Partida Rol por web

El mundo deja de tener forma ante los cientos de colmillos que rasgan tu carne, el dolor era indescriptible, pero tu mente ya estaba demasiado dura de pensamiento como para siquiera tener en cuenta que estabas muriendo, que tu codicia te había llevado a eso y curiosamente, sentías que habías ganado ese destino.

Dejas de respirar, tus ojos ya no adquieren imágenes, tu ser se traslada a la eterna oscuridad, te sientes en un mar, uno gigantesco, uno que te envuelve y te asfixia, hecho de oscuridad eterna y repleto de criaturas que no existían, pero que aun así sentías que te acechaban, te sientes solo, triste, vago y maldito.

Vagas por el terreno sin ver nada más que oscuridad, sintiendo como un dolor se apodera de tu pecho y te rasga cuan acero caliente.

- ¿Es desesperante no? - oyes una voz muy opaca, poco clara pero entendible, la cual venia de todos lados y a la vez de ninguno, tratas de hablar, pero no te surgía sonido alguno - saber que hay algo ahí, pero que no sabes que es ni a donde se encuentra…recuerdo esa emoción, decir que solo es desesperante, seria elogiar la sensación - un largo, casi interminable silencio se hace material, para luego de un tiempo que te pareció eterno, vuelve a hablar aquel ente - dime Kha´shi…has visto lo que han hecho con tu cuerpo, como han profanado tu ser y el de tus hermanos…¿crees que es justo todo ello? - sientes que puedes hablar, aunque con mucho esfuerzo -

Todo se volvió oscuro, todo dejó de tener sentido, todo lo que había vivido, todo lo que había sentido empezaba a desvanecerse a medida que esa negrura me invadía.

No estaba seguro de que lo que sentía o pensara fuera real, "¿A caso puedo hacerlo después de ver como se me echaban encima devorando y destrozando mi ser?" Entonces caí en la cuenta..."Azazel...pues claro que es posible, finalmente he sido elegido para ayudarle, mi pecado, mi codicia, ella me ha hecho ser lo que soy, ella ha conseguido que esté aquí ahora." Y una risa en mi cabeza me invadió, satisfecho con lo que era, pero de pronto, aquel vacío, aquellos seres, aquella sensación de estar siendo acechado, triste, viejo y maldito me invadió, callando esa risa.

-¡Tu!-Oí aquellas palabras, debe ser él-¿Tu eres Azazel? ¿Me has traído para servirte? Es verdad que lo que ha pasado es injusto...Me gustaría poder hacer algo...la verdad, ellos no tienen la culpa de mi codicia, me gustaría poder evitar su muerte, la de Ellie, la de mis hermanos...además...-La rabía se apoderó de mi enfureciendome-¡Muahahahhahaa..jaja..aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!!!!!!!!-Una risa que salió de mi poco a poco se convirtió en gritos desesperanzados.-Pero, si ha llegado mi momento de estar al frente de tus filas, aceptaré mi destino...

Tu voz contaba con un eco que iba hacia el infinito, pero no tenía la misma tonalidad, no tenía la misma fuerza, pero aun así, te sentías como alguien poderoso.

- ¿Azrael? - dijo el ente - oh mi pobre Kha´shi, no sabias nada en Karjian, no sabes nada en el Inframundo…al parecer…el capitán Alharan tenía razón, inútiles como tú no merecen vivir, piensas que te harás fuerte, que te harás poderoso, que ahora serás una especie de guerrero bajo el poder de Azrael…pero no mi querido syrolutha…esto es la nada y en esta nada te quedaras hasta que sepas que el poder no lo es todo, que no estás destinado a ser un vengador, que aquí te pudrirás sin pudrirte, que aquí estarás sin estar en ningún lado, que aquí recordaras sin ser recordado…eres nada, eres tristeza, eres pena, eres asco…y yo soy tu dueño por la eternidad ya que Azrael simplemente no te necesita, le das risa, le das tristeza, le das pena, le das asco -

Cuando aquel ente me contestó, a cada palabra que decía, aumentaba mi frustración. "¿Pero quién se cree?"

-Tus palabras me hacen reír. Dices que voy a estar en la nada por siempre, esto va a ser de aquí en adelante. Y...¿Te atreves a decirme que vas a ser mi dueño? ¡Eso no te lo crees ni tu! No me creo nada de lo que dices. Si bien puede que el que aquí me mantenga vivo o no vivo, lo que cojones sea, no tengo por que admitirte como dueño. Yo soy libre, no voy a permitir que tu te llames mi dueño, sigue soñando en esta eternidad con ello. Hasta donde yo se, tu eres más desgraciado que yo, pues llevas más tiempo aquí, ¡no te atrevas a sobreponerte a mi!

Silencio, profundo silencio, horas, días, años de silencio, no oyes nada, no sientes nada, ya no eras nada, no podías gritar, no podías decir siquiera nada, la oscuridad te rodeo y sentías que te ahogabas en una eterna pesadilla de dolor, sin siquiera poder morir.

El mundo deja de tener forma ante los cientos de colmillos que rasgan tu carne, el dolor era indescriptible, pero tu mente ya estaba demasiado dura de pensamiento como para siquiera tener en cuenta que estabas muriendo, que tu codicia te había llevado a eso y curiosamente, sentías que habías ganado ese destino.

Dejas de respirar, tus ojos ya no adquieren imágenes, tu ser se traslada a la eterna oscuridad, te sientes en un mar, uno gigantesco, uno que te envuelve y te asfixia, hecho de oscuridad eterna y repleto de criaturas que no existían, pero que aun así sentías que te acechaban, te sientes solo, triste, vago y maldito.

Vagas por el terreno sin ver nada más que oscuridad, sintiendo como un dolor se apodera de tu pecho y te rasga cuan acero caliente.

- ¿Es desesperante no? - oyes una voz muy opaca, poco clara pero entendible, la cual venia de todos lados y a la vez de ninguno, tratas de hablar, pero no te surgía sonido alguno - saber que hay algo ahí, pero que no sabes que es ni a donde se encuentra…recuerdo esa emoción, decir que solo es desesperante, seria elogiar la sensación - un largo, casi interminable silencio se hace material, para luego de un tiempo que te pareció eterno, vuelve a hablar aquel ente - dime Crat…has visto lo que te han hecho...¿crees que es justo? - sientes que puedes hablar, aunque con mucho esfuerzo -

Es todo muy extraño, hace nada me encontraba me en el bosque libre por fin del yugo de mis captores y ya podía saborear por fin la libertad, pero no recuerdo como, ahora me encuentro rodeado de una negra espesura con mi herida al rojo vivo sin saber que es lo que ocurre: ¿Me estoy muriendo? Pensé con un rápido flash en mi mente, pero no estaba seguro de nada, entonces deje de sentir mis extremidades, mi cuerpo, me sentía como si sola estuviese mi conciencia levitando en el vacío y tenía muchas ganas de dormir y descansar mas sabía que no podía hacerlo o entonces ese si sería mi fín.

Entonces algo extraño pasó y percibí un sonido que penetro tenuemente por mis tímpanos hasta mi débil conciencia, parecía una voz, una voz capaz de hablar mi idioma: ¿Será esta la muerte en busca de mi alma?. Miré a mi alrededor, o por lo menos creo que estaba mirando a mi alrededor, pero no era capaz de visualizar ninguna figura material ni espiritual, me preguntaba si era justo lo que me habían hecho, mi mente se puso a racionalizar y entonces con la poca fuerza que me quedaba, pronuncié unas palabras entre mis labios -!Sí! Es injusto lo que me han hecho, y merecen venganza, yo a ellos no les he causado problemas mientras que a mí me responden tomándome preso y intentan matarme en un injusto duelo, ¿quién... o que eres tú?-    

- ¿No estás cansado Crat? ¿Acaso…vivir escapando, correteando, escondiéndote como si de una serpiente se tratara…es una buena vida para ti? -

Sientes que abres los ojos ante la imagen de tu vida, un niño ratero, un joven problemático, problemas con la ley, amoríos breves, asesinatos terribles, tu vida, tu alfa y omega hasta la herida de aquel gran hombre oso.

Eran imágenes que se vislumbraban desde una cortina eterna, imposible de descifrar, de imaginar, de explicar.

El ente calló por largo rato, un rato que te hacia infinitamente largo, temías que no harías mas nada que observar los recovecos olvidados de tu memoria.

- ¿Sabes que estás muerto…no? - la voz era bifurcada, como si más de uno hablara, era opaca, como si un cristal oprimiera su boca, era extraña, como si de alguien familiar pero desconocido a la vez te hablara -

Las imágenes seguían presentándose ante ti y el ente calló de nuevo.

Aún inerte y confundido, una ola de imágenes he ideas recorre mi mente, no se que debo pensar, en qué debo creer, que estoy haciendo, estaba más confundido de lo que había estado nunca en mi vida.

Ya ni siquiera sentía la herida de mi pecho, tampoco sabía si la tenía, la oscuridad seguía rodeándome y ahogándome junto a esa extraña voz que retumbaba como un desagradable llanto de recién nacido. Empezó a mostrarme más imágenes de mí, de mi vida, mi pasado, y reconocí cada una de ellas, comprendí y observé que había llevado una vida muy desdichada respecto de otras personas y que esa lujuria interior que poseía solo sabía zanjarla con sangre.

Justo cuando escuché una frase que decía que ya estaba muerto intenté pensar, y pensé, estoy seguro que pensé: "Yo... muerto... tan pronto..." y justo al volver a la vida real, o al menos lo que parecía que estaba ocurriendo delante de mí, solté una carcajada astuta y sin ningún corte me atreví a responderle al ente.

- ¿Tú... eres Azrael... ya vienes por mi burda alma...? pues debo decirte que esta serpiente aún no ha pensado en dejar el mundo de los vivos - 

- Hay algo que me sorprende de gente como tu mi buen Crat - dijo de nuevo la extraña voz - están en un lugar que no conocen, sintiendo molestias y temiendo que algo caiga por tu nuca en cualquier segundo, con ese hormigueo de inseguridad tan típico de los vivos y aun así, comienzan a desafiar a todo y a todos…no hace mucho, han caído en la eterna muerte varios vivos con quienes me contacte, tal vez creen que les hablo para darle un poder o para darles un cobijo tras el velo de Azrael…pero no, no es así Crat, no es así - repite y calla nuevamente - me gustaría conversar un rato, unos minutos antes que desciendas al juicio de Azrael, creo que te toca el Infierno, asesinatos, violaciones, robos, varias clases de mierdas sobre tu alma manchada, yo que tú, solo esperaría y trataría de entretener a la soga que me sostiene del abismo infernal al que por cierto…no puedes huir, no creas que eres especial, simplemente te doy un poco de tiempo antes de que caigas eternamente -

Dos sillas se materializan, eran de un madero oscuro como el ocre, la cortina eterna hacia brillar levemente la silenciosa oscuridad que te rodeaba, mientras que el dolor de las heridas y las mismas heridas, habían desaparecido por completo.

- Así que dime Crat… ¿nunca has tenido familia? ¿Padres, hermanos, hijos? - calla esperando tu respuesta - otra cosa…deseas que siga así, o esperas alguna forma más material…de mi parte claro - era solo un conjunto de sonidos, pero sin embargo, eran varias voces que a pesar de su misteriosa fuente, parecía tranquilizador, inclusive amable -

Aquella cosa extraña me sigue hablando de más basura, no me ha respondido a mis preguntas y aún sigue queriendo que yo me quede ahí conversando con él como si fuese mi amigo, pues no pensaba responderle nada más y pasar de él. Si es verdad que tal vez esté muerto, que me espera un terrible final en el infierno, que soy una persona que le da igual lo desconocido, entonces aparecieron dos sillas extrañas a mi lado y pensé un poco: "Ya no siento nada, ni mis heridas, ni mi cuerpo, nada..."

Evidentemente no conozco que es estar muerto, así que no podría diferenciar entre vida y muerte pero está claro por lo que tú me cuentas que esto no está muy lejos de la muerte, en cuanto a mi familia. De joven estuve siendo secuestrado, raptado, esclavizado, etc. Nunca he podido ser persona, eso no es ser persona, el asesinato y la venganza sin sentido vino cuando tus siervos nigromantes jugaron con mi cuerpo y me torturaron durante un tiempo para mí eterno y eso no es todo... ¿Aún así te extraña que desafíe a todo lo que me ocurre? -Y realizo una corta pausa con cara de haber dicho palabras sobre un hecho obvio, después agarro una de esas sillas y la alzo por encima de mi cabeza, la balanceo con fuerza y la arrojo contra el ente espectral- ¡¿Acaso estas jugando conmigo pedazo de inútil?! ¡Vamos, hazte un ser más material si tienes agallas para poder partirte el cuello durante toda la eternidad! Y termino alzando mis puños y poniéndolos en guardia delante de él.

Silencio, profundo silencio, horas, días, años de silencio, no oyes nada, no sientes nada, ya no eras nada, no podías gritar, no podías decir siquiera nada, la oscuridad te rodeo y sentías que te ahogabas en una eterna pesadilla de dolor, sin siquiera poder morir.

Tras aquel ataque, de los fragmentos de hielo surgieron vapores oscuros que materializaron tu verdadera forma, lo que te dio la potestad de aprovechar al máximo tu capacidad mágica y tu capacidad de hacerte invisible ante los mortales.

Pero sientes como el ojo de Eris va centrándose muy lentamente hacia ti, sus agentes del caos no tardarían en llegar y debías apresurarte en buscar un nuevo cuerpo que engañe a la diosa.

Sientes como una gran energía mágica se hace presente lejos de las murallas de Het´jala, se trataba de una potente fuente de oscuridad que aun se mantenía estática pero que no tardaría en materializarse.

Se trataba de un poder elemental, uno perteneciente a las sombras de un antiguo conjuro que solo un dragón dotado podría invocar, no conocías poder tal, pero ya habías oído sobre ello en tus eternos viajes en el plano caótico…habías oído de ancianos dragones que no solo eran bestias estúpidas, sino seres capaces de invocar hechizos tan poderosos, que hasta los dioses tuvieron que intervenir para paliar semejante fuerza, puesto que no tardaría en equipararse a la de los dioses.

Notas como un montículo se levanta del suelo oscurecido por unas nubes naranjas que el cielo habían recubierto, dicho montículo poco a poco comenzó a tomar la forma que debía de tener, la de un ser humanoide, muy parecido a un lupino pero de inferior estructura muscular, vestido con extrañas vestiduras y armado con extraños armamentos.

Era energía pura, levemente poderosa, pero capaz de ser poseída con cierto grado de dificultad, tal vez era el cuerpo perfecto que buscabas y la información que en su mente había, podría ser bastante valiosa para un vohnia como tú.

Aquel ser se percata de su presencia, pero tarde fue su reacción, las sombras se fusionaron formando pequeños fenómenos eléctricos en medio de aquel terreno desértico.

Sus fuerzas se resistían a toda costa, pero poco a poco tu forma etérea se fusiono con la de la creatura, sus ojos que antes eran de un color azulado eléctrico, ahora pasaron a ser purpuras, tu forma etérea debía acostumbrarse a su nuevo cuerpo, por lo que caíste arrodillado mientras tu voluntad se esparcía por cada recoveco de aquel nuevo cuerpo.

Lo examinas, notas nuevos elementos a tu favor, garras y colmillos, además de la indumentaria y el arma, todo de un profundo color dorado, sus memorias se fusionaron con la tuya y observaste varias imágenes en cuestión de uno o dos segundos.

Las imágenes eran de lugares y épocas varias, donde aquel ser fue convocado para la lucha, tenían un amo, era una verdadera bestia, casi una deidad, se trataba del ultimo dragón de la casta Roan, los dragones celestiales, los mago dragones, soberanos de las sombras y terrores de Karjian.

El ultimo dragón se llamaba Kg-eren, quien sobrevolaba en los cielos de Karjian, ya no era el dragón oscuro de antes, sino todo lo contrario, era un ser esquelético, cuyo cuerpo se había derruido hasta los huesos pero cuya mente y alma maligna se habían mantenido en su más pura forma.

- COMO TE ATREVES VOHNIA A INVADIR UNO DE MIS ELEMENTALES – dijo el ser muy adentro de tu mente, como si una serie de truenos habían resonado en tu ser, causando un temor poco equiparable con los peores miedos –

La bestia no era visible ante ojos normales, pero tú con tus nuevos ojos lo podías ver muy arriba del cielo, una cadavérica figura que sobrevolaba mientras posaba sus atenciones sobre la ciudad de Het´jala.

- VEO QUE HAS MATADO AL DAJIR, BUEN CHICO…AL PARECER NO ERES UN SIMPLE ENTE INVASIVO, DIME VOHNIA…CUAL SERA TU NUEVO NOMBRE – Kg-eren no te veía como una amenaza, de hecho, tú en tu inferioridad sabias que no lo eras, un dragón de su capacidad mágica es temido hasta por los dioses y no te quedaba nada más que responder de la manera más cordialmente posible -

Al verlo lo vi claro, aquel cuerpo, aquella cosa, debía ser mía, tenía pensado adquirir el del nuevo dajir y así tener el poder, pero aquel cuerpo me atraía más, no podía resistirme y me dirigí a el, in detenerme hasta atravesarlo, produciendo una explosión eléctrica, luego me adentré aun más en el, este se resistía, produciendo que sus músculos convulsionaran por la actividad de los dos dentro de un mismo recipiente, claramente no podíamos convivir juntos así que cada uno luchaba por ganar al otro en aquella extraña batalla, pero no tenía nada que hacer contra mi y finalmente llené cada esquina de aquel ser con mi esencia.

Miré entonces mis manos, ahora con garras, mis dientes, ahora unos afilados colmillos, una rara indumentaria, pero dorada y bonita, además, en mis manos, una extraña arma.

Cuando parecía calmarme, entonces comenzó la invasión de memorias en mi mente, pequeños fragmentos instantáneos de las vivencias de aquel ser.

"Mmm...interesante."

Pero aun no había escuchado aquellas palabras y mi cuerpo se congeló, como si la sensacion de escucharlas llegase aun antes que ellas, aquel dragón, ahora visible a mis ojos se dirigió a mi con furia.

Al principio no sabía si debía contestarle o que, pero finalmente lo hice.

-Bueno, si he podido hacer tal cosa, míralo por el lado bueno, no tenía nada que hacer contra mi,de esta forma será mejor para ti tenerme en su cuerpo. Sin ánimo de menospreciarlo.

El dragón pareció que al final no le importase tanto mi acto, incluso me reconoció un merito. "Vaya, hacía tiempo que nadie lo hacía...ya me ha caído bien."

-Ese tipo merecía más dolor que la muerte que le di, pero no pude resistir el impulso.-Entonces medité sus palabras- Omm...tienes razón, supongo que el nombre de Kyara no quedará muy bien en este cuerpo...mmm...Vaan Kasbeel.

Miré al dragón sobrevolando la ciudad.

-Deberías saberlo, pero tengo bastantes preguntas que hacerte, desde qué es este cuerpo y que puede llegar a hacer hasta por que tu dragón, Kg-eren, último de la casta Roan, junto a otros, estáis haciendo todo esto, cual es el motivo, la causa, y cual es el fin.

La criatura calla, aun con sus alas gigantescas se mantiene estática sobre tu cabeza, muy lejos sobre un cielo oscurecido, siendo solo sus tremebundas alas las que subían y bajaban para mantener a flote a Kg-eren.

- MIRA UN POCO MAS VOHNIA –

Dijo y en tu mente se dibujaron las escenas vividas por aquel elemental, veías una oscura ciudadela escondida bajo los cimientos de Het´jala, un secreto milenario de guerreros tan antiguos y peligrosos que fueron condenados a morir bajo las arenas, aguardando a ser levantados y luchar junto aquel que los resucitara.

Veías una imagen más borrosa de lo normal, esa no era una memoria, era una idea, una visión de lo que Kg-eren deseaba en ese preciso momento, un ejército de no muertos luchando bajo su comando y que estos a su vez se unan al verdadero líder de todo aquello…

- Kg-eren, no creía que aun vivieras –

- ¿QUIEN ERES Y POR QUE ME HAS ENCARCELADO? –

- Realmente no sabes quién soy, pero yo te conozco Kg-eren Roan, el ultimo de tu linaje, el mago dragón cuya obsesión ha sido la de levantar nuevamente a sus hermanos quienes vagan en el Ja-valga…la Ciudad de los Huesos de Azrael, mi eterno enemigo… -

- ¡CARONTE! –

- Si…el mismo… - calla - …Karjian está a punto de ser el campo de batalla más grande de toda historia jamás contada por los más antiquísimos ancianos –

- DIME MAESTRO… ¿QUE DEBO HACER? –

La memoria se difumina en un punzante dolor demasiado físico para un cuerpo etéreo, sientes como la respiración se hace presente, el temblor de un frio que recorría tu nuevo cuerpo no hace mucho inmaterial, el cual fue fusionado en una nueva forma…la de una creatura material y viviente, consecuencia de la unión de dos entes.

- AHORA LO SABES VOHNIA…ESTA CIUDAD DEBE CAER PARA QUE MIS HERMANOS PUEDAN RESURGIR Y DESTRUIR A NUESTROS ENEMIGOS…VE…ANDA A AQUEL LUGAR…SERAS MI EMISARIO…NECESITO QUE LE DIGAS QUE TIENEN ESTA ULTIMA NOCHE PARA RENDIRSE…HAZLO CORRECTAMENTE Y SERAS RECOMPENSADO –

Dijo el gran dragón mientras se mantenía ahí arriba, con las alas moviéndose de hacia arriba  hacia abajo, evitando que su demoniaco ser cayera al suelo lóbrego. 

No entendía, aquellas visiones, aquellas ideas, todo era esclarecedor pero a la vez me confundía aun más sin llegar a nada en claro.

Lo miré con cierta insatisfacción en sus respuestas. Suspiré mirando al suelo.

-Supongo que debo demostrar antes algo. Está bien, iré allí-Dije señalando la ciudad-Les informaré de lo que les espera si no se rinden a nosotros. Pero quiero que esto sirva como mi parte a cambio de información, de la verdad sobre todo esto. Yo daré el primer paso.-Terminé con voz firme, dando un fuerte pisotón en el suelo, el primer paso dirigiéndome hacia la ciudad, donde buscaría a la gente con la que me encontraba antes y al nuevo Dajir.