Partida Rol por web

Bien, aquello ya estaba prácticamente hecho. El resto de compañeros se habían organizado para que el cerebro no matase a McNeally. Y lo único que quedaba era un maldito cliff mite que se nos estaba resistiendo.

- ¡Yo me encargo de este!

Grité por el comunicador.

Enfundé la pistola y recogí el rifle del suelo. Luego vacié las últimas balas de la morita sobre el bicho. Escuché el cargador vacío sonar un par de veces justo cuando soltaba el gatillo.

Corrió como alma que llevaba el diablo hacia donde se encontraba McNealy hasta ponerse a su lado. – Vamos colega, salgamos de aquí. – Le comentó cuando empezó a echarse al infante al hombro para llevarlo junto a la doctora. El peso del compañero, sumado a la cantidad de cosas que llevaba encima hacia casi imposible su evacuación, pero eso no era algo que fuera a echar atrás a Durand. – Ahhhhh!!!. - Usó toda su fuerza para levantarlo, apretó los dientes y lanzó un leve grito a modo de ayuda para su cometido hasta que logró izarlo y colocarlo sobre su hombro para, posteriormente, girar sobre sus pies y acercar a McNealy a la doctora Miller.

Aún con todo el tiempo que le había dedicado, lo único que podía sacar en claro era que no dispondría de más rifle en esa batalla. Al alzar la vista observó que la masacre de bichos había ido mejor de lo que lo que hubiera imaginado, por lo que viendo que que los líderes estaban arrinconando al cerebro, era el momento de pensar en cómo iban a salir de allí. Chicos, voy a ir montando la De-salvanoselculo-rringer, que algún voluntario nos cubra. Aunque no había sido una orden directa, tampoco iba a poder apoyar a los suyos de otra forma, así sus ojos expresaron estar hablando completamente en serio. Durand, te espero en la entrada..., le comentó de soslayo al ver en que estaba ocupándose el compañero, ánimo, aguanta McNealy... Sus piernas se decidieron por fin a realizar zancadas hasta llegar a la entrada de la caverna.

Como respuesta a mis palabras, lo que consigo es un inmenso dolor dentro de mi cabeza. Tal es el dolor, que noto como la sangre empieza a resbalar por mi cara, ese maldito cerebro, ¡ARRRG!, maldita sea, grito mientras agito la cabeza como intentando hacer que el dolor se desvanezca. Al menos parece que está acorralado, y esta masa amorfa y pesada no puede escapar. 

El dolor hacer que me tiemble todo el cuerpo, noto como puedo reaccionar tan rápido como quería y decido disparar sobre uno de esos bichos que parecen inofensivos, sin moverme del sitio, aunque no consigo ver bien donde acaba mi disparo.

Conforme vayan acabando formen un semicirculo defensivo alrededor del cerebro, que tendra una doble funcion amedrentarle para reducirle e ir preparando la formacion defensiva, monten la derringuer delante de el , para tener a tiro las dos entradas de la caverna, pero tengan cuidado de no acercarse demasiado todavia es peligroso en el cuerpo a cuerpo y su aguja tiene alcance 

La situación parecía despejada pero no era momento de bajar la guardia, Becerra corriendo hacia el capitán abre fuego contra el cliff que se encuentra tras él para dejarle paso libre hacia el cerebro.

Señor, cubro su espalda me encargo de este animal.

Por suerte, el panorama era mucho mejor del que esperaba cuando fui a la cueva, pues quitando al cerebro, solo algún que otro cliff mite seguía vivo y resistiéndose, mientras que todos los obreros y guerreros habían sido ya abatidos.

Si lo sé ayudo a Tesla- pensé en un primer momento al ver la situación, pero tras fijarme un poco más, vi que no había resultado sencillo lograr eso.

¡McNeally atrás, yo te cubro!- le dije mientras avanzaba hasta situarme entre él y el cerebro -Maldito insecto- murmuré mientras apuntaba mi rifle hacia el cerebro, aunque al ver que esté ya se encontraba en bastante mal estado, me abstuve de disparar... al fin y al cabo, lo necesitábamos con vida.

Espero que el capitán se encargue rápido de el- pensé

O’Connor examina la entrada de la discurrió seguir al capitán a fin de cubrirle de cualquier sorpresa inesperada y que con ello llegue al cerebro cuanto antes. Esas pulgas no dudaran en saltarles encima si intentan acercarse al cerebro.

Ya fatigado de la pugna, rezaba porque esta vez si pudiera soltase la lapa. Los compañeros sufría mientras una garrapata se agarraba a él. Tenía que deshacerse de tremendo inconveniente y reunirse con todos.

Miller agarro a Mcneally y le inyecto un calmante, le procuro un anticoagulante, le limpio la cara de sangre y, unos segundos despues, ya estaba dandole la protocolaria palmada en el trasero que marcaba que sus pacientes estaban listos para volver a l combate.

La situacion parecia estar llegando a buen puerto, y sin mas objetivos que el cerebro a la vista, decido sacar la radio y probar suerte-Aqui Bell del escuadron Heat, hemos entrado a la guarida del objetivo y neutralizamos a los objetivos que los defendian. El Capitan esta a punto de hacer contacto directo.-

Mientras espero respuesta veo como se va organizando la defensa -Alguien necesita cargadores para su morita?-

Con un feroz ataque el capitán Sugufu se había lanzado saltando sobre las rocas contra el bicho cerebro. E impactándolo de lleno en su inmensidad, había logrado aturdirlo. Todos sabían que no tenían mucho tiempo, no solo por que el bicho cerebro no estaría aturdido por siempre sino por que los refuerzos que el cerebro casi seguridad había llamado, no tardarían en llegar.

Ahora todo entraba en un momento de calma, justo previo a la tormenta que se cernía sobre de ellos. Era el momento de pensar con rapidez y prepararse para lo que se les vendría encima; era claro para todos que mientras mejor estuviesen preparados, mas de ellos saldrían con vida de allí.

Hikawa, adelantándose a las acciones había avanzando para montar la Derringer sobre la entrada de la cueva y Durand estaba cerca para asistirlo; no obstante quizá el sargento Corbec tenia otros planes al respecto.

McNealy, quien había sido herido de gravedad por los ataques del bicho cerebro, se encontraba ahora siendo atendido por Miller quien había logrado parar el sangrado que le aquejaba. El cabo Stone por su parte, probablemente también necesitaría atención medica antes de que las cosas se pusieran feas de nuevo, aunque por ahora tenia otras cosas de que preocuparse.

Finalmente, aun cuando pareciera que todos se encontraban centrados en iniciar los preparativos, había quien aun seguía combatiendo solo. Y quizá esa gesta seria admirable de no ser por que el explorador Tesla llevaba ya un buen rato peleándose con un bicho Cliff Mite e intentando rebanarlo con su cuchillo de combate.

Observando Que el cerebro estaba por completo fuera de combate, el capitán Ninke Sugufu no perdió tiempo y sacando de su bolsa un pequeño computador se puso a hacer algo en el al tiempo que levantando la vista buscaba al consejero táctico.

-Bell, venga aquí de inmediato. Necesito las comunicaciones listas cuanto antes-. Y enseguida, observando que había mucho que hacer el capitán dirigió unas breves palabras a las tropas del escuadrón Heat.

-Se nos avecina un infierno señores, pero se que saldremos victoriosos. Mantengan el temple, mantengan la gallardía, luchen centímetro a centímetro y no desesperen, confío en ustedes-, aunque lo que no sabia era si los infantes confiaban en él. –Sargento, dejo los preparativos en sus manos, haga lo mejor que se pueda para que los bichos no pasen de esa entrada- dijo señalando la entrada de la cueva.

Tesla asqueado intenta lanzar el bicho a cierta distancia para poder encarar la amenaza de otra manera. Tiene intención de recuperar el fusil tras soltar el cuchillo y darle un tiro, pero igual, lo que quier y lo que surge, no es lo mismo.

Bien, hemos limpiado la zona de bichos - grito a sus compañeros, intentado retomar fuerzas después del dolor inmenso en su cabeza - Hay que montar un perímetro para defender al capitán y a Bell hasta que terminen con este saco de grasa. Tened cuidado con este desnivel, para estos bichos no es nada pero puede que sea un incordio para nosotros. 

Hikawa, si necesitas ayuda con esa derringer no te lo calles, el resto tomad posiciones y preparaos para lo que venga. Ése era el problema, no sabían ni que ni cuanto iba a llegar en escasos instantes . Si alguien tiene algo que decir, este es el momento. Esperó un poco para ver si había alguna respuesta, y después se dirigió a su infante medico.Miller como ves a McNeally. - dijo preocupándose por la salud de su artillero.

Esperando su respuesta, miró alrededor de la bóveda, después al suelo y la entrada de la caverna, intentado dilucidar donde era mejor montar el arma, . Sargento no estoy seguro todavía de donde es mejor que coloquemos la derringer, si nos ataca algún tunelador puede que convierta en un caos nuestra defensa.

Terminó la frase, notando el sabor de la sangre que parecía no brotaba tanto como antes.

Ve esa plataforma en la esquina noreste   Noroeste de la sala (NOTA N) , ahi nos pondremos , nos dara ventaja al ser una posicion elevada y es la mayor distancia respecto a la entrada dandonos, unos cuantos disparos antes de que lleguen a nosotros y colocaremos el brain alado de la roca grande o casi donde esta ya,

Me acerqué hacia el cerebro, pero manteniendo la distancia para formar un perímetro. Aunque las órdenes todavía no eran demasiado claras, pero el sargento parecía querer montar una línea de fuego cerca del bicho. Así que me dirigí hacia una posición desde donde pudiese controlar la entrada.

Recargué la morita de camino a mi posición. Había vaciado el último cargador sobre un cliff. Sólo esperaba no echar de menos esas cuatro balas cuando llegase la hora. Pero me había dejado llevar por la emoción de limpiar aquella cueva.

Se asomó al pasillo temeroso de enfrentar un nuevo avance de bichejos en auxilio de tan poderosa presa. ¡Despejado! Señaló con entusiasmo cuando disfrutó la imagen de uno de sus compañeros lidiando con uno de los pequeños bichos incordio. ¡Vamos Tesla, deja de jugar con esa cosa! Reculó su estela para entregar el soporte a Durand, para seguir las órdenes de su sargento. Toma tío, esto nos dará un respiro, aunque menos que esta monada. Señaló bromeando el paquete de su mochila en el que llevaba la carga explosiva. Seguidamente se acercó corriendo hacia su cabo y se postró frente suya cuadrándose con firmeza. Señor, le ruego revise mi fusil, no consigo desatascarlo... Lo ofreció con gran decepción en su expresión, que le hizo mantenerse en movimiento en pos de sentirse productivo. Gracias señor. Vamos a ver... ahora las cargas, Bumag, vamos a poner nuestros juguetes en la entrada ¿ok?. Simuló una sonrisa fruto de la ilusión que pretendía esconder el miedo que le provocaba manipular explosivos.