Supongo que yo al estar inconsciente, estoy a merced de lo que ocurra. Tansolo agradecer a mis compañeros, los esfuerzos para salvar al buen doctor.
Jenny se quedó cerca del médico hasta que lo subieron a la camilla, todo intento de comunicación con ella se abocaba al máximo nivel de fracaso, pues no se sabría decir a ciencia cierta, si estaba realmente en shock o si evitaba de esa forma las preguntas de la policía.
- Oh Señor….¿que está pasando?- musitó Shepley para sí mientras intentaba asimilar los últimos acontecimientos. La sorprendente e inesperada herencia de Wayne se revelaba como poco menos que un sueño muy peligroso de alcanzar. Sintió que necesitaba alejarse de allí y sentarse a tomar aire para reflexionar acerca de los siguientes pasos a dar. Las caras de Nowak y de la señorita Barnes reflejaban un estado parecido, así que esperó con impaciencia a que estuvieran listos y pudieran largarse de allí.
Una carrera y varias enfermeras ajetreadas más tarde, los herederos se encontraban reunidos en una de las salas de espera del Hospital Presbiteriano de Nueva York. Reinaba un incómodo silencio. Dos de sus compañeros habían sido ingresados y estaban siendo atendidos en aquel preciso instante. El más grave de ellos había tratado de contener a los presuntos asesinos de Jackson Elías, estoque en mano y en condiciones muy desfavorables. Ni siquiera la policía daba crédito a la historia. Por suerte, se habían contentado con el testimonio de los vecinos y les dejaron marchar con la promesa de que testificarían en la comisaría cuando fuesen citados.
En cuanto ambos pacientes estuvieron estables y despiertos, fueron llamados a la habitación que compartían tanto el buen doctor como el padre Rixton. Allí pudieron aprovechar para ponerse al día. Aunque los médicos aún no los considerasen aptos para darles el alta, sí que permitían visitas.
Tras unas breves palabras de cortesía, el primero en romper el hielo para ir al grano fue el tímido escritor.
—Shepley y yo tenemos esta llave —explicó Nowak—. Nos la entregó la hija del portero, aunque no sabemos muy bien para que sirve. No parecía encajar en la caja fuerte y, de todas formas, estaba vacía.
El Padre Nathaniel Rixton había pasado mejores días, realmente todo aquello le había pasado factura, y eso era lo que menos le gustaba, que le pasaran facturas. Aunque en este aspecto era simplemente usada como una expresión y no una factura literal, al menos no de momento... Tendría que salir del Hospital antes de que lo hicieran.
-Ay... Ay... -Se quejó de su estado cual ancianito desvalido- Acércate, el de los hombros anchos... Necesitaré que me agarres en brazos y me lleves a la salida... No pienso pagar por los gastos médicos de este hospital cuando yo nunca pedí una ambulancia... Con un poco de alcohol y un hierro al rojo estaría como nuevo... y barato...
—Caballero, ya le he dicho que no puede levantarse de la camilla hasta que el doctor se lo indique, ¡que se le pueden salir los puntos de sutura! —vociferó una enfermera, mientras perseguía a Rixton.
Por suerte, el sacerdote aún no tenía muchas fuerzas como para huir de una enfermera experimentada.
La señorita Barnes se encontraba en una de esas incómodas sillas de las habitaciones de hospital, para suerte o por desgracia se encontraba perfectamente, su contrapartida se encontraba tumbado en una cama de hospital, el médico parecía más anciano, como si hubiera envejecido una década de repente.
- Tsk. El ruido salió disparado de sus labios como una bala cuando vio la nueva escena cómica y triste del cura. ¿Se habrá dado cuenta de que no va a tener problemas de dinero nunca más si se comporta como una persona normal y nos ayuda a cumplir con lo establecido en el testamento? Creo que no lo ha entendido, pensó Jenny en silencio y con los ojos cerrados.
- Jenny Pennsylvania 47. -dijo Shepley. Era otro de los interrogantes que habían encontrado en el apartamento de Elías. -Señorita Barnes, ¿sabe que puede significar? Si no me estoy volviendo loco juraría que es una especie de mensaje para usted…¡Piense por favor! ¿Tal vez el número 47 de la Avenida Pennsylvania? ¿Significa eso algo para usted?
Todo aquello era una maldita locura, pero tal vez pudieran encontrarle algo de sentido si lograban encajar las pistas que tenían.
¿Hago alguna tirada?
Sí, puedes hacer una tirada de Idea. 1d100.
Ufffffff por un pelo
Motivo: Idea
Tirada: 1d100
Dificultad: 90-
Resultado: 88 (Exito) [88]
El doctor permanecia completamente en silencio, observando lo que acontecia a su alrededor. Pese a los medicamentos paliativos, el dolor era insoportable y no le apetecia pensar en otra cosa que no fuera el recuperarse lo antes posible y abandonar esa locura a la que le habia metido el señor Elias.
Jenny Pennsylvania 47…
Jenny sintió que las piezas empezaban a encajar, pero le faltaba algo. Con todo el revuelo y la preocupación no había podido pensar detenidamente en el último mensaje que les había dejado Jackson Elías. Y en cierto modo, era cierto que faltaba una pieza: la pequeña llave que sostenía Nowak.
Había visto antes llaves así. Pequeñas, plateadas y anodinas. Generalmente acompañadas por algún identificativo que Elías había ocultado para no facilitarle las cosas a los asesinos. Llaves como las que se usan en las taquillas de las estaciones de tren. Ya había realizado viajes por el estilo tanto con Jackson como con Bruce.
Aquella llave como el mensaje eran para ella, al igual que el misterioso galimatías del suelo que ahora empezaba a cobrar sentido:
Jenny, ve a la estación Pennsylvania, taquilla 47.
La estación de Pennsylvania está en Nueva York, no os resulta difícil llegar.
Jenny extiende la mano para que el prestidigitador se la preste, la sujeta y cierra los ojos concentrándose en sus recuerdos.
- Creo que es una llave de una taquilla, de la estación de tren de Pennsylvania, taquilla 47 supongo.
- Una taquilla…es posible sí…pero…¿tiene alguna idea de lo que puede haber ahí? -preguntó un desconcertado Shepley - Quiero decir, ¿alguna vez le habló Bruce o Elías de esa taquilla?
Aquel asunto era realmente intrigante. El ilusionista no se resistía a indagar más, pese a los riesgos que ello pudiera suponer.
- No sé que pensarán ustedes, caballeros, pero creo que debemos ir a ver si la señorita está en lo cierto. Tal y como se están desarrollando las cosas es posible que encontremos algo interesante. - propuso David, procurando no pensar en que quizá volvieran a encontrarse con sus atacantes.
El Padre Nathaniel Rixton había sido impedido por una enfermera, por lo que este no tuvo más remedio que regresar a su cama en el cuarto y esperar, de mal humor, con los brazos cruzados y claramente molesto por no haberse podido escapar... a no ser que... El anciano echó un vistazo a su alrededor para comprobar si podía salir por la ventana.
-Mmmmm... -Comentó mirando con bastante atención, entrecerrando los ojos a la espera de que una idea mejor le llegara y... -No, mejor no... ¿Podéis traerme mi ropa?. Yo también quiero ir hasta allá...
La idea de Jenny era más bien esperar a que se recuperaran los dos heridos pero David parecía ansioso por ir a ver el contenido de la taquilla.
- Preferiría esperar a estar todos al cien por cien. Pero si todos estamos de acuerdo podemos ir sólo algunos, sea como sea deberá ser una decisión unánime. ¿Quién desea empezar ahora, y quien desea esperar?
Motivo: Estado de salud
Tirada: 1d100
Dificultad: 95-
Resultado: 13 (Exito) [13]
Hago una tirada de medicina para poder responder a Jenny hacerca de mi estado. Supongo que ha medida que me hacen las curas y mi misma experiencia, podria hacer una valoración de mi estado.
Forsyth sabía que los médicos que lo habían atendido tenían razón: era demasiado pronto para darle el alta. Por fortuna, aunque ambos habían perdido mucha sangre, lograron tratarles lo suficientemente rápido como para coserles las heridas antes de que el susto fuese a mayores. Probablemente podrían salir al día siguiente, pero calculaba que aún estarían algo tocados durante los próximos dos días, aunque le quedarían cicatrices bastante feas*.
Nowak insistió en pasar la noche en el hospital, temiendo que aquellos asaltantes quisiesen seguirles la pista. La policía todavía no les había contactado.
—Sé que tendremos que declarar en comisaría, pero temo por la seguridad del doctor y… bueno, el padre Rixton ¿Tienen algún familiar en nueva York que pueda quedarse también?
*Por la tirada de Medicina (obviamente no es del todo correcto, pero para darle vidilla a la narrativa). Los dos días siguientes después del alta médica tendréis un penalizador (-20 en habilidades o -4 en atributos) a cualquier acción física.
Pregunta: ¿Sigo disponiendo de las pistolas o me las ha quitado la policía?