Partida Rol por web

Los sectarios se deshacen del cadáver y se ponen en marcha, dejando el otro muerto en las calles e Altdorf. A paso ligero cruzan callejas, tiendas, casas y almacenes, se cruzan con algunas personas, ignorantes de lo que ha sucedido y que no les traen ningún problema. Los sectarios intercambian algunas palabras y opiniones -algunas de ellas amenazantes y subidas de tono- un piquete de la guardia les hace esconderse en el zaguán de una casa. Nada ocurre y siguen su camino. Al final con algo de retraso llegan hasta los almacenes de la calle de los tintoreros donde tres figuras sujetan cinco caballos.

Al notar la presencia de los sectarios se revuelven.

¡Alto! ¿Quién va?

En seguida el joven Von Reinholn se adelanta y los dos hombres, criados suyos, se relajan. Uno es un criado de la casa, otro alguien desconocdo y el tercero es Rainer Lindberg, el criado personal del Barón Von Reinholn, fiel servidor desde hace muchos años.

Excelencia, ya creíamos que algo había salido mal, ¿está todo en orden? ¡Vaya! Parece herido. He creido conveniente traer a un galeno de confianza. Señor Gertz, por favor, échele un vistazo a esa herida -el galeno, el tercer hombre, se adelanta hacia Maximillian- ¿hay algún otro herido?

Finalmente los sectarios llegan al punto de encuentro. Allí, varios criados esperaban junto con los caballos.

- Tranquilo Rainer, somos nosotros.- dice Maximillian cuando el criado les da el alto.

Cuando éste les informa de que pueden ser atendidos por un galeno, el joven noble se desabotona la casaca y aparta su camisa, dejando a la vista del matasanos la herida que le infringió el agente de aduanas.

- Dese prisa maese Gertz, y cuando termine atienda a mis compañeros si lo necesitan.- pide al hombre.

Bueno, esto marcha. Pese a las complicaciones iniciales las cosas están volviendo a su cauce natural.

Tras llegar donde les esperaban los criados del Barón, Ibrahm se dirige hacia uno de los caballos sin dirigir ninguna palabra a los sirvientes, una vez al lado del caballo lo acaricia levemente, los animales normales no estaban acostumbrados a tratar con mutantes y a veces podían alterar su comportamiento de golpe, Ibrahm había aprendido a relacionarse algo con los caballos antes de montar en ellos, algunas precauciones nunca era pocas si uno no quería salir volando de la silla.

Tras unos instantes con el caballo Ibrahm se queda observando a sus compañeros a la espera de que estén listos, alguien más ha reusltado herido o sólo Maximillian? No nos podemos retrasar demasiado en nuestra partida o aun darán la alarma en la ciudad.

klins se acerca a uno de los animales y acariciandole la crin sube a la silla de montar a la espera que el resto de sus compañeros hagan lo mismo.

Mientras antes salgamos de aquí antes estaremos lejos del bullicio que se va a formar, es probable que incluso lleguen a cerrar las puertas de la ciudad.

Farmiekh se acerca a los caballos y sin tanta ceremonia con los animales se sube al que le ofrecen los criados y dice:

- Vayamonos de aquí antes que el tema se ponga peor, y dinos cuanto antes hacía donde nos dirigimos, no me gusta ir a ciegas.

El galeno atiende la herida de Von Reinholn hijo, no es muy grave, y con unas vendas y un ungüento de color blanquecino. Limpia bien la herida y se disculpa constantemente por las pequeñas muecas de dolor del noble. Los otros criados, Rainer entre ellos, ayudan a los sectarios a montar en sus caballos, cuatro pardos y uno muy oscuro, algo más grande, entregado a Marcus para compensar su tamaño.

Vuestro padre Excelencia, ha ordenado que se os franquee la puerta del Drakwald. Los guardias ya están advertidos, así que no pondrán ninguna pega, aunque seguramente les extraña tener que abrir la puerta en plena noche. Imagino que su Excelencia sabrá como solventar sus dudas.

El fiel criado abre unas alforjas que hay en los caballos, mostrando ropas, botas, enseres de cocina y otros objetos de miscelánea.

Hemos preparado ropas de repuesto para todas, las de Su Exclencia incluyen unas discretas y otras más acorde a su posición, para que escoja las más convenientes. Hay además algo de comida, nada que necesite calentarse. Pan, queso, frutos secos y otras carnes saladas. Además...-dice el criado mientras rebusca en sus ropas y mira la calle de reojo- hay dos cartas para el hijo del barón, y este documento. En él se os concede un crédito ilimitado en las ciudades que aparecen en él. Os será de ayuda por si precisáis alquilar carruajes, monturas o...servicios adicionales. Confío en que sabréis que hacer.

Rainer entrega tres cartas a Maximillian, y saca ahora cuatro pequeñas jaulas con palomas que coloca en el caballo de la elfa.

El barón Von Reinholn cree oportuna la comunicación fluida y constante, así que aquí hay cuatro palomas para el envío de esos mensajes. Confío en que tengan un buen viaje.

Después de que el galeno termine con su trabajo, Maximillian se ordena sus ropas y se abotona la elaborada casaca. El joven noble sube a uno de los caballos y escucha las palabras de Rainer. De él recibe las cartas a las que echa un vistazo rápido.

- Gracias por todo Reiner.- agradece al criado de su padre.

El joven noble se gira hacia sus compañeros de viaje y les dirige la palabra.

- Camaradas, esto marcha. Ahora que hemos cumplido con nuestro pequeño cometido toca realizar la auténtica misión. Ponemos rumbo a Bröckel y cuando salgamos de Altdorf espolearemos nuestros caballos al máximo. El tiempo corre en nuestra contra, tenemos que estar allá antes de la tarde. Confío en vosotros.- les dice.

- Pongámonos en marcha. Hacia la puerta del Drakwald muchachos.- El joven dirige su caballo hacia el lugar.

Se sube a su caballo negro como l anoche, notablemente más grande que el resto, de un salto.Agarra las riendas y con una sacudida seca y rápida, este arranca el camino tras el noble.Se acabaron las contemplaciones, ahora irían a por el siguiente objetivo, conseguir ese orbe para el pader del varón.Parecía tener algún poder especial, pero le daba igual, lo conseguiría y punto sin andarse por las ramas.Como a el legustaba, rápido, directo y eficaz.

Ibrahm monta en el caballo e inicia la marcha junto a los otros, cuando ve las cartas que le entregan a Maximillian una cierta curiosidad le recorre todo el cuerpo, por sus palabras en ellas se explica nuestra misión o nueva noticias sobre ella.

Alguna cosa que debamos saber mientras nos dirigimos a nuestro objetivo? Algo de información no nos iría mal para ubicarnos y saber que tenemos que hacer, el orbe es lo más importante pero ya nos dirigimos hacia él o tenemos que pasar por otros sitios? Si conseguimos el objeto el Imperio está perdido y seguro que el Gran padre Nurgle me recompensa con creces, un gran poder...

Ante las palabras de Ibrahm el joven noble sonríe.

La información es poder, una lección muy importante que aprendí de mi padre.

- Vamos hacia Bröckel, allí está el orbe. Muy bien protegido según parece. Pero no adelantemos acontecimientos. Tenemos un contacto en el lugar que nos pondrá al corriente y cuando hablemos con él decidiremos cómo apoderarnos del objeto.-

Maximillian no quiere revelar demasiada información. Sus compañeros son fiables, pero hay que ser precavidos. ¿Y si alguno cae prisionero y es interrogado?. No se puede dejar nada al azar.

Seguía avanzando sobre su maravilloso y negro corcel.Ese andaba sin problemas, ya que su estatura disminuía levemente el problema del peso de Marcus.Este estaba deseando terminar la misión y exterminar a quien fuera falta.Se estaba concentrando par ano perder los nervios, mantener su temple, tranquilo, y era bastante difícil en alguien que tiene un ser salvaje dentro de su interior.El caballo podía oler el peligro, y se altera durante unos momentos, Marcus lo podía sentir.Alarga su brazo acariciándole su largo y peludo cuello.

-Tranquilo amigo mio, se que me he comido a más de uno de los tuyos, pero no es razón para alarmarse.Tu eres diferente, eres grande y negro como yo.....- deja una pausa mientras que el caballo se tranquiliza poco a poco.

-Solo te comería en casos extremoos....

Farmiekh ve como le colocan las jaulas con las palomas mensajeras en su caballo y las acepta de mala gana.

Estos malditos animales, solo huelen mal y hacen ruido, como me den mucha faena se caerán lamentablemente del caballo.

- Ya que no hay alternativa partamos cuando antes a la puerta custodiada por ese guardia que nos dejará salir de la ciudad antes de que refuercen las puertas debido a nuestro pequeño incidente - dice Farmiekh claramente impaciente

Cinco jinetes recorren las calles de Altdorf. El sonido de los cascos al chocar contra el suelo retumba en las paredes y se propaga con rapidez. Los vecinos se asoman a las ventanas para satisfacer su curiosidad, pero en cuanto ven que se trata de hombres armados vuelven a sus cosas: nadie quiere problemas. Son tiempos difíciles, Archaón ha sido derrotado, pero sus huestes continúan por ahí, saqueando pueblos y torturando aldeanos, para deleite de los Poderes Ruinosos; y los inquisidores no atienden a razones, están convencidos de que hay herejes en la capital imperial. Nadie camina a salvo por las calles, un mal gesto, una mala conducta, un adorno equivocado: es el temor a ser declarado sectario. Cinco jinetes no pueden ser sino templarios en busca de señales de herejía.

El pequeño cortejo formado por el noble y sus servidores cruza el crecido río Talabec a través del puente de hierro, más resistente que el antiguo de piedra. En él se cruzan con grupos de personas cabizbajas que les abren paso. Un caballo es símbolo de prestigio, gente importante, o gente peligrosa. Cruzan la zona de los estibadores del puerto, donde los marineros, espíritus libres y ajenos a los problemas de las urbes, llenan las tabernas hasta altas horas de la noche. Una docena de barcas y embarcaciones permanecen amarradas en el puerto, y una solitaria barca cruza el río (cuando el Reik se une al Talabec), algo extraño.

Finalmente enfilan la gran avenida y alcanzan la puerta del Drakwald, cerrada desde el anochecer y custodiada por una docena de guardias. Otros centinelas pueden apreciarse en las almenas superiores de las murallas, iluminados por las antorchas que hay cada diez o doce pasos, algunos de ellos oficiales, pertrechados con alabardas, armas de fuego y corazas. Cuando anochece la presencia militar se hace notar.

La gente se aparta al paso de los caballos, durante el camino hasta la puerta nadie se atreve ni a mirarnos directamente, sus mentes son débiles y temen por su vida, no saben que dentro de poco ya no tendrán que sostener esa carga, el toque de Nurgle dejará marca en todos ellos, muchos morirán, otros serán portadores de la enfermedad e incluso alguno podría acabar sirviendo a grandes planes, aun hay mucho que hacer pero sus almas ya están condenadas.

Ibrahm mantiene su postura en el cabllo al llegar a la puerta, ahora es el momento enque Maximillian y las influencias de su padre nos abran el camino sin problemas o aquí estará nuestro final.

Se mantiene al margen, sin mirar a ningun tipo que les habría paso entre puentes, murallas, etc..Sabía a lo que iban, y si alguno se inerponía en sus caminos, acabaría siendo comida para peces.Sabía que eran los elejidos, y si eran los elejidos era por algo, era por su eficacia en la labor y porque eran de lo mejor que había.Conseguirían ese orbe auqnue si eso fuera lo último que hicieran.

-Espero que nos habran, sino habrá problemas......- dice en tono bajo a pesar de que su grave voz llamaba la atención.

Klins ve a la gente apartarse al paso de los caballos y recuerda que no hace muchos años él mismo era uno de esas personas que echaban la mirada al suelo cuando venían los ricos y poderosos. Eso le recuerdo otra cosa buena que tuvo su juramento de lealtad al dios de la putrefacción, sin contar claro esta su otro "regalo".

Al llegar a la puerta y ver todos esos guardias se pone bastante nervioso a la espera de instrucciones y viendo lo mal que había salido el anterior plan de su señor esperaba que este saliese según lo esperado o veía bastante más difícil salir de esta.

- Espero que no haya cundido la alarma por lo de los guardas de aduanas y nos hagan más preguntas de lo estipulado en el plan - dice Klins susurrando, más hablando para si mismo que para nadie en concreto.

Farmiekh ve apartarse a los humanos a su paso, señal de cobardía y pleitesia, y le gusta la sensación, de repente se siente como en casa donde una asesina vendecida por Khaine es una posición casi tan elevada como una mismisima elfa bruja.

Cuando llegan a la puerta amurallada observa las defensas, envuelta en su capucha para que no se le distingan los rasgos de elfa, intenta ocultar con su capa su pesada ballesta a la vez que la coloca más a la mano por su tuviese que derribar a alguno de los soldados de las almenas. Mentalmente se va haciendo un plano de todas las posibles escapatorias y las defensas y soldados que hay a lo largo del camino que les lleva hasta la puerta. Si el plan sale mal tendrían que luchar con una desventaja de número de 10 a 1 y al descubierto lo que les daba muy pocas posibilidades de supervivencia, pero la elfa había aprendido con el paso de los años que Khaine tenía un plan para ella, y estaba segura que no era morir en esa sucia ciudad humana a manos de unos simples guardias.

Las pocas personas que pululan por las oscuras calles de Altdorf se apartan al paso de los corceles de los sectarios, tal y como están los tiempos no conviene meterse en líos, los jinetes pueden ser perfectamente cazadores de brujas... o algo peor.

Con el paso de los minutos la cabalgada por la ciudad les lleva a su destino, la puerta de Drakwald, por donde tienen que salir para ponerse en camino a Bröckel.

Bueno, nuestro primer reto, salir de la ciudad sin contratiempos. Los guardias están avisados, pero nunca se sabe.

Maximillian espolea levemente a su caballo para adelantarse al grupo y encaminarse hacia los guardias que custodian la puerta de manera que pueda convencerles para que les franqueen el paso.

Von Reinholn espolea su montura y se acerca a la puerta, los guardias cesan la charla y se distribuyen por las instalaciones del portazgo. El jinete se aproxima a la puerta y el encargado se le acerca. Tose ruidosamente y agarra el bocado del caballo.

Excelente montura, señor. Soy Thomas Munck, sargento de Guardia. En qué puedo ayudarle, señor...

Los guardias se miran entre ellos y cuchichean mientras señalan sin ningún tipo de disimulo los jinetes que ocupan el centro de la calle.

El sargento se acerca al caballo de Maximillian y agarra el bocado del corcel. Tras escuchar la presentación y las palabras del hombre, Maximillian esboza una generosa sonrisa y le dirige la palabra:

- Buenas noches sargento, siento importunarle a estas horas pero debemos salir de Altdorf de inmediato. Mi bella esposa y yo nos dirigimos a Middenheim para visitar a su padre en su lecho de muerte. Una auténtica lástima... - dice bajando la mirada y mudando repentinamente el gesto. - Como podéis observar vamos acompañados de nuestros guardaespaldas, hombres de fiar para un viaje duro hasta nuestro destino, pero más vale ir protegidos en los tiempos que corren.- le comenta al sargento mientras hace un ademán hacia su espalda para referirse a sus acompañantes. - Espero que entenderéis mi posición, el anciano está a punto de fallecer y quiere ver a su hija antes de abandonar éste mundo. Como comprenderéis no puedo negarle su última voluntad a un hombre que pronto expirará, de ahí lo repentino de nuestra salida. Pero amigo mío, no creáis que yo no os entiendo a vos - Maximillian vuelve a recuperar su sonrisa cientos de veces practicada ante comerciantes y nobles de la más alta alcurnia - estoy más que dispuesto a entregaros una gratificación por las molestias, ya sabéis, todo sea en honor al pobre anciano...- dice terminando su intervención.

Je je je je... ¿cómo se tomará la elfa nuestro "apresurado" matrimonio? seguro que es algo que no se esperaba. Pero no ha estado del todo mal, pese a que estén avisados ya sé qué clase de hombres son estos guardias, gentuza que no duda en sacar partido de cuantas oportunidades se les presentan. Espero que la tentativa de soborno cause el efecto esperado.