Partida Rol por web

El primogénito de los Morrigan recogía su chaqueta y con un abrazo de improvisto daba un beso en la mejilla a su hermanastra.

Bien, el plan es sencillo, localizar el campamento, a la persona que durante mi adolescencia promovió que me instruyera en antiguas tradiciones, y por último, encontrare el cuerno, y lo tomare para avanzar en nuestros planes.

La verdad es que era un plan tan sencillo como vago. Pero Aiden tenía claro hacia donde tenía que moverse.

Se giro hacia el pequeño duende irlandés, y se puso a su altura.

Mira, ahora eres parte de mi familia, así que espero poder contar con tu ayuda, por poca que pueda ser. Si necesito algo, te pegare un telefonazo.

Le guiño un ojo, y se volvió a hacia su padre, no se había parado a pensar si estaba en condiciones de hacer nada, antes de caer dormido, su padre era un guiñapo, un juguete roto, pero ahora lo veía un poco mejor.

Así que no lo dudo un instante, se lo llevaría, cuidaría del de cerca durante un tiempo.

Bueno viejo, nos vamos, hay muchas millas que recorrer hasta nuestro destino. Y cuanto antes lleguemos antes resolveremos esto.

Volvió la vista a Nemain.

Si necesitas algo, solo pega un telefonazo. Y ten cuidado.

Dicho esto, y siguiendo el impulso de su propia convicción se dirigió a la puerta, para marcharse en pos del cuerno, y de sus propios recuerdos. 

Durante el viaje Aiden condujo sin cansancio aparente todo el camino, sorprendentemente parecía que la chispa de divinidad que poseía le daba un aguante excepcional.

Mientras más se acercaban al pueblo de Clonaslee más excitado parecía su padre, contaba como había conocido a su madre biológica y la increíble sorpresa que resulto al encontrar a Aiden en la puerta de su casa nueve meses más tarde. Su mente vagaba por los fantásticos momentos que compartisteis juntos y las increíbles historias, que resultaron ser ciertas después, sobre los dioses y mitos celtas.

El pueblo estaba animado, parecía que se había transformado de una apacible villa en un centro turístico. En parte aquella situación favorecía a Aiden para pasar desapercibido.

Antes de tocar en la primera puerta para preguntar por Liath, la madre de Tristan. Ewan agarro del brazo a su hijo y le dijo con total convicción…

Hijo, solo te digo una cosa muy importante… independientemente de lo que llegues a ser, en lo que te conviertas o lo que esta aventura inexplicable te depare… nunca olvides que también eres un hombre, que tu enech está ligado con la gente que te cuido y el mundo que te arropo cuando aún eras un ser indefenso.

Una vez dicho lo que creía que necesitaba escuchar su hijo, el hombre retiro la mano del brazo de su hijo y le permitió proseguir con la búsqueda.

El viaje había sido estupendo, Aiden no sabía porque, pero se sentía con las pilas cargadas como para estar conduciendo toda la vida.

Las charlas con su padre fueron momentos puros de verdad, que atesoro a cada segundo.
Recordar días felices le hacía sentirse confiando, aunque sabía que se había metido en una historia que bien podría resultar mortal.

Pero nada conseguía enturbiar la relación de los dos Morrison, padre e hijo, en aquella escapada. Que bien podría disfrutar incluso más que aquella primera en su juventud.

Los ojos de su padre brillaban de emoción con aquellas palabras. Pero Aiden asintió serio.

Padre, sabed, que pase lo que pase, siempre, siempre, seré hijo de Ewan Morrison, un verdadero celta.  

Dejo que sus palabras hincharan el pecho de su progenitor, y luego toco a la puerta. Lo hizo con energía, pero sin golpear demasiado fuerte.

Aun había mucho que averiguar, y ver si su enemigo tenía idea de cuál iba a ser el camino que iba a coger para evitar las visiones del futuro que había visto.

Aiden pasó con su padre por varias casas sin tener demasiado éxito. Algo cansados se dirigieron a un viejo pub cercano para comer algo y reponer fuerzas. El joven y su padre se sientan en butacas contiguas en la barra

Un barman algo más anciano que su padre se aproxima tranquilamente, coloca un par de posavasos delante de ambos y habla…

Buenas tardes señores… en que puedo ayudarles…

Cuando se fija en Aiden se queda pensativo…

¿Aiden?... eres Aiden Morrison

El camarero continúa…

Soy Edgar O’ttole el hijo del viejo O’ttole, estuvimos en el campamento hace tanto tiempo… 

Aiden sonrió al hombre.

Si, si claro. El señor O`ttole. Cuanto tiempo. Se acuerda de mi tío Ben.

Dijo señalando a su padre, y cruzo una sonrisa burlona con este, para que le siguiera el juego.

Me alegra ver que conserva una buena memoria. Como van las cosas por aquí. Parece que el turismo está haciendo un buen favor a la zona.

Si aquel hombre iba a mentir, podrían jugar los dos. Pensaba dejar que el tipo pensase que lo había engañado, a ver hacia donde quería llevarlo. Podría ser una buena fuente de información.