Partida Rol por web

Kim sintió mucho alivio al saber que las cosas no habían pasado a mayores y que los daños y heridos no eran graves. Por supuesto sabía que las cosas no se habían arreglado del todo y que en cualquier momento podía volver a pasar algo similar o peor así que mientras esperaba a ver si su idea del comité era aceptada decidió ponerse a trabajar. Por un lado debía aumentar las medidas de seguridad pues después de lo que había pasado la gente estaría insegura y dada la actual situación eso sería como una bomba de relojería, debían poder aportar cierta estabilidad si querían seguir adelante. Por otro lado comenzó a reunir información por su cuenta de las necesidades más acuciantes de la gente de la expedición y que no estaban siendo tenidas en cuenta, así podría compararlas con los resultados del comité y tener algunas propuestas ideadas si se daba la ocasión.

Sabía que se hallaban en un momento delicado y que cualquier paso en falso podía condenar todo el proyecto. No estaban en la situación ideal pero al menos estaban intentando poder sentar las bases de un futuro para todos los que habían comenzado aquel viaje con esperanza de una nueva vida. Comprendía que los que tenían familiares en criogenia no estaban contentos con la posibilidad de que quizás nunca los vieran pues parecía que habían comenzado un proyecto a largo plazo. Lo único que la consolaba era pensar que esa decisión había evitado que ahora toda la expedición estuviera muerta.

Tom dirigió una mirada de soslayo a Selena antes de salir. No volvió a hablar, ni esperó a nadie. El trabajo para el que le habían requerido allí ya estaba hecho, ni tan siquiera lo había pedido, y el trabajo que le esperaba en la cantina era ahora más real y acuciante. ¿El veterano había sacado algo en claro? Solo que no tenía puñeteras ganas de iniciar una carrera política y que quería tener que ver con aquello lo mínimo posible. Él estaba para asegurarse de que nadie muriese de hambre y para tratar de mantener un espacio en el que todos se pudiesen relajar para poder cumplir mejor con sus labores cotidianas. No era el militar de antaño, ni un matón, ni un enlace sindical ni... Qué ganas tenía de meterse en el gimnasio a bailar un rato, pero el deber mandaba. Los mandó a todos al cuerno mentalmente y se encaminó a la enfermería. Lo primero era ver cómo estaba la pobre Troy y preguntar si tenían noticias de los heridos en aquella pequeña crisis. Aun así, estaba convencido de que iba a tener que posicionarse una, dos o tres veces más con los suyos, pero ese día ya le habían tocado lo suficiente los testículos, y sin que él diese el visto bueno.

-Confiar en Ketchum fue un error, lo sé.- Murmuró Selena, sentada y con los codos apoyados en sus rodillas. -Es demasiado impulsivo, aquellos que le siguen también. Al verse acorralados, reaccionaron como hacen los animales: violentos. No había necesidad de llegar a eso...- La mujer suspiró profundamente. Luego se puso en pie. -La estrategia de Kladtomak puede hacer que le haga ganar el favor de muchos que ahora no están de acuerdo con ella. Es inteligente, quizás un poco inflexible. Me agrada...- Admitió, levantando sus ojos, viendo su reflejo en el vidrio de una cámara de criogenización en el que se encontraba el cuerpo de un niño, no más de doce años. A su lado, en otra cámara, estaba el de un hombre adulto de piel oscura. -Es una pena que sea parte de esta organización que me ha quitado todo. Que nos quitó todo, mi amor.-

Colocó su mano sobre el vidrio. En la parte baja, Se encontraban las pantallas rotas que deberían mostrar los signos vitales de su esposo e hijo. Pero desde el momento que ella fue despertada de su criogenización, había descubierto que las cápsulas de las personas más importantes en su vida eran solo tumbas heladas. -Tendré justica. Les haré pagar por lo que nos han hecho...-

Tan pronto como Arslan llegó a los laboratorios, su particular reino dentro del Arca Esperanza, comenzó a dar órdenes a sus subalternos. El objetivo, averiguar todo lo posible sobre los que habían participado en el levantamiento pero especialmente sobre Ketchum y Álvarez. Respectivamente, la cara visible de la rebelión y su aparente líder.

No sería muy difícil conseguir información. Disponían de los expedientes, los perfiles psicológicos y la historia de todos los tripulantes. Y no dejaría piedra alguna sin remover.

Fue interesante investigar sobre Selena. No por lo que averiguó sobre la mujer, sino por lo que descubrió sobre uno de sus propios hombres, Matthew Weng. Era un sociólogo muy avezado en su campo, experto en dinámicas de grupo y gestión de conflictos. 

Era también alguien que trabajaba para Selena. 

Arslan lo descubrió casi por casualidad. Weng había cubierto muy bien las huellas de sus acciones. Tanto como para no dejar más que información superficial sobre Selena, pero no tanto como para no dejar un pequeño hilo del que tirar. Arslan deshizo la madeja y se fue encontrando reuniones, encuentros aparentemente casuales y actividades que solo se podían calificar como de espionaje.

El científico jefe de la misión no dijo nada. Pero vigiló a Weng. Tener identificados a los espías era casi tan importante como revelar su verdadera afiliación.