Partida Rol por web

En las arenas de Het´jala se cuenta que reposa las ruinas de un antiguo imperio muy oscuro y que alguna vez fue centro de luchas de los más grandes guerreros de toda Karjian.

El imperio es conocido como Lho´nga, un reino tan vasto y fuerte que nunca se supo realmente como sucumbió ante el olvido de las arenas.

La leyenda dice que la ciudad surgirá de entre las arenas el día en que Eris la diosa del caos, decida crear un caos verdadero en Karjian.

De las criaturas que poblaron ese lugar nada se sabe, solo se cree que eran hombres reptiles tan veloces y fuertes que hasta los dragones temían el solo acercarse a un grupo de estos.

Sin decir una palabra salgo de la estancia, dirigiéndome a las murallas, allí observo durante un segundo cual es la dotación de cañón más “mala”,  aquí todos parecen de élite, pero es fácil saber quién no estaba preparado para el combate, quién está más nervioso, le tiemblan más las manos, están tartamudeando entre ellos sin conseguir cargar el cañón, ese tipo de cosas, que con el tiempo y la práctica detectas de una mirada.

Me acerco al cañón que he considerado, tiene una dotación más novata.

-Buenos días- Mi voz es firme y tranquila, transmitiendo seguridad, es lo que más se necesita en estos casos. –Soy Sorek Hunjan, antiguo inquisidor, y se manejas bastante bien los cañones ¿Me permitís que os ayude?- Sin esperar respuesta cargo en cañón con mano experta. –Muy bien, ya está cargado, ahora solo hay que escoger objetivo, ¿Verdad? No podemos esperar a que vuelva el dragón, no sabemos cuanto tardará en atacar, atacaremos a los soldados de los grupos pequeños, dejemos que el grueso de nuestro ejército se centre en el grueso del suyo y matemos a aquellos que, por estar más dispersos mayor peligro serán para la población.- Mientras uso las diferentes palancas para nivelar el cañón y apuntar sigo hablando.- Sin embargo no hay que confiarse, podría atacarnos un dragón en cualquier momento y freirnos en un instante sin que nos demos cuenta asi que... –Señalo a uno de los la dotación. -¿Seríais tan amable de examinar el cielo, y avisarnos cuando se acerque de nuevo el dragón? Gracias. Muy bien, ya los tengo a tiro, cuidado… !FUEGO!.- Y activo el cañón, que con un inmenso rugido escupe varios kilos de metal hacia el enemigo.

Tras las palabras del vampiro hubo un último momento de tensión por ver que hacía la asesina de Dajir que seguía sin moverse. Luego todo se precipitó, estaba teniendo lugar un asalto a la ciudad y el comandante al mando de las tropas comenzó a organizar la defensa de la ciudad dejado a los presentes abandonados.

Aquella mujer, aquella asesina, había arruinado las posibilidades de diálogo y había dificultado la búsqueda de información tan vital para el futuro del Cónclave y sus habitantes. Y por un giro del destino se le había dado la posibilidad de huir del lugar o de causar más muerte. Aquello no era justo, por mucho que se lo mereciera el Dajir no estaba bien.

La punta de una preciosa daga élfica manchada en sangre brotó por el pecho de Kyara al tiempo que una peluda zarpa negra como el hollín aparecía en su hombro. Sin miramientos, Jo'kar arrancó la daga y la devolvió a su funda que hasta el momento había pasado inadvertida para todo el mundo. Dirigió su mirada en derredor a los piratas que habían venido con aquella mujer. Entre ellos, pudo reconocer a uno que había sido liberado por el cónclave. - El crimen que ha tenido lugar aquí por esta mujer es mucho más grave que el asesinato del Dajir. - dijo el voz alta para que todos le oyesen. - Esta mujer ha traído la violencia y la discordia a una sala en la que debían reinar la paz y la diplomacia. Ha impedido que el Dajir sumase sus soldados a los del cónclave, la Legión, los elfos y los piratas. - dijo mirando a cada uno de los presentes que representaban a cada facción. - Esta mujer nos ha traicionado a todos. - declaró tajante.

Capitán Noah, como aliado del cónclave que es, le pido que siga el ejemplo de sus hombres y deje que sea ella cargue con su culpa para que podamos dar este incidente por finalizado. - le dijo al pirata con un tono tranquilo sin dejar de mirar a todos los piratas que había allí. 

Buen trabajo comandando la nave Vulakar. - le dijo el capitán Jo'kar.- Voy contigo. - añadió si nadie se lo había impedido hasta el momento.

Los miles de estruendos y voces que se escuchaban alarmaron tanto a los guardias que nos rodeaban como a mí, estaba claro que no podía ser una tontería de algún ladronzuelo o un vulgar asesinato callejero. Posteriormente escuché la palabra "Dragón" y mis ojos se quedaron como platos - ¿Un dragón aquí?¿podré al fin ver a uno? - aunque después contemplé como bolas de fuego impactaban en diferentes puntos de la ciudad y supuse que no iba a ser nada amigable.

Cuando todos los guardias salieron, bajé los brazos de mi cabeza y poco a poco con los gritos que daban y la información aportada por las esferas de comunicación comencé a enterarme de todo así que improvisé un plan y pensé lo más rápido que pude, lo primero fue comunicarme con la "Luz de Gaia"

- Escuchadme, os habla Vulakar, debido a la ausencia de Jo´kar Zarpamullida estas son las ordenes que tengo para vosotros, que todos mis magos se reunan conmigo lo antes posible en la puerta de la ciudad, sed cuidadosos y evitad problemas por el camino, los demás sugiero que os quedéis protegiendo la aeronave ya que hay una criatura voladora cerca y temo que sea un dragón, manteneros distantes de la niebla y no toméis riesgos innecesarios por ahora -

Una vez acordadas estas ordenes, grito sin mirar hacia ningún lado en concreto intentando hacer que Jo´kar me escuche si aún permanece en la sala - Escúchame amigo, no se que pensarás tú pero si hemos venido aquí a por tropas quedaría feo marcharse sin ellas, por ello veo mal dejar a estos hombres defenderse solos ante tal amenaza siendo posible que mueran y perderíamos nuestra única oportunidad de derrotar a los dragones en un futuro, así que saldré fuera para ofrecer toda la ayuda posible y salvarles el culo a todos los que pueda -

Una vez dicho esto salgo corriendo por la puerta más cercana pero me detengo justo en el marco de esta, miro con expresión de duda hacia los que me miraron raro cuando le prometí un dragón al Dajir y les digo - Y una cosa, ¿enserio pensasteis que le iba a dar un dragón vivo a ese patán? En ningún momento dije el estado en que le iba a traer el dragón. - Termino lanzándoles una sonrisa picaresca y seguí mi camino dirección al portón de la ciudad.

No me hizo falta recorrer mucho las calles para ver a toda la gente correr despavoridas a los guardias movilizándose lo más rápido que podían, me gustaría haber ayudado a evacuar a los ciudadanos pero no tenía conocimiento de la zona y no sabría decirles a donde dirigirse para estar seguros.

Cuando llegué a la puerta, me coloqué cerca de ella y observé el exterior, me quedé bastante desmotivado al ver a ese extraño ejército acercándose hacia la ciudad - ¿Quienes serán? ¿qué buscarán? - fueron los primeros pensamientos que me vinieron a la cabeza. Me resguardé en lugar que más seguro consideré y esperé la llegada de mis magos antes de actuar enserio, pero para ayudar de inmediato un poco a la defensa contra esas bestias rinocerontes, invoqué a una de mis criaturas con forma de yeti de las nieves para que cargara contra ellos con el fin de empujarlos, embestirlos, el caso era probar la fuerza de esos bichos y alejarlos de la puerta para que no la tiraran. 

El estruendo fue asombroso, pero más lo fue el ver como aquel gato ahora si era algo más divino de lo que se creía ser, pues mirases donde mirases, prácticamente lo podías ver, se había vuelto un poco más omnipresente. Puse mala cara.

-Tsk. Y pensar que he gastado dos disparos...me esperaba algún tipo de protección...

Entonces, tras la explosión, los guardias comenzaron a rodear el lugar, obligandonos a rendirnos o luchar. "Se referirá a obligarnos a luchar ¿No?" Pero entonces vi como uno se rendía, otro parloteaba, es más, hasta otro me señaló y me acusó como culpable directamente, además, un supuesto aliado. Lo miré y luego miré a Noah un tanto molesta por ello.."¿Y esto está bajo tu mando? Debería morir un poco..."

 Ruidos, seguidos de bolas destruyendo el palacio iniciaron lo que sería una especie de descontrol en la ciudad, con la gente corriendo por todos lados y gritando...¿Dragón? ¡Oh vaya! ¡Quería ver uno!

A la orden del jefecillo, todos los guardias abandonaron el palacio para ayudar a defender la ciudad.

"¡Oh vaya...que faena! La ciudad no...¿Ahora que hago? ¿Ayudo o no? No quiero que pase mucho, pero ahora me quieren muerta y el ayudarles no creo que me salve del juicio."

Miré a mi alrededor, sobre todo al vampiro que me amenazo, pareciendo el lameculos de la propia ciudad. "Nadie se mete con mi Het'jala, nananananana(8)".

-¡Tu! Y el resto de vosotros, seguro que todos deseabais a ese cabrón muerto, no me engañéis, consideradlo un asesinato a sueldo gratis. Ahora si quieres, te ayudaré a defender esta ciudad y su gente, como claramente he demostrado hasta ahora, pero a cambio déjame salir de este lugar en paz.-Hablaba para todos, pero claramente más hacia el vampiro el cual parecía el metido en temas de esta ciudad.

Me giré hacia mis hombres y lancé mis dos lanzagranadas a dos de mis soldados.

-Por favor, recargadlos, debo preparar una cosa y necesito las manos libres y los voy a necesitar, gracias.

-Seirentoba, Dakusouru, Teshibo. Voy a necesitar vuestra ayuda en esto, preparaos, saldremos de esta.

Cerré los ojos, levanté ligeramente las manos y chasqueé los dedos a ambos lados de mi.

Mi intención es invocar dos armas etereas de esas, con forma de lanzagranada, no he descrito nada en el otro post pues no se como hacer la tirada y tal, pero mi intencion es hacerlo y disparar a Gerald.

Pero como supuestamente también voy a morir, pues ya no se que cosa va antesde la otra asi que por eso no hago nada.

Creo que como tengo armas c/c puedo usar un arma en cada mano así que este sería el daño del segundo dagazo que le doy. En total sería 46+58=104 de daño. Postea tu y di que pasa.

Gerald ya había bajado su ballesta en señal de rendición pero cuando los soldados se acercaron para apresarlos el destino decidió intervenir en su favor o al menos eso parecía a primera vista, una vez las cosas se calmaron un poco Kyara no desperdicio tiempo en lanzarle una mirada asesina a lo que el simplemente respondió con un encogimiento de hombros y una sonrisa seca-si te queda algo de sentido común usarás está oportunidad para huir como nosotros-le dijo en un tono que dejaba más que claro que no esperaba nada racional o sensato de ella-por si lo has olvidado tenemos una misión que cumplir y gracias a ti acaba de volverse más complicada-dijo mientras preparaba su ballesta sabiendo que no hiban a dalir de allí sin algo de pelea.

Escuchó con atención el discurso del vampiro, impasible. Aunque había mucho de cierto en aquellas palabras, había mucha manipulación también. Y aparentemente, sabía exactamente que teclas tocar para que cantara la melodía que él quisiera. Aquella palabra, justicia, era una que le hervía la sangre y le reclamaba acciones, mucho más allá de su cordura o buenas relaciones. Y mientras Kyara lo miraba reprochablemente, Drakken le ofrecía un juicio imparcial. Paz. Tranquilidad. Justicia. El Lobo, por otra parte... El Lobo siempre había probado ser más sensato que él. Y aunque Noah no aprobaba que le apuntara una ballesta a una dama, menos a una aliada, podía entender su recelo. De su falta de disciplina podrían tratar luego. 

Incluso la petición de Jo'Kar tuvo recepción a oídos del pirata. O al menos la habría tenido de no haber sido posterior a un ataque deshonroso y sin aviso. Pensó, quizás ilusamente, que de rendirse Kyara también lo haría, y podrían acordar una condena apropiada luego, una que le permitiera llevarla a algún curandero primero. Pero aquello no sería posible. Sus manos alcanzaron a levantarse solo ligeramente como signo de rendición antes de todos los gritos, momento en el cual se giró bruscamente a buscar su origen. La oferta, que de seguro tenía tiempo limitado, ya había expirado. 

Dedicó una última mirada al Lobo y luego miró al vampiro. Ambos sensatos. Ambos focos de esperanza cuando solo había caos, gritos y desastre a su alrededor. Su mirada, bastante legible para Gerald, volvió a su subordinado, a quién en un último segundo y con toda tranquilidad, sonrió. 

Por supuesto, como ambos sabían, como muchos de su tripulación también, el Capitán Noah no era hombre de pocos trucos y azares. No por nada parecía ganar cada juego como dardos, cachos o naipes, cada apuesta como si supiera predecir el futuro. Obviamente, él no tenía tal poder. Pero si había una habilidad que todos aquellos reconocían, pero que nadie podía asegurar cuando había sido puesta en efecto. El Capitán, cuya suficiente (aunque no exorbitante) astucia le permitía evadir los conflictos violentos, había desarrollado un sistema recurrente para las batallas: Crear un clon y volverse invisible a la vez. 

Claramente, aquello conllevaba riesgos. Si el clon era alcanzado por su enemigo, desaparecería, y las instrucciones del mismo eran muy limitadas, lo que le obligaba a ser muy específico y cuidadoso para que el clon no hiciera nada demasiado poco natural. De cualquier manera, si algo indicaba la postura relajada del capitán, su sonrisa, su tranquilidad para moverse, era que el que estaba ahí, en el centro del conflicto, no era él, pues su cuerpo se tensaba al más mínimo indicio de combate o angustia. Y que si miraba y sonreía, era señal de seguridad, de una salida del caos. Una señal positiva. El mensaje era claro: Estaba seguro, a salvo, a un lado del vampiro. Y con ese gesto, te invitaba a unirte a él. 

Toda la situacion se acelera mientras un ejercito se pone en camino contra la ciudad... y desde el cielo un dragon. Las gentes de Het´Jala gritan y ponen sobreaviso de lo que ven. Miro al General, se cuales son sus obligaciones y como aunque no quiera admitirlo tiene que irse... se le nota sus remordimientos a ese respecto pero rapidamente se pone en marcha. Su voz se alza para dar las priemras ordenes a la par que los guardias se despliegan para rechazar al enemigo. Aun asi la tension no abandona la sala, y las miradas son las de antes.

El inquisidor se mueve y sin decir palabra abandona la sala por la puerta que le llevara al caombate, no puedo mas que sonreir a ese respecto. Quien me diria a mi que llegaria el dia que pelearia junto a un inquisidor por el bien de una ciudad. Estoy a punto de ponerme en movimiento cuando eso mismo hace el elfo... primero se dirige a Jo´Kar y despues a nosotros con un toque de humor al final... supongo que no sabia hasta donde podia llegar la crueldad del Dajir. Entonces Kyara habla dirigiendose a todos pero en especial a mi y no puedo mas que sonreir con sarcasmo ante sus palabras... mas cuantas mas escucho mi sonrisa acaba convirtiendose en una carcajada estridente, ofensiva y por completo inhumana. No solo idiota, sino que ni siquiera sabe como funiona el mundo. ¿Ayudarme? Esta no es mi ciudad, sino la de mis aliados... y esa ayuda no la salvara de la muerte del Dajir, eso es un hecho. La miro sin dejar de sonreir, hago un gesto con la mano indicando a los demas miembros de mi comitiva que vamos a la batalla. Camino pasando a su lado sin ni siquiera dirigirle una mirada hasta llegar a las puertas donde entonces escucho a Jo´kar.

Me doy la vuelta para ver que ha hundido su daga en la espalda de la peliblanca... y entonces suelta unas palabras que poco sentido tienen. - Este no es territorio del Consejo y su poder no alcanza las arenas, Jo´Kar. Lo que acabas de hacer es asesinato sin mas... al igual que hizo ella. Al arrebatarle una victima a las arenas... tu mismo deberas someterte a su juicio. - No añado mas, pues es la pura verdad no puede matar escudandose en el Consejo como si este fuera omnipotente y omnipresente... porque no lo es y su poder sin ninguna duda, no llega hasta aqui. Al final despues de todo Jo´Kar no es mas que un asesino mas del Consejo, ataviado con una tunica de embajador.

Miro a Noah y Gerald, con una invitacion tacita tanto en mi mirada como en el gesto de mi mano a que me acompañen a la batalla si asi lo consideran oportuno mientras una sonrisa mas amigable que la anterior se muestra en mi rostro. Son buenos guerreros y ahora es justamente de eso de lo que necesitamos. - ¿Vamos?

Mis pasos resuena con fuerza mientras atravesamos la ciudadela del Dajir en direccion a la puerta. Miro a uno de los vampiros de Anastasia. - Consigueme otra espada. Cualquiera servira pero date prisa... la necesito antes de empezar a pelear. - Miro a mis compañeros y aliados. - Me parece que nos vamos a meter en una buena. Hacedme un favor, no os contengais... aniquilemos a ese enemigo sin piedad. - Con esas palabras aun saliendo de mi boca miro el lugar señalado para la defensa, la puerta... si esta cae, la poblacion sufrira las consecuencias. Una vez alli delante de la puerta, no puedo evitar mirar al cielo... asi que uno ha llegado. Bueno, que lo mate quien pueda encargarse de el... yo tengo otros asuntos que atender.

Me acercare a la misma puerta para poder ver a que nos enfrentamos. Mi mirada pase  traves de lo que parece algo mas de un millar de hombres de las arenas y de unas bestias que se supone son indomables... y vienen casi un centenar directas hacia la puerta. Esto va a ser divertido... justo cuando empiezo a relajarme para la batalla llega el vampiro que envie con una espada de mas. La cojo y le doy las gracias con un gesto de cabeza. - Si esas bestias cruzan la puerta toda la ciudad sera destruida. Asi que no la atravesaran... ellos vendran aqui. Nosotros los detendremos y nosotros los mataremos. - El estallido de un cañon me alcanza con fuerza... asi que ahi es donde estaba el inquisidor. - En marcha.  - Miro a Fragarot. - Haz lo que sea necesario... prohibido o no por el Consejo.

Pensó que las cosas habían terminado para ellos allí pero al parecer el destino aún no había terminado de lanzar los dados para ellos, de un momento a otro una flor carmesí surgió con el pecho de Kyara con una daga cual sangriento estigma asomandose desde la mano del felino atravesando el pecho de la mujer,a juzgar por la posición y el echó de que el arma sobresalía más allá de sus "atributos "era evidente que cuanto mínimo un pulmón y varias arterias habían sido perforadas,incluso si lograban llegar a un galeno dudaba que hubiera algo que pudieran hacer por ella en aquel punto.

La sonrisa del capitán por su parte le decía todo lo que necesitaba saber aunque también significaba que no se librarian de aquello tan limpiamente como el hubiera deseado,al parecer el nuevo plan era congraciarse con el nuevo Dajir dándole un regalo en sangre y acero-el barco está en aquella dirección así que tendríamos que matarlos de todos modos-dijo el simplemente encogiendose de hombros mientras se dirigía a la batalla con los otros.

Las órdenes comenzaron a darse luego de la primera palabra alarmante: Dragón.

Pero solo un poco antes que la lucha iniciara allá afuera, ahí adentro sucedió un ultimo derramamiento de sangre, uno que implicaba un desencadenamiento de acciones que serian vistas ante los ojos de aquellos que decidieron quedarse bajo un techo que no tardaba en desmoronarse.

Kyara, recibió la fría visita de una muerte que no podía hacer nada con su verdadera esencia, una muerte que no hizo más que su cuerpo sufriera una forzosa metamorfosis, una que se materializo en un grito de un cuerpo que dejo expulsar un ente sombrío de sus ojos y boca, un ente que se materializo en el aire observando como el cuerpo de la muchacha caía inerte ante una daga que atravesó su espalda.

Los comandantes de Kyara observaron aquel hecho y cada uno de los tres se encuadraron sobre sus pies, sacando a relucir sus armamentos, uno de hoja naranja y de ancha hoja, otro de dos wakizashis y el último con una katana de acero brillante quienes dirigieron sus intenciones a matar a Jo´kar, el syrolutha que lastimo a su general.

Jo'kar se quedó pasmado con lo que pasó a continuación. Del cuerpo de la mujer salió un ente extraño que el felino se quedó observando a ver que podía ser aquello. Pero luego unos ruidos a su espalda llamaron su atención. Jo'kar desenfundó un par de armas élficas que cualquiera que le mirase podría apostar porque antes no estaban en el lugar del que las sacó.

Se alejó un paso de la extraña criatura que había aparecido a su espalda mientras se preparaba para repeler los ataques de aquellos tres hombres.

 Con el retroceso, el cañón salta varios metros hacia atrás y ayudo a la dotación a  empujarlo de nuevo a su posición.

Después observo un segundo la zona de impacto, antes de recargar el cañón y... de repente mi semblante se congela, la bola acaba de hacer un perfecto impacto... y todos a un diámetro de 30 metros caen muertos, en un par de segundos hago los cálculos y... 300, alrededor de 300 muertos en un segundo. ¿Que tipo de arma es está?. Pienso mirando al inmenso cañón, cuando lo terminé de cargar por primera vez, la bala parecía muy pesada, mucho más de lo que yo estaba acostumbrado. Había practicado con las nada desdeñables culebrinas dobles, que usaban munición de 32 libras, y, obviamente practicaba con piedras. Esto era diferente, las bolas serán de 40 o 42 libras, una maldita monstruosidad, y no parecen ser macizas, sino rellenas con polvora, pero tampoco las normales, estas, por la distancia que ha abarcado en que el radio de acción su estela de muerte, parece que también llevaban metralla, haciendo que la potencia de la explosión de la polvora de dentro genere una destrucción que yo nunca había contemplado. No se si estas armas son geniales o el invento más malvado del mundo... puedes destruir a los mayores ejércitos con un par de estas... la superioridad numérica no importa practicamente con esto... es demencial.

Los gritos de la gente me sacan de mi estupor. Estamos en una batalla y hay que ganarla si queremos seguir viviendo... al menos hasta el dichoso juicio.

Cojo el taco con la esponja húmeda para apagar posibles restos que quedaran del disparo anterior,  a continuación introduzco la pólvora, apretándola con un taco, este seco, claro, luego la bala y comprimo el conjunto con el mismo taco. En la parte posterior del arma, en un orificio denominado oído introduzco una pequeña cantidad de pólvora a la que le pongo una mecha para provocar el nuevo disparo.

Los comandantes corren con las espadas preparadas, Dakusouru, el samurái de espada ancha y naranja, da un corte en el viento, lo que inmoviliza a su enemigo; Sairentoba frena de lleno y hace surgir dos espectros de su cuerpo, uno de hielo y de aire, cada uno con un arma que lo caracterizaba, espada de hoja ancha y de hielo para el elemento de agua y una larga lanza para el elemento aire, cada uno de ellos fijaron sus miradas al objetivo; Teshibo por su parte desapareció dejando una pequeña estela de polvo que se levanto hacia arriba.

Cuando cada guerrero se posición delante de Jo´kar a un punto donde las armas podían dar sus golpes mortales, ahí fue cuando las cosas se tornaron confusas, puesto que ninguno de los hechizos iban dirigidos al felino.

El espectro de Kyara no podía moverse y rápidamente sintió como el hielo la congelaba, el elemento aire la levantaba del suelo y Teshibo surgió de entre las sombras aéreas para asestar un golpe tan terrible que el hielo se hizo añicos junto al espectro que ahí adentro encerraba.

Kyara, la Vohnia, había sido completamente desterrada del plano de Karjian y tras esto, los tres comandantes enfundaron sus armas y voltearon su vista hacia la lucha que ahí afuera se estaba desencadenando, siendo Sairentoba el que gira la cabeza sobre el hombro, sin voltear su cuerpo por completo para clavar su mirada hacia Jo´kar.

- No lo hicimos por ti hombre gato…la general había demostrado que no respetaba a sus heishi, no respetaba a sus posibles aliados, no respetaba la confianza que Jones había posado en ella y no nos respetaba a nosotros, Davy Jones muy probablemente nos mate por esto, pero preferimos la muerte antes que aceptar una orden mas de aquel espectro -

Jo'kar se quedó con los ojos a cuadros ante la demostración de poder que se hizo delante de él mientras se planteaba como demonios iba a hacer para detener aquellos ataques antes de poder salir de allí por patas. Se preparó para esquivar los hechizos que venían hacia él y tardó un momento en darse cuenta de que esos ataques no iban dirigidos hacia él.

Los tres hombres de Kyara habían finalizado el trabajo que él había empezado y habían acabado con su general sin pestañear. Mientras Jo'kar aún no sabía como reaccionar, se limitó a mirar a los piratas que se habían dado la vuelta y estaban mirando al combate preguntándose porqué habían hecho aquello. Su pregunta no formulada no tardo en obtener respuesta cuando uno de los tres piratas le habló.

Jo'kar asintió sin decir nada ante el comentario del pirata mientras ordenaba su cabeza. - Lamento que las cosas hayan tenido que ser así, habéis demostrado ser mucho más sensatos que aquella cosa. - dijo el syrolutha mientras se acercaba a la altura de los tres piratas. - Davy Jones no está aquí ahora así que vuestro destino tendrá que esperar.  - les dijo sonriendo. - Que os parece si salimos ahí fuera y repartimos un poco de muerte entre los que atacan la ciudad. - preguntó el syrolutha mientras se adelantaba hacia la puerta.

Una vez Jo'kar llegó hasta allí, el felino se colocó junto a Draken que había comenzado a atacar a los enemigos que se aproximaban demasiado. Lo miró mientras hacía una leve inclinación de cabeza a modo de saludo.

Pensó que aquel día ya no podía guardar más sorpresas para el hasta qur vio lo que sucedía con Kyara y sus comandantes -quien lo hubiera dicho al final si había algo dentro de esa cabeza -dijo con un tono de sorpresa poco común en el mientras se apresuraba junto al capitán para tener un buen lugar en la muralla, su prioridad ahora mismo era detener a tantas de esas enormes criaturas como le fuera posible antes de que derribaran la puerta. Preparo su ballesta y disparo confiado en que sin importar lo duro del pellejo sus ojos eran vulnerables.