Partida Rol por web

Afortunadamente, no se había derramado ninguna gota de sangre antes de su llegada. Esperaba que pudieran salir de allí con la misma fortuna. Ranmaru asintió ante las palabras de Mikaya-sama, y se giró hacia Ashikako-san y Hotaru-san*.

Esto ya debería ser cosa nuestra, pero estad atentos, que ya hemos visto como suelen reaccionar... - les susurra Ranmaru a los Cangrejo** que la acompañaban, y una vez con los papeles en su poder vuelve a girarse para ponerse hasta al lado de Mikaya-sama.

¿Alguna vil mentira en la recamara, para intentar negar esto? - dice Ranmaru mientras enseña en alto bien claro los papeles, intentando sin mucho éxito que no se le note que lo está disfrutando.

Daichi solto a Masanori cuando entraron al recinto donde esperaba el gobernador, la magistrada y los guardias de ambos grupos, dejandolo a cargo del Kuni. No necesitaba la advertencia de Ranmaru; era obvio a donde se metian. 

Por esa razon, sujeto el arma gaijin con firmeza, dejando que su hoja brillase a la luz de las lamparas del lugar. No la habia limpiado bien con la ropa del ronin, y eso resultaba excelente. Queria ver las caras de aquellos escorpiones mientras la lucia. Tal vez alguno la conociera.

Y si no era el caso, aun quedaba la chance de que las fortunas le sonrieran,... y pudiera derramar mas sangre de insecto esta noche. 

Dejo caer a Masanori al lado nuestro y lo aparto con el pie para dejarme movimiento si se iniciase una batalla.

- Espero que estos guardias sean más sensatos que los ashigaru de la caravana. - susurro.

- Mikaya-sama. - le digo. Si lo deseais puedo comprobar si está manchado.

Zaibakan miró los papeles con el ceño fruncido, sin dedicarles nada más que una mirada fugaz

- ¿Como sabeis que no son una falsificación, Magistrada? Puede que tengan mi sello, pero podrían haberlo robado, o imitado.

- No será necesario, Kuni-san, al menos por ahora -respondió la Magistrada- En cuanto a la autenticidad de los documentos, podria estudiarse ahora mismo si estuviesemos hablando de contrabando de pimienta gaijin, venenos y otras mercancías ilegales "corrientes". Pero estamos hablando de mercancías provenientes de las Tierras Sombrías. Habrá una investigación de los Magistrados de Jade. No seais necio, Zaibakan-sama -escupió el "sama" con desprecio- Estais en inferioridad numérica y no teneis posibilidades. Si os entregais voluntariamente y colaborais, es posible que Sekawa-sama decida ser clemente. No os servirá para conservar el honor, pero tal vez si la vida, y con ello la posibilidad de redimiros.

El gobernador miró a su alrededor con el ceño fruncido. Podia dar la orden a sus guardias imperiales y combatir a los que le rodeaban. Tal vez incluso le diese tiempo a matar a esa magistrada entrometida... Pero no. No había llegado hasta donde estaba por comportarse como un estúpido. Como habia dicho la propia Mikaya, si colaboraba podría salvar la vida, y mientras estuviese vivo todavía tenía posibilidades

- Esta bien, Magistrada; me entrego. Haced lo que creais conveniente.

Un brillo de triunfo iluminó los ojos de la Magistrada. Por fin había conseguido arrestar a ese bastardo corrupto.

- Arrestadlo y llevadlo a la prisión, y enviad inmediatamente un mensajero a Toshi Ranbo solicitando la intervención del Campeón de Jade. Respecto a Kyuden Bayushi, no tenemos prisa, así que podemos esperar a informarles hasta que el Campeón de Jade responda -ordenó a sus magistrados antes de girarse hacia los cangrejo- Gracias por vuestro apoyo; no habría podido reunir las pruebas sin vuestra ayuda. Ahora, ¿que tal si hacemos que Masanori-sama explique unas cuantas cosas?

Ranmaru apartó la mano de su empuñadura, cuando su tío Zaibakan decidió rendirse sin oponer resistencia. Aunque no lo mostró abiertamente, se sentía aliviada que no hubiera habido más pelea. Si algo le hubiera pasado a Gareki-san por su obstinación. No, él estaba bien, no había que preocuparse absurdamente. Y su madre estaría muy orgullosa de ella. ¿Y su padre lo estaría? No le preocupaba tanto eso, como el hecho que quisiera tenerla a su lado a raíz de esto. Ranmaru no se podía permitir dejar Kuzume Mura.

Intentó nuevamente apartar esos pensamientos, pero dado que sabía que volverían si seguía en ella misma, se unió a Mikaya-sama en los agradecimientos a los Cangrejo. - Ciertamente, puedo dar fe que sin vuestra ayuda no habría sido posible. Os estamos agradecidas.

- No hay nada que agradecer. - respondo. Cumplimos con nuestro Deber para con Rokugan y nuestro Clan.

- Además, localizar y ayudara detener a los Corruptos y Manchados es la tarea que nos ha sido encomendada a los Cazadores de Brujas Kuni. - añado totalmente orgulloso.

Solo frunció levemente el ceño, decepcionado, mientras ladeaba el “onari” (debía pensar algún nombre para esa cruza de yari y ono, de momento ese serviría) y lo ponía firme a su lado, golpeando el suelo levemente. Ni la gratitud ni nada de lo que dijeran las magistradas le significaba algo, salvo de hecho un leve desagrado. Había ayudado a unas Escorpión, aunque fuera contra otros de su misma calaña, o quizás peor, según como se viera.

Sentía ganas de escupirles, pero dado que parecía que Kuni si lo disfrutaba, lo dejo en un gesto de desagrado, y aparto su mente. Ahora necesitaría un buen baño y que alguien revisara el corte que le hiciera Utemaru…. Aunque también le interesaba saber porque ese estúpido gobernador había usado a los zombis para atacar la caravana, y dos o tres cosas más que no terminaban de encajar.

Ojala se dieran prisa con toda la zalamería para ir al interrogatorio.

Una vez trasladado Masanori a las dependencias de los magistrados, llamaron a un médico para que atendiera sus heridas y al menos le devolviese la conciencia. Cuando se recuperó, la magistrada os dejó a solas para que le interrogaseis, con Ranmaru para que tomara nota de lo que dijera.

Daichi entro mudo al salón. Al notar que les dejaban solos, sus ojos brillaron levemente.

Si fuera por él, la justicia seria como todas las cosas  de los Cangrejo. Directa y brutal, un firme golpe que separara esa cabeza de su cuerpo, con la mayor ignominia posible. Pero había que esperar lo que se resolviera al final. Entretanto… se podían sacar algunas cosas.

Sus pasos duros y largos le colocaron a la diestra del reo, levemente detrás, mientras miraba su nuca significativamente.

-¿Cómo empezó? ¿Cómo fue que caíste tan bajo, Masanori? +pregunto, con los músculos de la mandíbula tensos, omitiendo todo honorifico. 

Masanori se rió quedamente

- ¿Caer bajo? He comprendido cosas que ninguno de vosotros comprenderá jamás, porque teneis demasiado miedo o sois demasiado ignorantes. ¿De verdad consideras eso "caer bajo"?

- No insultes a nuestra inteligencia Masanori. - le digo. Sabes bien que has caido todo lo bajo que puedes caer.

- Ahora bien. - prosigo. Podrás salvar parcialmente tu Honor si nos indicas todos y cada uno de tus colaboradores en esta locura de empresa que has llevado a cabo.

- ¿Honor? El honor no es más que una mentira para ignorantes y necios, creada por los poderosos para mantener a los que están por debajo de ellos en su sitio. Lo único que realmente importa es el poder. El que tiene poder es el que marca la diferencia, el que decide que es lo correcto y lo que no...

Parecía que hasta ahora había estado disimulando bastante bien, porque sus incoherencias son propias de un demente

-Y tu ahora no tienes ninguno...+le recordo Daichi, mientras bajaba el arma verticalmente y le enseñaba la hoja a Masanori+ Ni siquiera el poder para elegir como quieres morir.

Sonrio. No era una sonrisa simpatica, en lo mas minimo. El destino del bastardo ya estaba sellado y seria muy divertido separar su cabeza de los hombros, tanto o mas que abrir a un Escorpion en dos. Se aseguraria de que lo viera venir, claro que si. Pero antes...

-Lo unico que puedes hacer es hablar algo mas, para alargar tu vida. ¿Porque atacaste la caravana con los cadaveres enmascarados?

- Porque erais una molestia, vosotros y esa magistrada metomentodo. No estaba previsto que os asignaran a la caravana; habia que quitaros de en medio, y si conseguiamos inculpar al clan Escorpión y crear un conflicto entre los dos clanes mataríamos dos pájaros de un flechazo. Por supuesto, que sobrevivierais y descubrieseis los negocios que Zaibakan mantenía con nosotros, también fue un imprevisto -dijo con una sonrisa cínica