La habitación más allá de la puerta contiene un hogar de piedra en una esquina y dos sacos de dormir en el suelo. No hay nadie.
Glohrim cerró la puerta decepcionado —Aquí no hay nada, continuemos..— le dijo a sus compañeros —..veamos qué contiene esta de aquí— se acercó a la puerta e intentó abrirla.
Si las dos puertas de cada lado del pasillo están una frente a otra abro la primera de la derecha, o sea, la que quedaría enfrente a la que acabamos de registrar, si no, abro la siguiente que nos encontremos mientras avanzamos hacia el fondo del corredor, independientemente si está a derecha o izquierda, y si nos hemos dejado alguna atrás volver y registrarla. Mi intención es no dejarnos atrás ninguna puerta sin registrar e ir abriéndolas una a una mientras avanzamos.
La habitación a la que accede Glohrim parece estar llena de deshechos: un somier de madera destrozado, un colchón retorcido cubierto de moho, una silla a la que se le ha desprovisto de su respaldo y otros enseres destrozados. Hay bastantes ratas violentamente masacradas por toda la habitación. Un hogar apagado y ahora frío ocupa la esquina más cercana a la puerta.
—Nada..— dijo el enano en un tono decepcionado.
--¿Dónde te has metido pequeño bastardo?-- pensó mientras se dirigía, caminando por el corredor, hacia la siguiente puerta, y, situándose frente a ella, dijo a sus compañeros —Estad atentos, quizá tengamos más suerte con esta— y repitió el mismo proceso intentando abrirla.
-¡Qué asco de gente!--masculló Dain mientras seguía a su compadre--Viven como chinches...
Furen permanecía en silencio mientras seguía a sus hermanos hasta la siguiente puerta. Quizá hubiesen acabado ya con todos los bandidos que habitaban esta sucia cochiquera.
Tras la siguiente puerta, aguardaba una habitación vacía. Unas cuantas ratas se agazapan alrededor portando algunos trozos de queso mohoso.
-Más miseria...-se limitó a decir Furen.
Por su parte, estaba listo para continuar con la siguiente puerta.
—¡Pústulas y calaveras!— gritó enfadado Glohrim al encontrarse la tercera estancia que registraban vacía. No había rastro de Dennek.
Sólo quedaba una puerta en el pasillo y otra al final. El paladín continuó con la tarea de buscar en todas las habitaciones del pasillo, dejando en último lugar la puerta del fondo. El enano e dirigió a la siguiente puerta e intentó abrirla.
La destartalada y asquerosa casa agrió el humor de Aloth, aunque él seguía sonriendo. Se pasó toda la exploración lanzando fuertes "puags" y tapándose la nariz, primero con la mano izquierda, luego con la derecha, con la izquierda de nuevo... Y no pudo hacerlo con los pies pero lo intentó. Aquí no encontraremos nada. Pensó
—Fascinante —comenta el gnomo a la vista de las ratas destrozadas —Se han entretenido mucho con ellas aquí.
Glohrim continuó con la exploración del piso superior. Como estaban intuyendo, no parecía haber nadie más arriba. En la última sala hacia el norte del pasillo, tan solo dos sacos de dormir estaban extendidos en el suelo.
Entonces, ¿falta una puerta o ya las hemos abierto todas? Si falta una, vamos allá. Si no falta ninguna, pues Furen registra los sacos y cualquier mueble que se hayan encontrado en las habitaciones, por su hubiese alguna nota o pisa.
-Se supone que el pájaro dijo que era aquí, ¿no?
La del fondo y la planta de abajo, que igual hay sótano. Vamos a la del fondo ahora, que nos pilla aquí mismo.
—Sí,..— respondió Glorhim a Dain —..se habrá escondido muy bien, pero ya nos queda muy poco dónde mirar— añadió el paladín al tiempo que se acercaba a la puerta del fondo.
—Esta es la última, preparaos— diciendo esto mismo el enano se propuso a abrir la puerta situada al fondo del corredor.
En cuanto Barbarroble dijo "preparaos"... El pequeño gnomo pegó un brinco e hizo aspavientos con las manos... Miró a la puerta y dijo, más para sí que para sus compañeros.
- oy isto.
Según la destartalada estructura de la construcción, la habitación que había tras la última puerta debía ser bastante pequeña.
Cuando Glohrim abrió la puerta un horrible hedor inundó vuestras fosas nasales. Se trataba de una letrina.
Antes de volver a la planta baja, Furen inspeccionó las escasas pertenencias de los bandidos. Dentro del hogar había escondido un saquito con 50 piezas de plata y una daga envainada. La daga lleva el nombre "Aldar" grabado en su hoja.
En otra estancia, había escondido entre los sacos de dormir una bolsita con un trozo de pergamino con las siguientes palabras garabateadas en común:
AGUA, AIRE, FUEGO, TIERRA
Furen gana inspiración.
Furen mostró el saco de monedas y aquellos objetos que le habían llamado la atención. Tanto la daga como el trozo de pergamino.
-No es un arma para mí, pero quizá a vosotros os sirva-dijo en relación a la hoja-. Con respecto a este escrito...-se mesó la barba blanca-...me intriga la mención a los cuatro elementos. No sé qué relación puede tener con el asunto que estamos investigando, pero habrá que tenerlo en cuenta.
El clérigo se guardó el papiro, a no ser que alguno de sus compañeros quisiese tomarlo. Pensó en Brob y Aloth, los cuales seguramente estaban más acostumbrados a manejarse entre legajos, e incluso puede que al uso de los cuatro elementos.
Con respecto a la daga, si nadie la quiere inspeccionar o portar, me la guardo por si fuese útil en el futuro.
Las monedas no me interesan. Si nadie las coge, las tomaré para entregarlas al primer mendigo o templo que vea.
-Si no os importa, yo trajinaré la daga un rato a ver si nos esconde algo de valor -dice Brob a Furen.
Por otro lado, el pergamino le resultaba llamativo, pero ni se le pasó por la cabeza pensar que escondiese algo más de lo que tenía escrito. Aún así, podía ser importante para el futuro, así que también se ofreció a llevarlo.
Le hago cuando se pueda un "Identificar".