Partida Rol por web

Simon miraba como la plomiza lluvia arremetia furiosamente contra el camino y los cristales del autobus. Mirando por la ventana y ensimismado en sus propios pensamientos hacia repiquetear repetitivamente sus dedeos indice y corazón contra la ventana, como si estuviera repasando algo mentalamente.

Michelle permanece sentada junto a su bolsa deportiva, sobre la cuál destaca una pequeña mochila que usa en lugar del típico bolso que se supone más "femenino", pero para trabajar de guarda en esa enorme isla sin duda esos detalles pasan a un segundo plano y lo importante es el pragmatismo.

Viste unos tejanos algo desgastados y unas botas resistentes con un par de camisetas de tirantes sobre las cuáles ha puesto otra camisa abierta en cuanto la lluvia ha hecho descender un poco la temperatura.

Sigue comiendo una de sus varias chocolatinas con lentitud y devoción, saboreándola con placer mientras escucha los pequeños debates que se llevan a cabo entorno a ella debido a la falta de luz.
Observa a través del cristal apoyando las manos en él y entrecerrando los ojos, pero apenas consigue distinguir nada debido a la oscuridad y la copiosa lluviosa, así que una vez ha terminado su tentempié guarda el envoltorio en un bolsillo de su equipaje y se incorpora parcialmente, apoyando una rodilla en su asiento para observar mejor el interior del autobús.

Demasiada gente para su gusto, no es su especialidad... pero aún así varios le son familiares.
-Mientras el autobús siga avanzando, aunque sea lentamente, y ningún animalito nos salga al paso...- repiquetea un poco con los dedos sobre el respaldo del asiento que queda frente a ella. Lo cierto es que apenas ha visto alguno de esos dinosaurios pero parecen realmente feroces y peligrosos así que prefiere no pensar demasiado en ello. Al menos por ahora.

Acaba por levantarse de su sitio colgándose la mochila a la espalda y se acerca hasta el conductor del autobús para tener una mejor vista del camino a través de la luna delantera.
-¿De qué armas dispone para detener a esos dinosaurios si fuera necesario?- pregunta con interés a Alder, pues el rifle con dardos tranquilizantes que alguna vez ha llegado a usar se ha quedado en los vestuarios como era de esperar.

Hola Compañera. Pues me temo que solo el Cuchillo de Caza que traje. Es una propiedad personal asi que puedo sacarla de la Isla... me temo que poco mas tengo, ademas de la caja de herramientas, la linterna y las bengalas... al menos permitiran distraerlo si alguno se interpone... ruego a Dios que no ocurra nada...

Si algo ocurriese... esto seria una masacre... ¡no tenemos nada para defendernos!

Rainer espera paciente a que lo que deba pasar ocurra, mas no deja de mirar el frontal del vehiculo.

Viktor Voronov

Tres meses llevas en la dichosa isla. Tu trabajo es lo que tiene, tres meses en la isla, y una semana de descanso en tierra firme, donde puedes gastarte tu bien merecido dinero. La jungla es molesta: bichos, humedad, más bichos, y poco entretenimiento en el tiempo que estás trabajando, pero mientras se cobre bien...

Tu trabajo es desagradecido, pero bueno... alguien tiene que hacerlo, y ese 'plus' no se lo llevan esos chavales remilgados a final de mes. Mejor para tí y para tu jubilación. Por supuesto también te toca proteger paleontólogos. Normalmente solo tienes que abatir algún jaguar de tarde en tarde, y aún así, es peligroso: los dinosaurios no se toman a bien los 'truenos' de las armas de fuego, y sabes por experiencias de otros guardas que a menudo reaccionan de forma violenta, incluso los herbívoros.
En tu mismo autocar hay otros cuantos trabajadores, a dos de ellos les conoces, uno es el anciano Victor Voronov, otro guarda, y Simon Burns, un paleontólogo. Los demás no te suenan mucho, uno crees que es mecánico, que va escuchando unos walkman, y al lado del conductor va un guarda de la isla, con el rifle preparado y fumando un pitillo tranquilamente. Los guardas de la isla tienen la obligación de acompañar a cualquiera que se mueva por zonas que no sean exclusivamente del parque, como el Hotel y el puerto, aunque en este caso, paséis por el parque.

Al terminar tu turno, la 'caravana de fin de semana' (un pequeño autocar de 16 plazas) te pasó a recoger a tu puesto de trabajo, se reunió con otros dos autocares en el hotel, donde por ahora vivís los empleados, y, cuando recogiste tus cosas, de nuevo a los autocares, y camino al puerto.

Conforme salías del hotel empezó a llover como llueve en Isla Nublar: De repente, sin avisar, y a lo bestia. Los autocares toman la ruta más corta, pasando por un camino solo para empleados que cruza el parque, entre dos alambradas. Normalmente podrías ver algunos herbívoros a un lado y a otro, pero con la torrencial lluvia que está cayendo, el viaje se está haciendo realmente pesado: los autocares van despacio a causa de la lluvia, y no se puede ver nada.
La radio del autocar se ha apagado al poco de salir del Hotel. Eso es más o menos normal cuando llueve, pero también se han apagado las luces que bordean el camino, y los autocares han de reducir aún más la marcha... además de la poca gracia que hace estar rodeado de una oscura lluvia. El viaje empieza a ser agobiante.
Para colmo, el carguero no suele esperar mucho, así que a menos que haya mala mar, es posible que se marche sin vosotros.

-Pues entonces estamos más o menos igual... pero será mejor que no alce demasiado la voz con esas verdades, lo último que queremos es que cunda el pánico, ¿no?- comenta en voz algo más tenue para que las conversaciones del resto atenúen sus propias palabras. Cierto que se siente cada vez más nerviosa e inquieta, pero lo disimula limitándose a cruzarse de brazos y fruncir el ceño.

-Si el autocar se detiene, ¿podremos conducirlo de todos modos?- pregunta bastante dubitativa al conductor. Eso sería más que nefasto, no recuerda que por aquí haya jeeps de gasolina y de todas formas serían demasiados para eso.

No se esteresen con pensamientos catastrofistas, comprendo que por deformacion profesional tiendan a estar preparados, pero con un machete, por desgracia debo de decirles que es muy complicado matar aunque fuera a un Compsognathus. Saca un libro y muestra una foto de un pequeño dinosaurio herbivoro de un tamaño aproximado de 1m. Asi que aun a costa de parecer un poco pesado y mundano, mi consejo sigue siendo que se relajen.

¿Asi que por deformacion profesional ehh? ¿¿Sabe usted que ademas de sus queridos dinosaurios en la isla tambien hay otros animales?? Al menos tengo algo con lo que defenderme... y si, lo mejor es esperar... que remedio. dice Alder algo alterado.

Lo mio es correr por las Praderas con mi rifle derribando enormes elefantes... ¿que hago aqui?

 La muchacha latina escucha al cheff su visión sobre las madres con atención, al ser preguntada respecto a su estado civil. Gira el rostro levemente hacia la ventanilla del autobús y comenta.

 - No, ese pendejo se largó dejando a sus hijos... y a mí.- Vuelve la cabeza para mirar de nuevo los ojos verdes del italiano.- dicen que mejor sola que mal acompañada.- Esvoza una cálida sonrisa.

El autocar se para suavemente, deteniéndose completamente.

 Dave, ¿qué pasa?

 Ni idea, se han parado los otros dos. Dice señalando hacia adelante

 El guarda resopla y se pone bien el gorro, apagando el cigarrillo con una mano sin mirar el cenicero, si no con la vista fija en el autocar de delante a través de los limpiaparabrisas Vale, que nadie se mueva, voy a ver qué pasa.
El guarda empuña su rifle -Y le quita el seguro, pueden percatarse los mínimamente entendidos en armas- y baja del autocar, dirigiéndose hacia el segundo autocar de la columna

 Dave repiquetea los dedos en el volante, nervioso.

Don resopla, molesto, si de él dependiera cogería de frente el camino al puerto, hubiera o no luz, y que el personal de guardia se ocupara de los problemas, y si no eran graves, pues como si se tenían que ocupar ellos a la vuelta de 'vacaciones'.

Incómodo por la pseudodiscusión que ha parecido desatarse, Donald no puede evitar contestar a los causantes. -Primero, puede que algún dinosaurio se entere de que no hay electricidad en la verja, pero es tan probable que se entere uno de los que hay por aquí que los del otro extremo del Parque. Segundo, con el agua que está cayendo es probable que ni se enteren de que estamos pasando por aquí, y si lo hacen, dudo que nos hagan mucho caso. Y tercero... si por algún casual tenemos que salir del autocar, nuestra menor preocupación serán los dinosaurios, puesto que las posibilidades de que os caigamos en algún desnivel o nos quedemos enterrados en barro son bastante mayores que las posibilidades de que un dinosaurio nos de verdaderos problemas. Y ahora, háganme el favor de tranquilizarse, que discutir no va a traer la electricidad a Isla Nublar.-

Me dirijo al conductor, intentando ver de paso a dónde va el guarda. -Oiga, ¿y no sabe a cuánto estamos del puerto aproximadamente?-

Dave parecía ensimismado mirando las luces de posición del otro autocar, y da un respingo cuando Donald se le acerca

¿Eh? no... creo que aún no hemos pasado por el aviario, es un edificio que se ve, así que dudo que nos lo hayamos pasado.

Esto no me gusta un pelo dice Alder agarrando las cosas que ha cogido. Señores, les ruego hagan el minimo ruido posible... esperemos novedades...

Tened cuidado compañeros... ¿te acompaño? le digo al guarda que se baja del vehiculo.

No me hace ninguna gracia pero... al fin y al cabo es una emergencia.

Hasta este preciso momento, Viktor, el veterano del grupo, al que poco le faltaba para la jubilación, había estado sentado y en silencio en uno de los asientos traseros.

El enorme y corpulento ruso no era precisamente la persona más dicharachera de todo el parque, pues era más bien reservado y de temperamento tranquilo, acorde con su edad, pero el que el autocar se hubiera parado, hizo que por vez primera atendiese a la situación y dejase en paz el trozo de madera que estaba modelando con una navajita.

El anciano atleta se levantó y se diridgió al lado de Simon Burns, uno de los paleontólogos con los que trabaja.

Señorr Burnz, yo estaba despistada y no me he enterrada de porque parar omnibus. ¿algo ocurre en el exterrior? ¿porque está todo apagada?

Descuida, Alder, que si te necesito, te llamo
Iba a marcharse cuando mete la cabeza de nuevo, tras pensárselo mejor

Está bien, quédate en la puerta echando un vistazo, desde fuera de los cristales se ve algo mejor.

Siento preguntartelo asi pero... ¿tienes algun arma que prestarme? Recuerda que las mias estan en mi taquilla... no sabemos a lo que nos enfrentamos y tenemos que defender a estas personas... su trabajo es demasiado importante Camarada. dice Alder apretandose el abrigo y quedandose en la puerta del autobus mirando a su alrededor.

Se encuentra situado de tal forma que pudiera cerrar la puerta en caso urgente de necesidad...

-Lo que faltaba...- murmura por lo bajo en cuanto el vehículo se detiene por completo, mirando el techo del mismo antes de centrarse en el guarda que informa de sus intenciones de ir al autobús delantero a pesar de lo poco que pueda servir eso.

-Un rifle o una escopeta no supondrán diferencia contra un tyrannosaurus-rex- se limita a comentar mirando el arma del guarda con poco interés, tomando asiento en otra silla cercana esperando que dentro de pocos minutos todo vuelva a la normalidad y no se vean obligados a caminar bajo esa lluvia torrencial.

 Lucrecia permanece en silencio tras las nuevas del viaje, mira desde su sitio a los integrantes del bus, preguntando y suponiendo, ella sujeta su equipaje y lo estrecha contra su cuerpo, a la espera de más noticias.

 Que los dinosaurios pueden salir? Hay Diós, no permitaís tal cosa, os lo suplico!

 De un bolsillo saca un pequeño rosario con una cruz pequeña de madera oscura y plata.

Lo que faltaba, y ahora nos paramos.
Me levanto del asiento y me acerco al guardia que quedó en la puerta.
- ¿Se sabe algo de por qué se ha parado el autobús? Yo soy mecánico, quizá pueda ayudar...

Alder, no te puedo dar un arma y lo sabes. Me juego el puesto.
Tom escucha el ofrecimiento de John White y asiente
Pues no lo sé Mira hacia afuera Creo que está saliendo el guarda del segundo autocar... ven si quieres por si puedes echar una mano, gracias. Soy Tom, ¿Cómo te llamas? Dice mientras, bajo la lluvia, espera a John.

Voy rápidamente a buscar mis herramientas y vuelvo a la puerta bajando del vehículo.
- Buenas, soy John. le digo tendiéndole mi mano libre.
- Espero que esto sea nada más que un pequeño susto.