Partida Rol por web

Tras el humillante encuentro en Makemake, Al-Kachofa os trató como mera mercancía y os vendió como esclavos al ex-marido de Dallas, el temido corsario "Capitán Hover", quien pagó gustoso una cuantiosa suma a su colega Al-Kachofa para disponer de vosotros a su voluntad, y sobretodo de su revoltosa esposa. Y dad gracias de que Al-Kachofa no se quedó con vosotros...

vuestros amos

Tras la compra nadie supo nada más de los cuatro forasteros que perdieron su "jonnorr", aunque hay rumores de todo tipo, ¡y qué rumores! Unos dicen que el Capitán os abandonó en una nave a la deriva, sin combustible, al borde de la galaxia (no creo que el Capitán quisiera desprenderse así de una nave); otros cuentan que habéis perecido como ratas en los calabozos de su magnánimo galeón, el "Destripador" (ésta es más creíble); aunque los más sonados son los que afirman que habéis muerto como juguetes sexuales de su tripulación, amenizando las noches de las largas travesías de abordajes (sobretodo Hub, que hacía las delicias de fornidos corsarios, dicen, dicen...).

Sea como sea, todos os dan por muertos, incluso en Luyten, donde el duro traficante Athat de Niersshco (¿os acordáis? El tipo que os regaló al peque-alien) tuvo que desaparecer al saberse que aquellos cincuenta contenedores guardaban su impresionante y extensísima colección de tutús y vestidos de danza femenina gaërlashii (¡Aaahhh! ¡Por eso tanto secretismo!). Esto fue muy sonado en toda la galaxia, y arruinó su reputación. Así que no os aconsejo cruzaros con él nunca jamás, ya que os guarda un cariño especial.

Aunque no habéis muerto (y sinceramente espero que no hayáis sido juguetes sexuales de nadie, al menos no sin vuestro consentimiento), sí que habéis estado alimentando las entrañas del Destripador durante los últimos dos años. Habéis formado parte de la tripulación, pero en el escalafón más bajo, y sin derecho a ascender. Prácticamente habéis sido esclavos, en las peores condiciones que podáis imaginar, trabajando en las salas de máquinas de la enorme nave, manteniendo el ritmo a latigazos y sin apenas descanso... lo peor de lo peor, vaya (y sin sindicatos ni nada).

El Capitán Hover, al contrario de lo que esperaríamos, no dio un trato especial a Dallas, que resultó llamarse Lenina. Tras retenerla en sus aposentos durante algunas semanas (no tenemos conocimiento de lo que ocurrió durante ese tiempo, tampoco Dallas ha hablado nunca de ello), os trató a los cuatro como iguales, como sabandijas, como perros (ojalá como perros la verdad, habríais estado mejor), como ratas, ni tan siquiera personas, por debajo de debajo de la pirámide de las especies conocidas.

vuestro entorno de trabajo

Han pasado dos años desde lo ocurrido en Makemake con Al-Kachofa, pero en vuestras mentes el recuerdo sigue aún muy presente, ya que lo habéis mantenido vivo. En este tiempo habéis permanecido juntos y unidos, urdiendo un plan para escapar, y robando, poco a poco, de los botines obtenidos por los piratas vuestros captores.

Es hace apenas unas horas, aprovechando un descuido, y siguiendo el minucioso plan elaborado durante meses (uno de tantos, pero uno que por fin ha salido bien), acabáis de robar una de las naves corsarias del capitán, a quien, por segunda vez, Dallas se la ha jugado. En el momento mismo de la toma del puente, cuando la habéis proclamado vuestra, habéis decidido por unanimidad llamarla Kamal II, en recuerdo a aquella nave que pereció en las arenas del desierto.

Os habéis convertido, pues, en proscritos de la justicia al pertenecer a la tripulación de Hover, en piratas, y también en forajidos, en desertores, en perseguidos, en fugitivos... vuestro primer objetivo, pues, muy urgente, debería ser escapar de las fauces del Capitán Hover y de toda su flota corsaria. ¿Estáis preparados?

Kamal II

Muy lejos de las prestaciones y la capacidad de la Kamal I que no supisteis cuidar. Ésta es una nave ligera de tipo goleta, diseñada para travesías cortas, con poca autonomía, pero gran velocidad y maniobravilidad. Normalmente acompañan a naves más grandes y forman parte de escuadrones y flotillas. Modificada por los piratas para realizar abordajes con facilidad y hostigar a naves mayores. También la hicieron imposible de rastrear, aunque quizá alguien pueda reconocerla.

Aunque tiene un sólo motor, puede realizar hipersaltos. Para ello su motor y estabilizadores de cola pueden girar adquiriendo dos posiciones, la horizontal para el vuelo planetario y la vertical para el vuelo espacial e hipersaltos.

En su interior puede albergar a un máximo de 4 tripulantes y transportar un máximo de 5 contenedores (muy lejos de los 100 de la Kamal I). Está equipada con un cañón de pulsos en su techo. Estaréis más apretados que en vuestra anterior nave, pero tampoco os quejéis, por fin habéis escapado de las salas de máquinas del Destripador.

El corazón me latía a mil por hora. ¡Por fin lo habíamos conseguidos! Después de dos años limpiando retretes, habíamos conseguido chorizar el Kamal II a ese imbécil en toda su asquerosa cara. Bueno, no es que aquella nave de asalto se llamara realmente Kamal II, pero era el nombre que le habíamos puesto nosotros... ¡Qué originales somos!, ¿verdad? Eso sí, sin romper botella de champán contra el casco, que no estaba el horno para bollos.

A decir verdad, tampoco podíamos cantar victoria aún, pues en cuanto se dieran cuenta de que no aparecíamos por ninguna parte, no tardarían ni un segundo en poner la voz de alarma. ¡Y no era para menos! A ver ahora a quién le tocaba ahora hacer las tareas sucias... Para entonces, más nos valía estar lo más lejos posible de allí.

—¡Viejo! ¡Es hora del primer hipersalto! —dije, toda contenta—. Pero esta vez procura no llevarnos directos al estómago de un puto gusano de arena, ¡por favor!

No quería volver a pasarme dos años de mi vida siendo piropeada por sabandijas salidas, ni ver al abuelo... que ahora era más viejo aún, quejándose de la espalda por tener que limpiar con un estropajo el suelo de la nave, ni a Gustav desprovisto de su aire de superioridad y arrogancia, ni tampoco a Dallas siendo llamada Lenina... ¡qué nombre más feo, joder!

Lo único bueno de todo esto que nos había pasado era que al menos ahora teníamos una nave en perfecto estado, y no me tendría que pasar otros dos años de mi vida arreglándola como me hubiera tenido que pasar con la Kamal I. Era más pequeñita, eso sí, pero... ehm... ¡más íntima y mona! ¡Eso es!

—¡YIHAAAA! ¡QUÉ OS DEN, HIJOS DE PUTA!

Por fin podía decir palabrotas sin escuchar después el zumbido del látigo golpeando mi espalda...

Ahh, por fin podria volver a protestar cómodamente. Esos dos años habían sido cansados, sobre todo... Por tener que contar las batallitas que los piratas querían, y no las que le apetecía. ¡Y además había tenido que lavar baños! Claro, no le veían capaz de levantar peso ni nada semejante, pero bahhh, ¿Que sabrían ellos? Eso le había ayudado a trazar el plan, y hasta a robar algunas piezas del plan. Puaj, entre baño y baño. Claro. O letrinas. Aquellos piratas eran unos verdaderos guarros... Doble puaj. 

Pero el plan había salido. Pseh, Bueno, el hubiera robado otra nave, pero habría que sobrevivir con esa, así que sonrió y les dijo: -Estar vez si nos largamos, gente. Y pfffd, cómo duele sonreír. Vamonos, anda. -Dijo, mientras recuperaba su ceño fruncido. Le apetecía aquella vida de libertad de nuevo, así que... se fue a sentar a los mandos, a ver qué podía sacar de esa coletilla de pacotilla. Arranqué la nave, y les dije. -Arrancar es fácil, ¿A dónde pongo rumbo? ¿Alguien sabe donde estamos? -Encendí con cariño los ordenadores, sintiéndome piloto de nuevo, y pidiéndole coordenadas, saqué la nave de allí y la dejé en el espacio, preparada para saltar cuando hiciera falta. Sólo esperaba que los cálculos fuera rápidos... Y pudiéramos saltar antes de que se dieran cuenta.

Cuando acabamos presos, a cada cual, nos impusieron unas tareas para cumplir con la condena que nos llevaría, sin lugar a dudas, a la muerte.

 En estos dos años había pensado miles de veces sobre el sentido que le había dado a mi vida; yo, que quería haber sido un gran negociador con reconocimiento planetario, al final, me quedé en trapicheador de poca monta, jugándome la piel por una mercancía que no lo valía y tratando con miserables.

Fantaseaba con el nuevo rumbo que iba a tomar en el momento en el que, junto a mis compañeros, empezamos a trazar un plan para escapar de allí. Y entonces, centré mis objetivos en tener bien abiertos los ojos y lo oídos. Me llevaron a la sala de máquinas, a veces, engrasaba piezas y otras me ponían a limpiar contenedores, era humillante no sólo por el trabajo en sí, si no, por el trato. Eso me facilitó enterarme de todos los traficantes, de en qué planetas se encontraban y de las importantes mercancías que movían, y con toda la información que pude recopilar, además de la que yo poseía anteriormente, me había hecho todo un manual. Yo aspiraba a más, y ahora tenia en mi mano la oportunidad de empezar de nuevo.

Pero no podía hacerlo solo, quería a mis compañeros a mi lado y juntos podríamos hacernos con el Universo, poco a poco sería nuestra la riqueza de cada rincón de cada planeta. Después de lo que estamos pasando ahora seríamos....  y en mi delirio de grandeza se me escapó y grité -¡INVENCIBLES!- y al capataz también se le escapó un latigazo para que volviese a la cruda realidad.

Y cuando ese día llegó, en la cabina le dije a Hub - Estamos cerca de Lalande-y le enseñé una especie de plano con coordenadas que pude obtener, resumen de mis pesquisas - Pongamos rumbo allí que vamos a ir a ver a alguien- y en mi cara se dibujo una amplia sonrisa.

Gustav, te recuerdo qué sabemos del Sistema Lalande, según Dallas:

Lalande

"En ese sistema no crece ni un rábano, nada de nada vive sin algún soporte vital. Tuvieron que semi esclavizar Barnard para que les vendan alimentos a precios injustos, todo un sistema viviendo en la pobreza para alimentarlos. Y me preguntan que porqué me fui. En Lalande son todos militares, el que no tiene algún rango está metido en alguna planta extractora, porque lo que hay a cantidades son minerales, de todo.tipo." Dallas

Demanda de: "Alimentos. En ese sistema no crece ni un rábano, nada de nada vive sin algún soporte vital." Dallas

Oferta de: "Minerales, de todo tipo y en grandes cantidades. Hasta hay Kríspita" Dallas

Ahora deberías ir pensando qué es lo que has escuchado a los piratas para querer ir hasta allí. ¿Acaso una pequeña luna es un puerto clandestino para fugitivos? ¿Algún militar está untado por el Capitán Hover? ¿Hay algún escondite del tipo "nadie mirará aquí ya que está todo lleno de militares"?

Notaba la ansiosa respiración de mi querida Knox encima de mi hombro (puaj, y su irrespirable olor asqueroso de todos aquellos años trabajando), el hablar pausado de Gustav (si ya voy, muchacho, ya arranco a Lalande...) y la presencia tranquila de Dallas. No quería ponerme nervioso con tanta expectación, pero era muy importante salir de allí, rápidos y silenciosos, y borrar nuestras huellas. Y además, hmmm, había que hacerles pagar lo que nos habían hecho, aunque tardásemos muchos años... (Si, si, me quedan muchos años.)

Aquella nave parecía algo más compleja que la antigua Kamal, y se me oyó decir: - De verdad, con lo sencillo que era el sistema de palancas... que complicación todo. - Cambié los motores a posición de hipersalto, diciendome que esos inventos extraños me parecían absurdos. -Dos posiciones de alas. ¿Habrase visto? Hmmfff

Todos los botones importantes eran sencillos de localizar, pero el ordenador de navegación era un poco rezongón, y no quería meter Lalande como destino. - Venga, venga, pesado, que ya me aburres, y te acabo de conocer, Kamal II. ¿Me darás las coordenadas? - Gfffff, gruñí un poco, esperando los conocidos números sobre la pantalla...Acaricié el lanzador de hipersaltos, y cuando salieron los números, le aporreé: - Dejad de estresarme, por favor, ya nos vamoooooosssss.... 

Y si, pareció que saltababa. Oh si.

Pero de verdad, ¿aquellos fabricantes de naves no sabían hacer unos motores de hipersalto como los de antes? Tan poco ruido, tanto silencio en los hipersaltos, casi sin sensación.... ¿dónde quedaba la emoción en el estómago y el golpe en la cabeza? Y la vibración de la nave... bah, pero si, parecía que habían saltado a Lalande. 

Una vez hemos despegado les cuento a mis compañeros el plan que tengo entre manos. 

-Veréis esto es lo que vamos a hacer, ponemos rumbo a Lalande para salir de aquí cuanto antes, pero una vez allí nos dirigimos a al planeta Ratm. Es muy pequeño y su única actividad es servir como puerto donde llegan las mercancías para abastecer a todo el sistema Lalande. Una vez allí nos dejaran pasar porque conocen estas naves ya que suelen hacer negocios.

Yo me dirigiré a la nave J4-NS hablaré con "El Sacerdote" y me haré pasar por uno de lo hombres de Hover, sé que tienen pendientes 2 contenedores como pago a un trabajito que hicieron y tenían intención de ir a por ellos la semana que viene- y sonrío cruelmente-¡ Van a pagar por lo que nos han hecho, mejor dicho, nos van a pagar JAJAJAJA!

Así que no podemos llamar la atención- y miro a Knox- tu te quedarás en la nave cubriéndome las espaldas- Dallas si quieres acompáñame, pero cúbrete el rostro por si te reconocieran y no abras la boca, yo sé exactamente lo que hay que decir y Hub no apartes las manos de las palancas por si hay que salir apresuradamente-

Escuché atentamente el plan de Gustav y sonreí maravillada.

—Joder —solté, llena de admiración—. Eres un puto genio, ¡cómo se la vamos a jugar!

Sin embargo, hubo una cosa que no me gustó y que me hizo fruncir el ceño: ¿por qué, cuando decía de no llamar la atención, me miraba directamente a mí y me mandaba a estar quietecita en la nave? ¡Ni que yo llamara mucho la atención! ¡Si era de lo más normal y corriente...! Hum, debía ser por lo sexy que era, claro... jeje.

—Bueno, como quieras —dije, encogiéndome de hombros—. Pero la última vez que te cubrí las espaldas, las cosas no salieron muy bien... ¿recuerdas? —sonreí, y le guiñé un ojo—. Pero hoy será distinto. ¡Hoy nos toca a nosotros contratacar!

¡Eso es! ¡Nos tocaba a nosotros jugársela como dios manda!

—Por cierto: si tienes oportunidad, hazte con algo de pintura... creo que a esta nave le vendrá bien un nuevo colorcito para hacerles perder un poco el rastro. Y si no, pues al siguiente planeta que vayamos. Ejem, aunque entonces elegiré yo el color, juju.

Si estaba en lo cierto, esta nave había sido fabricada en masa hacía unas cuantas décadas ya. Así, tal cuál estaba y con los cambios poco convencionales que le habían hecho, sería fácil de reconocer por los cabrones ésos, pero... si la pintaba, tal vez ayudara a parecer otra distinta y ser menos reconocible. Además, pensaba hacerle algunas modificaciones en cuanto pudiera...

Una vez en el entorno del planeta Ratm buscáis en el radar la Estación Kappa, uno de sus puertos comerciales, que se encuentran en órbita para facilitar el acceso a las naves interplanetarias. Os aproximáis despacio, y la torre de control contacta con vosotros:

- Aquí Torre de Estación Kappa. Goleta sin identificar aproximándose por el cuadrante uno-cero-cinto-punto-cuatro-cero, no puedo rastrear su código, identifíquese.

Cuando escuché el plan de Gustav y el entusiasmo de Knox, y por supuesto la siempre intensa presencia de Dallas sobre el plan, me agradó. La verdad, me gustaba poder sentir de nuevo la libertad y... bah, ¿porqué no decirlo? Tosí. -Démosles una buena lección a esos engreídos. Hmrrggg... Una gran lección... 

Claro que al poco de acercarnos, vimos como una estación, ¿qué? ¿Mhhhh, controlaban las salidas y entradas? Bueno, bueno, ya empezamos. Lancé un pequeño bufido de contrariedad, y me giré hacia Gustav. - Claro, plan genial, Gustav, oh si. Pero pfffff, ahora es el momento de ponerlo en marcha, que lo sepas. - Dije, reconociendo con mi frase a la vez lo que me gustaba el plan, y que había que ponerlo en marcha. Le indiqué en una pantalla lateral los códigos de la nave, y miré a todos: - Ejem, ejem, según el plan de Gustav, ggggrrrr, tenemos que ser claramente identificados como ellos, y cuando recojamos los contenedores, habremos cambiado los identificadores. Oh si. Si es que se puede en este trasto tan enano. Si si. Y pintarlo. Aunque eso... nos llevará poco. 

Miré a los tres. Me rasqué la nariz, me atusé la barba, que me había vuelto a dejar crecer... Seguro que podíamos, tanto tiempo encerrados sólo nos había hecho más... ¿fuertes? Aún tenía que verme fuera de aquel encierro. 

¡Espera! ¡Espera! ¿Que nos iban a controlar la entrada? ¿Cuándo coño se controlaba una entrada de nave? Ese puerto comercial era de lo más legal, joder. Aun así... en cuanto dijo las coordenadas, yo abrí los ojos y me quedé helada...

—¡¿Habéis escuchado eso?! —pregunté de repente, mirando a mis compañeros. Había algo que me había llamado extremadamente la atención por lo importante que era, claro—. ¿Cinto? ¡¿Ha dicho cinto?! ¡PUFFH-AJAJAJAJA!

Aguanté la risa como pude, inflando los mofletes y cerrando fuertemente los labios, pero al final no pude más y solté una buena carcajada sonora. Eso seguro haría enfadar a Gustav, porque la situación no era como para tomársela a broma, pero... ¡ay! ¡qué risa más tonta que me dio...!

—Bueno, bueno, ¡qué no cunda el pánico! —dije, secándome una lagrimilla que se me había escapado con el dorso de la mano—. Gustav, vas a tener que inventarte una jodida trola que suene creíble. No sé, ¿el código cómo lo rastrean? Debe ser mediante mediante una dirección al fabricar la nave que la meten en la base de datos, ¿no? Podemos decir que nos han hackeado el trasto éste, que nos fallan algunas funciones computacionales y que se trata de un aterrizaje de emergencia hasta que la técnico de la nave: osease, yo; pueda arreglarlo. De paso... haz como si tuvieras interferencias en la conexión de voz, ya sabes... para que se lo traguen del todo. Es una idea, ¿se os ocurre algo mejor?

No sé, tal vez fuera algo creíble. Después de todo, seguro que los cabrones de los piratas habían hackeado la nave entera para que no pudieran rastrearla nadie que no fueran ellos. Igual... podría valer.

—Voy a echar un vistazo, dejadme sitio —dije, mientras me sentaba en un asiento de la cabina y me ponía a trastear el ordenador de la nave, algo que el viejo jamás sabría hacer... fijo que no sabía ni cómo se encendía—. A ver, a ver, pequeñín... ¡qué podemos toquetearte por aquí...!

-Tranquilos, no os pongáis nerviosos- y con toda la calma y la firmeza le puse una mano en el hombro a Hub para trasmitirle esa misma sensación, y con la otra abarqué las manos de Knox para detenerla. Pobres corderillos que se asustan por cualquier cosa, menos mal que estoy aquí...

Agarré la radio con decisión y dije:- Aquí Hover sobre Hover a Torre de Estación Kappa pido permiso para aterrizar en el cuadrante uno-cero-cinto-punto-cuatro-cero- porque tenemos que ir a rezar- esperé la respuesta positiva

Tras varios segundos de silencio, oís la respuesta de la torre:

- Recibido Hover sobre Hover. Tiene vía libre. Aterrice en la plataforma Hache-Ese-Hache. Nadie irá a recibirle.

¿De verdad? ¿Rezar? La mueca de mi cara se puso totalmente de lado, casi parecía que me iba a dar un patatús... Pero no, claro que no, el jodido Gustav sabía lo que estaba haciendo. Mi mueca se redujo un poco, hasta estilo "media parálisis facial" y me puse a dirigir la nave hacia aquel cuadrante. Esperaba haber oído bien las indicaciones, me di un par de golpes en el oído, y me dije: Claro que si, cinto... 

Por suerte, el control de entrada al puerto no había sido de gran dificultad, y la llegada no tendría problemas. Quizás si la recogida. -Gustav, todo genial, y eso, pero vamos, si nadie va a recogerte, ¿Cómo pfhhhh piensas conseguir los contenedores?¿O sabes algo más y nos sorprenderás o vamos a ciegas? Seguro que a ciegas... Ghmmmm - terminé murmurando, como un viejo gruñón. Hasta no salir de allí, no me quedaría tranquilo.

Pero vamos, mi objetivo ahora era llevar la nave suavemente y aterrizarla sin daños. Que quisquillosos eran...

Vale, admito que por un momento nos veía con pijama de rayas y entre rejas. Pero Gustav, una vez más, me sorprendió. ¡Ese cabrón iba a por todas con su plan! Todo esto parecía como una de esas películas de cyber-detectives. Sin embargo, el viejo tenía razón, ¿ahora cómo lo hacíamos?

En cualquier caso, eso era algo que tendrían que apañar Dallas y Gustav. Mi misión era estar en la nave y cubrirles las espaldas. Aunque, a decir verdad, para cubrir las espaldas tal vez sería mejor Dallas, ¿no?

—Recordad que nos persiguen, así que nada de decir vuestros verdaderos nombres y mantened perfil bajo, ¿vale? —les advertí—. Ojalá tuviera mi set de maquillaje por aquí... pero bueno, cubriros la cara con algo y...

Fui hasta Dallas, le despeiné totalmente el pelo y le hice minitrencitas. Estaba más fea, pero tal vez ayudaría en algo. En cambio, con Gustav... no tenía mucho que hacer...

—Bueno, algo mejor —sonreí y le di una palmada en el hombro—. A ver, nuestros nuevos pseudónimos: Dallas ahora se va a llamar Rosita; Gustav será Sergei; Hub... hum, Agapito... sí, eso es; y yo... Nicolette. ¿Entendido? ¡Ale! ¡Ya estáis listos!

Más les valía ser buenos chicos y no cagarla. Con suerte no haría falta decir nombres, pero... por si acaso.

Dos putos años más en el Destripador. Como si no hubiera tenido suficiente. Claro que antes me lo pasé bacán en el lujoso sector del capitán. Las máquinas son otra cosa. Sólo la disciplina militar de mi infancia me mantuvo en pie. Tome todos los trabajos de esfuerzo para entrenar, me mantuve comiendo las raciones de algunos de los otros semi esclavos, luego de unas cuantas peleas decidieron que era mejor alimentar a la bestia que enfrentarla. Dije muy pocas palabras en los últimos 2 años, casi no vi a mis compañeros de la Kamal. Por eso me sorprendió cuando Gustav me invitó al gran escape. Claro, yo era una pieza clave, el cabrón se había enterado de todo tipo de chismes, anotaciones de las rotaciones de guardia, una maravilla. Sólo necesitaba distraer a Hover unas horas. La ejecución demoró 3 meses. Empecé a recibir las flores que el capitán nunca dejó de enviarme, accedí a verlo en las cenas del mando y compartir su mesa. Finalmente me invitó a su camarote. Es un confabulador sin piedad, pero bastante ingenuo cuando se trata de emociones. Totalmente drogado con un lisèrgico que Knox consiguió de los piratas directo en su bebida, Hover bailaba con asteroides rosas cuando escapamos.

Tengo dos años de acumular ganas de hacer daño, la idea de Gustav de robarles un cargamento me ilumina la cara. Para cuando atracamos en el muelle ya tengo el traje de exterior con máscara para ambientes hostiles puesto y una pistola oculta. Me pongo como guardaespaldas, detrás del negociador.