Partida Rol por web

Kölbel no apartó la vista, férrea y en apariencia insensible, de aquel majestuoso animal que perseguía vehemente a la mujer. Sabía que algunos animales detectaban los cambios magnéticos en el ambiente, con o mayor precisión que un ingenio humano. Puede que aquellas variciaciones imperceptibles para nosotros hubiesen causado cambios significativos en el comportamiento de aquellos animales. De otra forma, sólo podía entender una situación así teniendo en cuenta una territorialidad extrema, hecho que dificultaría el regreso. Además, se suponía que aquellas murallas de acero contenían las embestidas de herbivoros no de depredadores.

 Esperaba junto a la guarda forestal, calculando la distancia a la que se encontraba la mujer y la velocidad del autocar. Era poco probable que no sobreviviera. Temí porque esto significase el preludio de lo que nos esperaba a todos nosotros. Puede que minutos más tarde me arrepienta de observar la escena. Mi rostro puede no demostrarlo, pero el ligero contoneo de mis ojos y el latido acelerado de mi corazón me hacen caer en la cuenta de la situación, no como un mero observador, sino como el objeto de un experimento.

 Compruebo instintivamente mi comunicador, en uno de los bolsillos interiores de mi chaqueta, es cómoda, ligeramente flexible y poco absorbente, he lidiado antes con climas húmedos y no me gustaría pudrirme por aquel ambiente. Justo después echo una fugaz mirada al resto del autobus, es loable que no haya cundido el pánico. Me echo a un lado y apoyo la espalda contra el metal del autobus, tomandome un respiro para relajar la tensión de mis músculos, aún tensos por el esfuerzo realizado.

¿Hacia dónde se supone que nos dirigimos?

Kenneth consigue romper el cristal de emergencia, delieradamente frágil, y acertar las dos últimas balas al proceratosaurio, pero ninguno de los disparos eran letales. El animal parece aminorar un poco la marcha, pero aún así la alcanza, y la muerde en un hombro, lanzándola al suelo y después lanzándose a su cuello.

A la mujer le da tiempo a gritar cuando la agarra. Patalea y golpea al dinosaurio con el brazo libre, pero el mordisco en el cuello la acalla de golpe, y apenas se convulsiona un poco antes de quedarse quieta.

El dinosaurio ignora a la mujer muerta a sus pies, y os mira marchar, rugiéndoos, pero no persigue al -dañino- autocar.

El autocar sigue su curso, con el personal en silencio, y Kenn vigilando hacia atrás por si regresaran, pero no lo hacen.

Ahora estáis pasando de vuelta hacia la gran puerta. Lleváis todo el rato con la verja del Dilophosaurus a la izquierda, un carnívoro, y pronto, cuando estéis llegando, tendréis a la derecha al Herrerasaurus, otro carnívoro. No debéis de estar lejos de la gran puerta que os saca del parque, pero con esta lluvia no se puede ver, por muy alta que sea

Alder levanta la mano y hace varios gestos en la cara. Parecen religiosos.

Que dios nos asista dice mientras serio se coloca al lado del conductor.

Soy mejor que tu con este rifle, por favor dame las municiones le dice al guarda mientras le ayuda a sentarse en un asiento adecuado.

Esto se nos está yendo de los manos. Vamos a tener que ir con cuidada parra no ser atacado por dinosaurrios sueltas. ¿quién tener municionas parra señor de sombrera?

Debemos llegar cuanto antes a algún sitio con comunicación... o con armas, me es indiferente. Dice el geólogo desde su asiento, con voz cansada.

Me quedo mirando con nudo en el estomago el destino de la mujer.... Cuando nos alejamos del lugar, bajo la rodilla del asiento, y me siento en el.... Me tomo un momento para respirar, con la cabeza gacha... Luego, reviso el cargador del rifle, para saber cuantas balas le quedan....

Miro a  todos... Y luego comienzao a hacer memoria...

a alguien aqui le queda municion?....

Es todo lo que alcanzo a decir, mientras me giro, para mirar por el cristal, a ver si dejamos atras a los dinosaurios

Tomé asiento cerca de la puerta trasera, desplazandome no más de dos pasos lejos de aquella posición, sin volver la vista atrás después de comprobar de reojo como aquel animal ejercía su superioridad física, flexioné la rodilla derecha, golpeando con mi bota el asiento que tenía delante suavemente, hasta adoptar una postura más cómoda. Mis dedos juguetean con el mentón, la mirada ya está perdida en el exterior, ignorando la condensación y las gotas que recorren el cristal. Nadie podría hacer oidos sordos al desgarrador grito que salió de su garganta, ni tampoco se ignoraría el hecho de su muerte, la calma reinante era sin duda producida por la rapidez con la que todo se había desarrollado, pronto estallarían las discusiones y la verdadera lucha social por el mejor puesto en la jerarquía del grupo.

 Aunque pareciese abstraído, ausente de la realidad que estaban viviendo, la mente de Köbel estaba funcionando como el mecanismo de un reloj, analizando paso a paso y con pausada calma los hechos ocurridos y las posibles variaciones en el futuro.

Había quienes se encomendaban a Dios en aquellos momentos pero también a su capacidad y determinación, hecho que no pasó desapercivido para Max. La prioridad de la mayoría de aquellas personas, sin ser conscientes de ello, no se había centrado en la protección y la supervivencia, se había basado todo este tiempo en la superioridad, propia de los antropocentristas, como si fuera posible arrasar toda la isla con sus burdas maneras. Las armas eran un doble filo peligroso muy afilado, sería el principio de nuestra destrucción y a la vez una de las bases de nuestra capacidad para aguantar un poco más. No se están usando adecuadamente. - Pensó, dándose razones a sí mismo - No es tan dificil determinar el momento en el que hemos perdido el control, pero si es algo más complicado determinar cuando abandonamos la esperanza de salir pronto de aquí. Y cuando me refiero a pronto, es a varios minutos, a lo sumo menos de una hora. -sigo dandole vueltas a todo este asunto, como si dispusiese de una máquina de diapositivas, volviendo a la escena anterior cuando así lo deseaba. Conocer el pasado es el principio para sobrevivir en el presente, un gesto sencillo y muy natural me lleva a observar las manillas de mi reloj plateado, no era un reloj de gran calidad, pero lo guardaba con verdadero aprecio como un presente de un viejo amigo - El ferrí ya habrá partido sin nosotros. El personal de la isla será limitado o nulo. - Mis ojos se alzaron hacia el cielo, también asomé la cabeza fugazmente hacia el pasillo tratando de vislumbrar la gran puerta principal. Nada. Simplemente aquella neblina característica de la jungla. Desafortunadamente no eran gorilas lo que encontrariamos ahí fuera. 

-Esto se nos está yendo de los manos. Vamos a tener que ir con cuidada parra no ser atacado por dinosaurrios sueltas. ¿quién tener municionas parra señor de sombrera?

Oigo hablar a aquel hombre, no tuve el placer de conocerle. Espera...Max, no hables en pasado, aún hay posibilidades. También hablan sobre encontrar un lugar para comunicarnos. Si el sistema de alambradas está inutilizado, es probable que el mecanismo de la puerta y las líneas tampoco funcionen. Si no recuerdas mal, Max, dispone de un cierre manual. Habrá que apearse un momento llegado el caso.- Aunque desconocía el funcionamiento técnico e informático con el que había diseñado el parque, aún había esperanza, podían tratarse de sistemas aislados, incluso puede que sólo hubiese fallado una de las alambradas, traté de ver si las luces en las que nos seguían en paralelo por ambos flancos están en funcionamiento. En aquel momento sus ojos se clavaron furtivamente sobre las alambradas que contenian a los dinosaurios de vagar libremente por toda la isla, sería arriesgado si al final tenían que caminar. En el mejor de los casos todo se reducirá a una simple llamada telefónica. Espero que el no haber reparado en gastos incluya un depósito de gasolina lleno. Además el choque de especies podría ser demasiado violento.

Max solía tener un plan alternativo preparado, pero aquello estaba demasiado adentro, oculto tras los pensamientos superficiales, lo malo de diseñar un plan de actuación, un programa lógico, era que podían fallar multitud de variables. Un libro llamado el efecto mariposa descansaba entre sus pertenencias, en aquel momento me arrepentí de no haber leído más sobre la teoría del caos. Echaba en falta su sombrero, pero acabó por no darle importancia. Había decidido dejarlo en el parque. Un momento...seguía en él.

No ignoro la pregunta de Kenneth pero podrá comprobar por mi inactividad que no puedo ayudarle con eso, muy a mi pesar.

Seguiría cabilando, dándole un sin fin de vueltas a aquel pasaje de su vida, como un espectador activo de lo que estaba sucediendo. Se haría una idea del patrón de comportamiento que seguían sus camaradas y quizás después decidiese aportar alguna idea. Por el momento avanzar es lo mejor que podemos hacer...

Antoine seguía anotando en su cuaderno como un poseso, cada frase, cada suceso, incluso hacía dibujos y escribía palabras como travelling, primer plano, flasback y más tecnicismos. Cuando el Dinosaurio atrapó a la mujer, salió de su trance. Dejó caer su libreta y miró a los residentes del autobus. Se sentía como si acabara de despertar de un sueño, pero lo anterior había sido real.

Dios mío, que estoy haciendo, esto es real. Aquí está muriendo gente.

Notó las caras de preocupación de todos los integrantes del parque, tenían miedo, inseguridad y confusión. Y poco a poco fueron contagiando al Director frustrado. Este se respaldo en su asiento y solto un suspiro.

-¿Alguièn conosía a la segnoga? Siento mi actuasión, ¿puedo haser algò?

Te quedan 5 balas en el cargador del M21

Viktor, toma mi puñal. En caso de necesitarlo... seguro que le das buen uso.
Tom mira a Alder y le dice con buen tono: Y Alder, dame el rifle, debo llevarlo yo. Quédate con la pistola ¡¿Ya has demostrado que con esa te bastas, no?! hehehe, Si de todos, ya estamos llegando.

Extiende la mano hacia Alder, esperando que le devuelva su arma.

Dave, por su parte, está sentado, tratando de relajarse, sin mucho éxito. Sus 'tics' y el movimiento de sus rodillas le delatan.

Alder mira a Tom con reticiencia. Ya ha demostrado lo que val piensa Alder molesto.

Si tu lo dices... dice entregandole el rifle. ¿Tienes algun cargador para la pistola? Lo necesitaremos...

Revisa el arma para que este preparada y se dirige al grupo.

Ahora que estamos mas serenos. ¿Que vamos a hacer? ¿vamos a ir al Centro de Visitantes a esperar que todo se arregle? ¿ese es el plan?

Claro, toma Dice Tom mientras le da los dos cargadores de pistola que le quedan
Coge su rifle y lo recarga. Ahora solo le queda un cargador, y pregunta a Kenneth

Ken, ¿Cómo vas de balas? Ahora solo nos queda un cargador de repuesto.

Vuelvo a colocar el cargador en su lugar, luego de revisarlo...

Solo me quedan 5.... No sali con cargadores extra... De echo, no sali con niun arma en absoluto... Esta pertenece a un guarda de los que estaba en el autocar que fue atacado.... Pero... Hago un repaso mental de los lugares de la isala de los que tengo conocimiento... Creo que podriamos conseguir municiones para estas armas en la caseta de mantenimiento cerca del foso de contencion de los velocirraptors.... Es arriesgado, lo se... Otra opcion seria ir hacia el bunquer que queda cerca del cnetro de visitantes... Y rogar por que el bunquer este abierto... Alli podriamos conseguir armarnos mejor...

Me que do callado pensativo un momento...

Se que es arriesgado, y que muchos preferirian partir de la isala ya... Pero para llegar a cualquiera de  las salidas de la isla (el aerodromo, el helipuerto, y el puerto) hay que pasra porzona de dinosaurios, o bien de dar un gran rodeo por toda la isala... Al menos siguiendo los caminos... Y no creo ue nadie quiera arriesagarse a ir a pie....

De todos modos, y en esto creo que estaremos todos de acuerdo, lo primero que debemos hacer es pasar la gran puerta, y dirigirnos al centro de control.... Y ver si queda alguien en la isla-....

Creo... creo que es la mejor opcion que tenemos. Atravesar las Grandes Puertas y llegar alli... pero tenemos que ser cautos y no hacer mucho ruido. Estas bestias... susurra pensativo Alder al recordar el ataque del Proceratosaurio

Está bien, aunque si las cosas salen mal, allí estaremos aislados, dice Zack.

- Bueno señores. No se dónde es mejor ir, pero yo no voy a dejar de avanzar ahora que puedo. Si se deciden, que sea rápido, por favor. digo con las gotas de sudor cayéndome por la frente mientras me concentro en el camino.

Michelle desvía la mirada con el ceño fruncido cuando la mujer es definitivamente atacada por el dinosaurio sin que se pueda hacer nada por ello a pesar de los disparos de Kenneth.
Tras el desagradable espectáculo, se deja caer en uno de los asientos de la parte trasera del autobús con cierta desgana, dejando su pequeña mochila sobre su regazo con actitud pensativa y abstraída durante un rato.

Las cosas se están complicando y ya hay muchos muertos... pero al menos el autobús sigue en marcha y parece posible que consigan llegar al Centro de Visitantes.
Finalmente alza la vista presenciando otro de los pequeños "debates" acerca de qué hacer a continuación. Lógico teniendo en cuenta la situación.

-Las armas están bien durante un tiempo, pero la munición no es infinita y no todos saben empuñarlas así que con eso sólo no servirá de mucho. Tenemos que conseguir enviar un mensaje fuera de la isla mediante algún teléfono- mira entonces a través de la ventanilla, observando la oscuridad que les rodea con recelo -Espero que las líneas sigan funcionando...- los teléfonos no tienen nada que ver con el sistema de alambrada y de luz, pero después de comprobar como éstos han fallado... en fin, es mejor conservar algo de esperanza.

La gran mayoría de ocupantes había propuesto de una u otra forma un programa a seguir, de todos allí la guarda forestal Michelle parece la más sensata a la hora de analizar la situación. Pero a ambos se nos había escapado un pequeño detalle.

 Me reincorporé presionando el asiento delante, agarrandome a su respaldo para echar un vistazo hacia la parte delantera del autobus, donde mi compatriota se veía ahora un tanto insultado por su mala fortuna y no premiado por su arrojo. El conductor mantenía la calma, y en sus palabras poco distraídas se denotaba concentración, era un punto a su favor, aunque tenía un deje de temor, quizás el que todos estabamos sintiendo en el pecho. Me puse en pie con pasividad, tomandome mi tiempo para flexionar las piernas y peinando mi cabello corto empapado por la lluvia que aún recorría mis mejillas, sonreí a Hudson. Había estudiado la posibilidad de recurrir a palabras de ánimos para ella y para todo el grupo, pero lo mejor que podían hacer es arraigarse a la idea de sobrevivir no a la de llorar a los muertos. Avancé por el pasillo del autobus hasta detenerme junto a Lucrecia, mi zurda se colocó sobre su antebrazo aferrandolo con firmeza, siempre con sutileza intentando no alterarla. En un hilo delicado de voz al tanto que me inclinaba hacia su oido susurré:

 - Es usted una heroina. ¿Se encuentra bien?

Le dediqué aquella misma sonrisa, yo pensaba que tranquilizadora. Estabamos ante una situación que debiamos superar juntos como grupo, y eso parecía que todos estaban dispuestos a hacerlo. Intento no pensar en cada individuo como un eslabón más fuerte o débil de la cadena, pero para el beneficio común será mejor que ciertos individuos estén calmados. Yo mismo pienso en refugiarme en un rincón y pensar que esto es un mal sueño. Algo golpea mi corazón con una furia incontenible, el poder de este lugar me sobrecoge y me siento atrapado. Sólo gracias a mi fuerza de voluntad logro superar aquella dramática experiencia interior. Espero la tranquilidad de aquella mujer, he oido que tiene hijos, es su máxima preocupación, la fuerza de ser madre la ha convertido en un buen ejemplo, bajando ahí y entregandose al empuje (y nunca mejor dicho) del grupo.

 Sigo mi camino sin detenerme, en la parte delantera del autocar se concentra bastante personal del parque, apoyo el trasero sobre uno de los asientos, de espaldas a las ventanillas del flanco izquierdo pudiendo así observar facilmente ambos extremos del autobus.

- Estoy deacuerdo con la guarda. Pero es probable que con el mal tiempo el barco aún no haya zarpado. Una de nuestras prioridades debería ser averiguarlo.

Hasta ahora todos estabamos lo suficientemente asustados para no pensar en dividirnos en dos grupos, pero dentro de la lógica sería una opción más que considerable.

- Puede que nuestro billete de ida no esté tan lejos.

Me acerqué a Alder, colocando mi diestra sobre su hombro y susurrandole, esta vez con algo más de descaro e intimidad al oido...