Partida Rol por web

Pese que el antiguo IRA se ha disuelto, existe un nuevo movimiento que lucha por la independencia y por la seguridad de los irlandeses en su tierra. Capos de la droga, maleantes y mafias son sus principales objetivos. Luke pasó su infancia siendo entrenado como un autentico guerrero celta, la “bruja del bosque” y la madre de Tristan, Liath, se encargaron de que su destino como soldado del Alto Rey quedara implantado en su mente y guiara su mano para castigar a los enemigos de Irlanda.

Sus amigos de la infancia perdieron su camino, se separaron, y por eso tuvo que enseñar a otros el oficio. Luke lleva desde entonces luchando, eliminando a monstruos. Aquellos cuyas almas están tan manchadas como para merecer el perdón por sus faltas.

Muchas veces capturado pero nunca retenido, se gano el apodo de “El Brujo” por su habilidad de escapar de trampas seguras. El joven IRA del 2012 sigue su ejemplo, pero El Brujo trabaja solo, ninguno tiene derecho a luchar a su lado, porque solo aquellos que fueron entrenados con él, hicieron el juramento. Solo aquellos amigos de la infancia, Tristan, Brian, Aiden y Kenneth podían denominarse auténticos fianna.

Tu mente vaga mientras huyes, el último trabajo ha sido sucio, los chicos que luchan a tu lado son inexpertos y toscos, eso ha hecho que fallen en su cometido. Corres de la policía por los callejones de Dublín con la esperanza de no tener que dañar a ninguno de tus perseguidores.

Mientras corría a toda prisa por aquel tablero de juego que conozco a la perfección trataba de ordenar las ideas que tenía en la cabeza. Todo giraba alrededor de las razones por las que el encargo había salido mal y se había convertido en algo completamente indigno. Me sentía sucio porque en parte era responsable, no de lo ocurrido concretamente, pero si de la gente que trabaja conmigo, elegirles te hace responsable de las cosas que puedan llegar a hacer, ya sea bien o mal...

" Izquierda..."

Giré rápidamente saltando por encima de unos cubos de basura e introduciéndome en un oscuro callejón que me daría algo más de tiempo. Lo peor de todo era que tendría que buscar gente nueva, y eso se me hacía cada vez más difícil. La mayoría se unían en buscar de una gloria que jamás alcanzarían o porque creían que era la única salida que tenían en sus miserables vidas. Algunos servían para algo si les decías exactamente qué hacer pero todos carecían de ideales, eso era lo que necesitaba, seguidores convencidos de la causa...

"Derecha.... y otra vez derecha..."

Salí del callejón sin mirar atrás pero sabiendo que el número de perseguidores iba descendiendo. Se dividían para intentar darme caza y ese era su error... "Divide y vencerás". Aunque esa frase no dejaba de sonar burlona dentro de mi cabeza ¿Era una victoria escapar de aquellos perros? Sin duda merecían un castigo ejemplar por convertirse deliberadamente en instrumentos de la represión pero... ¿Qué clase de persona sería yo si les aniquilara a todos en un abrir y cerrar de ojos? No sería difícil poner una bomba en varias comisarías a la vez... ¡Booom!

" Izquierda... y arriba..."

Pero no serviría de nada, la corrupción seguiría extendiéndose como la peste entre las ratas... ratas... en eso se habían convertido Irlanda, en un nido de ratas codiciosas que se alimentaba de la miseria humana... Lamentable... Repugnante... Ellos no tenían la culpa, luchan a su modo por sobrevivir, por sus familias... no tienen la culpa de que los peces gordos les metan sus sucias manos por el culo para tenerles bien controlados y que hagan todo lo que les dicen...

" Y... ¡Abajo!"

Agazapado tras las bolsas de basura de un restaurante chino, aguardaba a que los policías pasaran de largo. Tenían las armas listas para actuar aunque confiaba en no tener que usarlas. Eran ellos o yo... y aquella noche no sería yo.

Con la adrenalina por los cielos, los recuerdos de Luke afloran superponiéndose a la realidad.

La situación le transporta casi diez años atrás, cuando pasaba uno de las pruebas para convertirse en guerrero fianna.

Enterrado hasta la cintura y con el torso desnudo, aquella tarde era una de esas tardes caracterizadas por el “adorable clima irlandés”¹, Liath le había dejado un trozo de madera adecuado para asemejarse a un escudo y todos sus compañeros le tirarían lanzas improvisadas a una distancia de 10 pasos.

El peligroso ejercicio requería que se le lanzaran diez lanzas y que ninguna le consiguiera herir.

La bruja del bosque le advirtió, que un corazón temeroso jamás conseguiría superar la prueba…

El sonido de un cuerno saca a Luke de su ensoñamiento…

Tan solo para darse cuenta que estaba rodeado y que el sonido del cuerno era el de un policía con altavoz pidiéndole que depusiera las armas.

Los policías estaban a unos diez pasos. Como sus hermanos cuando arrojaron las lanzas. Recordó… 

Eran diez armas. Como las diez lanzas que tuvo que evitar en su juventud. Pensó Luke…

Estaba arrinconado. La sensación de poca movilidad se asemejaba a estar enterrado hasta la cintura. Continúo hilando en su mente

No poseía ningún chaleco antibalas. Era como estar desnudo…

Jamás habría imaginado que aquella prueba me fuera a ser de utilidad en el futuro. Cuando Liath planteó aquel reto, tan similar a las legendarias proezas de las leyendas, estuve a punto de reirme en su cara por lo estúpido que me pareció. En la vida moderna nunca estás desnudo y enterrado hasta la cintura, ni diez hombres le atacan con diez lanzas que debes detener con un trozo de madera... eso es lo que pensaba, y vaya si me equivocaba.

Intentaba recordar los detalles de lo que había hecho entonces, imaganindo aquellos hombres como si fueran mis propios compañeros y sus pistolas como las lanzas con las que me habían atacado. Estaba rodeado, de modo que no resultaba difícil imaginarme desnudo y medio enterrado. Sólo faltaba un detalle: el escudo. Allí no había un trozo de madera, pero en realidad pensé que cualquier cosa me sería igual de útil, pues lo importante no había sido el escudo sino la manera de emplearlo. Cualquiera de aquellas lanzas podría haber atravesado la madera, pero usado de un modo adecuado había conseguido que se clavasen en él.

Agarré la tapa de un cubo de basura y entonces ya estaba listo, la escena era prácticamente igual y sólo tenía que hacer lo mismo que la vez anterior. Con una sonrisa en los labios apoyé el peso del cuerpo sobre una sóla pierna, encarando a los policías con el improvisado escudo en alto.

- ¡Venid a por mi, sucios perros! - les espeté con rabia, con toda la seguridad de que saldría indemne de aquello.- ¡Por una Irlanda libre!!

Rocordaba una lanza clavándose en el trozo de madera, la punta lo había atravesado hasta que casi pude notar el frío del metal en mi piel, pero no llegó a tocarme.

"Un escudo puede parar una lanza pero no una bala... y menos aún una tapa de cubo... ¡Maldita sea! ¿Por qué no me enseñaste a esquivar balas?"

El recuerdo onírico de aquella escena se esfumó de un plumazo, la realidad era bien distinta: si decidían disparar no saldría de aquella. Pero no me llamaban "El Brujo" por nada y tenía bien claro que viviría para ver al nuevo Alto Rey, ese no sería un digno final para un guerrero Fianna. Así que decidí pasar a la acción, que en realidad era lo mio, la frase "la mejor defensa es un buen ataque" nunca habría podido aplicarse mejor que en aquella situación.

Antes de que aquellos polis pudieran decidir si yo era un tipo peligroso de verdad, mi amada automática estaba ya en mi mano dispuesta a descargar metralla sobre sus culos irlandeses. Un arma pequeña pero letal, subestimada por muchos y valorada por los que realmente conocen sus resultados. Dividí mi campo visual en dos mitades exactas, cinco polis a la derecha y cinco a la izquierda, apenas unos segundos para actuar y muchas balas que disparar...

"Click!"

El sonido del gatillo, casi imperceptible, marcó el inicio de aquella sinfonía mortal. El fogonazo iluminó el callejón y los casquillos volaron por los aires mientras las balas se dirigían certeras hasta sus objetivos. Cubrí el lado derecho con una ráfaga, notando el calor del cañón transmitiéndose a través del arma y después hasta mi mano... ¡Oh, si! Adoraba ese calor.

"¡Una!...¡ Dos!... ¡Tres!... ¡Cuatro! - mi mente contaba más rápido que mis ojos.- ¡Cinco!... ¡Seis!... ¡Siete!... ¡Ocho! ¡Nueve! y ¡Diez!"

Diez balas habían llegado a su destino.

Despegué el dedo del gatillo durante apenas un parpadeo y el fogonazo disminuyó sin llegar a apagarse. Orienté el cañón hacia el lado izquierdo mientras colocaba una rodilla en el suelo, escuchando uno a uno el sonido de los casquillos al golpear contra el suelo de cemento.

"¡Click! ¡Click! ¡Click!..."

Al décimo Click, volví a presionar el gatillo repitiendo el movimiento y notando una nueva oleada de calor invadiendo mi mano...

"¡Una!...¡ Dos!... ¡Tres!... ¡Cuatro! - cerré los ojos un momento, dejando que el instinto guiase las balas.- ¡Cinco!... ¡Seis!... ¡Siete!... ¡Ocho! ¡Nueve! y ¡Diez!"

Y después del espectáculo, agachado como estaba, me cubrí con la tapa del cubo de basura esperando la respuesta de los que aún estuvieran vivos... o tuvieran agallas de responder al ataque...

Con una precisión que solo puede ser calificada como “guiada por el destino”, Luke apretó el gatillo liberando dos ráfagas cortas, dos balas a cada uno de sus objetivos, en puntos en los que su chaleco antibalas poco podría hacer. Después de unas milésimas de segundo, y tras la espera de una contraofensiva, el Brujo se dio cuenta que sus disparos no dejaron a ningún enemigo en pie. Los maderos yacían en el suelo con heridas no mortales y sin consciencia…

Su teléfono móvil dio un pitido, alguien le había dejado un mensaje…

Los diez cuerpos cayeron al suelo casi a la vez, apenas había unas décimas de segundo de diferencia entre uno y otro. Cuando el callejón se inundó de nuevo con el silencio de la noche aparté la tapa del cubo para comprobar que todo había terminado. Rápidamente guardé la automática y dejé caer la tapa del cubo de basura, que al final no me había servido para nada. Me disponía a salir corriendo de allí cuando sentí el pitido y la leve vibración del teléfono...

Mientras me movía lejos de allí eché un vistazo al mensaje, quizás fuera algo importante.