Sala de Juntas

El Dr. Arslan fue de los primeros en llegar a la Sala de Juntas. Se sentó en el asiento que tenía asignado y esperó en silencio, sumido en sus pensamientos. A medida que el resto de líderes del Arca Esperanza iban llegando, comenzaron a formarse pequeños corrillos de personas que hablaban entre sí, algunas de forma más discreta que otras. Los pocos líderes que se acercaron a Arslan y trataron de hablar con él recibieron respuestas evasivas que les desanimaron a seguir intentando obtener algo de información antes del comienzo de la reunión.

Arslan solo se levantó, brevemente, cuando Kladtomak se presentó en la Sala de Juntas. Tomó asiento de nuevo, a la vez que la Capitana y permaneció en silencio. Lo único que podía delatar su preocupación era el modo en el que juntaba los dedos de sus manos frente a su rostro, golpeándolos suavemente entre sí. Pulgar contra pulgar, índice y dedo medio de una mano contra el índice y el dedo medio de la otra mano. Como si estuviera enviando un mensaje codificado en morse a alguien. En el laboratorio conocían el gesto y muchos decían que era el modo en el que e Dr. Arslan enviaba mensajes a Dios.

Su mirada, inicialmente perdida en el infinito, comenzó a centrarse de forma alternativa en todos los presentes. Estudiándolos. Diseccionándolos incluso. Calibrando cómo recibirían las noticias y cómo reaccionarían a la decisión que tendrían que tomar. De cada uno de ellos Arslan tenía una opinión formada, y en muchos casos, la certeza casi absoluta sobre cuál sería el bando con el cual se alinearían.

De todos, excepto de Oriri.

Eugene dejó por fin sus dedos quietos, tocándose unos a otros frente a su rostro, mientras observaba a Oriri. 

Mientras intentaba desentrañar el misterio de esa mujer.

El Dr. Arslan finalmente señaló un archivo en su consola táctil y, con gesto fluido, envió dicho archivo hacia el centro de la mesa de reuniones. El sistema de presentaciones holográficas mostró un enorme mapa estelar en 3D frente a todos. En él se podía ver el rumbo actual del Arca Esperanza y una línea que mostraba la ruta que estaba siguiendo hasta su destino, un sistema estelar marcado en verde. Y, en rojo, alejado de dicho rumbo, otro sistema estelar. 

La mayoría de personas presentes se callaron, al entender que la reunión había dado comienzo, aunque la Capitana no lo hubiera dicho oficialmente. Arslan permaneció en silencio y miró a Kladtomak, como esperando su permiso para comenzar a hablar.

En cualquier caso, todos los presentes sabían lo que estaba sucediendo: de algún modo, sin que aún estuviera claro el porqué, el Arca Esperanza había alterado su rumbo y se dirigía a un planeta distinto al previsto cuando inició su solitario periplo de más de mil años a través del vacío interestelar.

Kim entró en la sala de juntas con decisión y con gesto serio. No era aquella la forma en la que había pensado iniciar su mandato pero tampoco se iba a amedrentar, estaba segura que podría encauzar la situación. Se movió hacia su puesto en la mesa mientras observaba a todos los presentes, calibrando el estado de ánimo y si alguno sabría ya lo que estaba pasando. Tras tantos años de viaje la noticia sería un gran revés para expedición, de eso no le cabía duda.

-Buenos días a todos.

Dijo más como un convencionalismo que porque estuviera segura de en qué franja horaria estaban, allí en el espacio era complicado llevar el conteo del tiempo por franjas de luz así que se habían acostumbrado a hacerlo guiándose por las horas, de momento seguían los ciclos de veinticuatro horas de su planeta natal. Se sentó y miró el mapa en 3D que el Dr. Arslan había mostrado para todos, aquel esquema le seguía pareciendo tan espeluznante como la primera vez que lo había visto, solo esperaba que no anunciara el fracaso de la expedición casi antes de comenzarla. Miró al Doctor y le hizo un leve asentimiento.

-Proceda con la explicación Doctor Arslan, por favor.

Sería mejor dejar que los expertos hablaran antes y explicaran con todo detalle lo que estaba pasando antes de comenzar a meditar en posibles soluciones.

Se acercó a la Sala con una sensación rara en el espinazo. Mala señal. No sabía aún porqué demonios les habían convocado, pero el motivo no era nada rutinario o meramente informativo, de eso estaba segura. Y lo confirmó la actitud de Eugene, cuya mirada iba de unos a otros como si emitiera un láser disector. Había preocupación y un punto de inquietud en él, y ya, cuando el científico dejó su mirada fija en ella misma más de lo habitual, sin palabras, lo confirmó. Algo iba tremendamente mal.

Devolvió un tenue gesto con la cabeza en respuesta a su mudo saludo, y se sentó en la butaca asignada. La Capitana hizo acto de presencia enseguida, y enseguida fue al grano. 

¿Explicación...?

Y entonces lo supo. Supo la razón de esa Reunión de Urgencia, y sus ojos se desviaron sin poder evitarlo hacia uno de los gruesos paneles transparentes que les mostraban el espacio circundante. Nada inusual. Estrellas sobre el manto negro del espacio, millones y millones, y en algún punto, allí delante, un Sistema, y un Planeta. Un objetivo.

Pero... lo supo. Parpadeó, y clavó sus pupilas de acero en el rostro de Aslan. Nunca le había escuchado con más interés.

El doctor asintió con lentitud ante las palabras de la Capitana. Aún así, tardó unos segundos en comenzar a hablar. Cuando al fin lo hizo, su voz sonó calmada, sin rastro de nerviosismo. Expuso los datos como si fuera un profesor diseccionando a un cadáver y exponiendo los contenidos internos del muerto ante sus jóvenes pupilos.

—Los ingenieros han determinado que hemos viajado a través del espacio durante aproximadamente un milenio. Existen pequeñas discrepancias sobre el tiempo exacto, pero la horquilla se mueve entre los novecietos y los mil cien años —comenzó a decir—. Cuando tengamos tiempo suficiente para examinar los datos registrados por la computadora, podremos dar la cifra exacta —añadió, con un gesto displicente que daba a entender que eso no era una prioridad en estos momentos.

—La nave aceleró durante la mitad de esos años hasta alcanzar una velocidad de casi un once por ciento de la velocidad de la luz. Después, comenzó a decelerar, como estaba previsto. Siguiendo los protocolos establecidos, se ha comenzado a sacar de la criogenización a la tripulación, un proceso gradual que aún no se ha completado, pero que está funcionando correctamente, con un porcentaje relativamente pequeño de descriogenizaciones fallidas.

«Descriogenización fallida» era un modo desapasionado de indicar que el sujeto no había sobrevivido a la reanimación. Por pequeño que resultara el porcentaje, era un recuerdo de que la criogenización era un proceso no exento de riesgos y que todos habían asumido al comenzar su viaje que cualquiera de ellos podría no haber despertado de su sueño de siglos.

—Aún quedan meses para que alcancemos nuestro destino. La velocidad es adecuada y la deceleración nos permitirá ponernos en órbita alrededor del planeta objetivo. Lo interesante del asunto es que dicho planeta no es el objetivo inicial de la misión.

Desde que mostró el mapa en 3D había sido evidente que se trataba de eso. Pero enunciarlo de modo tan claro hizo que algunos de los presentes se removieran en sus asientos. Por supuesto, se había investigado durante los meses que los equipos habían estado despiertos y había rumores entre los primeros investigadores. Rumores que se habían ido propagando entre la tripulación. Pero ahora contaban con la seguridad absoluta.

—También estamos investigando cuál es la causa exacta, pero albergamos varias teorías.

Arslan activó una serie de opciones en su consola y el mapa en 3D comenzó a mostrar ciertos cambios. La representación del Arca Esperanza comenzó a ir hacia atrás en el tiempo y en el espacio.

—Creemos que cuando el Arca llevaba cuatrocientos años acelerando atravesó una zona de intensas radiaciones cósmicas. Los datos son confusos, puesto que parte de los sensores de la nave se vieron afectados por dichas radiaciones. Hay un período de tres años completamente inaccesibles en la memoria de la nave. Seguimos tratando de averiguar qué pudo suceder pero nuestra teoría es que la IA navegante decidió que si seguía avanzando por su ruta original la nave estaría en peligro. Así que optó por realizar una modificación de su trayectoria. 

En la representación holográfica se podía ver el punto exacto en el el que la trayectoria original y la nueva se bifurcaban.

—La computadora muestra signos de que durante aproximadamente quince años la IA dedicó gran parte de su capacidad computacional a determinar qué hacer. Después hay un período de unos cincuenta años de realineación de las antenas y toma de datos y otros quince años en los que hay otra intensa labor de cálculo por parte de la IA antes de realizar un nuevo cambio de rumbo, menos acusado que el primero, pero que nos pone en rumbo al nuevo planeta. A partir de allí la aceleración continúa durante casi un siglo y después comienza el período de desaceleración, que se prolonga por entre cuatrocientos y quinientos años.

El mapa se ha vuelto a centrar en la posición actual del Arca Esperanza.

—Nos encontramos a menos de un año de la entrada en el nuevo sistema solar, que hemos denominado Orión Beta. Estrictamente hablando, ya estamos en su sistema solar, porque los vientos estelares de su estrella principal nos afectan, y pronto atravesaremos el equivalente a su nube de Oort. Disponemos de cierta información sobre este nuevo sistema, pero aún tardaremos en analizarla por completo. Sí puedo decir que existen indicios de que alguno de los planetas o lunas de Orión Beta podrían ser aptas para la colonización.

Arslan se echó hacia atrás en su silla y adoptó de nuevo una postura reflexiva, con sus manos frente a su boca. Tamborileaba con sus dos dedos índices sobre sus labios y evitaba el contacto visual con el resto de los presentes. Su atención parecía fija en el mapa 3D, como si quisiera determinar con exactitud qué pudo suceder en cada momento del viaje.

Permaneció seria escuchando las explicaciones e intentando sacar alguna nueva conclusión, pero por más vueltas que le daba no se explicaba como habían llegado a esa situación, en todo caso quizás la pregunta sería si importaba a esas alturas, quizás para los científicos estuviera bien saber las causas de aquel desafortunado desvío, pero ahora lo prioritario era tomar una decisión sobre lo que harían a continuación. Esbozó una rápida sonrisa hacia Eugene.

-Gracias Doctor Arlan. -Le hizo un pequeño asentimiento y después pasó la mirada por el resto de presentes para ver sus reacciones. Seguramente habría decepción, descontento, miedo... Esperaba que la gente mantuviera la calma, no podía decir que para ella fuera lo ideal, pero al menos debía mantener cierta sensación de control para dar ejemplo.- Como ven la situación no es la que esperábamos, pero la nave no ha resultado dañada y nuestras opciones siguen intactas, yo diría que incluso se nos abren nuevas posibilidades con esto si los cálculos de la IA son correctos. -Y si no lo eran al menos esperaba que pudieran volver a criogenizarse y retomar el rumbo original, si no si estarían en un gran problema, pero de momento quería mantener la esperanza.- Me gustaría saber su opinión, si están aquí presentes es porque sus capacidades o conocimientos pueden aportar datos útiles sobre el rumbo a seguir, necesitamos tener la mente abierta a posibles soluciones para esta situación.

Dejó de hablar y observó al resto, quería ver de primera mano sus reacciones y también como afrontaban aquella noticia, también escuchar sus aportaciones y las posibles soluciones y puntos de vista.

No, no se había dado cuenta del hecho cuando tenía la explicación delante de los ojos. No era una mujer científica, ni matemática, ni siquiera sentía el gusanillo tecnológico que era algo que compartían casi todos los tripulantes del Arca. Aquel holograma con los trazos marcados en colores, la nave y el planeta y la trayectoria bifurcada, podrían parecerle algo evidente a cualquiera que lo mirara. Ella ni siquiera le había dedicado un segundo de su atención.

Pero sí, claro. No estaban donde debían estar. De todas las complicaciones que había imaginado cuando la despertaron del sueño criogénico, aquella era una con innegable carga de caos.

Habló sin dejar de mirar aún el panorama estrellado, allá enfrente.

-Es decir, que no sabemos la causa por la que nos hemos desviado, no se pudo prever. Pero lo hemos hecho, estamos en otro sitio, nos dirigimos a otra parte. Y aún estamos "estudiando" qué planeta... o incluso satélite, nos puede servir de alternativa. -Entonces sí, lentamente, pasó la mirada del exterior a Arslan, y de éste a la Capitana.-¿Es así, en resumen?

No era una pregunta real, estaba expresando en voz alta su propia confusión. 

-¿Pueden darme opciones? Porque, tal y como yo lo veo, la elección queda en muy poco. La IA nos va a dar su veredicto, y no creo que podamos discutirlo. ¿O sí? ¿Estamos en situación de cambiar en algo el objetivo que nos ofrezca?

—Sí existen opciones —dijo Arslan, en respuesta a la pregunta de Oriri. Observó a la mujer durante unos instantes antes de volver a hablar—. Hemos despertado a gran parte de la tripulación y tenemos de nuevo el control de la nave, la IA no determina ahora nuestro rumbo. Podemos, de hecho, trazar de nuevo un rumbo que nos lleve al planeta original.

Arslan pulsó de nuevo en su consola y la representación en 3D del espacio local mostró una línea nueva, de un color azul, que se acercaba al sistema al que se dirigían, lo pasaba de largo y ejercía una curva y varios cambios de rumbo, acercándose en espiral al planeta original de nuevo, girando varias veces sobre sí misma en una trayectoria complicada y, hasta cierto punto, mareante.

—Podemos redirigir la trayectoria y utilizar el pozo de gravedad de la estrella de Orión Beta como catapulta gravitatoria para impulsar la nave en una nueva dirección. Podríamos repetir esta maniobra usando esta estrella —un sistema cercano a la nueva trayectoria propuesta se iluminó en la representación holográfica—, y después esta otra —otro sistema se destacó—. Disponemos de combustible suficiente como para efectuar los cambios necesarios en la trayectoria, pero no el suficiente como para acelerar y decelerar, como hemos hecho para llegar hasta aquí. Tendremos que avanzar a una velocidad muy inferior a la que hemos utilizado para hacer nuestra primera parte del viaje. Esto quiere decir que el viaje se prolongaría durante aproximadamente treinta mil años más. Estimamos que entre 28.000 y 33.000 años. 

El doctor dejó que la cifra calara entre los presentes durante unos segundos. El silencio era sepulcral.

—La buena noticia es que puede hacerse (*). Sería posible hacerlo. Habría que detener el proceso de descriogenización de las personas que aún se mantienen hibernadas y los que ya estamos despiertos deberíamos volver a criogenizarnos, después de dejar todo listo. Los sistemas de la nave se mantendrían al mínimo, despertando a intervalos regulares para las correcciones del rumbo. Viajaríamos sin guardar datos sobre el trayecto, a ciegas a través de la inmensidad del espacio. Pero llegaríamos a nuestro destino original.

Arslan inspiró con fuerza antes de dar las malas noticias.

—Aún así, estimamos que el porcentaje de descriogenizaciones fallidas al llegar a nuestro destino aumentaría (**). Estimamos que finalmente estaría entre un 10% y un 50% del total, según los cálculos más pesimistas. El porcentaje sería más elevado entre aquellos que hemos sido descriogenizados que entre aquellos que aún no lo han hecho, así que si tomamos la decisión de alterar el rumbo, recomiendo que esta decisión se tome lo antes posible.

La doctora O'Connor miró a su hija, sentada en el otro extremo de la mesa con cierta preocupación, pero al mismo tiempo con una emoción inusitada a la que no quería dar rienda suelta ante los demás miembros de la reunión. Desde su acepción en el programa del Arca había sido más que consciente de que, con absoluta certeza, ella no llegaría a ver el planeta destino de la misión. Al ser una persona con cierta edad para un puesto tan importante como el de los laboratorios y el ala médica de la nave, estaba obligada a ser una de las primeras personas en ser despertadas cada vez que un mínimo de tres personas fuesen necesarias, conscientes, en la nave, ya fuese para revisar el rumbo periódicamente o para asegurarse del buen funcionamiento y mantenimiento de los sistemas de soporte vital, tanto de los pasajeros como de los jardines y bancos genéticos de la nave.

Ahora Arsian descubría aquel pequeño contratiempo y la doctora ya era prácticamente capaz de poner fecha a su defunción, o al menos precisar entre qué número de posibles despertares podría suceder, en caso de que optasen por el camino largo. Era muy consciente de que su hija estaba más que preparada para tomarle el relevo, pero, si optasen por no tratar de volver al planeta original, no tendría por qué despedirse de ella, puede que para siempre, al final de la reunión.

No sabía si Anna había leído todo aquello en su mirada, pero tampoco estaba dispuesta a que así lo hiciese, en caso contrario, así que optó por concentrarse en la proyección, la transcripción de información sobre posibles años de revisión de la ruta y los comentarios de las cabezas de la misión. Ella era, a fin de cuentas, la profesora de los responsables de la próxima generación médica de la nave, su voz no primaba en absoluto en aquel debate, claro que tal vez pudiese opinar si le sorprendían con alguna idea descabellada. No se fiaba en demasía de las posibles perspectivas de Oriri y no sabía hasta qué punto su nueva capitana estaba preparada para aquel giro de los acontecimientos...

Las siguientes explicaciones del doctor Arslan fueron mucho más directas y desde luego aunque la posibilidad de retomar el rumbo original estaba ahí, parecía cada vez menos atractiva, sobre todo para los que ya habían sido descriogenizados como ella.

-Supongo que el tiempo del viaje es lo menos importante si vamos a estar descriogenizados. ¿Un aumento de tanto tiempo puede suponer un riesgo para el funcionamiento de los sistemas de la nave o para lo que transportamos? -Era lo único que se le ocurría que podía hacer de ese viaje más peligroso, bueno, lo único no.- Y supongo que podríamos volver a sufrir un nuevo desvío ¿Verdad? -Si ya había pasado una vez lo veía probable.- Eso nos dejaría con menos posibilidades.

Se quedó pensativa. Le hubieran gustado mejores noticias pero en cualquier caso estaba bien tener alternativas. Pero alternativas ¿A qué? Esa era una buena pregunta.

-Doctor. ¿Cuando tardarían los científicos en confirmar las suposiciones de la IA sobre la posible habitabilidad del sistema en el que nos encontramos?

Quedarse en un lugar totalmente desconocido no la atraía, pero si podían confirmar que las condiciones eran favorables como su destino original quizás no hiciera falta arriesgarse tanto.

—Existen riesgos —dijo Arslan—, pero la nave puede afrontar el viaje. En cuanto a si puede volver a suceder lo del cambio de rumbo —el doctor abrió las manos, como dejando abierta la posibilidad— aún no sabemos qué es exactamente lo que provocó el cambio, por lo que no podemos descartar que vuelva a suceder.

La segunda pregunta era más peliaguda.

—Con respecto a la habitabilidad del sistema, estamos centrando la investigación en uno de los gigantes gaseosos. Creemos que existen más gigantes gaseosos, pero no estamos completamente seguros. El que estamos examinando probablemente tenga lunas habitables, es lo habitual. Pero puede que no encontremos nada concluyente antes de llegar al punto en el que deberíamos preparar el salto a nuestro objetivo inicial.

-Gracias Doctor Arslan. -Respondió con un gesto serio, no quería parecer preocupada en exceso pero a decir verdad lo estaba, aquello no iba como se había imaginado. Después miró al resto de participantes.- Bueno, ya saben la situación. Es evidente que tenemos que tomar una decisión al respecto, no hace falta tomarla ahora pero tampoco debemos alargarla más de lo necesario. Ante las novedades voy a ordenar que se paralicen las descriogenizaciones, si volvemos a saltar no quiero poner a un mayor número de gente en riesgo. -Volvió a pasar la vista por toda la mesa, allí estaban representados casi toda la gente que formaba la expedición.- Solo descriogenicen a la gente indispensable.

Bastante tenía con saber que si había una próxima descriogenización tendría más posibilidades de no conseguirlo, no quería poner en peligro a más personas de las necesarias para que todo eso funcionara mientras tomaban una decisión.

-Si no hay más preguntas que todos los equipos se pongan a trabajar en sus tareas, en cuanto tengamos alguna novedad les convocaré de nuevo.

Se quedó sentada allí, en cuanto se fueran todos podría analizar al detalle todos los informes, aunque probablemente no habría nada nuevo a lo expuesto por el Doctor Arlan. En cualquier caso le vendría bien pensar en todo aquello, el problema era bastante grave.

La científica terminó por caminar hacia su hija una vez que la reunión se dio por finalizada.

- Anna, si finalmente se opta por continuar de vuelta hacia el planeta original, creo que deberías exigir a tus responsables y a la capitana el volver a la criogenización cuanto antes. Puede que me quede ayudando a los turnos de supervisión como responsable permanente de la bahía médica. No es lo que más me apetecería en este mundo, pero si una de las dos ha de hacerlo, lo más lógico es que lo haga yo. Eres consiente de mis limitaciones físicas y no estoy segura de que vaya a soportar otra estación en el tanque.

Sabía que Anna no iba a hacer una escena en público y todavía había unos cuantos miembros de la tripulación comentando algunos pormenores antes de volver a sus puestos o sus barracones. Tal vez la propia sala de criogenización fuese el mejor lugar para hablar de ello, pero sabía que Anna tenía tareas pendientes antes de poder permitirse más de cinco minutos para tratar de luchar contra la afamada cabezonería de las O'Connor, de la que también era depositaria, así que la despidió con una leve inclinación de cabeza y decidió darle una visita a Reznor en la cantina.

En el Arca nada se podía ocultar por demasiado tiempo, menos cuando la mayoría de sus habitantes permanecía en animación suspendida.

Poco imaginaban aquellos inconscientes el drama que había comenzado a fustigar el malestar de algunos de sus compañeros, los que velaban por su bienestar y por su llegada al ansiado nuevo mundo. Troy le había expuesto a Tom todo lo que había pasado y de lo que en aquella reunión se hacía hablado con un cierto fatalismo, inesperado en una persona de su oficio y posición, pero la doctora estaba quemaba desde el momento en el que  Kladtomak se había visto obligada a tomar el sillón del capitán 

El propio Tom no sabía cómo terminar de tomarse aquello, pero realmente estaba molesto por el tener que asumir otra siesta de un millón de anos, y él aún lo podía comprender, pero estaba convencido de que entre las otras personas que pululaban por la nave en aquel momento, muchos querrían hacer oír su descontento, y puede que no con palabras suaves y acciones mesuradas. Solo esperaba que no tuviesen que lamentar alguna desgracia. Y tal vez por ello, fuese preferible el dar voz a ese descontento, para que no fuese una bomba subterránea bajo sus pies. Reznor era muy consciente de que el retener veneno nunca era buena idea.

Kim pasa casi todo el tiempo en la sala de juntas analizando los pocos informes que le vayan llegando y meditando cual sería la mejor solución posible. Le gusta poder pensar en solitario, es la carga de un líder sobre el que recaerá la decisión final, aunque antes prefiere tener en cuenta todas las opciones disponibles y escuchar la opinión de los afectados. Sea cual sea la decisión será arriesgada, si sale algo mal la culparán a ella, aunque está acostumbrada a la presión, aunque esta vez eso alcanza nuevos niveles con el futuro de tantas personas en sus manos y el suyo mismo.

Al terminar la reunión Arslan se fue inmediatamente al laboratorio y puso a todos los equipos a trabajar. Los navegantes y matemáticos debían prepararse para llevar a cabo los cálculos necesarios por si al final la Capitana decidía cambiar el rumbo. Y era necesario extraer toda la información posible sobre el sistema al que se dirigían. Encontrar un lugar apto para la colonización podría hacer más fácil tomar la decisión. Al fin y al cabo, ¿qué importaba un sistema u otro? Lo importante era encontrar un nuevo hogar para la Humanidad.

Sin embargo, había algo que Arslan no podía ignorar: el momento en el que la I.A. había decidido alterar el rumbo. ¿Cómo había llegado a esa conclusión? Los datos eran inconcluyentes. De hecho, no había datos que estudiar. Durante tres años la memoria de la nave era el equivalente a una enorme cantidad de ruido blanco. Inaccesible. Indescifrable.

¿Indescifrable?

Quizá para otros lo fuera, pero no para Arslan. 

Todo el mundo tenía sus órdenes, así que Arslan comenzó a estudiar los datos. Ahí había un misterio y lo iba a descifrar.

Escena finalizada