Partida Rol por web

Mike estaba nervioso y enfadado, no estaba acertando ni un tiro y eso no era habitual en él. Se pasó la mano por la cara como intentando quitarse de encima el atontamiento que tenía y contestó a Boris.

-Ok, te apoyo.- Tenían que ayudar a Lieber, no solo a poner las bombas, si quería volver vivo necesitaba cobertura. Mike vigiliba a cualquier soldado que pudiera amenazar a su compañero, si la jugada salía bien podían hacer un buen agujero en las filas nazis. Quizá no causaran bajas con sus balas pero los mantendrían a raya y que el explosivo termianara el trabajo

Mientras empezaba a disparar para tratar de detener el acercamiento del grupo que venía a nuestra trinchera, fue cuando pude ver entre los arboles al maldito de Lieber plantando unas bombas... ¿Cuando le dio tiempo para meterse allí? Pero antes de que tratara de apoyarlo ya Boris y Mike le cubrían, no había falta de que yo hiciera lo mismo.

Mi vista fue al resto de los grupos, viendo el gran avance con el vehículo hasta el centro de las trincheras y otra más abajo, que de acercarse lo suficiente y eliminar a los necesarios, podrían hacernos una maniobras de pinza sobre nosotros que estábamos más en el norte. -Mierda...- Murmuré para mi mismo -¡Lo estás haciendo bien Billy, sigue así!, ¡atento al grupo de las 6, Steve y Walter necesitan apoyo!- Rápidamente me moví con cuidado hacia otro lado de la trinchera y apunté mi rifle hacia el grupo del centro, apretando dos veces el gatillo

Un inadvertido disparo entre el caos del momento realiza un viaje imposible por el campo de batalla para finalmente llegar al Hanomag, entrar por la portezuela de la ventanilla frontal del conductor y perforar el cristal laminado.

El Sd.Kfz luego de ese instante comienza a girar hacia su izquierda en dirección  sur y de esta forma rompiendo la punta de lanza del ataque central nazi. Algunos soldados buscan cobertura detrás del vehículo sin aparente control y el resto, aproximadamente la mitad, avanza sin preocupaciones hacia los americanos que poco a poco se vuelven blancos estacionarios en sus trincheras congeladas.

Billy, maldiciendo su anterior salva, tiene mejor suerte en esta ocasión. Sus certeros disparos, esta vez centrados en proteger a Franklyn, derriban a un “fantasma blanco”; los así llamados Leibstandarte SS Adolf Hitler, militares fanáticos con su uniforme camuflado color blanco.

Para su sorpresa el soldado abatido se reincorpora y continúa marchando inexorablemente hacia la posición de su compañero y amigo. El soldado SS Panzer no es difícil de identificar, por sus sendas manchas de sangre en su pecho. Aun así el maldito dispara con su rifle de asalto a las posiciones de Mike y Boris.

Franklin, gracias a la distracción de sus amigos, regresa a su trinchera luego de plantar el “regalo” para el enemigo que se aproxima. Ahora solo resta esperar al momento de la detonación…

La barrera de fuego de la Browning de Brannagh parece no tener efecto sobre el avance en su flanco. Las ráfagas se pierden en parte y el resto barre con media docena de enemigos que de inmediato son reemplazados por los de atrás y estos devuelven el fuego en su dirección. De esta forma el soldado se asegura que al enemigo le va a salir caro tomar su posición aunque a continuación debe recargar su ametralladora.

Walter sin mayores esperanzas que fallar cada disparo comienza a buscar al capitán y también una vía de escape, un punto por donde replegarse en caso de que las SS lleguen a las trincheras. Entonces recuerda un sendero hacia el norte, por la arboleda lateral de la iglesia, que puede servir. Ese camino los dejaría en un bosquecillo de la retaguardia. El capitán Richards se encuentra en una trinchera del lado sur, ayudando al otro nido de ametralladoras. Que es igual a estar en la otra punta del infierno de fuego y muerte.

Boris poco antes había vaciado el cargador de su tommy cubriendo el repliegue de Franklyn. En su andanada hiere a varios enemigos y con ello ayuda a reducir el número del pelotón que ataca su flanco. Ahora le toca recargar su arma luego de coordinar acciones con sus compañeros de trinchera.

Mike confirma la estrategia y continúa disparando, aunque sin éxito por el momento. Tala también desperdicia su munición con el ahora dividido grupo de asalto central.  En un combate normal hubiera sido más fácil acertar, cuando el enemigo se encuentra a menos de cien metros…

Quizás la siguiente ronda sea más favorable para todos…

-¡Maldición! – grita el soldado joven al trabarse su arma al intentar cambiar el cargador…

-¡Cambiando la cinta ahora! – confirma el profesor al iniciar el reemplazo de la munición de la Browning del nido de ametralladoras.

-¡Hey Franklyn, no es momento para ir a cagar al bosque! Hahahaha – saluda el cocinero al recién llegado a su trinchera para luego continuar disparando.

La interrupción era una jodienda, pero lo bueno de tener el amunicionador es que pronto era reemplazado el suministro; y así pudo pasar, de hacer barridos de fuego de un lado a otro, a apuntar, intentando seguar más figuras. Más boches, más enemigos que se acercaban a la carrera, serpenteando entre los árboles y los compañeros que caían a su alrededor. Fue un tiempo precioso, pero, entre los dos, fue rápido, y su mente pudo cambiar el camón y dejar de hacer el bruto, gastando munición, e hiriendo a algunos enemigos, a pasar a ser más tacaño con los proyectiles que lanzaba y ser algo más certeros. La tensión corría por su espalda, como si fuera lectricidad, que incluso le hacía golpetear con la pierna derecha el suelo, en pequeños golpecitos con la punta de su bota, que poco a poco horadaban el fondo de la trinchera, con una forma muy característica. La de la punta de su calzado.

.-Franklyn! Ven aquí y apoya a Mike! Yo iré a ayudar a Walter y a Steve!.-dije mientras recargaba la thompson y me mentalizaba para salir corriendo de la trinchera y alcanzar la de Brannagh para proporcionar apoyo a Steve y Walter. 

.-Tala, Billy, Mike! Fuego de cobertura para que podamos movernos! En Tres.......dos......uno.......Fuego de coberturaaaaaaaaa!!!!!.-Grité y salí corriendo de la trinchera hasta la de Brannagh y entré de un salto mientras las balas volaban a diestro y siniestro por todas partes. 

Mientras cerraba la tapa de la ametralladora y tiraba de la palanca para seguir disparando se vio sorprendido por la "Visita". Un amable: - Hombre Boris. Tú por aquí. Lo siento compañero, pero ahora no puedo ponerme a servirte un té. ¿Qué necesitas?

Y el sonido del tiroteo continuó a sus palabras.

.-Vengo a echar una mano por aquí. Hemos visto que Steve y Walter necesitan una mano.-le comento al ametralladora 

Para su sorpresa el soldado abatido se reincorpora y continúa marchando inexorablemente hacia la posición de su compañero y amigo. El soldado SS Panzer no es difícil de identificar, por sus sendas manchas de sangre en su pecho. Aun así el maldito dispara con su rifle de asalto a las posiciones de Mike y Boris.

¿Qué estaba pasando? Incluso a esa distancia era fácil ver todo el pecho del alemán manchado de sangre... nadie podía avanzar con heridas así.

En su inspección panorámica, Walter no puede evitar darse cuenta de eso. Echa un ojo hacia el conjunto del campo de batalla... ¿ve enemigos caídos?

Me toma por sorpresa la acción de Boris, ya tenía pocas balas, pero tenía de igual forma tener que impedir que le dieran un tiro entre ceja y ceja. -¡COMAN PLOMO, HIJOS DE PUTA!- grité con fuerza desde lo alto de mi pulmón, sacando medio cuerpo de la trinchera mientras disparaba hacia los nazis, tratando de que no le dieran a Boris mientras este corría hasta la otra trinchera. 

-Tranqui, cocinillas. Tú ocúpate de tus pucheros y déjame a mí lo de plantar pinos-dijo Franklyn mientras se arrojaba a la trinchera más cercana, que resultó ser la de Tala, Boris, Mike y Billy. 

Tan pronto como pudo, echó mano de su Thompson. 

-Vale, vale. Mike hazme un sitio que voy-dijo contestando a Boris-vamos a enseñarles a esos teutones cómo servimos el plomo en Montana.

Así que secundando la cuenta atrás de su compañero, se asomó y comenzó a hacer fuego de cobertura sobre la zona enemiga. No le preocupaban tanto los enemigos que venían de frente, que se toparían de morros con las cargas, así que se concentró en los que avanzaban por el centro. 

Mike seguía disparando, esta vez para dar apoyo a Boris que había decidido cambiar de trinchera. Logró atinar una vez pero gastó otras 3 balas, lo que dejaba su cargador con  solo dos más.

-A este paso quedaré sin munición sin hace ninguna baja.- Se dijo Mike, frustrado con su mala puntería. Esperaba vaciar el cargador antes de recargar. Seguía oculto entre los sacos de arena, vigilando cualquier ángulo que pudiera quedar descubierto, no quería recibir un balazo.

-¡Sanders... Steve! -grita Walter tratando de hacerse oír por encima del tiroteo y de las explosiones. Deja la carabina y se acerca hasta el francotirador, posiblemente haciéndole marrar algún blanco... aunque para lo que iba a dar.

-Míralos -le dice señalando el campo de batalla, a los caídos, muy pocos, demasiado pocos para haber cargado directamente contra dos nidos de ametralladoras.

-No sé qué les han dado, Steve, pero no van a retroceder -trata de explicar lo que parece obvio- Debemos replegarnos, hacia el norte, hacia el bosque, hay un camino. Recoger a los muchachos, ¡salvarlos!

-¡No caen! ¿No lo ves?

Podría ser un ataque de psicosis, pero el cabo parece perfectamente cabal, más allá de su insistencia en el repliegue.

«El puto infierno» pensé. Esas tres sencillas palabras se me repetían en la mente una y otra vez, una y otra vez, mientras las decía en un susurro solo para mi, como un mantra. El puto infierno. Y es que eso era, en esencia, lo que se estaba desatando en esta región de nuevo golpeada por la guerra contra Alemania.

Y no solo era eso.. en ocasiones uno piensa, ¿contra quien luchamos? ¿acaso son super hombres? ¿ha conseguido Hitler mutar a sus tropas para hacerlas mejores? A la vista del soldado abatido tras recibir dos impactos de mi carabina, y que se volvía a levantar para continuar la marcha, uno fácilmente podía caer en la desesperación y pensar tales atrocidades.

Hostia puta... si necesitamos tres putas balas para matar a un solo jodido alemán... joder, el tío Sam se va a quedar sin reclutas...

Y saqué con presteza la bayoneta, pues no tardarían más que unos segundos en alcanzar nuestra posición el grueso de las tropas germanas.

Miré a Franklyn, que en ese momento se dejaba caer en nuestro agujero, le devolví la sonrisa cuando éste me hizo señal de que todo estaba ok, en breve habría lluvia de trocitos de nazis...

Volví a mi posición, dispuesto a abatir al menos un par de soldados más del grupo central antes de que Franklyn detonase las cargas.

Apunté.

¡Bom! ¡Bom! ¡Bom!

Con suavidad y destreza, ejecuté tres rápidos disparos al grupo central.

El disparo de Steve fue tan preciso como letal, las grietas en el cristal no se hicieron esperar y la deriva que había tomado el vehículo confirmaba el impacto en el conductor.  La punta de lanza había sido neutralizada y con un poco de suerte el vehículo se llevaría alguno de los suyos por delante.

Los alemanes avanzaban al descubierto en lo que debería ser objetivos fáciles desde la trinchera, pero su alto número hacía inevitable que llegarán hasta su posición.  Steve volvió a buscar un nuevo objetivo, algún oficial que se cruzara en su mirilla, esta vez no había tiempo para tomárselo con calma, el especialista volvió a tomar aire y preparo el disparo cuando el doctor llegó hasta su posición para una posible retirada.

Negativo doctor, están demasiado cerca, salir ahora de la trinchera y dar la espalda al enemigo solo conseguirá ponérselo más fácil.  No es hora de dudar, es hora de luchar por nuestras vidas, si perdemos la posición moriremos así que será mejor que dispares a donde puedas.

Tras aquellas palabras de propias de un hombre con nervios de acero Steve accionó nuevamente su rifle.

Walter comprueba la distancia por el camino de retaguardia hacia la iglesia, buscando un lugar donde hacerse fuertes (o para salir pitando).

-¡Maldita sea! -quiere hacer un último intento- ¡Mira el campo de batalla! Usa tu vista de halcón. ¡No tienen ni una docena de bajas! ¡Cargando contra dos nidos de ametralladoras!

A la vista del soldado abatido tras recibir dos impactos de mi carabina, y que se volvía a levantar para continuar la marcha

Señala al alemán que se levanta, con todo el pecho ensangrentado.

-¡Mira, por Cristo! 

-Nos van a embolsar, una vez que estén sobre nosotros no tendremos a dónde ir. Nos cazarán como ratas.

Sanders tenía que verlo, no podía estar tan embriagado por la sed de sangre como para no verlo. Trató de adoptar un tono más frío, dar una orden.

-Nos replegamos por el camino de la iglesia, Sanders. 

Aun a riesgo de que le formen un consejo de guerra, Walter toma una decisión. En unos pocos momentos (*) los alemanes llegarían hasta ellos y allí, tan pocos en número, y embolsados en las trincheras serían eliminados con presteza.

¡Por no hablar del hecho de que los malditos no caen! (**) piensa Walter, pero ahora no tiene tiempo de convencerlos. Sólo espera que la lógica militar y el instinto de supervivencia se impongan a la resistencia fútil. 

-¡Debemos replegarnos! -grita Walter tratando de hacerse oír por encima del fragor de la batalla- ¡por secciones! cubriéndonos.

Empuja a Vincent y señala a Sanders el camino que corre paralelo a las trincheras hacia la iglesia y el bosquecillo (***).

-Allí tendremos más oportunidades.

Bajo el silencio de la Browning del nido de Brannagh y Randall el enemigo acelera la marcha para muy pronto saltar sobre ellos. Algunos de ese grupo de asalto preparan sus granadas, los mal llamados pisa papas, con la intención de volar por los aires esa ametralladora antes que vuelva a disparar. Afortunadamente los disparos hacia los dos soldados americanos fallan por la gran cobertura que O´connor elaboró antes.

-¡Rápido Brannagh, que los tenemos encima! – exclama Randall al ver los alemanes a corta distancia para luego recibir a Boris que llegaba desde la otra trinchera.

Boris al llegar y tomar aire se percata de algo. Una punzada gélida como un glaciar le molesta en un costado. Por acto instintivo lleva su mano a la zona y descubre sangre en su uniforme. Para ese entonces el mundo comienza a girar y finalmente desplomarse detrás de los dos servidores de la ametralladora.

-¡Medico! – grilla el profesor al ver que Boris ha sido herido gravemente al cruzar de trinchera. Incluso ahora los disparos nazis poco a poco ganan puntería al acortar distancias.

Incluso Tala, quien intenta distraer el fuego enemigo asomándose, se sorprende por su amigo cuando el solamente pierde el equilibrio por una bala que rebota en su casco. Un centímetro más abajo y ahora tendría un lindo agujero en su frente.

Franklyn comienza a ayudar desde la trinchera disparando al grupo enemigo del centro sin mucho éxito. Las tropas SS de allí se refugian brevemente detrás del Hanomag detenido, aunque su MG42 del vehículo continua vomitando fuego sobre las trincheras de enfrente.

En la trinchera de al lado Mike finalmente atina un disparo y derriba un soldado de blanco cuya granada estaba preparada para ser arrojada a la trinchera de Brannagh. La granada cae cerca del dueño y explota llevando consigo a otros dos nazis. Mike por lo sucedido festeja brevemente cuando ve incorporarse a uno de los soldados atrapados por la explosión de la granada germana. El terrible soldado avanza a paso firme con la mitad del rostro arrancado. Incluso este dispara sobre Franklyn pero falla.

Billy en esta ocasión vuelve a acertar casi todos sus disparos, derribando a dos soldados enemigos. Por un instante el sudor baja por su frente ante el temor que esos nazis revivan. Pero no. Se quedan allí, en la nieve, tan muertos como podrían estarlo.

En cambio otro enemigo pasa por encima de los caídos para ocupar el lugar de estos y continuar su marcha. Ese reemplazo ha sido acribillado por el otro nido de ametralladoras donde el capitán ayuda, y pese a las infernales heridas el monstruoso soldado apunta con su fusil de asalto para barrer con los soldados de una trinchera del flanco sur.

Cerca de ese nazi acribillado pero andante un sargento que avanzaba junto al transporte acorazado pierde literalmente media cabeza por un certero disparo del francotirador Sanders. Pese a la herida mortal el sargento se levanta, busca la tapa de sus sesos y se la vuelve a colocar junto a su gorra invernal para continuar su inexorable marcha.

Por último Walter, habiendo percibido algo maligno en todo esto, grita a las trincheras cercanas con la esperanza de ser oído. El caos reinante de la batalla desigual opaca sus palabras haciendo inaudible sus ordenes para la mitad de las trincheras, las del lado sur y del medio también.

Ahora puede ver con claridad lo que sucede en las filas enemigas. Los soldados que marchan al frente y en segunda línea tienen heridas graves y mutilaciones producidas por los disparos y granadas de los americanos, porque es imposible sobrevivir a tan férrea defensa sin morir en el intento, como es el caso de algunos germanos. No así sucede con la mitad de los atacantes, que sobreviven a todo.

Esto ahora pueden verlo todos los americanos desde sus trincheras, aunque es tarde. Las tropas SS comienzan a llegar hasta las trincheras y en algunos sectores comienza el combate cuerpo a cuerpo…

Instantes después del pedido de ayuda de Randall llega a la trinchera Mark, quien llegando de un salto recoge a Boris para luego sacarlo a rastras de la trinchera. Su rostro expresa preocupación por su compañero herido.

-Vamos. Ya oyeron la orden de retirada. Si se quedan aquí los van a masacrar. ¡Vengan conmigo! – aconseja el barbudo soldado a Brannagh y Randall.

Acto seguido el valiente soldado lleva a Boris fuera de la línea de trincheras, en dirección al bosquecillo que poco antes había señalado Sanderson.

-¡Doc! ¡Ayuda! – llama a Walter al pasar cerca de la trinchera del médico.

Vincent no pierde un segundo y se une a Ocon en la retirada.