Partida Rol por web

Y tal como Lundz había predicho, un ataque durante la puesta de sol bastaría para que la luz que tanto protegía a los elfos se volviera en su contra, los huargos cabalgaron con el sol a su espalda.

Los arqueros hicieron lo que pudieron pero la noche llegó, así como el sol es a los elfos, la noche es a los orcos, dos batallones completos costó la victoria.

Pero aquella noche en las colinas de la torre, los huargos cenaron carne de elfo y los uruks reclamaron lo que por derecho le pertenecía a Saruman el blanco.

El lugar aún apestaba a elfo, pues la hija de Elrond lo hizo su hogar por mucho tiempo, pero los huargos ya tenían su olor y pronto la cazarían para convertirla en la esclava sexual de su señor, eso si lord Sauron no la cazaba primero, pues el rey brujonya iba a por ella.

Era evidente que la respuesta de los elfos ante la destrucción hasta las cenizas de su antigua capital Lothlorien había infundido odio y rencor en los elfos del bosque, que atacaron sin miramientos ni cuartel con todo lo que tenían. Sauron era consciente de que esa sería la más dura contienda y que cabía la posibilidad de perder algún territorio, pero que una vez llegasen todos los refuerzos provenientes del este y del sur, serían borrados de lanchas de la tierra. 

Solo debían resistir el empuje, lo cual no iba a ser fácil y se cobraría muchas bajas, pero tarde o temprano, más temprano que tarde, sucumbiría al poder del señor oscuro de la Tierra Media, Sauron el Grande.

La batalla tanto en la Cienaga de los Muertos como en Tierras Pardas estaba siendo dura. Los elfos empezaban a ver que esto solo les llevaría hasta el fin. Pero al menos estaban debilitando al señor oscuro. Lo malo que era cuestión de tiempo que le llegasen refuerzos. No sabia si en otras zonas el resto de razas también se habían levantado contra Sauron o eran impasibles a su extensión y dominio de la tierra media.

El combate estaba resultando encarnizado y las bajas se producían por parte ambos frentes, elfos y orcos por igual. Los elfos eran muchísimo más ordenados y estratégicos en sus acometidas y pese a su menor número, lograban ser eficientes en gran medida. Sin un señor de los Nazgûl que los liderara, los orcos simplemente hacían valer su número y cargaban con fuerza, por lo que la victoria se decidiría por pequeños detalles.

Sauron era consciente de ello, y observando desde su alta torre la contienda, reía divertido viendo como los números iban decreciendo paulatinamente. Las pérdidas por parte de sus huestes no eran de suma importancia, todos ellos reemplazables, y que con la llegada de nuevos refuerzos, machacarían a los posibles supervivientes. Cada vida pérdida de los elfos era irremplazable, un paso más para el éxito del señor oscuro, las de sus orcos...pues  meros peones desechables que estaban siendo sacrificados en beneficio de su señor.

Los elfos de Lord Celeborn atacaban con todo lo que tenían en las ciénagas, pero el cansancio estaba siendo determinante. A pesar de todo, ninguno de ellos se rindió ni regresó a sus tierras.

-¡HASTA EL ÚLTIMO HOMBRE! ¡POR NUESTROS BOSQUES!

Cuando se lanzaron a la última carga, solo el silencio les acompañó, porque la muerte, la dulce muerte, les esperaba en el otro lado.

En las Tierras Pardas, por su parte, la batalla había sido más encarnizada, pero el elevado número de orcos de Sauron estaba desequilibrando la balanza de forma definitiva.

El empuje y la acometida élfica llegó a su fin, desvaneciéndose entre la infinidad de huestes orcas del señor oscuro. Loable fue el intento de Lady Galadriel y Lord Celeborn de ver vengada la destrucción de su capital Lothlorien, pero su salida y exposición fuera de sus seguros bosques no fue una sabia decisión, como tampoco lo fue haberse posicionado en contra del Gran Ojo. Triste destino aguardaba ya a los elfos, y su inexorable fin se aproximaba.

Sauron aprovechó el momento para ir con todo, tal y como había prometido, y de no ser suficiente, los acabaría en cuanto llegasen los refuerzos del oriente y del Sur. El poder del anillo cada vez se sentía más cerca, y el fin de la Tierra Media como se conocía hasta entonces, más cercano.