Partida Rol por web

Ignorando la gema el gnomo se escurre evitando contacto con el Espíritu del Invierno. Su cetro se mueve con sutileza y desprende energía féerica hacia la criatura de hielo. Sus labios musita unas intelibles palabras y lanza un rayo contra la criatura esperando que la explosión féerica le alcance.

Con el último rayo feerico de Kellom el espíritu del invierno se aprieta su pecho y aulla de agonía.
Una telaraña de diminutas grietas se extiende por la superficie del zafiro. Momentos después, la siguiente vibración de energía azul se agita hacia afuera, pero su estructura ya no es capaz de contener las fuerzas elementales. El zafiro
explota en diminutos fragmentos dispersándose en todas direcciones.

El espíritu de la forma invernal oscila y parpadea y a continuación se deshace sobre si mismo en una nube de bruma blanca. Los muros helados que rodean a la Torre Draigdurroch comienzan a estremecerse y a temblar. Con un gran rugido, como el sonido de una gigantesca catarata hecha de cristal, pedazos enormes de hielo comienzan a desprenderse de la envoltura helada y caen al suelo, donde se destrozan. En unos pocos segundos, toda la barrera se quiebra y se derrumba.

El cielo sobre la torre comienza a brilla más mientras las nubes grises se extienden y se dispersan. La nieve arremolinada
para de caer y el aullido del viento gélido queda silenciado por primera vez desde que pusisteis un pie en el Bosque Terrible. De repente el mundo parece tranquilo, como si la naturaleza reconociera que su curso correcto ha sido restaurado...

El enano mira al rededor suya, y a sus compañeros.
Bueno señores, hemos salido ahilosos de esta situacion. Mas sabios en combates y sabiendo actuar en grupo y no como individuos. Ahora si que formáis parte del gremio. Hasta que un miembro no ha derramado sangre con otros miembros en lucha sin par no es un miembro en pleno derecho.
Volvió a mirar a cada miembro del grupo esperando que sus palabras calasen en el alma de camaderia que se debía de respirar tras el combate. Su sonrisa duro en largo minuto hasta que su mueca se torció como si olvidará algo.
Por las barbas de mi tía Petunia y el gran martillo de Moradin, casi se me olvida la gárgola de cristal. Sera un buen atrezo para cuando contemos la historia en los salones con una gran y fresca jarra de cerveza, buena carne aderezadas con especies Tsk tsk... na boca del enano se le hacia agua
Regresemos que el tiempo apremia, mi estómago ya empieza a rugir, y no es bueno tener a un enano hambrieto a vuestro lado
La rato sale de la torre con la gárgola como trofeo y una amplia sonrisa que hace descubrir alguna falta de pieza en su dentadura.
Lastima que no encontráramos nada para nosotros maese Clevor... Esperó también que las almas de los que estuvieron congelados en tal tumba eterna descanse en paz y una plegaria haré a Moradin para que así sea
El enano deja la estatua en el suelo y mirando hacia la torre musita una palabras en un idioma tosco y gultural, y hacia gesto hacia los cielos

Clevor observó como caia el espíritu elemental y la magia feérica que condenaba aquellos parajes a un invierno eterno se derretía como escarcha mañanera. Era la primera vez es su vida que se enfrentaba a un oponente tan resistente, incluso el draco de frío fue incapaz de aguantar semejante paliza. Luchar contra un enemigo tan formidable era algo para recordar y aprender, y se tomó unos instantes para reforzar en su interior eso. Guardó sus armas y frotó las zonas de su cuerpo que estaban entumecidas, frías y amoratadas, el calor estaba volviendo. Aprovechó ese momento para agradecer a Torm por guiarlo hacia la justa victoria y despidió al espíritu de ese lugar. Finalizada la breve plegaria observó con cuidado al resto, todos se veian en buen estado. Ha sido una tremenda victoria, pronto podreis contarlo a los demás y seguramente los bardos compondrán una balada sobre la caida del invierno. 

Se dedicó junto a resto a revisar que no hubiese algo más escondido allí, niguna sopresa latente o tesoro que llevar de vuelta con ellos. Finalizado aquello, partió, el camino de vuelta esperaba, con paso vivo siguió a su camarada barbudo.

Ha sido una magnífica batalla, maese Travok. Es como decís, ahora tenemos tres miembros del gremio con todas las letras. Meditó un momento mientras andaban Hemos conseguido bastante oro y objetos valisos, de todas formas, aún debemos volver con la Dama y entregar lo acordado.

Sadrik no podía creerlo cuando el espíritu del invierno cayó y el viento se calmó a su alrededor. Sus acciones habían cambiado el mundo. Una pequeña parte del mundo pero esto era solo el principio...

Si seguía entrenando sus poderes arcanos quizá en un futuro sería capaz de enmendar errores mayores que causan dolor y desesperación en el mundo.

No podía olvidar aquella esquirla de hielo que había atravesado su pecho y le había dejado al borde de la muerte. La cicatriz que llevaba en su torso no era nada con la que había en su mente. Sus compañeros del Gremio de la Espada y la Vara le habían protegido en su momento más bajo y le habían salvado la vida.

Sabía que no tenía aún mucho que ofrecer pero su lado demoníaco decidió en ese mismo momento que seguiría aprendiendo hasta transformarse en un mago tan poderoso que pudiese acabar con cualquier amenaza.

Sin embargo, en el silencio que le rodeaba, el tiefling sintió que su lado humano se apoderaba de su conciencia completamente y sus ojos se llenaron de lágrimas al recordar el valor de Clevor, la astucia de Sombra, la resistencia de Travok y cómo las pequeñas acciones de Kellom habían desequilibrado la balanza a favor del grupo.

Sobrecogido por sus sentimientos de sus labios solo salió una palabra.

- Gracias.

Kellom fue sacudido levemente por la explosión de la gema. Se arrodilló exhausto y tomó aliento. Levanta la cabeza y suspira. El combate había acabado y habían cumplido el cometido.
- Ya ha caído el invierno - musitó.
Cuando sus piernas tomaron fuerza de nuevo se levantó y se unió a sus compañeros. "Ahora si que formáis parte del gremio. Hasta que un miembro no ha derramado sangre con otros miembros en lucha sin par no es un miembro en pleno derecho. Las palabras del enano le reconfortaron. Esbozó una sonrisa y se unió a sus hermanos del Gremio.

Bueno, pues habrá que celebrar el trabajo bien hecho con un buen trago de cerveza lo antes posible - Dijo el muchacho en un alarde de expresividad sin precedentes mientras revisaba su equipo y guardaba sus dagas.

Cuando todo había terminado, Travok regresa a la primera planta, a la sala de invitados donde aguarda la estatuilla de cristal a la que le había echado el ojo. Tan valiosa, tan frágil, tan delicada, tan quebradiza...

Mientras tanto el resto buscáis minuciosamente en la segunda planta, donde pasasteis más por encima tras la batalla. Allí dais con un libro de rituales y un buen puñado de componentes mágicos (aceites, polvos y ungüentos)

Viendo que Travok tenía problemas para coger la estatuilla Sadrik saltó intentar ayudarle, un segundo demasiado tarde...

La estatuilla resulta muy quebradiza y se parte por las piernas cuando Travok la coge sin mucho cuidado. Sadrik intenta agarrar al vuelo antes de que caiga el trozo más grande, pero se le resbala de sus manos y termina estrellándose en el suelo y haciéndose añicos.

Finalmente cuando ya no queda nada más por revisar, y con el libro de ritual y los componentes en vuestro poder, os ponéis en marcha de vuelta a la civilización, dejando atrás la Torre de Draigdurroch y el Bosque Terrible tras haber roto la maldición invernal que atenazaba a toda la zona. La nieve y el hielo todavía cubren muchas zonas del bosque con su manto blanco pero será cuestión de días desaparezcan.

El viaje de vuelta os resulta tranquilo, incluso placentero podría decirse gracias en parte a que las ventiscas han cesado, por lo que no tenéis ningún tipo de percance. Cuando regresáis a la ciudad, acudís directamente a la Casa Señorial, lugar donde la Dama de Fuego Lunar os aguarda. Volviendo a hacer gala de su hospitalidad os invita a descansar - Pasad y sentaos, por favor, poneos cómodos y contadme cómo ha ido la misión - la semielfa ordena a uno de sus sirvientes que traiga comida y bebida para todos - Nuestro amigo Curuvar no tardará en llegar. A él también le interesará lo que hayáis encontrado en esa torre.

Tras el calmado viaje y el contrato finalizado. El guerrero recibió con agrado el apropiado recibimiento en la Casa Señorial, sin dejar de mostrar un semblante serio. Noble Dama, os agradezco en nombre del Gremio tal recibimiento expresó con una profunda y cortez reverencia. Ahora se había quitado la armadura y llevaba unas ligeras ropas de viaje, que mostraban detalles similares a los blasones de la armadura y el escudo. Hay mucho que contar, os doy la razón. Os puedo relatar con detalle las cruentas batallas que hemos vivido. Sin embargo puedo asegurar que vos y Curuvar estareis más interesados en los aspectos arcanos de tal epopeya. Entrecerrando los ojos hizo un gesto corporal señalando tanto al tiflin como al gnomo. Os digo que Sadrik y Kellom, especialistas en tales materias, sabrán daros detalles correctos sobre ello.

Tras hablar, Clevor aprovechó para tomar un trago de vino tinto dulce y comer algo de las finas vituallas que les habían servido.

El gnomo se ruborizó ante la propuesta de Clevor. Tragó saliva y sus ojillos vivos se pasearon nerviosos por el techo.
- Bueno, bella dama - se aclaró la garganta - Parece que esa gema era el desencadenante de la magia féerica desatada... - sus ojos nerviosos se clavaron hacia el tiflin - Bueno, no soy docto en palabras bella dama, mejor mi compañero Sadrik podrá explicarlo mejor.

Noble Dama Fuegolunar, al igual que Kellom no estoy acostumbrado a hablar a personas de su clase. De hecho no acostumbro a hablar, mi preferencia es hacer mis experimentos encerrado en alguna torre buscando maximizar el dolor en mis enemigos y acortar sus vidas, pero me esforzaré en transmitir el mensaje sin ofenderla.

El mago Draigdurroch estaba intentando establecer un pacto con Karsus, que intentó ganar el estatus de dios pero no consiguió unificar suficiente energía.

Intentar pactar con una deidad fallida no solo es una locura si no que es una locura obvia para cualquiera con dos dedos de frente por lo que unos guerreros de hielo del bosque cercano maldijeron un zafiro y lo colocaron encima de la torre para acabar con el mago y con sus estúpidos intentos de ganar poder.

El zafiro es lo que provocaba el cambio de clima en los alrededores de la torre y prueba de ello es que en el momento en el que lo destruimos la ventisca paró instantáneamente.

Dijo Sadrik mientras miraba alrededor como si no diese importancia alguna a lo que estaba diciendo.

Mientras los arcanos explicaban los por menores de la aventura, Travok se había flotado las manos frente al tentempié que habían preparado. Bueno, no esta mal para mitigar el hambre.

Es todo muy cierto, mi señora *hurrp* el enano se llevo la mano a la boca y se sonrrojo. Perdon, mi señora. Pensaba traer un recuerdo para aderezar las historias que se contaría... Pero pereció dijo con tristeza. Esto... Cuando comemos?

Mientras dais las explicaciones, los sirvientes traen todo tipo de manjares y bebidas. Finalmente el viejo mago aparece en escena - ¡Habéis vuelto, por el conjuro perdido de Mystra! Y por lo que he oído habéis puesto punto y final a las ventiscas, ¡son estupendas noticias! Pero qué hay de las investigaciones del viejo enano, ¿encontrasteis algo interesante?

- En la biblioteca del viejo mago había un par de cosas interesantes, no se puede negar que en la genialidad siempre hay un punto de locura.

Dijo Sadrik entregando a Curuvar los documentos que encontraron sobre la investigación de Draigdurroch.

- Yo ya los he leído pero me gustaría que un mago experimentado de su altura los estudiara y me diese su opinión.

Clevor añadió También hemos hallado un interesante libro conteniendo la descripción de un poderoso ritual arcano comentó el guerrero tomando entre sus manos el polvoriento libro. Dicho grimorio no se menciona en nuestro contrato, por lo que es realmente tentador llevarlo al gremio dijo mientras lo observaba con curiosidad sin embargo, os digo que por un precio justo, Maese Curuvar, os lo podeis quedar vos y sacarle verdaderamente provecho.

- Interesante... muy interesante! - Los ojos de Curuvar se abren como platos mientras observa las anotaciones, tanto del diario personal del brujo como de sus investigaciones. Le pasa las notas de la investigación a la Dama de Fuego Lunar que también las mira un poco por encima y muestra una sonrisa de complacencia. Finalmente Curuvar echa mano al libro del ritual y casi le da un ataque cuando Clevor hace mención de llevarlo hasta el Gremio - Sinceramente sería una verdadera pena que ese conocimiento no se aprovechase con es debido. Estoy dispuesto a pagarles un dinerillo extra si dejan que me quede con esa fuente de conocimiento arcano - contesta Curuvar, cayendo en la astuta triquiñuela que le tiende el señor de la guerra.