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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Feudo Aguasclaras: Solaz del Soldado.

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05/12/2013, 10:11
Feudo Aguasclaras: Solaz del Soldado.

SOLAZ DEL SOLDADO:

- Villorrio de mercaderes, mercenarios y cubil de bandidos. Es un lugar de mala reputación en el que destacan la posada (que sirve como lugar de contratación de mercenarios), una ruidosa taberna frecuentada por criminales y ladrones; y un burdel.

- Está gobernado por el Consejo de los Cuatro, cuyos miembros son los cabezas de las cuatro familias mercaderes más ricas e influyentes. Ese gobierno es a menudo contestado por mercenarios y criminales, que según las épocas, consideran que son ellos quienes mandan.

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05/12/2013, 10:16
Los Siete: La Madre.

NACIMIENTOS:

- Año 108: Nace Thibalt, en la principal familia mercader.

- Año 109: Nacen Bonehome, Sarostose y Starus, en el seno de las otras tres grandes familias de comerciantes.

- Año 110: Nacen Bonhart y Sanguedor, hijos de dos grandes amigos y rivales, ambos capitanes mercenarios de renombre. Con los años, ambos niños crecerán fuertes, aunque progresivamente siniestros y peligrosos.

- Año 111: Nace Kurst, hijo de Rojo Will, el bandido más sanguinario de la época.

- Año 112: Nace Virza, hija de Wilma, la madame del burdel.

- Año 113: Nace Bethan, que siendo niño será apodado "Caratorcida".

Notas de juego

// Entra en escena: Bethan. - Procede de: Vientre materno.

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10/12/2013, 11:20
Feudo Aguasclaras: Solaz del Soldado.

EFEMERIDES:

- Año 59: Comienzan a aparecer las primeras casas en este lugar.

- Aproximadamente hacia el Año 80: El asentamiento, previamente apenas un villorrio de mala reputación, es conocido como Solaz del Soldado.

- Año 124: Con 16 años, Thibalt hereda la fortuna familiar y se convierte en el hombre más rico del pueblo.

- Año 124: Con 14 años, Bonhart y Sanguedor, los hijos de los dos capitanes mercenarios, ya son asesinos consumados. Ambos mantienen una rivalidad amistosa, pues en ocasiones uno lucha por los Tully y otro por los Lefford en alguna escaramuza menor sin importancia. Llegan a cruzar espadas, pero sólo se causan heridas leves antes de que uno de los bandos tenga que retirarse.

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11/12/2013, 11:20
[RIP] Bethan "Caratorcida".

VIÑETA VIII: AÑO 122 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, EN LAS AFUERAS DE SOLAZ DEL SOLDADO:

- ¡Hace frío! - Protestó Caratorcida.

Como si le importara. Isaura no era de las que se apiadaban de los débiles.

- Tú naciste en Invierno, Betty. Ya deberías estar acostumbrado. En las Islas del Hierro, a los niños varones les atan de los pilares de los muelles y dejan que las olas heladas golpeen forjando sus cuerpos. Venga, levanta esa espada un poco más. Atácame.

Embistió como un toro, y la ex-pirata simplemente tuvo que apartarse para que el muchacho se diera de bruces en la nieve. Cómo odiaba que le llamaran con nombre de niña...

- Muy bien, Betty. Cuando seas una mujer adulta ya tendrás la posición tomada para fregar suelos. Levanta. Otra vez.

En el segundo lance las espadas chocaron, pero los dedos insensibles por el frío dejaron caer la espada de Bethan al suelo.

- ¡Recógela! - pero el niño no reaccionó. - ¡Venga, recógela! Eres un mercenario, no sabemos cuánto durará este Invierno. Debes estar entrenado para luchar en temperaturas bajas. - Siguió sin reaccionar. - Oh, por el Guerrero, porqué tengo que hacer de madre de este llorón... ¿Qué pasó ahora? ¿A qué vienen esos morros? Deberías estar riéndote a pecho partido. -

- ¿Y por qué he de reír? Tengo frío. Soy feo. Fui amamantado por una cerda. Tú te apellidas Pyke, pero yo soy un bastardo que ni siquiera le respetan lo suficiente para llamarlo por su apellido de bastardo. Nada más que Bethan o Caratorcida...

- O Betty - apuntilló Isaura.

- ¡Eso, tú hurga en la herida! Nada bueno me depara la vida. No tengo motivos para reír.

- Muy bien, Bethan, escucha lo que te voy a decir. Es un regalo, ¿vale? Cada vez que no sonrías quiero que pienses en estas palabras: "¿Cuántos ándalos se necesitan para herrar a un caballo? Solo uno: el Septón que reza al Herrero".

No era un chiste. Era una de las frases de las enseñanzas de los Siete, una profunda verdad para definir la Fe. Pero Isaura no transmitió lo que quería a Bethan. No sería la esperanza la que animaría a Bethan cuando bajasen sus ánimos. Cada día del resto de su vida, Bethan estaría alegre pensando en lo absurdo de un hombre rezando al lado de un caballo, esperando a que los dioses hiciesen lo que el septón de la fábula podría estar haciendo por sus propios medios.

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13/12/2013, 10:58
"Desde el Colmillo Dorado".

EFEMERIDES Y NACIMIENTOS:

- Años 124 a 129: Solaz del Soldado permanece "leal" (a cambio de beneficios y ganancias, naturalmente) durante todo este periodo a la Casa Lefford y enfrentada a los Tully.

- Año 127: Harry Bridas se lleva a su hijo recién nacido Thobb desde Solaz del Soldado al Castillo del Lago, donde trabaja como jefe de cuadras.

- Año 129: Harry Bridas se lleva a su hijo recién nacido Crann desde Solaz del Soldado al Castillo del Lago.

- Año 129: Kurst se convierte con 18 años en el señor del crimen local, tiene el apoyo del Cazarecompensas Bonhart, quien ya comienza a ser un guerrero temido en la región con 19 años de edad.

- Año 129: Sanguedor, con 19 años, se convierte en el principal líder mercenario de la región, aunque su fama como guerrero es menor que la de su antiguo amigo Bonhart. Ambos antiguos amigos se han distanciado y a menudo están en bandos en disputa. Sanguedor se suele situar al lado de Thibalt y de los otros mercaderes ricos que gobiernan la ciudad.

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15/12/2013, 19:23
[RIP] Bethan "Caratorcida".

VIÑETA IX: AÑO 129 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, SOLAZ DEL SOLDADO:

INTERVIENEN: HARRY BRIDAS, CRANN MOZO DE CUADRAS.

Las rencillas entre Kurst y Sanguedor empezaban a perjudicar a los mercenarios del Trueno. Era un gremio demasiado pequeño como para defenderse, y demasiado grande como para que esos dos no se la sacaran y la pusieran encima de la mesa para ver quién la tenía más larga. La presión era cada vez más asfixiante, y en uno o en otro sentido, el Trueno sería absorbida por uno de los dos grandes bloques que dominaban Solaz del Soldado.

Eran constantes las conversaciones en la posada sobre el destino del gremio. Con opiniones dispares, los que lo tenían más claro empezaron a marcharse. Fue una larga sangría. Isaura fue una de los que abandonaron el Trueno y se pusieron a las órdenes de Kurst. Una matona guapa con la que extorsionar a los tenderos y, según los rumores que corrían por el gremio, con la que ese maldito niñato de Kurst podía hacerse un hombre.

A Bethan le dolían esos comentarios sobre Isaura. Ella fue lo más parecido a una madre que Caratorcida tuvo... si no tenemos en cuenta a aquella cerda rosada y de ricos jamones. Sin embargo, ya había entrado en combate con sus compañeros del Trueno. No en una contienda real, pero sí que alguna vez había participado en escoltas de mercaderes, y se había enfrentado a algunos bandidos. El año pasado la dulce Betty había matado a su primer hombre. Ese es el tipo de cosas que unen entre hombres, y Bethan había forjado buenas amistades en los últimos enfrentamientos. Lazos que no estaba dispuesto a romper. Ni siquiera por Isaura.

Así que ahí estaba. Riendo las gracias sobre la promiscua ex-camarada e incluso haciendo él mismo algún comentario jocoso al respecto. Toda sonrisa era poca en aquellos momentos de incertidumbre. Y de pronto todo se fue a la mierda. Entraron en la posada del Trueno un grupo de hombres no uniformados, con las espadas desenfundadas. Bethan no sabía si se trataba de gente de Kurst o de Sanguedor. Tanto le tenía. Lo importante es que Bethan había preparado al caballo con sus cosas para otra escolta, y era en el establo y no en el salón dónde tenía sus armas.

No era el único que pecó de previsor. Pero aquellos pocos compañeros que sí tenían armas a mano, les defendieron bien. ¿Aguantarían a que el resto volviese con sus armas? ¿O era un sacrificio noble para que los demás pudiesen huir? Aún hoy Bethan se lo pregunta. Un grupo se replegó a una de las habitaciones de la ruleta. A título de curiosidad, diremos que fue el mismo cuarto en el que Caratorcida fue concebido y parido. Luthen tenía la espalda en la puerta, bloqueándola para que nadie la pudiese abrir.

- ¡Empujad la mesa hasta la puerta! Luego saldremos por la ventana. Tenemos que llegar a los establos. - Lo que decía Luthen era el plan que todos tenían en mente.

- Estupendo plan, viejo. Allí nos pondremos a rellenar de heno los abrevaderos - bromeó Bethan. - Cuando nos encuentren, nos confundirán con mozos de cuadras y pasarán de largo. -

Bethan se puso de inmediato con la robusta mesa. Madera maciza. Suficientemente larga y recia como para que los muchachos hiciesen sobre ella sus montas. Pero nadie más lo ayudó. Todos saltaron por la ventana a la primera de cambio.

- Un diez en trabajo en equipo, chicos - volvió a bromear Caratorcida.

La espada surgió del hombro de Luthen. Después se volvió a replegar, sacando el filo por su espalda y por la grieta que creó en un principio mientras atravesaba la puerta desde el otro lado.

- Nggggg - se quejó Luthen. - Ya no hay tiempo. Ve con los demás. Yo los entretendré. -

Ambos hombres se miraron. Los dos hombres más feos de la posada del Trueno, quizás de todo Poniente. A ninguno de los dos se les escapaba que en aquella orgía de hace años, de entre todas las pollas del gallinero, fueron los dos huevos de Luthen los que habían hecho posible un Bethan. No hacían falta palabras de reconocimiento, ni un "oh, padre", ni ningún "hijo mío". Es más, de haber dicho algo, Caracortada lo habría estropeado con alguna gracieta de las suyas.

Bethan saltó sobre la mesa. De ahí a la ventana, por el hueco abierto por sus compañeros. Aterrizó en el callejón. Los cobardes que huyeron primero yacían en charcos rojos asaeteados por todo el cuerpo. A un lado y a otro del callejón, unos hombres recargaban sus aparatosas ballestas. Caracortada trepó hasta el tejado, saliéndose de la trayectoria de dos que pasaron muy cerca y una que le rozó un brazo. Corrió por encima del Trueno, manteniendo a duras penas el equilibrio, y se dejó resbalar por el alar hasta un carro de paja que amortiguó la caída.

- Adoro mi suerte. Un carro sin caballos. -

Descendió del carró y entró en los establos. No subió en el primer caballo que había, porque eran caballos de mercenarios: tercos y malencarados. Se montó en el suyo, que había confianza y con él era un poco más manso. Para cuando salió al galope, dos canallas ya le cerraban el paso.

- Permiso. Uy. Perdón. No os había visto. ¡Suerte con esas fracturas, que las marcas de cascos de caballo son muy malas de curar! -

Soltó su último chiste de la huída unas cuantas calles más allá. Pasaba por delante del burdel en el que, según le contó Charlotte cuando era pequeño, aquella mujer había nacido. Curiosidades de la vida: un bebé en brazos de un hombre saliendo de un burdel.

Eso es que es niño. Si fuese niña se la quedaban como hicieron con Charlotte.

El caballo casi se lleva a Harry Bridas y al pequeño Crann, pero el peatón tuvo agilidad suficiente para apartarse a tiempo. Bethan se giró sobre la silla, no para despedirse, sino para soltar:

- ¡Papaíto! ¿Tu hijo no es un poco joven para que lo lleves ya de putas? Jajajaja... -

Siguió arreando al caballo con ímpetu hasta dejar las últimas casas atrás. Solaz del Soldado ya no era lugar seguro para un Hijo del Trueno.

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21/12/2013, 15:26
"Ninguno tan Fiero".

- Año 129: El grupo mercenario los Hijos del Trueno es destruido (probablemente por los hombres de Sanguedor el Sanguinario, quien quiere conseguir el control monopolista de los mercenarios de toda la región). Isaura Pike huyó previamente, abandonando a los suyos. Luthen Berrugoso se sacrifica y su hijo Bethan “Caratorcida” logra escapar a caballo, aunque casi atropella al hacerlo a Harry cuando se lleva del prostíbulo a su hijo Crann. Bethan comienza así unos años de vagabundeo como jinete libre.

Notas de juego

// Sale de escena: Bethan "Caratorcida".

// Sigue en: Orilla Azul (Año 132), Castillo de Aguasclaras (Año 135).

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01/01/2014, 11:43
Feudo Aguasclaras: Solaz del Soldado.

AÑO 136:

- Ser Trycian de Dorne y un grupo de mozos campesinos son emboscados por atacantes desconocidos en las cercanías de Solaz del Soldado.

Notas de juego

// Entra en escena: Ser Trycian. - Procede de: Castillo de Aguasclaras.

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01/01/2014, 16:43
Cicatriz.

CASTER "Caracortada", hijo de Marcaw.

     VIÑETA XII. 

     Taberna "El Ciervo y el Jabalí", en Solaz del Soldado. Año 137 después del Desembarco del Rey.

     Interacción: Armase Arena y Din el Forestal. 

     Mención a Ser Hadder.

 

     El exterior de “El Ciervo y el Jabalí” estaba desierto a aquella intempestiva hora. Las callejuelas colindantes apestaban a orinas y vómitos tras la celebración del Día de la Doncella, y los tres hombres habían tenido que esquivar a más de un tipo borracho a quien, en condiciones normales, probablemente hubieran arrestado con la intención de interrogarlo.

     Pero hoy no buscaban información.

     Buscaban a un hombre.

     El que antecedía la marcha se aproximó a uno de los ventanales de la taberna y asomó la vista con cuidado, asintiendo a sus compañeros. Después se acomodó apoyando la espalda sobre las piedras del dintel y encordó el arco largo mientras los otros dos entraban con pasos tranquilos al lugar.

     "El Ciervo y el Jabalí” dormitaba resacosa como los contados habituales que aún quedaban por allí. El dueño, un individuo enjuto y calvo, rascaba unas adherencias sospechosas de la parte baja de una enorme pieza de carne ahumada que coronaba la gran barra tras la que se encontraban los toneles y botellas. Los dos hombres se acercaron a él.

     -Cerveza para mí -dijo el más joven, un muchacho de unos diecisiete años y aire resuelto-. A él le pones leche.

     -¿Leche? -preguntó el tabernero alzando malhumorado la vista. Al toparse con los ojos inexpresivos del gigante de la cicatriz enmudeció.

     -Leche -repitió el joven-. Ese líquido blanco que sale de las tetas de las vacas y las cabras, ya sabes. A ser posible, fresca.

     -Leche -dijo el tabernero, dirigiéndose con rapidez hacia la parte interior de la taberna.

     El más joven se acodó sobre la barra, tomando un sorbo de cerveza. Señaló con un cabeceo hacia una de las mesas, donde un hombre bebía con parsimonia de una jarra de vino. Sobre el tablero había una porción de pan, y un plato con queso y carne seca.

     -Es ese -dijo Arnase-. ¿Seguro que quieres…?

     Por toda respuesta, el hombre enorme de la cicatriz se aproximó a la mesa, tomó una de las sillas por el respaldo y se sentó sobre ella.

 

 

     -No nos conocemos -dijo el primer inquilino de la mesa mientras bebía un largo sorbo de vino-. Te recordaría.

     El hombre de la cicatriz observaba al otro sin disimulo, pestañeando con extraña lentitud y sin hablar.

     -Y no creo haberte invitado a sentarte ahí -dijo por fin el otro, apartando la jarra de vino y apoyando su peso contra el respaldo-. ¿Qué coño quieres, Caracortada? Porque debes ser ese a quien llaman Caracortada. Dudo que haya por ahí otro tan grande y tan feo.

     El tabernero apareció en ese momento, depositando sobre la mesa una jarra llena de leche, y después regresó tras su parapeto en la barra.

     -¿Eso de ahí es leche?

     El hombre enorme tomó la jarra y bebió el contenido de un solo trago. Un cerco blanco, que en otra persona hubiera resultado cómico, rodeaba sus labios. Luego tomó la hogaza de pan y arrancó un pedazo, que empezó a mordisquear.

     -Mudo -dijo el hombre del vino-. Eres mudo. O tonto. O ambas cosas.

     El hombre enorme avanzó el rostro, cruzado en su lado izquierdo por una profunda cicatriz.

     -Tú eres Bonhart -dijo con voz suave-. El cazahombres.

     -Ajá -respondió el otro, sonriendo-. Si no está mudo, mira tú por dónde.

     -Dicen que eres amigo de Kurst.

     -Dicen muchas cosas.

     -Mi señor, Ser Hadder, quiere que sepas que no tolerará más rapiñas en su feudo.

     -¿Eso dice?

     -Si te mezclas en los asuntos de Kurst, vendré aquí a buscarte, Bonhart.

     -¿Es una amenaza? -Bonhart lanzó una mirada canina al hombre de la cicatriz-. ¿Y por qué no lo arreglamos ahora? ¿Salimos ahí afuera?

     El hombre de la cicatriz se levantó, impasible. Se acercó a la barra y dejó unas monedas de cobre sobre la mesa.

     -Arnase -dijo-, pide una jarra de vino para el camino. Hoy hace frío.

     Después se volvió hacia la sala, donde los escasos bebedores habían hecho silencio, y miró de nuevo a Bonhart.

     -Yo nunca amenazo, Bonhart Cazahombres.

     Arnase guiñó el ojo derecho hacia el cazahombres, tomó la jarra de vino y salió a la noche precediendo a su compañero. Al salir alargó la jarra hacia Din, quien agradeció el vino caliente; tras dar un breve sorbo, el cazador se adentró en la oscuridad de las sombras que se multiplicaban por los callejones escondiéndose y aguardando.

     Al Forestal todavía le quedaba un trabajo que hacer.

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02/01/2014, 00:14
Ser Trycian de Dorne.

Año 136 de la Dinastía Targaryen, Bosque cerca de Solaz del Soldado.

Ser Trycian de Dorne (Mención a Ser Hadder y al Maestre Ammon).

Un día caluroso me toca en estos bosques, lo que me gusta pues me recuerda un poco a mi tierra natal. Los bosques de este sector son lugares de una belleza natural considerable, pero nada me importa cuando cumplo con mi deber. He sido encargado por Ser Hadder para recaudar los impuestos de la región, lo que me pone en una posición de gran honor pues en mis manos está la confianza del Señor de estas tierras.

Dejé a Nostalgia en el Castillo de Aguasclaras pues parecía estar enfermo. Así que el Maestre Ammon lo cuidaría para que se repusiese. Viajo ahora sobre un caballo normal de estas tierras, pero me parece débil y frágil, casi pareciese que está siempre fatigado, siendo lento en sus movimientos. Aun así, basta para ir de uno de estos pueblos al otro y así recaudar los impuestos para la Casa.

El camino del bosque parece tranquilo. Escucho las palabras de unos mozos campesinos que me acompañan. Me cuentan cosas que yo no sabía acerca de un gran problema con bandidos que había en esta región hasta hace algún tiempo. Dicen que probablemente aun hayan por esos lugares, pero para mí eso no es problema. No tengo miedo de luchar para defender los impuestos de Ser Hadder.

De un momento a otro todo ocurre, demasiado rápido para verlo venir. Una explosión que prende fuego por delante y por detrás de nosotros. Somos encerrados por las llamas, de las cuales el aire abrasados quema nuestros rostros. Muchos combatientes aparecen a nuestro alrededor y comienzan a disparar flechas hacía nosotros, abatiendo a un par de mozos antes de que pueda dar órdenes.

 - "¡Rodeen el carro! ¡Cúbranse y cuídense de las flechas! ¡Aguasclaras!"

Empuño mi lanza y cargo contra los enemigos que tenemos en frente. Hago que el caballo cargue en dirección de las llamas, las que planeo saltar. Veo enemigos a través del fuego y me decido a atravesarlos en nombre de mi señor, pero no tengo oportunidad de hacerlo.

Un barril rueda desde los bordes del camino que están a mayor altura que nuestro sendero. Rueda un instante mientras veo que una pequeña llama le cuelga desde un lado, indicándome que su contenido es inflamable o explosivo y que ya está encendido. Rápidamente este llega al carro y explota con un ruido atroz que hace volar la madera por los aires, junto a todos los que estaban cubriéndose con él.

No alcanzo a analizar mucho la situación pues el barril explosiona justo en el momento en el que mi caballo va a saltar las llamas, lo que hace que se encabrite en el último momento y las llamas nos alcancen. Mi caballo comienza a prenderse mientras mi capa también comienza a arder rápidamente. Caigo de mi caballo fuera del círculo de llamas y comienzo a girar en el suelo para intentar apagarme mientras los gritos de los sobrevivientes inundan el bosque. Las flechas siguen surcando el aire y hombres con lanzas comienzan a empalar a los mozos mientras aun están en el suelo.

Comienzo a arrastrarme hasta la seguridad de unos arbustos. Miro desde allí el hecho de que ya no hay nadie que defienda el carro destruido por la explosión. Estoy rodeado de enemigos y cuerpo está un quemado, además de haberme dado un fuerte golpe. Aun así, tengo mi espadón y no permitiré que estos infames roben lo recaudado para Ser Hadder, por lo que espero a que uno me de la espalda y me levanto para cortarle la cabeza con mi espadón.

La sangre mancha mis manos y mi cara mientras salto hacía otro al que corto una pierna para dejarlo morir de shock en el suelo. Uno corre con una lanza hacía mí y esquivo su golpe para cortar luego ambos brazos con los que empuñaba la lanza. Me mira con una desesperación en su rostro antes de que lo patee y me aleja para rajar el vientre de uno más.

Una flecha impacta mi pantorrilla izquierda y siento el terrible dolor que me produce. La rompo con mi mano y esquivo la espada de un bandido para empujarlo con el hombro y luego atravesar su pecho. Una lanza se entierra en mi costado pero logro moverme para que el corte sea superficial, giro con el espadón y siento como corta algo que no logro identificar antes de que un golpe de maza me derribe de espaldas y una piedra me golpee la cabeza.

No logro ver a los enemigos, no logro ver nada, solo la oscuridad que me rodea de un momento a otro, llevándose mi consciencia y mis recuerdos.

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23/04/2015, 20:19
Feudo Aguasclaras: Solaz del Soldado.

MES 1, AÑO 155 D.A.

DESPUES DE LA LUCHA CONTRA LOS PARTIDARIOS DE LOS LEFFORD EN LAS CALLES DE SOLAZ DEL SOLDADO.
 

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23/04/2015, 20:20
Solaz del Soldado: Kurst, el Señor del Crimen.

POSADA DEL CIERVO EL JABALI:

Kurst está tomando sopa de pan mojado en leche y azúcar cuando llegan Haudrey y Cicatriz. Les invita a sentarse con un gesto y el posadero acude enseguida a servirles, obsequioso.

- "Lo habéis hecho bien, aunque quizá que ese Ser Traidor escapara con vida sea un cabo suelto. Puede que cuente que tú mataste a Hardinald Lefford." - Señala a Haudrey. - "Y que algún día los Lefford del Colmillo Dorado envíen a alguien en busca de venganza.

En cualquier caso, la paz vuelve a reinar en Solaz. Los mercenarios de Sanguedor vuelven a estar sólo al servicio del Consejo de los Cuatro, de donde nunca debieran haberse movido. Y los comerciantes nos pagan tanto a ellos, para que les protejan de nosotros, como a nosotros, para que ataquemos tan sólo a la competencia y no perjudiquemos a sus negocios." -

Kurst hace una pausa, pensativo, mientras le da a la cuchara.

- "Puede que el último Lefford de Solaz del Soldado siga vivo, si lo encontráis podéis matarlo, aunque es un gordinflón que apenas supondrá una amenaza. Creo que ni siquiera es capaz de montar a caballo, nunca debieron de haberlo armado caballero. Si sigue en el pueblo estará en la mansión fortificada de los Lefford, con unos pocos guardias.

Podéis saquear la mansión, o incluso quedárosla para vosotros si queréis. Ese sitio tiene una reputación curiosa, en tiempos albergó a unos auténticos hideputas, los Hijos del Trueno. Dicen que Bethan nació allí, y que fue amamantado por una cerda. Por cierto, que Bethan tenía fama de ser un tipo duro, y he oído que ha caído con facilidad. Supongo que la edad no perdona.

Hablando de lo cual, Haudrey, tal vez haya llegado el momento de que comiences a ocuparte tú de algunos negocios, de cobrarles las cuotas a los comerciantes y de mantener el orden entre las filas de bandidos y ladrones. ¿Qué dices a eso?" -

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23/04/2015, 21:25
Cicatriz.

Caster olisquea el contenido de su jarra de leche, como de costumbre. Desde que años atrás el jodido Maestre le envenenara durante meses mezclando algo con su leche se había vuelto muy desconfiado.

-Ya me hubiera encargado a gusto de ese cagarro del Tormenta -murmura suavemente-. Pero soy de pensar en corto, y éste me dijo que lo dejara vivo. Él sabrá. En cualquier caso, ¿qué más da lo que cuente? Los Lefford son enemigos tradicionales de los Tully de Aguasclaras: si le cuenta que el muchacho se encargó de ese mequetrefe a caballo, mejor para Haudrey.

El gigante toma un mendrugo de pan y corta un pedazo enorme de queso.

-La mansión esa de los Lefford no es mal botín -dice, asintiendo-. Puedo ir a por la cabeza de ese cagarro Lefford; si la quieres puedo traértela junto a la de sus guardias. La verdad es que esta mañana apenas sí he podido engrasar los huesos durante la mediocre escabechina de la plaza. Bethan fue el que más aguantó, eso sí es verdad... -el Caracortada ladea la cabeza-. Me aguantó unos cinco segundos. O sea, cuatro segundos más que el resto de la mierda que nos echaron encima los Lefford.

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23/04/2015, 23:35
Solaz del Soldado: Kurst, el Señor del Crimen.

Kurst sonríe a Cicatriz.

- "Eres el cabronazo más duro que he visto en mi vida. Me recuerdas a mi antiguo maestro, la Bruma Roja. ¿Seguro que no te entrenó él a ti también?" -

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24/04/2015, 00:22
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

Haudrey agradeció con un asentimiento a los cumplidos del señor del crimen, aún cansado por el largo combate contra el escudero.

-No me preocupa. Siempre está bien que sepan que se les ha echado a patadas de aquí. Por si se les ocurre intentar meter mano en este lugar por tercera vez-dijo el muchacho, con aire despreocupado. Ante la mención de la mansión, una leve sonrisa apareció por un instante en el rostro del bastardo-Sí, tienes razón. Es un buen botín. De hecho, creo que me lo quedo. Es mejor que estar continuamente en una taberna. En cuanto al último asunto... Bien, me ocuparé de que corra el dinero y de que nadie se pase de listo. 

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24/04/2015, 09:00
Solaz del Soldado: Kurst, el Señor del Crimen.

- "Pues no se hable más entonces. Creo que a partir de ahora me tomaré las cosas con más calma. Tú ocúpate de que el dinero siga fluyendo y todo irá bien." -

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25/04/2015, 08:28
Cicatriz.

-A mí no me ha entrenado nadie, jamás -dice el gigante-. Mi padre me explicó cómo sujetar un escudo. El resto fui aprendiéndolo yo solo. 

Después frunce el ceño, dándose cuenta del sarcasmo bajo la voz de Kurst.

-No me has entendido -murmura-. Esos cagarros me aguantaron exactamente un segundo. O lo que fuera que tardé en vaciarles los cerebros del primer golpe de mi maza. No estaba presumiendo.

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25/04/2015, 16:26
Solaz del Soldado: Kurst, el Señor del Crimen.

- "Lo sé, Cicatriz. Me lo han contado. Bueno, disfrutad de vuestra recompensa. Os lo habéis ganado." -

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25/04/2015, 21:51
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

-Vámonos. Tenemos que airear esa mansión para sacar la peste de los Lefford-dijo simplemente el bastardo, tras despedirse con un asentimiento de Kurst. 

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26/04/2015, 04:15
"Desde el Colmillo Dorado".

- Cuando llegáis a la mansión fortificada, el último de los Lefford, Ser Gorly, ha huido con sus escasos escoltas, un carruaje y todo el dinero y riquezas que podía llevar.

- Unos cuantos bandidos, descuideros y oportunistas ya han llegado al antiguo emplazamiento de los Hijos del Trueno, pero cuando os ven llegar huyen en desbandada, desalojando el lugar.