Partida Rol por web

In Hoc Signo Vinces

Juegos bizantinos

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18/03/2008, 23:35
Director

15 de Julio de 1519. Villa Rica de Veracruz.

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18/03/2008, 23:36
Director

Hace ya casi veinte días desde que se fundó Villa Rica de Veracruz, en la costa de San Juan de Ulúa (golfo de México) y los velasquistas se muestran molestos. Las órdenes de Cortés eran las de entablar contacto con los mayas, y forzarlos a comerciar. No podía, a priori, fundar ninguna población en el continente.

Los días que siguieron, fueron una mezcla entre aburrimiento y tensión, pues no hay españoles más peligrosos que aquellos que se hallan en milicia y no tienen nada que hacer. Sargentos y capitanes procuraron que se ejercitaran en las armas, e hicieran algo de provecho ayudando en la construcción de la nueva ciudad.

Entretanto, Cortés recibió la visita de un cacique gordo que se llamaba Tehuitle, o Tendile, que vestía a manera muy diferente de los mayas. Decía que era cacique de los totonacas, un pueblo al servicio del emperador Moctezuma (nombre del que ya se comenzaba a hablar, y mucho). Cortés, viendo que sus regalos no pasaban de ser otro conjunto de piedras, plumas y vestidos de algodón, engañó al cacique diciéndole que los españoles adolecían de cierta enfermedad que solo podía curarse con oro. Esa enfermedad existe, y se llama codicia.

Sea como fuere, el cacique trajo al siguiente día muchos adornos de oro y plata, entre ellas dos ruedas de mucho peso y valor, labradas en aquel metal. Aquello excitó las ansias de botín de muchos hombres, pero Cortés, para variar, tenía otros planes. Mandó tasar aquello como quinto real, y mandó a los capitanes Velázquez de León y Alonso de Portocarrero a España, para dárselo al rey y que este sancionara la empresa. Esto despertó los recelos de Velázquez de León, que dejó plantada la semilla de la discordia entre los suyos. Sin embargo, Cortés fue práctico, y junto a estos hombres envió a un sargento de su confianza, dándole instrucciones sobre qué es lo que deseaba del rey.

Cumpliendo las órdenes, aquellos hombres partieron hace tres días. Ahora, los españoles se sumen en la monotonía, mientras se preparan para una nueva visita del cacique Tendile. El día es soleado, y promete ser aburrido, que es el caldo de cultivo perfecto para el juego, las animadas charlas en corrillo y las tropelías, hechas con más o menos humor, entre los soldados.

Notas de juego

Tenéis licencia para escribir durante estos primeros turnos entre vosotros, planteando la situación inicial de vuestro personaje como más os guste. Yo os daré pie entonces con los PNJS para desarrollar la trama.

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18/03/2008, 23:54
Fernando Díaz de la Vega

Hacía días que apenas salía de la casa. Olía fuerte, a madera recién cortada y otros materiales, pero no le importaba. Se mantenía hosco y distante, aún para con su propia hermana, y pasaba largas horas mirando por la ventana y escribiendo poemas tristes.

Ese día, su hermana regresó de misa, y él apenas la miró, limitándose a saludarle. Era un consuelo tenerla al lado, pero hacía días que la miraba de un modo muy extraño, como preocupado. Siempre le pedía noticias de lo que pasaba, y aquel día no fue una excepción.

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19/03/2008, 00:00
Bernal Díaz del Castillo

La misa había terminado, y Bernal se santiguó despues de que el padre Aguilar recibiera el cuerpo de Cristo, y bebiera su sangre renovando la alianza con los hombres. El cordero de Dios, que quita el pecado. Y aquellos hombres habían pecado mucho, e intuía que aún les quedaba mucho por pecar.

El muchacho estaba allí junto al padre Olmedo, que leía historias bíblicas a las mujeres indias recién convertidas. Caminaron juntos, prudentemente, alejándose de allí. Había sanado de sus heridas, y recuperado un buen y decente aspecto.

-Y, dime, Garcilaso. ¿Te han enseñado ya a leer y escribir?

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19/03/2008, 14:49
Fernán-Nuñez "El Cartagenero"

Cuando salí de misa me sentía tremendamente aburrido, no había nada interesante para hacer en esas tierras, así que decidí echar mano del ingenio y robé unas membranas de esas que usan nuestros tambores para tocar el degüello y empecé a hacer unas naipes, para matar el tiempo, sabía que si me descubrían iba a tener problemas, no solo por ser un fullero, si no porque estaban prohibidas, pero a mí me gusta mucho el juego y se que se pueden conseguir grandes riquezas si se juega contra la persona indicada:

"Manuel, ¿Hacen unas naipes?"

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19/03/2008, 14:59
Manuel Rodriguez

Tras haber salido de misa todo estaba bastante monotono hasta que llego Fernan con sus naipes

-Como no, mejor que estar aqui sin hacer nada es,asique pogamonos a ello

Espere a ver donde se dirigia para seguirle y comenzar el juego

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19/03/2008, 15:04
Fernán-Nuñez "El Cartagenero"

"Aquí no podemos estar, Manuel, seguidme"

Me lo llevé hacia una taberna que había en la ciudad, y cuando entré:

"Pongame dos pulques, anda, Don Jacinto"

Me senté en la mesa y le dije a Manuel que hiciese lo propio. Una vez estabamos los dos sentados le dije:

"Elija vuesa merced el juego, a mi me place cualquiera"

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19/03/2008, 15:12
Francisca Díaz de la Vega

Ese día no fue diferente a los otros. Fernando continuaba sumido en un mutismo casi absoluto, hablándole lo necesario y generalmente para interrogarla, porque eso hacía, respecto a lo que pasaba fuera de esas cuatro paredes y que escapaba a lo que él lograba captar desde la ventana.

Fue hasta la que era ahora su habitación y guardó el rosario en una pequeña caja de madera que mantenía semioculta entre sus ropas al interior del baúl, lo mismo hizo con el pañuelo que se ponía en la cabeza. Regresó hasta dónde él estaba, se quedó mirándolo un rato en silencio, él continuó con la misma actitud y Francisca, ya harta de ello y preocupada como estaba, se plantó frente a él y lo encaró.

-¿Me puedes decir qué te pasa? Llevas días con esa actitud hosca y apática conmigo.

Pancha estaba decidida. De ahí no se movía hasta que él le diera una respuesta.

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19/03/2008, 19:42
Fernando Díaz de la Vega

La miró entonces, apartando sus ojos de la contemplación de la calle. Parece que su pregunta le hizo reflexionar, porque activó como un resorte oculto, y su hermano abandonó su postura, cerrando la ventana.

-Me van a matar -dijo luego.

Entonces, como si necesitara contarlo, comenzó a explicarse.

-Cortés está loco. Sus órdenes eran comerciar con los indios y averiguar que había sucedido con los presos que tomaron los mayas a Grijalva el año pasado... Pero aquí está, y ha fundado una ciudad en San Juan de Ulúa.

Se acercó a ella, confidente.

-Antes de que se marchara Velázquez de León, me dijo que Cortés va a separarse del gobernador de Cuba y de la autoridad real. Un hombre cercano al piloto Alaminos dijo que piensa desmentelar las naves y obligarnos a marchar tierra adentro... ¿Sabes lo que eso supondría? Hemos vencido dos batallas, una por sorpresa, y la otra porque los indios no estaban acostumbrados a los caballos, y se asustaron. Pero, ¿Que pasará si nos adentramos en estas tierras? Tu viste al cacique gordo y su gente, hablando de ese señor tan poderoso que vive lejos de aquí. ¿Acaso quiere conquistar todo este reino con 500 hombres?

Dejó la pregunta al aire, pero mantuvo la mirada con ella. Luego, reflexivo, volvió a mirar hacia las contraventanas cerradas. Había comenzado a sudar.

-Tu sabes que he vendido parte de nuestras cosas en Cuba para que podamos estar aquí, pero Velázquez de León me había prometido una gran hacienda en Báyamo, y un cargo en el gobierno de la isla. Y todo lo que tenía que hacer era... impedir que Cortés se desmandara. Pero ahora... -tamborileaba los dedos sobre la mesa, nervioso- Ahora todo lo que habíamos preparado se tambalea. A Velázquez de León y Portocarrero los han mandado a España, y los capitanes y hombres que aún queremos regresar a la isla, porque ya hemos cumplido los objetivos de esta expedición, estamos amenazados. Hace unos días, un joven paje se fue de la lengua cuando estaba borracho, y ahora los hombres de Cortés indagan, elaborando una lista de sospechosos.

Tomó sus manos, firme.

-Ejecutarán a los cabecillas sino actuamos antes. Pero... no se qué hacer. No quiero que te quedes sola a merced de tanto soldado... Dios sabe que te harían, o que tendrías que hacer para sobrevivir. Por eso no me he movido de aquí... los que estamos con Velázquez quieren que yo sea su jefe para dar el golpe, pero temo que Cortés se pueda adelantar.

Calló. No se sentía muy orgulloso de si mismo. Tecnicamente, le estaba confesando su cobardía.

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20/03/2008, 01:23
Carlos Cabal

Se suele decir por tierras castellanas, que tan fácil es conocer el ánimo de un asentamiento como saber mirar el humor de las gentes que de la iglesia salen. Si la gloria de Dios se ve reflejada en los buenos talantes, las charlas distendidas o el compañerismo, el lugar es próspero. Si por el contrario, los rostros son sombríos, las charlas acalladas o el recelo palpable, mal ave sobrevuela el lugar. Y no sabría precisar el tipo de pájaro que rondaba a los españoles por estas fechas, más de seguro no era animal de los que uno gusta de tener cerca.

No pensaba Carlos ni mucho menos que lidiase con el peor de los ambientes, pues en bastante turbios asuntos se las había visto a lo largo de su vida, más no dejaba de recordar las palabras de su madre: “Fíate de la Virgen y no corras.” Y por ello pensaba ir paso a paso. Lo primero, consultar al superior al mando, Don Gonzalo de Sandoval. Así de las opiniones y respuestas que este tuviera a bien ofrecerle desplegaría con criterio respuestas y opiniones propias que de seguro le serían útiles.

Marcha pues el sargento tras los pasos de su capitán y una vez le da alcance hace gala de sus mejores palabras para requerir su atención. Han sido pocas las conversaciones formales entre estos hombres, ya que cada uno tiene bien aprendida su tarea a nivel profesional. De hecho, las charlas triviales tampoco han abundado entre ambos. Posiblemente sea esta la primera vez que por parte de Cabal es requerido el dialogo.

Disimule Don Gonzalo -le entró con mucha cortesía el sargento-. Pero precisaría hacerle a vuestra merced una consulta delicada en lo que a nuestros hombres se viene refiriendo.

Con estas primeras palabras, no se buscaba otra cosa que la intimidad propia de oficiales responsables, pues estos no gustan de compartir con los señores soldados aquello que en manera alguna podría llegar a comprender.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada de diplomacia para convencer al Capitán Sandoval de que me preste la atención necesaria.

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20/03/2008, 01:27
Gonzalo de Sandoval

El capitán salió de misa, pensativo, disfrutando del fresco de la mañana, y de que el aire aún no marchaba corrompido por el aire de la ciénaga cercana. Un mal lugar, para edificar una ciudad, demasiado cercana a la costa. Como en los antigüos viajes de los griegos a orillas del Mediterráneo, aquellas costas salvajes poseían toda suerte de cañaverales cubiertos por zumbantes enjambres de mosquitos en aquel lugar donde el mar rompía en la tierra en una alargada lengua de tierra, en la desembocadura de un río.

De pronto, a la altura del pozo de la plaza, escuchó la familiar voz del sargento Cabal a su espalda, que caminaba ahora junto a él. Le miró, al aire distraído. Se le hacía raro verle sin estar embutido en su armadura, pero su tono pretendía ser confidente. Algo importante debía ser, en hombre que no gastaba muchas palabras fuera del servicio de las armas.

-Entonces, permitidme que os invite a un refrigerio en esa especie de choza recién construída que han tenido la humorada de llamar "mi casa". Por aquí.

Le mostró el camino, y en cosa de unos momentos llegaron al lugar. Olía a madera nueva, y era razonablemente acogedor. Lo único que le faltaban, eran sillas, lo que se había paliado fabricando unos taburetes con las tapaderas de unos viejos toneles. Una india se asomó, curiosa, desde la habitación contigua, donde se no hacía mucho se escuchaba el monótono rasgar de un molino de mano. La mujer bajó el rostro un momento, y sin que nadie se lo pidiera, se puso a preparar unas tortitas de maiz.

-Sentáos, don Carlos -dijo el capitán, colgando su jubón (en tales calores casi nadie usaba ropillas enteras).

En unos momentos, sirvió en dos copas de madera un caldo de color blancuzco que no olía demasiado mal. Entretanto, el sargento pudo ver la parca decoración de la casa, que exceptuando la armadura del capitán, unas cortinas y un par de candelabros, no era lujosa ni exquisita.

-Es pulque -dijo, sentándose y tomando su copa- Un licor de estas tierras. Pero os aviso que es muy fuerte.

Dió un sorbo, acariciando luego la copa con las manos, reflexivo. Miró al sargento.

-Vuestra merced dirá.

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20/03/2008, 02:16
Carlos Cabal

El sargento Cabal prende con fuerza la copa con la diestra, más ni siquiera es capaz de llevársela a los labios. Su seño se ve fruncido y su mirada escudriña el alma del hombre que frente a él se sienta. Algo realmente serio le aflige por dentro. Su gesto instintivo es apartar por un momento el recipiente y replicar en tono seco.

La integridad de nuestros hombres peligra.

Un breve silencio cruza la sala surcando el aire. Poco después una lista comience a ser recitada. Despacio. Con firmeza. Las frases se suceden cayendo cuales pesadas piedras sobre la mesa.

Mujeres mostrando sus pechos para atraer la lascivia. Marrulleros pendencieros. Malabares de animales extraños. Locos y payasos entre los soldados. Disimulos con silbidos al paso de oficiales. Sentimientos de muñecos y marionetas. Gritos silenciosos por el perdón de algunos.

Y ahora la sentencia.

Los hombres se alimentan de estas vanidades y se ahogan en la incertidumbre.

Más de todo mal se aprender y todo error puede ser enmendado.

Mi experiencia me dice que todas las cosas hechas para usos generales están en la guerra. Eso es algo importante a tener en cuenta por hombres como nosotros. Sin embargo, la situación actual dista mucho de lo que los nuestro requieren para aprovechar su verdadera valía.

Reflexiones son aquellas que no terminan de sucederse.

Yo sé que el mundo es tan vasto como la curiosidad que los hombres albergan por conocerlo. El imperio de los Infieles, las inmensas costas del África, las tierras inexploradas del continente Indio… ¡ni siquiera el océano supone ya un límite! Hemos dejado atrás a la familia y a las Españas para hacer de la aventura nuestra compañera. Los duros viajes y los encuentros cercanos con la muerte nos han hecho fuertes, pero las glorias que alcanzamos día a día compensan todos estos peligros.

Reflexiones de un hombre que ha caminado junto a muchos otros.

Durante mi viaje he aprendido habilidades vitales. Después de todo, nadie estará allí para salvarme de los desastres. Algún día los ángeles no estarán mirando y el segador me rodeará con su abrazo. Hasta entonces presento mi rostro al viento, río de los peligros por venir junto a mis hombres y recorro los caminos ignotos para mayor regocijo de Dios y de mi Emperador.

Esperanza es algo que no debe perderse.

Quiero dar fe aquí ante usted, de que la voluntad de nuestros señores soldados no dista en cuantía de la mía propia. Y es por ello que temo por su integridad. Y es por ello que os pido me permitáis hablar con Cortés.

Tras decirlo todo, se aguarda respuesta.

Notas de juego

A este discurso le falta música xD

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20/03/2008, 02:20
Gonzalo de Sandoval

Escuchó las palabras de aquel hombre, sonriendo progresivamente. Había algo que le había hecho mucha gracia. Mientras, la india sirvió las tortitas, y él se mantuvo en silencio hasta que se retiró a sus quehaceres.

-A fe mia, don Carlos, que no os juzgaba un hombre de tamaños verbos y prosapia.

Bebió un poco, luego prosiguió.

-El ánimo de los hombres siempre es disoluto en las Indias, sargento, y vos mejor que nadie deberíais saberlo. Esta no es infantería regular del rey, ni coronelías en Italia que deban respetar a rajatabla las ordenanzas. Más bien, es una empresa privada con beneplácito de los poderosos, y con respaldo nominal de la corona... A la que se ve que tenéis en muy alta estima. Creo que bastante hacemos con exigirles que se comporten como soldados cuando deben, y ser correctos y frugales en campaña. Ahora mismo no estamos en campaña, sino en paz y en una ciudad recién construída. Dejadles que se diviertan, mientras puedan, y mantengamos un mínimo de actividad y entrenamiento para estar preparados para cuando haya que volver a marchar

Eso le suscitaba varios interrogantes acerca de qué lado estaba aquel hombre. Dió un mordisco a la tortita.

-En cuanto a lo de Cortés, debo advertiros de que, antes de que pueda daros licencia y presentaros ante él en una entrevista privada, hay una cuestión que me tiene que quedar clara.

Entonces, volvió a mirarle.

-¿Que opinión os merecen aquellos que opinan que deberíamos volver a Cuba?

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20/03/2008, 02:39
Juan Miguel de Quart
Sólo para el director

Tras la misa quiero acercarme y hablar con d. Pedro de Alvarado sobre las batallas, nuestras intenciones futuras, si vamos a seguir de campaña o ya podemos relajarnos y descansar, por si ya hay reparto de botín/paga,...

Notas de juego

Si hay que hacer tirada de diplomacia o similares, hazlas por mí, me fiaré.\^^/ (ingenuos jugadores,jeje)

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20/03/2008, 03:33
Carlos Cabal

Ninguna, mi capitán. Pues ante ellos no respondo –dice el sargento con tono tajante-.

Tras lo que Carlos lleva la copa a los labios para dar el primer sorbo. Sabor fuerte y consistente. El regusto que deja es agradable. Quizá sea por esto que asiente con la cabeza mientras relaja hasta cierto punto su expresión.

Los capitanes marcan la disciplina y el rumbo. Los sargentos hacemos que los soldados los sigan convenientemente. Don Hernando Cortés es el capitán general de la expedición y suya es la labor de decidir el próximo destino a emprender.

Argumentado esquemáticamente su punto de vista se dispone a probar la tortita realizada por la indígena. Una vez degustada vuelve a corresponder la hospitalidad con un gesto deferente que da a entender lo sabroso del alimento.

Soy conocedor del ánimo “disoluto” de la tropa, y es precisamente por no andar mandando infantería regular ni coronelías por lo que hago hincapié en mantener un orden severo. Póngase de ejemplo la pregunta que vuesa merced acaba de formularme –dicho lo cual aprovecha para dar nuevo sorbo-. Es posiblemente la pregunta más extendida entre los corros de los soldados. No son ventajosos veinte días de reflexión entre hombres de su casta. Bien sabe que el español, de toda la vida, ha apoyado sus opiniones con espada. En esta ocasión, las opiniones son dispares por lo que puede estallar conflicto entre la soldadesca, pues ese mantenimiento mínimo y esa falta de marcha, son los que hace surgir las opiniones más o menos desafortunadas. –algo más de tortita es probada por el sargento-. Aquí mi razón para solicitar entrevista con Cortés. Pues Cortés y no otro decidirá destino.

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20/03/2008, 13:18
Pedro de Alvarado

Don Pedro pasea por la plaza a la salida de misa, pensativo. Entonces, ve al ballestero que le saluda con el rostro, y se acerca con una media sonrisa a hablarle.

-Señor de Quart -le dice, apoyando una mano en su hombro- Aún recuerdo vuestros saetazos en las anteriores batallas. Sin duda Dios os dió el don de la puntería.

Viendo que el ballestero desea que le aclare unas cuestiones, camina con él tranquilamente hasta un lugar más privado.

-Sin duda, yo que vos no me relajaría -confiesa- La campaña proseguirá, pero antes debemos solucionar ciertos... trámites.

Mira a ambos lados de la calleja, y te mete en un callejón entre dos casas, hablando en baja voz.

-¿Puedo contar con vos para ajusticiar a los velasquistas que desean regresar a Cuba a lamerle el culo a su patrón?

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20/03/2008, 13:25
Juan Miguel de Quart
Sólo para el director

Si mi entrevista con d. Pedro de Alvarado n oresulta fructuosa (o imposible directamente), aprovechando que tengo "Chontal" como lenguame gustaría darme unos grabeos por ahí recopilando información sobre dónde estamos, qué más ciudades hay por aquí y si esto es un reino o es una "provincia" y depende de alguien que puede cabrearse porque se la hayamos conquistado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He hecho la tirada no porque me cuenten más o menos, sino porque me entere de lo que digan, que estos herejes andrajosos parece que hablan con una patata de esas en la boca.

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20/03/2008, 13:26
Gonzalo de Sandoval

Masticaba la tortita, despacio, escuchando hablar a aquel hombre. Se convenció de que era incorruptible y firme, pero también de que no tomaría partido por una u otra facción. Se le quedó mirando un largo rato. ¿Se trataba de una trampa de los velasquistas? Ellos sabían que confiaba en el sargento, y de esa manera podrían conseguir el acceso de un tercero a su persona, en la intimidad, y darle muerte.

-Sin duda, don Hernando podrá contestaros mejor que yo. Pero si queréis verle, tendré que acompañaros en vuestra entrevista... Por razones elementales de prudencia y seguridad.

Muy despacio, acarició su espada, invisible a sus ojos bajo la mesa. Si era un velasquista, habría apreciado su tono, y sabría de parte de quién estaba. Si reaccionaba brutalmente, estaría preparado para ello.

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20/03/2008, 14:41
Carlos Cabal

Con no poca presteza, pero siempre sin descuidar los modales, el sargento Cabal apura la comida que tiene frente a sí y aprovecha para bajarla dándole los últimos sorbos a aquella bebida de nombre “pulque”. Una vez terminado, coloca la copa sobre el plato y sonría levemente inclinando un poco la cabeza ante su anfitrión.

Ciertamente sabroso el refrigerio, Don Gonzalo. Muy honrosa su hospitalidad.

Tras esto, se alza en pie quedando la mesa entre ambos comensales. Carlos parece firme pero tranquilo, sus manos no muestran amenaza alguna para su superior. Incluso podría decirse que sus palabras a la par que formales resultan conciliadoras.

[b]Mi capitán, le agradezco mucho la atención prestada. Aguardaré humildemente el encuentro con Cortés. Ahora, si no ordena nada, retomaré mis quehaceres cotidianos por el asentamiento.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Diplomacia para hacerle entender mi probada lealtad para con mis oficiales a lo largo de mi carrera. Doi por hecho que ya tiempo atrás le presentaría a este hombre mi hoja de servicio. Espero que recordar mi historial sirva de algo.

Nota: Perdón por desglosar, me despisté. Por fortuna los fracasos en Diplomacia no tienen repercusión negativa. Nadie se ofende por las buenas maneras :P

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20/03/2008, 14:48
Gonzalo de Sandoval

Cuando te levantas y te despides, él se queda allí, mirándote. Al final, se convence de que no harás nada, y termina por sonreir.

-Muy bien, mandaré luego que os busquen.

Te acompaña hasta la puerta, deseándote un buen día.