras abrazar y sujetar su cuerpo por última vez antes de enterrarle.

- Kai. Ahora nos vamos, pasaremos el examen por tí, yo al menos moriré si debo por ello. Te echaremos de menos con Ake, pero te vendremos a visitar, ¿sí? Descansa, para siempre, te echaremos de menos.

Quería llorar de nuevo pero no quería hacerlo frente al imbécil de Gin, sin embargo a este punto ya daba igual, no lo detestaba tanto, solo un poco y últimamente sabía que no se iba a poder sacar al segador este de encima quisiera o no. Suspirando, acabó de enterrar a su colega y ponerle aquella lápida que le hizo antes al final, para así dedicarle un momento último, simplemente en silencio, contemplando tanto como el tiempo y Sakura les permitiese.

Tras cerrar sus ojos, se despidió una última vez de él para finalmente, partir, determinado.

Atendí al improvisado funeral del chico de las agujas, dejando que Takuro comenzase a cavar donde él más considerase. En verdad, me era irrelevante el lugar, sólo esperaba que no tardase más de la cuenta en encontrar el sitio. Cuando llegó al lugar indicado, me quité la camiseta, que me venía más grande de lo que parecía, dejándola sobre una rama baja para no mancharla, dejando también mi mochila al pie de ese árbol. Era algo que había hecho alguna vez durante los entrenamientos, me gustaba sentir el aire mientras meditaba o practicaba.

Calenté un poco los hombros antes de empezar a cavar. Me había planteado usarlo como ejercicio... Mi capacidad estaba creciendo de una forma muy concreta, pero quería asegurarme de que era capaz de controlarla, así que liberé mi Ren a menos de la mitad de lo que creía que podía alcanzar, pero centrándome en lo que ahora mismo, como novato en el uso, me costaba: la estabilidad. Sentí cómo mi propia velocidad se incrementaba, y comencé así a excavar a un ritmo constante, acumulando tierra al borde de la improvisada tumba hasta hacer un agujero de profundidad considerable. Quizás no tanto como una tumba de un cementerio, pero lo bastante como para que no quedase más marca que la que Nakamura quisiese dejar. Bueno, también porque al final con el cansancio y la carga en los hombros mi aura había comenzado a desestabilizarse y no me iba a agotar por completo para que el muerto estuviese un metro más profundo, que cuernos.

Tras un breve descanso, salí del agujero con un salto ayudándome con la mano, y vi lo que Nakamura había estado preparando noté la concentración de Nakamura mientras trabajaba en su improvisada lápida y me senté al borde del hoyo. Compuse una pequeña sonrisa mientras le veía gastar su energía en hacer la lápida para su amigo, aunque a los pocos instantes se convirtió en algo más amargo. Quizás si Nero me sobrevivía se dedicase de igual forma a mi memoria, aunque si no era así, no sabía si iría alguien o sería devorado por los cuervos.

Irremediablemente pensé en mis padres, y en cómo debía haber sido su funeral. Amigos, vecinos, compañeros... Pero su hijo, yo, no estaba allí. Estaba en paradero desconocido según todos, aunque para cuando se celebró ya estaba de sobra consciente y sabía que se iba a realizar. Podría haber tratado de contemplarlo de lejos y no me atreví... Tuve que volver días después, cuando sospechaba que ya no estarían mis perseguidores. Pedazos de mierda asesinos... Algún día les haré pagar. Pensé, recordando una vez más aquella escena maldita que tenía grabada a fuego en la mente. Ya ni siquiera dolía tras tantas veces que la había visto. Finalmente "desperté" de mi inmersión en mis pensamientos, dándome cuenta de que estaba con la mirada perdida en la oscuridad del bosque y que Nakamura ya había terminado hace rato.

Me levanté por mí mismo y, antes de dejar el cuerpo en el cadáver, me vino otra cosa a la mente. Me debatí unos instantes entre hacerlo o no, y pensé que quizás incluso le sentaría mal a Takuro. Bueno, no había forma de saberlo, pero sí sabía que luego me iba a sentir raro si no lo hacía. Me acerqué a la mochila, extrayendo de ella la cartera, de la que saqué lo que parecía una moneda, algo más grande que las que veíamos en circulación.

- Oye. -dije, para llamar la atención de Takuro, tirándole después el objeto para que lo coja al vuelo. Era una pieza de plata, un disco no muy grande, del tamaño de una moneda antigua... como las que llevaba yo en el collar en tamaño y forma, si bien esta no estaba acuñada- Lo dejo a tu elección, pero... Es parte de un ritual. Simplemente tienes que colocársela debajo de la lengua... Lo ayudará a llegar al Otro Lado. -le expliqué.

Si decidía o no hacerme caso, en verdad, era cosa suya. Mantuve el gesto relajado, aunque lo cierto era que me parecía un desperdicio gastar una de mis preciadas monedas en alguien que apenas conocía, pero quizás... Era una sensación rara. Quería que esto me importase. Negué con la cabeza, sin saber qué más decir o hacer. No iba a darle palabras huecas al chico que había fallecido. Mi contribución al entierro podía ser pequeña, o quizás no ser nada si Takuro rechazaba la moneda, pero sería cínico rasgarme las vestiduras o darme golpes de pecho. En cualquier caso, tras esto tocaba volver a echar el montón de tierra sobre Kairen en la que sería su posición de descanso eterno. Silencioso como un enterrador, me dediqué a esa tarea hasta completarla, dejando el rastro de tierra removida, que se iría con las lluvias y el paso de los animales.

- Me voy. -le dije a Takuro, que seguramente tampoco debía querer cerca a alguien como yo en este momento- Tómate el tiempo que necesites. -probablemente no era necesario decirlo, pero no quería largarme sin hacerlo.

Sin esperar una respuesta que probablemente no recibiría, tomé mis cosas para dejar al chico con la tumba de su amigo... Así ya podría hacer lo que quisiera sin temor a ser visto.

Fascinado, tomó la moneda en pleno camino sin problema. Podría ser un enclenque brazosflacos sin aptitud alguna para combatir pero cuando se trataba de mover las manos carecía de paralelo, al menos en cuanto a moverlas de manera directa, como un mentalista, ilusionista o sobretodo, un sencillo, común y humilde jugador.

- Qué hermosa... ¿Soy digno? -Y luego entendió lo que él quería. Había estado en incontables lugares, con distintas tribus y grupos étnicos y sus distintos juegos y culturas, en los cuales había gente que igualmente se hacía aquellos tipos de implantes de joyas y semejantes en el cuerpo desde que eran bebés muy como Ginnei y esa cadena que parecía estar hecha a medida en y con su cuerpo. Aquello era un gesto absolutamente apreciable ya que, después de todo, cavó tal cual el agujero donde Kairen descansaría.- ...Gracias.

Otra vez, "Gracias", todo lo que sabía hacer pero hacía de corazón. Tal cual y con cuidado, abrió la boca de Kairen para colocar la moneda debajo de su lengua, usando quirúrgica precisión y quizá aprovechando que el Ren se mantenía activo todavía o al menos restos del mismo para permitirle moverse con precisión en pos de últimamente, cerrar su boca y dejarle descansando con ese rostro de bobo que le definía, serio pero a la vez amable. Ya con eso, le colocaría en su sepultura terrenal y sería tapado entonces por aquel que le otorgó tal artefacto de gran belleza y nobleza por igual.

Tras eso entonces, asintió, pero agregando algo a medida que Gin se iba.

- Por favor, desde ahora, dime Takuro o Taku, aunque sea cuando estemos los dos no más o Akemi también. Si quieres, Nakamura en frente de los demás.

Y con esto, le dejó ir para luego estar con Kai tanto como posible, últmamente retirándose para poder pasar a la segunda prueba, pretendiendo a toda costa cumplir su promesa que le acababa de hacer al ahora fallecido y pasado a mejor vida.

el siguiente examen pronto empezara, debo apurarme si quiero aprender nen del examinador. voy hacia donde esta el examinador capi y hablandole con el tono suficiente para que el solo me escuche le dijo.

-hola capitan capi soy ruud cees...quisiera preguntarle unas cosas...¿tu sabes del nen cierto ? tu eres el examinador y debes saber todo sobre ese tal nen porque eres un usuario de ese.... yo lo he visto y presenciado se que existe y de echo aqui llegaron 2 que lo estan desarrollando esas convulciones son producto de nen.....lo se hay usuarios en este examen..... y.... yo quisiera.....aprender el nen todos los examinadores deben ser todo usuarios de nen.....se que es peligroso desarrollarlo y quizas muera a desarrollarlo, pero es un riesgo que quiero correr......si esque usted me considera digno de aprender de usted capi....yo estoy dispuesto a hacer lo que sea.....si esque usted llega a ensenarmelo......

Le observo el rostro para ver su gesto faciales, en busca de alguna posiblle mentira el que quiera llegar a decir. y a su vez pendiente si yo vokviera a sentir esa sensacion del 484 y ginnei cuando usaron su nen.

Ingreso en lo que resulta ser la sala final, en efecto, como un proyectil con Akemi en brazos. Sin hacer el bestia pero sin demasiada ceremonia, dejo a Akemi donde me diga el examinador, esperando después a que Nero venga con Phryne, vigilando para que no se me pase. Mientras tanto, empleo Zetsu para regenerar mi Aura, pues es lo primero que debo hacer si quiero empezar la siguiente prueba en perfectas condiciones. No hay tanto tiempo para dormir como entre las otras, así que aunque eche unas cabezadas durante el viaje, mi estado físico dependerá de mi técnica Nen para recuperarme. Espero hasta que Nero deja a Phryne, sólo mirándolo claramente contenido mientras tanto. Se me nota que prácticamente quiero saltar a ver cómo está, pero por mí forma de ser soy probablemente el que más gente ha llevado así de los tres y se lo sumamente molesto que es tener que cuidar tus pasos mientras llevas a alguien en brazos. En cuanto la deja, no obstante, prácticamente me abalanzo sobre ella, comprobando todas las constantes antes de dedicarme a apartarle el cabello de la frente y sujetarle la mano a la espera de que despierte. Si, por supuesto que tengo cosas que hablar con mucha gente, pero lo único que puede tener más urgencia que uno de mis dos amigos hecho polvo, es que el otro pueda estar aún peor.

Hasta que empezó a llegar la multitud, y con ellos las calamidades, fue que caí en los dolores. Terribles contracciones, hemorragias por la garganta que hacían arder mis sentidos, mis ojos se llenaron de sangre y giraban descontrolados, casi queriendo desbordarse de las cuencas y escapar del dolor. Estaba escupiendo tanto líquido vital que la piel morena que tenía se estaba tornando tan pálida como el mármol de un mafioso, estaba tiritando, y la vida se me escapaba de las manos. Al principio pensé que eran las heridas que tenía abiertas aún, quizá el veneno era algo más que una simple toxina, pero este dolor que sentía era mucho más que un simple retroceso de los golpes anteriores. Al final, me desplomé en el suelo al no poder soportar más las convulsiones, ya que aunque tuviese fuerza física decente y la voluntad firme como una montaña, esto era demasiado. No sentía los labios de tanto escupir sangre, la conciencia era ya un concepto lejano que no entendía bajo la pesadumbre de las contracciones. Solo me quedaba esperar, esperar a la misericordia de algo, porque nisiquiera entendía la piedad bajo ese terrible estado en el que me encontraba. 

No preste mucha atención a aquel capitán,  al fin y al cabo de momento no había dado ninguna explicación de como seria la siguiente ronda y tenia algunas cosas que solucionar antes de que empezase.

En cuanto embarcamos deje a Hiro acomodado, y rote mi hombro durante unos momentos hasta sentir como se desentumecía. Busque un participante con la mirada hasta que finalmente lo encontré, a el y lo que tenia mío. Empecé a caminar hacia el tranquilamente.- Tienes algo que me pertenece.- Espete en cuanto estuve a un par de metros de Ginnei refiriéndose al rifle que llevaba ahora el colgado en la espalda.

Desde que llego al barco, adelantado al resto por haber empleado mi aura (junto a un nada deleznable entrenamiento físico) en potenciar mis movimientos, dejo mi aura reducida a un mínimo exponente, y un breve rato después de que me sentase al lado del lugar donde Phryne está aún en ese estado entre la tierra y el infierno que yo también había vivido llega Mary portando a Hiro. La observo mientras pasa, las reglas nos prohiben combatir en este lugar, pero aún así devuelvo mi aura a la normalidad al no saber si respetará esas reglas. Llevo el rifle cruzado a mi espalda ahora mismo, y no quiero que haya riñas cerca de los heridos, así que le hago un gesto para que me siga y avanzo hacia la proa o popa del barco, la que esté más desocupada, y allí me siento en la baranda del barco para una conversación privada.

Allí sentado espero a que Mary se me acerque, tranquilo, observando el suave oleaje que zarandea la embarcación. Observo con curiosidad la herida aún fresca que tiene en el pecho, controlada lo suficiente como para que no sangre. ¿Le abré causado algo en los pulmones? No parece particularmente tocada por ello.

- Tú aún me debes una respuesta. -respondo a su frase anterior- No me trago lo de salvar a alguien. Como motivación final, sí, para putearnos gratuitamente, no. -replico pensativo- No se de qué lugar te habrás escapado, pero las cosas no funcionan así. No te generas un grupo de potenciales enemigos sin apenas conocer sus capacidades si lo que quieres es "salvar a alguien", así que en ese preciso momento no pensabas en eso.

Tras unos instantes más, la miro directamente a los ojos y suelto sin resquemor ni ira alguno:

- Quizás debería haberte dejado desangrarte. Hubo cosas que me hicieron pensar que no debía aún a pesar de todo, pero quizás habría sido lo mejor... Una de las peores cualidades de Hades es que sabe cómo hacer daño con las verdades o lo que el intuye como verdades. Si es cierto que es el Dios de los Muertos y no sólo una idea de tal cosa, lo que dijo sería cierto también... pero al mismo tiempo eso implicaría que existen varios destinos finales. Si dejo que corrompas tu alma terminarás en la parte mala, el Tártaro, la zona del Eterno Castigo. -podía sonar estúpido, pero se notaba que para mí era una preocupación real- Quizás sea una estupidez religiosa, pero nacer como yo lo pone fácil, supongo. -una media sonrisa amarga recorre mis labios.

Este poder ha marcado todo lo que fui y lo que soy, y se que seguirá marcando lo que seré por mucho tiempo.

Mary simplemente se queda plantada frente a mí con la mano extendida, a la espera de que le devuelva su rifle. Resoplo ligeramente por la nariz, aburrido por todo este asunto.

- ¿Tanto te importa el rifle? -pregunto, ante lo que me lo quito de los hombros... sólo para, al concluir el movimiento, en vez de pasarlo al frente dejarlo colgando por la borda, sujeto firmemente por su correa- No te has ganado siquiera el beneficio de la duda aún. Podría haberte dejado morir en esa sala, pero aquí sigues. Pero de ahí a darte un arma peligrosa, hay un salto. -le digo con tranquilidad- Quid pro quo, monada, si quieres algo, debes ceder algo. -levanto mi mano izquierda, colocando dos dedos en el mango de la espada- Oh, y en cuanto des un paso en mi dirección lo suelto, hazme el favor de que lo resolvamos como dos adultos. -concluyo.

Al ser dos dedos, no pretende ser una amenaza explícita, es una precaución para que no intente quitármela y también por si ella lleva las manos a las armas al ver lo del rifle. A fin de cuentas, ella es quien nos vendió, no yo, por lo que tal como le dije a Nakamura en su momento "la pelota está en su campo". 

Ni bien me habia acercado a Wade y Garou, Aurora se habia puesto a hablar y a increparme ¿que? Le puse la mano en la cabeza y salude a Wabi con una mueca. Estar rodeado de niños lo hacia a uno feliz, en cierta parte. No me picaba el ojo. No pensaba en que podia matarme, si bien en cualquier momento alguno de ellos podria intentarlo. ¿Serian capaces? Ravenant aun no habia llegado. ¿Que le pasaba? 

Lo vi caer en la hierba y moverse bastante extraño. Ya habia visto eso antes, le habia ocurrido a unos cuantos. A la chica, y al chico entrometido. ¡El de las cadenas! ¿Podria morir Ravenant? Si bien es muy util con un arma, podria ser mejor con esa brujeria. La nen, ¿le llamó el cura? Podria volverse contra nosotros. Como todos. ¿Deberia matarlo o confiar en que nos ayudara? 

Dejo el arco y el carcaj. Le hago señas a Garou que se veia el más fuerte para que me ayudara.  Teniamos que llevarlo al examinador. Con el ¿Pirata? Despues veria si arrepentirme o no. Le ayudaria, le ayudariamos. 

-Vamos, hay que llevarlo al barco. 

Al estar todo el grupo B junto, Wabi tuvo un poco de tiempo para darse cuenta de que la sensación de cada uno le resultaba familiar, menos Jess, que le parecía un ser humano muy agradable y peculiar, pero desconocido. Ante el espectáculo sangriento que se estaba formando en el cuerpo de Ravenant, Wabi no pudo hacer mucho más que mirar y desearle lo mejor, supongo que no es buena idea que lo toquen manos engripadas... 

Simplemente, se llevó una mano a la boca, preocupada, y con lo sanito que parecía... Y aprovechó que tenía la mano cerca para quitarse unos cuantos mocos. Wabi se sentía algo inútil en esa situación, así que con cara de no saber qué hacer, le salió un eh... ánimo... *cof* Y empezó a subir al barco.