Partida Rol por web

Irina comprendió que sus nuevos compañeros tenían razón, era mejor pasar aquella noche junto a los demás, y la próxima ya habría tiempo de cambiar de lugar de residencia. A pesar de las discusiones de Fisteus con la joven, al final hicieron la priera guardia de la noche la paladina de Pelor, Ashlyn y su recién seguidor Fisteus.

Para la segunda tanda, el anciano Wolkot y el Caballero del Cuervo, Don Urik se encargarían.

Todos los demás se marcharon a dormir, hablaron con el posadero de los males que atacaban la zona, y no habiendo olvidado la plaga de zombies que había habido no hacía mucho tiempo, lo comprendió con facilidad. Además, aún había restos de las trancas que habían puesto cuando la horda les atacó.

En escasos minutos la posada volvía a estar sellada como lo había estado antes de que los aventureros llegaran al pueblo.

Tras proteger bien la posada, todos pudieron dormir con traquilidad y nada más soprendió a los que estaban de guardia.

Finalmente un nuevo día llegó a Barovia.

La mañana encontró a Alese con vendas y potingues en la mano, hacía mucho tiempo que no tenía que recurrir a los medios comunes de sanación, pero en este caso no había mejor alternativa. Cuando hubo puesto todo en orden, dedicó una hora a rezar a su Dios para recibir dos únicos dones, lo único que necesitaría en todo el día, dejando el resto de peticiones para el caso de que hubiese alguna emergencia. 

En cuanto hubo terminado, lo primero que hizo fue ir a ver a la dama verde, y con un sencillo conjuro le devolvió su carácter original. La segunda parte fue más compleja, reunió a todos los heridos en una habitación y una vez allí realizó un complejo ritual en el que estuvo enfrascada un buen rato. Al terminar, un ave ciertamente maravillosa apareció con ellos, no era muy difícil ver que no era un animal de ese mundo. Alese lo recibió con una reverencia que el animal, orgulloso, aceptó de buen grado. Solo había una razón por la que los mortales lo reclamaban, así que simplemente comenzó a hacer aquello que requerían de él, cantar, un canto maravilloso y curativo.

- Está bien, vamos a descansar, y si hay un ataque no lucharemos salvo que nuestros compañeros nos digan que están en peligro serio. Si eso sucede habrá que repetir el día de descanso mañana. Si no descansamos no hay modo que yo conozca de restablecer tanta salud como hemos perdido. Así que hoy solo estaremos por aquí, relajadamente, y escuchando el maravilloso canto de nuestro amigo que ha venido desde el plano exterior del Eliseo para ayudarnos a sanar. Ya sé que todos sois aventureros y queréis hacer cosas, pero no servirá de nada ir dañados y que os maten. Los que estáis sanos, por favor, quedaos por el pueblo a vigilar que no suceda nada y protegernos a los demás si nos atacan. Somos muy vulnerables ahora, y una interrupción que nos obligue a tomar las armas arruinará todo el proceso y la visita de nuestro amigo.

Envy durmió a pierna extendida esa noche. Ella no estaba herida, pero si muy agotada. Con lo cual al volver a tocar su cama, no tardo mucho en caer presa un profundo sueño. Claro que al otro día tuvo que explicar el destrozo de la ventana e intento llegar a un arreglo por los daños.

Al otro día era una de las pocas personas del grupo que no necesitaba atención alguna de Alese, ya que su naturaleza cambia forma le había protegido lo suficiente a lo largo de estos días. Al pensar esto por la mañana mientras veía a todos estar siendo atendidos. No pudo evitar mirar sus mano, mientras la movía y giraba, sabiéndose que podía resistir golpes como ninguno, curándose al instante.

Podía no ser la mas poderosa del grupo o mortífera, pero era una persona muy difícil de matar.

-Yo estoy bien, y sin ningún rasguño, patrullare por los alrededores hoy sin problema- Comunico luego de que Alese hablara. Ella planeaba pasarse en forma lobuna la tarde moviéndose y cuidando al pueblo y pudiendo alertar a los suyos rápidamente ante un ataque.

Tras el conjuro de Alese, cogí el espadón que colgaba de mi cintura e hice varios movimientos de entrenamiento. Volvía a ser yo misma. Incluso notaba el ácido en mi estómago, dispuesto a salir y a matar criaturas.

Muchas gracias, Alese, creo que me has devuelto a la normalidad. Tengo una deuda contigo

Don Urik conocía su cometido. Si bien sus compañeros necesitaban curarse a él y a otros les tocaba vigilar que nadie les diera caza o se avalanzaran sobre ellos por sorpresa.

Así, preguntó al posadero cual era el punto más alto del pueblo. Suponía que sería la torre de la iglesia, ero por si acaso lo preguntó. Allí vigilaría si algo se acercaba y daría la voz de alarma para que todos se resguardaran y protegieran.

Esta noche de reposo y los amable cuidados de nuestra compañera   me han restablecido casi por completo  asi que si quereis yo tambien puedo vigilar .Propongo  al ver el maltrecho grupo .Se me da mejor escabullirme que vigilar pero aportare mi granito de arena 

El veterano observó maravillado el poder de aquella chica. Él no estaba herido pero notó aquel poder de curación en su cuerpo.

Ayudaré a proteger el lugar, el resto descansad y recuperad fuerzas, mañana nos espera un día largo y duro.

Mientras Alese ejercía de sanadora sobre sus compañeros, Envy, Urik, Fisteus y Wolkot se marchaban a pasear por el pueblo para patrullar. Finalmente llegaron al punto más alto del pueblo que se encontraba, efectivamente en la iglesia. Desde allí pudieron escuchar los aullidos que sonaban. En cuanto prestaron más atención pudieron ver a una manada de lobos que daban vueltas en torno a los límites del pueblo, aunque no llegaban a cruzarlos en ningún momento.

Finalmente, cuando avanzó un poco más el día y se puso el sol, cuatro lugareños se acercaron para preguntar por la situación del pueblo.

Irina durmió hasta bien entrada la mañana, y, como siempre desde que empezó todo, tuvo pesadillas, pesadillas con Lestrat. Se tocó las marcas del cuello y como todos los días, parecían recientes. luego se cubrió el cuello con su habitual pañuelo y fue con sus compañeros.

Cuando bajó se enteró de que algunos se habían ido a pasear por los alrededores, ella, se quedó junto al resto en la taberna.

Tras limpiar su espada y preparar el resto de su casa esperó a que el resto regresaran, muy inquieta

Al ver a los lobos rodeando el pueblo Urik apretó los dientes. No le gustaba la situación. Por lo que parecía, el ataque de la noche anterior había sido solo un preludio de lo que podía pasar esta noche, pero esta vez con mayores dimensiones.

Lo peor fue cuando unos lugareños les preguntaron qué ocurría y qué podían hacer. Urik meditó unos segundos y negó con la cabeza. No podía permitir que esas personas sufrieran el ataque de esas bestias. Además, no estaba seguro, pero estos ataques pudieran ser por estar ellos en el pueblo.

Lo primero que hizo Urik fue explicarles que los lobos rodeaban el pueblo. Y luego les habló de las posibles soluciones.

- Hay dos soluciones- dijo el caballero.- Una es encerraros en vuestras casas y no abrir a nadie. No me gusta pues no podremos protegeros, pero entendería que estuvieseis más cómodos en vuestras casas- razonó a su pesar.

- La segunda y que prefiero es que llaméis a todos los del pueblo y os instaléis en la taberna o en el sitio más grande. Ahí podremos defenderos de lo que pueda ocurrir- dijo Urik y miró a sus compañeros para ver qué opinaban.

Como dice nuestro compañero lo mejor seria que estuvierais todos  juntos para poder asegurar vuestra defensa .Digo asintiendo ante las palabras  de don Urik .Claro  que es decisión vuestra  pero  nos facilitaría bastante la vida si esos lobos deciden atacar .

Wolkot agarró con fuerza el arma cuando los cuatro lugareños se acercaron a ellos. 

No bajéis la guardia... susurró a sus compañeros. 

Le parecía extraño que los lugareños salieran tan tranquilamente de noche, cuando lo normal es que estuvieran encerrados en sus casas. En estas tierras andar por fuera significaba dos cosas o que querías cazar o ser cazado.

El veterano se puso en guardia y observó detenidamente a los cuatro.

¿Quiénes sois y qué hacéis por estos lares?

A la chica lobo no le gustaba la actitud de estos lobos, parecía como si estudiaran el pueblo, buscando puntos débiles. Lo cual no era del todo una actitud lejana a ellos cuando buscaban una presa, pero si que fuera a un pueblo humano.

Y por sobre todo eran lobos, no eran de su raza, con lo cual no había mas explicación que el que estuvieran bajo el yugo de alguien.

Mas tarde cuando se acercaron los hombre a hacer preguntas, justo después de que volviera de hacer una ronda de vigilancia, vio como Urik respondía sabiamente, con buenas intenciones para con los pobladores. Pero no pudo evitar notar las dudas de el experimentado y viejo guerrero.

Ella no conocía a todos los del poblado, aunque había tratado un poco con muchos. Eso si, a su olfato seria mas difícil que lo engañaran. Con lo cual se acerco a uno de ellos olfateando. Buscando lo que fuera, un olor raro, sangre, una esencia que no fuera humana, lo que fuera.

La paladín duerme poco y mal. Los acontecimientos la tienen preocupada y las guardias le impiden conciliar el sueño. Pasa la mayor parte de la noche susurrando una plegaria a su dios de forma machacona. Se levanta pronto, aunque, consciente de que les espera un día ocioso, se pasa la mayor parte de la mañana en la habitación, aprovechando para sacar brillo a su armadura y afilar su espada de forma concienzuda.

Consciente de que era el más dañado, y que solo con los cuidados normales no bastaría, Alese optó por acelerar un poco la curación del semigigante.

No gran cosa, pero esperaba que lo suficiente para que por la mañana estuviese bien.

Igor, que se encontraba debilitado al igual que sus compañeros por las sanguijuelas, se dejó hacer por los cuidados de Alesse, eso sí, con la armadura puesta y alerta a cualquier incidencia que pudiera ocurrir, pues raro se le hacía que realmente pudieran descansar sin interrupción durante tanto tiempo, aunque albergaba la esperanza de que sus compañeros en el exterior pudieran solventar cualquier problema que surgiera.

Alese se lo pensó mejor, no tenía sentido no consumir el resto de conjuros del día que aún guardaba. Si eran atacados por la noche no tendría tiempo de meditarlos antes de ir a luchar, y si era así quizás los sanos requiriesen refuerzos, y los mejores refuerzos serían compañeros sanos. Sus dos primeros conjuros restablecieron a los dos paladines. Después tuvo que elegir entre Igor e Irina, ambos estaban más o menos igual de dañados, así que Alese se decidió por Igor, de esa forma los tres refuerzos tendrían una pequeña capacidad curativa, haciéndola a ella algo menos indispensable. Desgraciadamente no fueron suficientes para restablecer al tercero de sus compañeros.

- Bueno, vosotros dos podéis uniros a las guardias, estáis sanos, así seréis más para intervenir si nos atacan esta noche. Los demás seguimos descansando. Lo siento Igor, los conjuros no han sido todo lo efectivos que esperaba, te toca seguir descansando también esta noche.
 

Dice el dicho que más sabe el diablo por viejo, que por diablo. Y en el caso del veterano, la cosa era cierta. Él había sido el único en dudar de aquellos supuestos Barovianos, y había hecho bien, pues gracias a sus dudas, no le pillaron desprevenidos. Los cuatro Barovianos abrieron sus fauces justo en el momento en que Wolkot planteó sus dudas a sus compañeros. Pudieron ver que sus dientes estaban provistas de una serie de hileras de colmillos.

Urik fue el primero en recibir el primer mordisco del engendro, que además le propinó un fuerte golpe en la armadura. A pesar de ello logró atravesar la férrea defensa e incluso abollársela, hasta tal punto que el caballero terminó escupiendo parte de su propia sangre.

Fisteus logró esquivar el segundo envite de la criatura, fue mucho más rápido que los demás, pues parecía que en el último momento había detectado su aura maligna y eso le hizo darse cuenta del ataque. Gracias a la velocidad del monje, el enendro golpeó a otro de los enemigos, precisamente el que iba a dañar a Wolkot. Así que ambos luchadores lograron esquivar sus golpes.

Pero Envy no tuvo tanta suerte, la muchacha, que estaba en su forma lobuna no fue capaz de esquivar el golpe y sintió como uno de sus cuartos traseros se quebraba debido al impacto. La mujer lobo que hasta ahora parecía haber esquivado todos los golpes que le habían lanzado, había sido ahora gravemente herida, hasta tal punto que no aguantaría un golpe igual.

Aquellos enemigos eran cuatro, y aunque no se sabía si eran más poderosos o no, lo que estaba claro que derrochaban maldad por todos sus poros, y también estaban claras sus intenciones, querían acabar con ellos de una vez por todas.