Partida Rol por web

Ammatam pareció complacida con la respuesta.

- Gracias, la verdad es que resulta alarmante cualquier cosa que os ponga nerviosos a ustedes, unos guerreros formidables como ustedes seguro que no se asustan fácilmente. Y el poco respeto por la autoridad que su superior representa es indignante. - Dijo con una inclinación de cabeza hacia Deno Saru - Si necesitáis ayuda, del modo en que yo pueda ayudaros... - Se ofreció una vez más - Y sino, disculpad mi intromisión y dediquémonos al ocio mientras nos dejen nuestros quehaceres. - Hizo un gesto como si recordara donde habían dejado la conversación - Nos ocupaba un tema : ¿Como pasar nuestro tiempo en este sitio?  - Sonrió mirando los a todos de uno en uno. - Seguro que ustedes saben divertirse por aquí... - Sugirió 

¡...y de qué manera!

Tomo un trago de mi bebida sosegando un poco mis nervios.

Sin embargo, el alto volumen de trabajo, lamento, a oxidado esa parte de mi vida

Todo esto mirando a Deno Saru con la mayor señal de auxilio de la tierra. Ya que en el fondo poco mas que frecuentar las casas de flores y el entrenamiento son mi "diversión"

Las palabras de Nagata, pese a su aire inconformista le hicieron reír, por su arranque y por como había frenado en seco.

- Así que os habéis rendido a la obligación y el deber, rendirse no parece digno de un guerrero, sobre todo teniendo en cuenta que los guerreros están obligados a vivir cada dia, cada minuto como si fuera el último... ¿No es así Ganikus? - Hizo una señal a un camarero para que le rellenara el vaso a todos. - Por las historias que no querremos jamás que escuchen nuestros padres. - Brindó tratando de deshacer la vergüenza que veía en el joven.

Los miró con una sonrisa extraña.La conversación decaía y tratar de alargar la situación enturbiaría la primera impresión.

- Han sido muy amables, espero verles en adelante, pues he disfrutado de su compañía, pero no puedo desatender mas tiempo a mis compañeros sin caer en la mala educación. - Les dijo con una leve reverencia, al hacerlo colocó su melena de lado por delante de su hombro de una forma casual.

Ganikusi tímido, como si eso fuera posible. El guerrero que habitualmente goza de un desparpajo que roza lo impertinente ha estado taciturno, eso es cierto, pero la timidez poco tiene que ver. Bajo la apariencia de pura vanidad que cualquiera juzgaría como alguien que es todo músculo, hay una mente inquieta. Pero la mención lo despierta de su ensimismamiento.

-No hay nada que haya hecho en mi vida que me averguence de contar a mis padres. Pero el recato nunca ha sido un valor destacado en mi familia. -responde a la magistrado deslizando su mirada por el pelo y continuando el camino del mismo hacia el ombligo siguiendo la dirección que habría seguido el pelo de haber sido más largo. -Yo soy extrangero también, pero creo que puedo ayudaros con el entretenimiento que buscáis, imagino que nos veremos pronto, al fin y al cabo somos todos honrados invitados de la corte estival.

Los vasos son llenados con prontitud, pero solo para daros cuenta de que se os ha echado el tiempo encima.

Al querer pagar la deuda se os indica que Hokelsa ya se ha encargado de todo.

(grupo de protectores)

Los protectores salen a la calle en dirección a palacio. El sol alto y orgulloso calienta de forma incómoda la cabeza y piel de quien avanza a su vista, la calle abarrotada hasta hace una escasa hora se muestra silenciosa.

(grupo de la magistrado)

Ammatan queda impactada ante el descubrimiento de que el banquete con el que ella pensaba agasajar era un regalo, lo cual le deja un incómodo sabor de boca, pues pidió sin moderación pensando en que era su bolsillo y no el de otro.

Al salir a la calle después que los protectores, veis a estos a lo lejos, pues la calle que lleva a la avenida radial es inconfundible, y ambos os dirigís al mismo destino, aunque no con la misma prisa, vosotros disponéis de algo más de tiempo. 

Tras sonreir a Ganikus cuando hizo ese ofrecimiento, promesa de aplazar una conversación a cerca de sus palabras, Ammatam, volvió sobre sus pasos a la mesa de la que saliera, por el camino paro a hablar de la cuenta con un camarero, pese a que le indicaran que todo iba a la cuenta de Hokelsa, insistió en que le cobraran las bebidas solicitadas por ella(a fin de cuentas quería tener ese detalle con los magistrados y Hokelsa no había dicho nada de su persona, sino solo de los magistrados y su mesa). No discutiría ni insistiría. Sino conseguía que le cobraran pensaría como resarcir a Hokelsa ¿Que regalo sería adecuado para aquel hombre al que había visto brévemente?

Volvió pensativa con Kasgore y Holma los dos hermanos. Miro a Holma quien se sabía todas las aventuras de ese vario pinto grupo.

- Deberíais haber venido... - Le dijo con una sonrisa que le indicaba que era una oportunidad perdida. - Uno se ha sonrojado  y a callado como un muerto cuando le he preguntado como pasaba el tiempo libre aquí. -  Dijo divertida.

- El tiempo apremia caballeros. Por pesada que sea la digestión tenemos obligaciones. Aunque sé de sobra que no os hace falta que lo recuerde. -  Dijo amable como siempre. 

Antes de que se incorporaran añadió.

- Gracias por vuestra paciencia y disculpad que me haya ausentado de la mesa. - Una disculpa formal para un acto un tanto reprobable.

Me dirijo a palacio, un tanto nervioso. Me reconforta el peso del sable, pero no dejo de sentir un poco de inquietud, porque en palacio, los duelos son a astucias y palabras.

Deno, Ganikusi, mucho me temo que se nos acaba el asueto. Estad pendientes, os lo ruego, debo formar parte de esa escolta y no me gustaría que ninguna intriga palaciega me lo impidiera.

- Ve en paz, que nada enturbie el intercambio y esperaré por si pudieses necesitar ayuda en la jornada de mañana. No dudes en hacerme llamar en caso de necesitar otro sable a tu lado.- Le sonrío siendo consciente de que la brabata suena casi como algo que diría un niño esperando una pelea de palos para amenizar las horas de la tarde hasta ser reclamado para su cena y la cama.
Mientras veo alejarse a Gaaru, sin dejar que sus comentarios sobre lo que ocurrirá mañana abandonen mi consciencia, me encamino a las reuniones de la tarde, esperando a que mi camino me lleve al intercambio en el que participará pero dejando que sean los deberes para con la ciudad para la tarde los que guíen mis pasos. Al mismo tiempo trataré de ver si mi camino se vuelve a cruzar con el del magistrado Dagio, ya que pidió protección y no sé hasta qué punto puede seguir requeriéndola. 

Aun pensando con el sable, acompaño a mis dos compañeros magistrados hacia los tediosos parloteos de los diplomáticos. Muy a mi pesar he de entrar en una refriega donde mis sables nada podrán hacer, solo mi lengua. Por suerte, un esbozo de plan comenzó a danzar en mi inquieta mente. Sí, creo que ya se como formar parte de esa comitiva.

-Os deseo suerte a ambos con lo que está por venir, pero no se muy bien que decir ante esa insinuación de los sables. Para ese tipo de cosas prefiero a la mujer de antes-digo jocoso para relajar el ambiente.

-Siempre has tenido fama de ser una cazadora, pero nunca pensé que fueras a intimidar así a los protectores del Loto. En cuanto al Golondrina, hay algo en él que me perturba, parece demasiado seguro de sí mismo, además tiene un aire demasiado extranjero, voy a ver que averiguo de él.

-Coincido, son unos novatos, no han sabido ser discretos y eso no demuestra nada bueno, pero por otro lado han demostrado ser notables en el arte de la espada. -dice Holma asintiendo con un gesto de mano a lo comentado por Kasgore.

-No es que ser de fuera del Reino sea algo negativo -dice Kasgore con cierto apremio en la voz -Quiero decir tu y tu familia sois ciudadanos ejemplares. Pero no es lo mismo, todos sabemos que Xaz es la cultura más antigua del continente.

Tras esa conversación los pies os llevan a palacio. Aún queda algo de tiempo, pero ya se ha preparado el Salón Grande, y al acceder los sirvientes te indican que pidas lo que necesites. Además señalan una zona con unas butacas bajas de madera que luego se retirarán para la reunión.

Tus acompañantes no tardan en sentarse y solicitar un poco de agua tibia infusionada con mandarina.

-Ilustre magistrado, no os reconozco, así que probablemente vos a mi tampoco. -te sorprende una voz a tu espalda antes de que puedas seguir a los dos hermanos, los cuales se detienen en seco. -Soy Morome Keldai.

- ¿Yo una cazadora? - Dijo sorprendida por las revelaciones a la par que divertida. - Menuda fama tengo para no hacer nunca nada al final. - Protesto con una sonrisa y buen humor. - Quizá la suficiencia de la golondrina se deba a algún secreto, el favor de alguien, una ascendencia no revelada... - Se encogió de hombros. - Da igual, no os perturbe su comportamiento, acabaremos averiguando lo.- Le guiñó un ojo y complice de una intriga recien puesta sobre la mesa, conocer el secreto de la golondrina.

Pero Ammat se torno seria cuando hablaron de Xaz, aunque no se lo tuvo en cuenta a nivel personal su amigo le recordó ese detalle escabroso y rompió un poco la magia del momento.

Recorrió el resto del camino meditabunda, aunque se aseguro de hacer sentir a su interlocutor que no estaba irritada con el.

Al final cruzaron las puertas y una voz la sorprendió. Se dio la vuelta y se encontró con una mujer que reclamaba su atención. Hablaba con autoridad y le sonaba de haberla visto, pero no de hablar con ella. Entonces cayó en la cuenta de a que familia pertenecía. 

Cauta hizo una reverencia formal, adecuada para la corte y para el estatus que ambas ostentaban, seguía teniendo la sensación de que debía conocerla, como si recordara haber escuchado cosas de ella, pero no recordaba qué exactamente, por tanto cuidó sus palabras.

- Lamento reconocer que ahora, fuera de lugar y distraída, por la majestuosidad que me rodea, como venía no os hubiera reconocido si no me hubieras llamado la atención. -  Dijo Ammatam ceremoniosa y complaciente para su inesperada interlocutora.

- Permitid me que os ponga en igualdad de condiciones, mi nombre es Ammatam, soy Magistrada de el clan de la nutria, he venido con la delegación comercial . - Explicó al incorporarse de la reverencia.

Por el camino la gente se aparta a vuestro paso, no es común ver a tres protectores viajando juntos, y todo rastro de actividad ilícita se desvanece como la niebla matinal al sol de un día caluroso.

Llegáis a palacio con tiempo más que suficiente. Os dispersáis para que no se pueda acusar vuestra comunión de personalista y permanecéis atentos a lo que ocurra. No tenéis dificultad para ver cada uno a la magistrado de la comida cuando llega y se pone a hablar con Morome.

Poco a poco la gente empieza a llegar y se retiran las butacas que permitían a los anticipados esperar sentados.

Cuando quedan escasos minutos para el inicio de la reunión el magistrado Dagio aparece y os busca  uno a uno con la mirada. Finalmente se dirige a Deno. Aunque todos os habéis acercado.

Deno oye con claridad el mensaje, Ganikusi y Gaaru lo escuchan a mitad.

-Quería deciros que privando mi cuerpo de descanso he podido comprobar el contenido y completar la instrucción. Todavía tengo que hacer varias averiguaciones, pero creo que esto es más grave de lo que parece y mientras más tarde, más me expongo a que se me silencie. Creo que Onekal ya está recuperado, imagino que os interesa saberlo. El verdadero motivo de mi visita es el siguiente, voy a ausentarme durante unas horas, si no he vuelto antes del fin de la cena, suponed que estoy en problemas. -dicho eso el magistrado se marcha con premura.

Tras escuchar a Dagio y comprobar que las intrigas no hacían más que crecer y multiplicarse amenazando a cada uno de nosotros por separado (aparentemente no me había llegado el momento, pero esta sombra solo crecía y creía sobre nuestras cabezas), tome el sable por su empuñadura para que su ruido no despertase nerviosismos mientras trotaba a toda prisa tras el magistrado para ofrecerme como escolta en caso de que lo viese necesario.

Y asi las intrigas, me dejaban prácticamente sólo en medio de la guerra.

¿Y si el magistrado Dagio me necesitaba? Van a ser una jornadas tremendamente desafiantes.

Deno se desvanece en una apresurada carrera, en un evidente acto de lealtad ante su compañero Dagio.

Gaaru dubitativo entre si seguir a Deno o no, finalmente decide permanecer en la sala y busca de forma discreta pero firme a alguien.

Ganikusi se mantiene tranquilo, espectante a lo que esto pueda traer.

-Siempre es un honor recibir a nuestro más joven hermano. -dice mirando tu cara con interés -Es importante para nosotros recibir a miembros de otros clanes, la mayoría atienden sus propias cortes y la real, como es evidente, pero no tener delegados en las de los clanes hermanos es un error y una falta de respeto, en este caso el gran ausente es el Gato, aunque tratándose de ellos quizás si estén aquí. -notas la chanza en la última frase, el tono amigable de quien quiere convertir un insulto en una broma inocente.

Los asistentes que hasta ahora habían llegado poco a poco de repente empiezan a acumularse y el ruido hace revolverse incómoda a la señora del palacio.

-Temo que he de irme a atender mis obligaciones, pero es una placer charlar con una mujer de la Nutria, máxime cuando en ella convergen también los legados no solo de todos los clanes, sino de la sangre de la tierra antigua.

Morome se marcha y con un gesto los sirvientes mueven las butacas hasta posiciones muy claras, donde sin molestar ni invitar a su uso, quedan a disposición de quien realmente las necesite.

-Que mujer tan magnífica -comenta Holma con admiración, casi puedes percibir el deseo en su rostro. -No es de extrañar que no haya encontrado casamiento, pocos son los dignos de ella. En fin, mejor nos preparamos para abordar a las compañías de transporte y ofrecerles los permisos de tránsito por las nuestras tierras. Ya sabéis que ultimamente el Loto está acumulando una capacidad económica desmesurada. Hay que hacer valer la madera novektiana que llega a nuestros puertos.

-Hermano no aburras a nuestra querida magistrado con tus elucubraciones, sabes bien que su familia es mercante y no hay necesidad de explicarle las cosas. Ammat siéntete libre de actuar como desees, si necesitamos de tus atribuciones te lo haremos saber.

Estás a punto de responder educadamente a tus compañeros cuando ves al trío espadachín hablando con un cuarto, eso casi te distrae, pero es lo que ocurre justo entonces lo que te deja ligeramente ausente. El cuarto sale corriendo, no de forma alborotada, sino a paso vivo, Deno, tras un instante de reflexión le sigue con un paso mucho menos sutil, Gaaru empieza a mirar en rededor y finalmente se marcha quedando solo Ganikusi con rostro reflexivo y los hombros descargados en el centro del salón.

-¿Estás bien? -pregunta Kasgore.

Alcanzas al magistrado antes incluso de que abandone del todo el gran salón.

-¿No debes encargarte de tareas en la corte? -pregunta al notar tu presencia. Luego sonríe aliviado. -Esperemos que esto no nos demore en demasía.

Vais al palacio de justicia donde accedéis a un despacho vacío. Allí el magistrado saca los documentos de las ropas que porta y te señala uno -Este, aquí está todo. Mira bien, el muerto no era un simple contable, son papeles que le permitirán a quien los posea, si tiene algo de estirpe, exigir la reposición de la familia Koe. Llevamos cien años creyendo que habían sido unos villanos. Si esto sale a la luz muchos podrían perderlo todo. Seguro que pensaban usarlo como medida de presión. Pero debemos verificar la autenticidad de esto, y sobretodo saber hasta que punto los involucrados conocían con precisión el contenido de este documento.

- Comprendo. Son días complicados en la ciudad pero comprendo que eso precisamente puede ser una baza para hacer que esto se diluya y olvide, pudiendo incluso generar decenas de muertes más, aprovechando el jolgorio de los juegos y las vestimentas suntuosas. Si creéis que lo mejor es que continuemos actuando ahora y precisas de mis dotes, pediré que me releven de las labores del cónclave en la casa de los protectores. ¿Qué debési hacer ahora, magistrado?- Pregunté no sin cierta inquietud, todo parecía ir demasiado rápido, o puede que demasiado lento teniendo en cuenta todo lo que estaba desplegado sobre el mapa de la ciudad en aquellos momentos.

- Gracias por sus amables palabras - Dijo Ammatam complaciente, conciliadora y educada  - El imperio es un conjunto y como miembros de un todo tratamos de obrar en la Nutria para garantizar la calidad de vida de nuestros subditos y de la de los demás, pues esa fue la idea que hizo grande a Gasiro en primer lugar.  - Declaro cuidando su tono Ammatam - Espero que me honre nuevamente con una conversación antes de mi partida. - Añadió a modo de despedida con otra reverencia.

La extraña intervención de la dama Morome* le dejó desconcertada. Bueno, una presentación era una buena conversación, pero se había quedado con la mosca detrás de la oreja, principalmente por esa sensación que tenía de tener algo bailando en su cabeza y no saber demasiado que buscar en aquel baul desordenado que eran ahora sus pensamientos.

Había dicho que quería tener miembros de todas las cortes... eso quería decir que quería expandir su influencia. ¿Para qué? Bueno en el juego del poder la palabra suficiente nunca era bastante ni bien recibida.

¿Quería reclutar una nueva espía y se había fijando en Ammatam quizá? Si recordara su historia completa... debería interesarse por su posición. ¿Por que no se habría casado? Quizá hubiera una historia de rencor y desamor de fondo, igual su adopción era una excusa para mantenerla en corto o quiza Ammat estaba sencillamente, elucubrando demasiado. Pero ya que tenía una teoría debería ver si era cierta haciendo algunas preguntas, si se equivocaba comenzaría a encontrar contradicciones rápidamente.

Dos veces en el mismo día haciendo referencia a su sangre y su ascendencia.

Entonces se dio cuenta de que sus nuevos conocidos tenían una conversación crispada con alguien que se marcho con paso vivo y le dio la sensación que también con el culo apretado mientras los protectores iban tras esa persona, Ganikus iba en ultimo lugar.

- Claro... - Dijo Ammatan a Kasagore cuando le preguntara - Pero si me disculpa he de ir al excusado antes de enfrentar lo que nos depara el futuro inminente. - Explicó

Tras eso se fue en dirección a la salida tras Ganikus.

Ammatam se acercó al protector desde un lado interceptandolo en su camino.

- Dos veces en un día, sino fuera por que os he visto tener esa conversación tan tensa con vuestros amigos y esa otra persona, pensaría que me seguís, es una lástima que no sea así.- Dijo provocando le.

Veo acercarse a Ammatam y esbozo una sonrisa.

-No hace falta perseguirte, al parecer sabes donde encontrarme-digo sonriente.- Pero si eres buena observadora te habrás dado cuenta ya de que esa tensión viene provocada por una dura situación. Sería un alivio para mi que el próximo destino sea más agradable que el anterior.