Partida Rol por web

Leonora comenzó a rebotar en la habitación, contra las paredes y cualquier persona que allí se encontrara, por suerte no se abalanzó sobre él. Thalber observó como la mujer se convirtió en un amasijo de carne que ya no podía considerarse humano y, aunque aguantó el tipo, no pudo reprimir una mueca de asco a la vez que se encendían en su interior unos imperiosos deseos de acción.

Echó un rápido vistazo a la cocina.

Heinrich también se había quedado en la puerta extrañamente silencioso, al parecer en esta ocasión se había quedado sin recursos con los que interrogar a la madre de Tom... al parecer.

Bien, bien, por lo que veo no se desenvuelven mal en este trabajo, pero aún les queda mucho por aprender. Tiene una forma de actuar demasiado directa y todavía no han cultivado el arte de la palabra que hace caer las defensas emocionales de a quién hay que sonsacar la información. Pensaba maliciosamente mientras analizaba exaustivamente, igual que hacía con sus herramientas sobre el cuerpo humano, el proceder del que era el mando superior en aquel grupo de investigación de los templarios de Sigmar, y de la mujer que llevaba la palabra de Sigmar. Cuando la situación se volvió algo complicada y el cuchillo hizo su aparición en la escena, sonrió para sí mismo. Efectívamente, aún les queda mucho por aprend... ¿Pero qué? La repentina reacción de la mujer detuvo sus pensamientos en seco en el momento en el que la cocina adquirió el aspecto de un matadero.

-Fascinante... Fue lo único que alcanzó a decir ante las ilimitadas posibilidades de investigación que implicaba un cuerpo en ese estado.

Katherina se echó hacia atrás rápidamente cuando la pobre Leonora se abalanzó sobre ella y Thalber, presa de las convulsiones incontroladas. En aquel pequeño espacio no había mucho sitio para apartarse y el instinto le hizo retroceder, de tan mala manera que resbaló sobre la sangre que vomitaba Leonora en el suelo y cayó de culo al suelo, ya que Thalber, se había retirado de su lado para buscar frenéticamente algo con lo que quemar aquel impuro y emponzoñado cuerpo.

Cuando el cadaver de Leonora cayó al suelo, salpicó las botas de Katherina de sangre y pus y esta retrocedió gateando hacia atrás hasta la puerta, en donde Lazar, sin ser capaz de controlar su estómago ante la dantesca visión, vació el desayuno de esa mañana sobre la túnica de la mujer.

Tom se encontraba paralizado con cara de bobo al fondo de la cocina. Estaba manchado de pus y sangre de pies a cabeza y balbuceaba incoherentemente ante lo que acababa de ocurrir, con la mirada perdida.

He hecho mal la tirada, quería poner el mod de +10 a inteligencia, pero me lo ha puesto en el resultado.

Igualmente necesitaba un 63 y ha salido un 65, así que nada...

A Thalber no le costó nada encontrar el aceite de cocina entre todo aquel caos que se desencadenó en un abrir y cerrar de ojos en aquel lugar, pero le fué imposible encontrar algo con lo que encenderlo.

El primer vistazo no le reveló nada más que el aceite de cocina con el que llevar acabo la purificación en la que había pensado, pero dedujo que allí tenía que haber algo más que acabaría encontrando si se tomába su debido tiempo.

Maul ayudo a la sacerdotisa de Sigmar  a recobrarse del shock de la muerte de la mujer, habia sido feo como el culo de un gor pero la verdad es que tras el taller, maul ya estaba un poco inmunizado a estas cosas; otro de sus compañeros habia dejado la tunica de la pobre sacerdotisa hecha un cuadro, bueno, era normal,solo el buen Heinrich y el parecian inmunes al desastre.

Mi señora Katherina , señor Lazar, les sugiero que aprovechen para limpiarse e la jofain del  baño de la casa de hecho, yo sugeriria que se quitaran las capas manchadas de sangre y pus infectada, solo por si las moscas

Eh jefe.... dijo Maul entrando en la cocina mientras el lider de la expedicion rastreaba en busca de algo; miro de pasada el cadaver de la señora y al chico, untado de arriba a abajo con la sangre y el pus de su propia madre chiflada  tras ver el aceite en manos del hombre Maul comprendio las intenciones a la perfeccion.

Entiendo sonrio el ayudandole a buscar algo en la cocina con los que prender fuego al cadaver de la mujer, recayo en el hombre untado de fluidos y solo por si las moscas; coloco su martillo en posicion de guardia; al mas minimo movimiento raro lo dejaba como un charco en el suelo..

¿LLevamos a este hombre con las damas de Shalaya?..pregunto, aunque por el lo aplastaba y dejaba que ardiera con la casa, una fuente de infeccion menos.

Thalber se paró un momento ante la pregunta de Maul.

- Sí, quizá debamos, pero más tarde... Ayúdame a buscar algo para purificar esta habitación... - dijo enseñándole el aceite.

Resignada como solo ella podría estarlo después del patético espectáculo con Leonora y, para colmo, después de acabar llena de guarrerías varias de aquí y allá, Katherina no duda ni un momento en hacer caso de las palabras de Maul. Rápidamente -intentando evitar que las arcadas que le provocaban los fuertes olores de su ropa manchada- se puso en pie y salió de entre la gente que se agolpaba junto a la puerta de la cocina y que se apartó a su paso mientras ella buscaba con brío y prisa la localización del baño en aquella casucha. Abriendo puertas finalmente dió con el baño y se dispuso a limpiarse todo lo que le fuera posible restregando con exagerada fuerza con el primer jabón que encontró en el habitáculo.

Mientras Maul y Thalber se disponían a encontrar algo con lo que purificar el cuerpo de Leonora y decidían que hacer con Tom, Katherina se dedicó a limpiarse con esmero lo que se había manchado gracias a una jofaina que encontró con algo de agua y una pastilla de jabón. A pesar de lograr quitárselo todo de encima, siguió sintiéndose sucia y el agua de la jofaina le pareció poca.

Sólamente cuando hubo terminado se fijó con más claridad en lo precario de aquella lugar: Un tónel que serviría a modo de bañera, la jofaina junto a una palangana y un cubo para las heces y la orina, que seguramente se vaciaría al grito de "¡Agua va!" por cualquier ventana despues de cada uso. Cuando terminó volvió junto a sus compañeros, quienes aún se encontraban decidiendo sobre que hacer con respecto a Tom.

Tener que purificar a la vieja es desperdiciar ese valioso cuerpo para la investigación, pero es mejor así, no merece la pena arriesgarnos en ningún momento con el Caos. Pensó Heinrich con algo de decepción mientras observaba a Maul y a Thalber terminar con todo aquello.

-Creo que ese loco al que ha hecho referencia la vieja ya lo mencionó usted antes ¿No es así Thalber? Preguntó desde la puerta mientras oía como la mujer se limpiaba la suciedad en algún lugar de la casa tras él. Es interesante... deberiamos considerarlo como una fuente de información, por mi experiencia se que cualquier persona puede tener las piezas de un enigma, esté loco o no. Por otro lado, aunque coincido en que debemos purificar este lugar, deberiamos ordenar a la guardia imperial que se encargue del trabajo y ahorrarnos la pérdida de tiempo. O al menos avisarles de que venga alguien a controlar el fuego.

Espero que tenga la suficiente cabeza como para entender que estamos mejor sin freirnos entre los edificios incendiados del barrio...

Kat desde donde estaba aún esmerándose a fondo en limpiar sus ropajes -aunque no con ello conseguía sentirse más limpia ni asqueada- trató de llamar a Lázar pues no le vendría nada mal lavarse un poco la cara con agua fría.
- Ey, Lázar, creo que tú también deberías despejarte un poco, aquí aún queda algo de agua... - exclamó la mujer girando la cara hacia donde ellos estaban pero sin dejar de afanarse en su tarea.

Eso sí... como el muchachito no me pida perdón por lo que acaba de hacerme, lo va a pagar caro; quizá no en ese momento ni en un mes... pero lo hará. ¿Acaso cree que yo lo he pasado mejor con esa escena de la vieja y tiene derecho a hacer lo que ha hecho sin ser castigado? Ah, eso sí que no... No, señor... No hay confianza alguna como para permitir eso. - pensaba Katherina con el ceño fruncido de pura rabia más que asco.

Ante la desastrosa situación, Thalber comenzó a enfadarse Una maldita vieja que se cree con poder para plantarnos cara, un barrio que da asco y protege a aquellos que les harán enfermar, caos por todas partes pero escondido... y por si fuera poco no hemos traido nada para quemar a esta bruja.

- Ya me he hartado. - se dirigió a Tom, ya sin guardar las apariencias le cogió del cuello de la camisa y se encaró con él. - ¿Donde guardais las cosas para hacer fuego? Vamos, ¡contesta!

El hombre fue sacudido de un lado a otro por Thalber cuando este le tomó de la camisa y le ordenó que repondiera a su pregunta con la autoridad que le pertenecía, pero Tom ni siquiera pestañeó.

La mirada del hombre estaba perdida y su cordura consumida. Ver lo que le acababa de ocurrir a su madre, tras sufrir la desaparición de su hermano a manos de los soldados que se lo debieron de llevar al taller de tintoreros, había sido demasiado para un hombre acostumbrado a las miserias del barrio pobre, pero no a las malignas fuerzas del Caos.

Tom ni siquiera balbuceó, se ladeó dirigidó por la mano de Thalber y perdió el conocimiento, sin llegar a desplomarse al ensangrentado suelo gracias a que Thalber aún lo aferraba.

Thalber cerró un momento los ojos, intentando relajarse. Esto no puede estar pasando... Parece ser que la piedad se apoderó del cazabrujas, ya que dejó suavemente a Tom en una silla, pero una vez que lo hubo hecho se desvaneció.

- ¡Joder! - exclamó a viva voz, realmente enfadado - que alguien me consiga algo para quemar a esta bruja, ¡ya!

La sugerencia de Herr heinrich es buena se encoge de hombros Maul buscando el chisquero de la cocina; toda casa tiene yesca y pedernal, ahora bien, donde demonios habian dejado la pareja de madre e hijo, el susodicho chisquero....Sigmar los martille por toda la eternidad, ya eran ganas de complicar la cosa.

Que vengan un par de guardias de la ciudad, vigilen que el fuego no queme las casas vecinas y arrasten a este desgraciado con las chicas de Shalaya, asi el doctor sabra algo mas de la enfermedad mirando a uno fresco...

Con la ayuda de Maul, Thalber pronto tuvo en su mano la cajita con las virutas de madera, los trozos de pedernal y el acero para crear las chispas que generarían un conveniente fuego purificador para la ocasión.

Un brillo asomó en los ojos del templario al contemplar la herramienta que le faltaba para terminar con el trabajo que se habían encontrado en aquella casa, ya que ahora todo era cuestión de proceder.

- Maul, llévate al niño grande este. - dijo refiriéndose al desvanecido Tom. - Esta secta de la putrefacción va a oir hablar de nosotros, las llamas de esta casa llegarán al cielo, quizá así comiencen a jugar un poco al descubierto, tengo ganas de prenderles fuego a ellos también.

Los ojos de Thalber parecían salirse de sus cuencas debido al énfasis de sus palabras y expresión. Realmente quería enfrentarse hierro con hierro a los sectarios y quizá de esta forma lograra atraer su atención.

Agarró un par de mantas que había en la casa y las puso aquí y allí, en la cocina. Roció a la mujer, mantas y cocina en general con el aceite.

- Venga, vamos, ¡todos fuera! - Aguardó, yesquero en mano, a que salieran todos para terminar con la tarea.

Heinrich se mantuvo al margen de los acontecimientos y dejó hacer al lider del grupo. El interrogador ya había dado su opinión, que consistía en dejar hacer a la guardia, pero si Thalber insistía en prender fuego al edificio, de cualquier manera y sin nadie que evitara que el incendio arrasara el barrio pobre, allá él. La responsabilidad de los actos del grupo reposa sobre sus hombros.

De la misma manera Heinrich tampoco prestó atención, no más de la justa, al muchacho que claramente estaba en shock. Como fuente de información ya había dejado de ser útil y tras ser bañado en pura infección debía de haberse contagiado. Si es que no lo estaba ya. Si del interrogador dependiera el chico ardería junto a la casa. Otro tema totalmente diferente sería la joven Katherina que también había entrado en contacto directo con la infección.

- Habrá que mantenerla vigilada, aunque desde luego el mejor curso de acción sería que compartiera el destino de la casa junto al chico. - pensó Heinrich pero no dio voz a su opinión pues se mostraba absorto mientras evaluaba los nuevos datos - Así que una taberna en los muelles. Donde casualmente trabaja Frederick de Middenheim. ¿Puede ser el punto en común? Interrogar a Frederick cada vez se hace más importante... - los delgados dedos de la mano izquierda del interrogador acariciaban su barbilla en gesto pensativo, mientras que usaba la derecha como apoyo del otro brazo - Y por otro lado ha vuelto a salir el nombre del tal Albert, ese loco. Está mereciendose una de mis visitas.

Heinrich andaba distraidamente en dirección a la calle no fuera que sus compañeros, en su celo, acabaran achicharrándolo también.

- Bajaré a la calle. Con un poco de suerte encontraré algún guardia al que avisar. - dijo Heinrich como excusa para salir - No nos interesa que el fuego de desate sobre todo el barrio y que cunda el pánico. Y tampoco tenemos  tiempo para controlarlo nosotros.