Partida Rol por web

John estaba tenso... muy tenso, se había tirado toda su vida queriendo ver dinosaurios y ahora sencillamente ya no quería ver a ninguno más ni en pintura... tenía empacho... al menos de momento. Sino llegaban a tiempo... joder, mejor no pensar... piensa en que las cosas van a ir bien... Anastasia es una tía... maja, lo que se dice maja... no mucho, pero es una profesional... sí... confiemos en eso, confiemos en eso... TIENES QUE CONFIAR EN ALGO, se decía a sí mismo cada vez más nervioso pero sin mover ni un músculo... bueno sí, los deditos de sus manos, que no podía parar de entrelazarlos y apretarlos.

 Entonces, mientras observaba como la militar iba terminando de realizar los empalmes escuchó el sonido del motor... ¿Aquelló era el motor? HABÍA FUNCIONADO, su rostro se iluminó con un suspiro de alivio, feliz de seguir teniendo una nueva oportunidad de llegar a tiempo.

- ¡Lo has conseguido!- la besaría sino fuera porque probablemente ella le asestaría un puñetazo partiéndole los dientes- eres grande... muy grande- le dijo claramente emocionado- bueno... no perdamos tiempo ¿Quién conduce?

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Anastasia cuando el motor empezó a ronronear. La exagerada felicidad de John era algo de lo que ya se estaba acostumbrado y que, en el fondo, prefería. Hace unas horas pensaba que se había quedado sola, algo que le parecía bastante peor.

Solo he hecho lo que me has dicho. Y parece que ha funcionado. Vámonos, yo conduzco -concluyó la militar sentándose al volante. Así al menos ella dominaría la situación si algo malo ocurría -Hammer, a mi lado por si tienes que sustituirme en algún momento o tienes que coger mi arma.

John se apresuró a asentir, los militares eran sus guardaespaldas y tenían armas, lo mejor sería seguir sus consejos así que se apresuró a meterse en la parte trasera del vehículo para dejar que DH se sentara de copiloto y entre ambos conducirlos a todos a los muelles.

- Vamos... Venga DH, tenemos que irnos- comentó ya sentado y preparado para salir de allí.

Durante un instante, el militar sonrió de oreja a oreja cuando el motor reaccionó. Tras ese breve momento de euforia, cayó en la cuenta de que todavía no habían conseguido nada. "Solo" tenían que llegar a los muelles para subirse al barco. "Y se habrá largado ya sin nosotros..." -el pensamiento amartilló su cabeza hasta que apartó esa idea de su mente. 

Asintió a la orden de Anastasia y sin perder un segundo más, se montó en el asiento del copiloto agarrando con firmeza su fusil. 

-Nena, ¡dale caña a esta chatarra! -exclamó señalando el volante-. Show must go on... 

El motor eléctrico rugió y todos pudieron ya sentarse en el coche preparados para partir.

Anastasia se hizo con los mandos del vehículo y cuando comprobó que todo estaba en orden pisó el acelerador haciendo al coche reaccionar. Quizás no era un coche muy rápido, o que funcionase a la perfección pero sería capaz de haceros recorrer una larga distancia en pocos minutos, justo lo que necesitabais.

El camino estaba adaptado para poder continuar en coche, el carril era ancho y la frondosidad de la jungla hacía de bello paisaje nocturno. Estabais obligados a encender las luces si no queríais arriesgaros a tener un accidente mortal.

Por una vez la suerte os sonreía.

John se mantenía en silencio mirando hacia adelante, había sido al final una suerte haber encontrado a Anastasia y que a Hammer no se lo hubiera comido el Rex, el trabajo en equipo era mucho mejor que el solitario y menos divertido por supuesto... Lo único que lo mantenía preocupado es el ruido que estuvieran haciendo y sobretodo el tema de las luces del cohce... pero era un riesgo que debían correr si querían llegar a tiempo. Lo único que le consolaba era pensar que los dinosaurios también dormían por la noche... o eso esperaba...

- ¿Qué tenéis pensado hacer con todo el dinero de la misión?- dijo al fin para romper un poco con toda la tensión acumulada... y porque si se quedaba callado mucho tiempo reventaba.

Anastasia, en todo momento atenta a la carretera, escuchó la pregunta de John. Reflexionó fríamente sobre que responder puesto que no quería revelar nada de ella a sus compañeros. Sin embargo la posibilidad de fallecer en lo que quedaba de misión era bastante alta y si ella moría su hermano caería junto a ella.

Tengo un hermano, Alexei. Está gravemente enfermo pero con el dinero podré pagarle un tratamiento que, por lo visto, da muy buenos resultados -informó sin decir nada más. Se había abierto a sus compañeros más de lo que le gustaría pero así, tal vez, le prestaran algo de ayuda si ella moría.

John casi había esperado a que su pregunta hubiera sido ignorada o que simplemente fuera escuchado y respondido por Hammer, puesto que el militar era mucho más abierto que Anastasia, por eso se quedó mirando a la pelirroja con sorpresa... que se abriera de aquella manera era lo último que había esperado. Tras los segundos de estupor el friki de los dinosaurios permaneció unos segundos en silencio con gesto grabe, a saber lo que se le estaba pasando por al cabeza... pero sin duda tenían pinta de ser cosas serias.

- Cuando llegemos estoy seguro que las cosas para tu hermano mejoraran- resolvió- ¿Qué tipo de enfermedad tiene tu hermano? Yo trabajo en investigación genético en uno de los mejores centros de Inglaterra... tal vez podría ayudarte- se ofreció de buena fe.

DH observaba a través de la ventana por si descubría algo. El coche funcionaba perfectamente, aunque ahora se les presentaba otro problema: el ruido y las luces. Por un lado, se la jugaban si seguían a oscuras, la posibilidad de empotrarse con algún árbol era muy pausible. Por otro, si encendían los faros del coche, podían alertar a los dinosaurios cercanos. Ante este dilema, prefirió que fuera la militar quien decidiera lo más oportuno. Las palabras de Smith desde el asiento trasero lo devolvieron a la realidad. Y justo cuando iba a responder Anastasia habló de su situación personal, concretamente de la de su hermano enfermo. “Vaya… Quizá su carácter férreo se deba en parte a eso…”

-Si te hace falta dinero, yo pongo una parte del mío. Nunca he necesitado demasiado para  sobrevivir,  aunque eso no quiere decir que no me vaya a pegar un buen homenaje si consigo salir vivo de aquí. Cierto yate lleno de universitarias borrachas me espera… –dijo con una media sonrisa, tratando de aliviar la tensión-. ¿Y tú? –preguntó mirando al científico-. ¿Comprarás otro billete con guía turístico para dar un apacible paseo por este bosque?

- ¿Yo?... pues la vedad es que tengo muchos proyectos... pero lo de volver aquí... creo que de momento he tenido dosis de saurios para rato... no... no creo que quiero volver, al menos en un tiem...- John interrumpió su dicurso cuando escuchó aquel sonido... un sonido que desgraciadamente no era la primera vez que escuchaba... se quedó paralizado durante unos segundos presa del terror con la cara desencajada.

Joder... ¿es que la puñetera lagartija gigante no tenía hartura? que sólo eran dos monos y una mona en una caja de lata tratando de salir de allí... que no iba a tener ni para empezar con ellos... ahora sabía por qué se extinguieron por pesados... pero lo peor no era eso... sino que los que tenían má sposibilidades de extinguirse en aquellos momentos eran ELLOS.

- El Rex... joder con el Rex...- consiguió decir- es el movimiento lo que lo atrae... PARA EL COCHE Y CORTA LA LUZ... y por todos los santos NO OS MOVÁIS

Los compañeros de Anastasia se interesaron en ella y le hicieron preguntas con amabilidad, mostrándole su disposición y colaboración. En el fondo no son mala gente, están como cabras pero no son malas personas.

El estruendo de las pisadas de algo gigante ahogó la respuesta en la garganta de Anastasia y la sustituyó por un nudo en la garganta, fruto del miedo. Su primer instinto fue acelerar el coche y tratar de huir de allí pero no llegó a pisar el acelerador. En su lugar pisó el freno para detener el coche con celeridad pero seguridad. Tras ello apagó el motor, las luces y cualquier cosa que pudiera hacer ruido o advertir su presencia.

Espero que no te equivoques...-susurró a John...

El ambiente dentro del vehículo parecía estar más relajado hasta que un estruendo rompió la quietud del bosque. Algo se acercaba, algo muy familiar… Aquel dinosaurio que consiguió esquivar una vez, volvía a interponerse entre él  y  su destino. “Maldita sea, no le debo caer bien al de ahí arriba” -dijo para sus adentros el militar con una expresión de nerviosismo en su rostro. Smith aconsejó  que lo mejor era estar en silencio y sin moverse ni un ápice. El militar se recostó en el asiento conteniendo la respiración.

-Que Dios te oiga… -susurró en un hilillo de voz casi imperceptible.

Los motores se apagaron y el silencio comenzó a invadir los alrededores del vehículos.

De fondo se escuchaban los pasos agigantados de aquella terrible criatura, la misma criatura que horas atrás había generado a DH y a John vivir una de sus peores pesadillas.

El dinosaurio dio un paso más, y otro más, y otro más hasta que se detuvo.

Vuestra respiración se detuvo también junto con el ruido ambiental... tan solo un leve gorgoteo os hizo saber que la amenaza estaba ahí fuera... una amenaza que estaba bastante inquiera ante la presencia de aquella "criatura" de hierro.

Las peores pesadillas de John se acababan de hacer realidad... si la lagartija gigante se había enamorado de él o de DH tenía un serio problema... porque se trataba de un amor imposible y no correspondido. Alguien con autoridad, debería decirle al Rex que era un pesado y que lo lógico es que los dejara en paz, eran jóvenes... podían rehacer sus vidas encontrado al amor adecuado para ambas especies... el problema es que él no sabía hablar dinosaurio y que dudaba que le hiciese caso... todo lo contrario al caso Anastasia... que decidió escuhcar su consejo y parar el coche en seco... ¿habría sido mejor acelerar? ni él mismo estaba seguro... de lo que si lo estaba es que en aquel momento se lo estaban jugando TODO... con el estómago encogido y la respiración entrecortada, el científico miró de reojo hacia una ventana, con un apenas imperceptible movimiento de cabeza... tratando de identificar por donde vendría el saurio.

Aunque casi mejor no verlo... no quería verlo, no quería sentir su aliento... joder pero que cerca se había puesto el muy cabronazo... quería vivir... quería salir de allí... pero dependía de lo quietos que estuvieran, no debían moverse... no debían realizar ningún tipo de movimiento, de manera que con los huevos de corbata... en este caso de pajarita, se mantuvo en su sitio paralizado de terror y rezando a todos los santos habidos y por haber, porque al dichoso Tiranosaurio le diese por largarse con viento fresco... tampoco podía ser tan díficil... "Tuso bicho" pensó con angustia.

Anastasia estaba atemorizada. Sus compañeros ya habían visto a la bestia con anterioridad pero ella era novata en ello y solo el ruido que hacía el gigantesco dinosaurio era suficiente para hacerla temblar. En su cabeza volaban los pensamientos, consciente de la fragilidad de su destino.

Debería haber seguido hacia delante. Esa cosa ya ha olido a John y Hammer, nos va a pillar, va a destrozar el coche y nos va a matar. Tendría que haber tirado a John fuera del coche y haber pisado a fondo. Así nos habríamos salvado y él habría visto a su amigo dino de cerca. Joder, espero que no nos pille. Tal vez podría tratar de pegarle un tiro, seguro que si le doy en el ojo la bala le llega al cerebro. Joder, que se pase esta espera. 

Las manos le temblaban a la soldado mientras trataba de permanecer inmóvil, respirando lentamente.

DH no quería mirar, no quería escuchar los pasos que retumbaban en la tierra y movían el vehículo. Aquel dinosaurio se encontraba a escasos centímetros de ellos. Intentó mantenerse relajado aunque lo cierto es que estaba acojonado; se había salvado una vez de él, sí, pero en campo abierto, no encerrado en un coche. Un pisotón y adiós muy buenas. Sus compañeros estaban igual de tensos, sabían que cualquier cagada equivalía a una muerte casi segura. "Vete ya hijo puta, búscate algo de tu tamaño o empieza a darle por el culo a una montaña o a una muñeca hinchable gigante...”

John estaba tan aterrorizado que no era capaz de mover siquiera un músculo, permaneció sentado en su sitio completamente inmóvil con el estómago encogido y casi sin ser capaz de pensar, lo único que tenía claro es que no debía moverse, el más mínimo movimiento desencadenaría la tragedia, en que mala hora se le ocurrió decir que pararan... ¿morirían todos por su culpa? joder...

DH aguardaba pacientemente en su asiento, sin moverse. Pero al parecer, el dinosaurio tampoco tenía prisa, su enorme ojo vigilaba el interior del coche. Desde luego la vista no era la mayor de sus virtudes, aunque eso lo compensaba con su instinto asesino. El militar miró de reojo a sus compañeros, los dos estaban igual de callados e inmóviles. "Que se vaya de una vez... ¿No hay un maldito dinosaurio que sirva de distracción en toda la jodida isla?"