Partida Rol por web

El grito de Thokk os altera justo antes de os fuerais a ir a dormir. Pensabais que ya todo estaba tranquilo, y que por fin habíais logrado llegar a Barovia para descansar, pero os equivocabais. Pudisteis escuchar las palabras del semigigante gritando:

¡CUIDADO IRINA! ¡NOS ATACAN!

No sabíais quién, ni cuántos, ni por dónde, pero estaba claro que Irina y Thokk estaban en peligro.

Alese abre la puerta, apenas una rendija para comprobar que realmente es quien dice ser, y acto seguido la franquea ampliamente. La joven tiene aspecto de agotada, y tiene más sueño que ganas de charlar, pero hay una historia que debe ser escuchada.

Las palabras de Thokk hacen que los lobos frenen en seco y se den media vuelta. Como si supieran exáctamente lo que hacían, o como si recibiesen órdenes de alguien, dejaron a Irina en paz y se lanzaron a gran velocidad hacia Thokk. Aún estaban lejos de él, pero en breves instantes le alcanzarían.

El hombre mono entró por la puerta que Alese abría con rostro somnoliento. Tras un breve instante de inspección, donde se miró si algún curioso se aparecía en el pasillo, el humanoide entró y la muchacha cerró la puerta.

Al girarse, la joven pudo comprobar que el humanoide se había acercado en silencio a la ventana y había corrido las cortinas de la misma. Después, se acercó al pequeño candelabro con una vela que iluminaba el dormitorio y sopló la vela con suavidad. La oscuridad se hizo pantente unos instantes, pero pronto otra luz, mucho más suave y tenue, tomó forma a los pies del humanoide. Una pequeña esfera de luz azulada y suave se había aparecido en el espacio de las manos del humanoide, que las había ahuecado una sobre otra, con los dedos semientrelazados como si de una pequeña jaula se tratara. Aquello hacía que la luz se difuminara suavemente sin crear un deslumbrante efecto en el dormitorio. Si alguien vigilaba su ventama, no vería las siluetas de dos personas a traves de las cortinas.

- Hola Alese... -dijo una voz conocida. Una voz tenue. Suave. Susurrante. Aterciopelada- Veo que ya no eres la niña que dejé atrás. Por lo que he podido comprobar, ahora eres una lider. Justo algo que recuerdo querías evitar. Lamentó que hayas tenido que aguantar esa carga que no deseo ni para mi, pero a menudo el liderazgo no se toma, si no que se recibe. Sea como fuere, me alegro de verte sana y salva. Mucho, la verdad. Solo lamento no haber podido reaparecer antes...

Mientras hablaba, un jirón de luz azulada iluminó retazos del humanoide, cuyo aspecto iba cambiando poco a poco. El pelo corporal desaparecía, así como los rasgos animales. El cabello en cambio se volvió más oscuro y más largo y la piel clara le hizo el contrapunto. Finalmente, al borde de la luz, unos ojos brillantes y una sonrisa amplia, antinaturalmente amplia, mostraron el rostro conocido de un fantasma del pasado.

Yoru había vuelto, aunque tarde. Para protegerla. En realidad, para protegerles a todos.

Del mal que un estaba por ser enfrentado...

- Me alegro de verte Yoru, no sabes hasta que punto, por tener una cara amable y por tener un refuerzo. No creo que sea ninguna líder, aunque a veces sí que parecen esperar a que yo tome decisiones. Estoy agotada la verdad, y mañana será otro día largo. Si me hacen caso me tocará cuidarlos todo el día. Si no me lo hacen entonces seguramente muera alguien más... Hemos recuperado algunas armas importantes para luchar contra el señor del Castillo, pero aún no tenemos todo lo que necesitaremos y por el camino vamos perdiendo amigos y aliados... Pero cuéntame ¿Qué te ha pasado a ti?

Había cerrado los ojos lentamente cuando esos gritos me despertaron. Me levanté de la cama rápidamente y fui a coger mis cosas, pero...

Joder, mierda solté malhumorada. Lo que hubiera hecho esa vieja bruja todavía seguía en mí, no podía hacer nada.

Lo pensé mejor. Algo sí podía hacer.

Salí de la habitación y empecé a gritar como una histérica

¡ESTÁN ATACANDO A IRINA Y A THOKK, DESPERTAD Y SALID A AYUDAD!

Mis gritos se escucharon por toda la posada

¡ESTÁN ATACANDO A IRINA Y A THOKK, DESPERTAD Y SALID A AYUDAD!
 

Al primer grito, el caballero del cuervo, cogió su arma y bajó decidido a combatir con quien estuviera atacando a sus compañeros.

Cuando bajo y se topó con Quenya, le hizo y leve asentimiento con la cabeza y salió sin mirar atrás.

Salto de la cama a toda velocidad  y poniendome   las  sandalias  salgo al  pasillo para ver  que  esta pasando .Me asomo  a la escalera y empiezo  a bajar los peldaños de dos  en dos    

Irina se preparó para la embestida, pero viraron en rumbo y debía hacer algo, así que como pudo sacó la ballesta y disparó al primero que tuvo a tiro.

Thokk vio como los animales cambiaban de objetivo y se dirigían a por él. Estaba preparado para el combate pero de repente sintió como sus fuerzas le fallaban. Estaba cansado y las sanguijuelas de antes le habían dejado seco. Miró a la puerta de la posada esperando ver algo de ayuda pero no vio nada. Levantó el hacha pero el miedo hizo que fallase el golpe.

Un par de lobos de color gris y del tamaño de un caballo se lanzan a gran velocidad sobre el semiogro. Sus ojos parecen llameantes y poseen una gran capa de pelaje gris oscuro, ambos rodearon a Thokk para poder flanquearlo y tener posición de ventaja. Tras aquello lanzaron sus más de 400 kilos contra él para tratar de derribarlo.

Afortunadamente, Thokk se agachó en el momento justo y ambos lobos chocaron entre sí dándole algo de ventaja. El grandullón alzó su gran hacha, con tan mala suerte que saló disparada varios metros más allá de donde se encontraba.

Irina, por su parte, descargó un virote de su ballesta, pero tan solo logró rozar a uno de ellos.

Don Urik y Fisteus parecían ser los únicos que habían escuchado los gritos de Quenya, y salieron a ayudar a sus compañeros. El resto debían estar o muy cansados, o muy dormidos como para escuchar lo que sucedía en plena plaza del pueblo de Barovia.

- ¡¡Resiste!!- gritó el caballero del cuervo a Thokk a quen vió rodeado por esos inmensos lobos, mientras corría en pos del semiogro.

La determinación de Don Urik, era inmensa, tal como le habían enseñado en la orden. Su arrojo y valentía no tenían límite y se lanzó al combate sin pensar en las consecuencias. Pero a mitad de la carrera se dio cuenta de que Envy no estaba con Thokk. Eso le descuadró una décima de segundo, pero apartando a la muchacha de su mente siguió con la carrera.

Ya llegamos Digo uniéndome al grito de ánimo de Don Urik al tiempo que corro para ayudar al grandullón con los lobos .

Thokk dio un paso para acercarse a su hacha y para evitar que los lobos le tuviesen rodeado. Aquello lobos eran mucho más grandes que lobos normales y si no conseguía su hacha iba a tener serios problemas así que decidió arriesgarse e hizo un complicado movimiento para aproximarse al hacha. La recogió del suelo y se preparó para luchar. 

Irina volvió a apuntar con la ballesta y disparó de nuevo, esta vez notó como le daba, aunque su gran pelaje pareció protegerle.