Partida Rol por web

Envy ahora mostrando ventaja, y viendo a su enemigo en el suelo no dudo en lanzar un ataque con sus fauces mientras seguia gruñendo y moviendose bruscamente como los caninos lo hacen en combate.

El veterano aprovechó la ventaja que le había proporcionado la joven loba para usar su arma.

Ahora que veo vuestros verdadera faz ya no hay nada que retenga mis golpes, volved a morir engendros .Intento ponerme de pie  mediante un salto para hacer frente a mis enemigos.

No me detuve para contestar a Igot. Si eran demasiados los enemigos, ¿quién podría asegurar que venceríamos? Nadie, pero eso Igor debía olvidarlo. Engreido...

Corrí hasta que mis ojos de dragona tuvieron la visión del combate. Apreté los labios, todavía estaba demasiado lejos para lanzar ningún ataque. Aunque no parecía que fueran muchos, así que con un poco de suerte no habría problemas. Aún así, apreté el paso.

Con gran soltura Urik había acabado con su contrincante. Pero fuera de caer y uacer inerte, éste se levantó nuevamente. Al verlo Urik supo a lo que se estaba enfrentando: no-muertos.

El caballero del cuervo apretó los dientes y volvió a cargar contra su enemigo mientras salmodiaba.- ¡Hijo del averno!, ¡Vuelve al pozo donde has salido y donde se encuentra tu oscura alma! ¡Yo allí te envío!

Igor junto con Ocaso no podía hacer otra cosa que seguir acercándose, pues el enemigo y sus compañeros todavía estaban lejos, de todos modos tampoco podía lanzarse a una carrera desenfrenada y llegar con la guardia baja, así que se movió de tal manera que pudiera incorporarse a la batalla con una carga, mientras sus expertos ojos se fijaban en las criaturas contra las que tendrían que combatir.

Avazo con las ideas bien claras, he oído el clamor de la blatalla y algo en mi instinto me dice que los muertos vivientes están al acecho en esta ciudad infestada de esas aberraciones. En cuanto llego a la suficiente distancia veo a un grupo de aventureros luchando contra esas criaturas que insultan a la vida con su mera existencia. Mi aspecto es el de un hombre adulto de más de treinta años, con una barba espesa de color negro al igual que el pelo largo recogido en una pequeña coleta a la espalda. Mis ojos verdes miran con odio a los muertos vivientes y la cicatriz que me recorre el rostro desde el pómulo izquierdo hasta casi la boca me da un aspecto más rudo al cortar la barba. Mis manos son cansadas y arrugadas de haber necesitado usarlas para escalar, despellejar enemigos y matar por igual, llevo unos ropajes relatívamente amplios de colores verdes y pardos que se cubre por la espalda por una capa verde solo interrumpida por un carcaj con casi cincuenta flechas en su interior. — Al ataque, chico— digo con voz firme y un instante después un dinosaurio bípedo de un tamaño poco superior al de una persona de no ser por la enorme cola, aparece a la carrera mientras emite un chillido. En cuanto se acerca un poco pega un salto tremendo para caer desde las alturas sobre uno de los muertos vivientes e intentando atraparlo bajo sus garras mientras descarga dentelladas, mordiscos y coletazos por doquier. Sus garras y la cola rezuman veneno, pero evidéntemente el veneno no afecta a la carne ya muerta. Unas delgadas púas de aspecto horroroso se erizan por la espalda de la criatura, por su cola y por sus fuertes miembros anteriores brillando debido a algún líquido claro. Aunque permanece permanece erquido en el momento de saltar y al caer, durante la carrera utiliza las cuatro patas para conseguir una mayor velocidad. Su largo hocico reptiliano muestr auna corta mandíbula que aloja unos dientes enormes y afilados, y sus cuatro miembros poseen garras como gárfios de unas seis pulgadas de longitud. Mientras mi fiel compañero se lanza sobre uno de los enemigos, cargo mi arco con una flecha que descargo sobre otro de los muertos vivientes, repitiendo con rapidez la acción hasta haber lanzado tres flechas. De alguna forma resulta evidente que mis flechas son disparadas con una evidente maestría en la caza de los muertos vivientes, y las flechas expulsan una energía dañina para los muertos vivientes al impactarlos.

Esta vez Don Urik logró acabar con el muerto al que se estaba enfrenando que, lejos de caer al suelo, se deshizo en un montón de girones de sombras que ascendieron para salir de allí. Mientras tanto, Quenya, Igor y Ocaso aparecían por allí para ayudar en aquel encuentro, que a pesar de que parecía comenzar a darle ventaja a sus compañeros, aún distaba mucho de estar decidido.

Y entonces, como si algún tipo de dios de la luz hubiera canalizado su energía sobre Fisteus, éste comenzó a brillar. Todos los muertos vivientes que había en aquel momento llevaron sus manos a su rostro para apartar aquella horrible luz que parecía herirles. No estaban cómodos con su presencia allí y tendrían que acabar con él cuanto antes.

Envy aprovechó que su presa estaba en el suelo para aprovechar y desgarrarle un buen trozo de brazo. Aquel cuerpo ya estaba muerto, así que el sabor de la carne no fue del todo agradable para la semiloba. Wolkot también aprovechó que el enemigo estaba en el suelo para clavarle su espada en el centro de su cuerpo. El golpe fue algo débil, pero lo suficiente para que el arma se quedara clavada en el suelo y resultase muy complicado soltarla de ahí. Le llevó un buen rato soltarse pero al final lo consiguió. Momento que aprovechó el engendro para ponerse en pie y golpearse contra su escudo.

Los otros dos engendros deslumbrados por la luz de fisteus trataron de golpearle, pero no tuvieron ningún éxito.

Y entonces, una flecha se clava en el pecho de uno de los engendros que se estaban enfrentando a Fisteus. La flecha atraviesa su cuerpo y de pronto una extraña criatura se abalanza sobre él, lo que parecía ser un extraño dinosaurio que dando un gran salto cae encima del muerto y lo empieza a despedazar usando cada parte de su cuerpo. De pronto, todos esos miembros cercenados se convierten en una bruma de oscuridad que se desvanecen y se dirigen en la misma dirección que los anteriores.

Con el espadón desenfundado en la carrera, hice que girara sobre mi cabeza. El contacto del metal con el aire hizo que emitiera un extraño silbido.
Me coloqué para atacar al que acababa de chocarse contra el escudo de Wolkot.
Bajé el espadón lo justo para que no rozara con el suelo, aumentando la velocidad. Cuando llegué al lado de la criatura, hice un arco ascendente, atravesando el cuerpo

Envy solo habia olvidado el enorme dolor que sufria de su herida, por la adrenalina y el sentido de combate que le mantenia  actuando. Y este habia sido recompenzado con un pedaso del no muerto, luego de ver como se levantaba, solo solto para tomar otro de quien fuera su origen. 

Esta vez pensaba vengarse por el daño que le habian hecho a ella.

Igor, a la carrera cargó contra el engendro que estaba atacando a Fisteus buscando atacarle por el flanco y generar así ventaja para ambos.

Asió el mayal con ambas manos y se abalanzó con todas sus fuerzas sobre la criatura tratando de abatirla.

Igor por su parte se lanzó sobre la criatura tratando de derribarla.

La  irrupción de Igor es un alivio y sin tener que hacer ya frente a dos enemigos me preparo a acabar con el  engendro .Pelor ha posado su mirada sobre ti  y no tendrás donde esconderte .Golpeo con dos rápidos puñetazos a mi ponente .

El sabor de la carne muerta inunda mi boca, un sabor nauseabundo al que ya me ha acostumbrado después de tantos años de cacería. El veneno gotea de mis garras cuando mi víctima se desintegra bajo mis fauces y doy un mordisco al vacío para mostrar mi frustración antes de alzar la cabeza y acercarme a la criatura no muerta más cercana para descargar una cuchillada con una de mis garras.

— ¡Argh! — chillo antes de atacar, todos los olores a carne putrefacta me confundieron al principio, cuando solo era una cría que no sabía cazar, ahora sé que por cada una de esas criaturas muerta, obtengo elogios y alagos, de modo que en cuanto Ravyn me da la señal, no hay nada que se interponga entre las presas y yo.

Vuelvo a cargar la cuerda de mi arco con una flecha, tenso la madera y suelto el silbate proyectil, mas parece que he colocado mal la flecha y esta impacta a bastantes metros de distancia del objetivo. No obstante, antes incluso de saber la suerte que ha corrido la flecha, cargo el arco y disparo otras dos veloces flechas esperando conseguir abatir a los enemigos cuantos antes.

Tras acabar con su enemigo, el caballero del cuervo se lanza a por uno de los otros muertos vivientes que quedaban en pie. Debían acabar cuanto antes con esa lacra.

Don Urik decidió salir en ayuda de Fisteus, para alcanzar a su rival y hacerle un gran corte en la espalda. Quenya aprovechó para enfrentarse al vampiro que estaba luchando contra el veterano y con un rápido gesto, hizo que aquel horrible engendro quedara decapitado como si su cabeza solo fuese mantequilla. Y entonces, su cuerpo se convirtió en una oscura sombra que se desvaneció en el aire.

Tan solo quedaba un rival, y fisteus se encargó de encajarle sendos golpes que lo dejaron algo confundido y molesto. Además el brillo que expulsaba también le estaba quemando su pálida piel. Aquel enemigo no parecería resistir más. Y tras un par de intentos fallidos de los compañeros de Igor y el recién llegado Ravyn, llegó Igor que pareciendo imitar el gesto de Quenya, decapitó también al último que quedaba en pie. Y al igual que hicieron los demás, también se desvaneció, convirtiéndose en una bruma oscura que pronto desapareció de allí.

Por fin os habíais librado de aquellos insoportables "Barovianos". Aunque los aullidos de los lobos seguían sonando en el exterior del pueblo.

Envy estaba agotada, y dolorida al punto que ni la adrenalina del combate habia podido esconder del todo su dolencia. Pero ya habia acabado el problema de estos nuevos no muertos, y ahora mirando al grupo de quienes se habian reunido para el combate veia y olia dos presencias nuevas, y una venia de una especie de lagarto enorme con afiladas garras y dientes, como habia podido constatar en el combate.

No le quedaba seguridad como para gruñir sin dejar salir un gañido por el dolor, por lo cual solo mantuvo su gruñido por dentro, en un tono base y bajo, audible, pero no abiertamente hostil. Aun asi, tenia que descansar su peso en tres de sus patas.

Observé el filo del espadón. Ni un rastro de nada. Al ver cómo se evaporaban, supuse que no habría sangre, pero esperaba algo.

Me sentí como nueva, Alese había hecho perfectamente su trabajo. Me había devuelto la energía totalmente, y esa decapitación lo había demostrado. Pero no todo acababa ahí. Usando el espadón para señalar al que no conocía y a su lagarto gigante hablé.

No es que quiera ser hostil, pero no se quién eres. Y este lugar está lleno de enemigos como para no mantener la guardia en alto

Con el arco aún en la mano pero sin tenerlo levantado no bajo mi guardia, dejando abierta la posibilidad de cargarlo con una flecha para acabar con cualquiera que de muestras realmente hostiles contra mi, no he recorrido tantas millas para intercambiar estupideces con nadie.

— Conmigo— digo inicialmente y el dinosaurio mira donde debería haber restos de muertos vivientes antes de avanzar a paso ligero hacia mi, cuando llega saco una rata de un saco y se la lanzo, el dinosaurio a su vez mueve la cabeza y atrapa la carne entre sus fauces para devorarla tras masticarla brevemente.

— Lo mismo podría deciros— le respondo a aquél híbrido de orco y elfo —, este lugar está lleno de engendros de la muerte y si no os hubiese visto dar cuenta de ellos podría consideraros sus aliados— me giro brevemente para comprobar mi retaguardia y después regreso con la mirada a la «mujer»—. Soy Ravyn el matamuertos, cazador de muertos y engendros nigrománticos en general— hago una leve reverencia con el cuerpo sin soltar el arco, no se me dan bien este tipo de tonterías y sin quererlo doy muestras de ello—. Él es Dino, mi fiel compañero— añado señalando con la cabeza al dinosaurio—, lleva cazando muertos vivientes conmigo desde que alcanzó la madurez— le poso la mano en el lomo esquivando con naturalidad las púas de este— ¿Y quién sois vosotros que os enfrentáis a la no muerte?