Partida Rol por web

Marcus también se desentendió de aquello que podía ser una masacre, terminado ya el fugaz combate. Se apresuró por otra parte a revisar los establos en busca de cualquier material que pudiera serle útil al grupo en su viaje. A fin de cuentas, internarse en el Drakwald no venía siendo tan mala idea después de todo. Cuando todo el lugar estuvo registrado, el corpulento hombre negro se subió con cuidado a su montura y se dispuso a cabalgar a la par de su compañero.

- Tus pies me deben una, hechicero. ¡En marcha!

Mascullando algo inaudible en respuesta a las palabras de su compañero, Blanch se dispuso a continuar el camino en sus nuevas monturas- Espera -se detuvo de pronto- Si los propietarios no tuvieron tiempo de llevarse estas mulas, quizás se dejaron también alguna provisión en la casa...

La idea era bastante esperanzadora, pues seguramente tardarían unos días en llegar a Middenheim y no contaban con más alimentos que los que pudieran conseguir por el camino- Iré a echar un vistazo, tú mientras revisa el granero por si hay algo de utilidad allí también -señalando con un dedo en dirección a los edificios.

Y avísame si vuelves a encontrarte con esos campesinos -se le ocurrió añadir, al tiempo que azuzaba al animal para que lo llevase hasta la vivienda.

La velocidad no era precisamente espectacular y Blanch nunca había montado en ese tipo de animales, pero el paso parecía seguro e incansable, así que el hechicero esperó pacientemente hasta que la mula lo llevó a la misma puerta de la casa. Tras desmontar su primer impulso fue el de alargar la mano para abrirla, pero en el último instante se detuvo y se acercó para inspeccionarla más detenidamente Parezco estúpido buscando alguna clase de trampa...

- ¡Hechicero, no tenemos tiempo que perder urgando entre baratijas! Si la noche nos encuentra en este bosque tendremos que preocuparnos de mucho más que de un poco de comida rancia y olvidada. ¡Nos vamos! - Y dicho eso el gigante de ébano azuzó a su caballo para que avanzara con brío entre los árboles. A Marcus no le caían bien las complicaciones, era directo para bien y para mal. Quizás era eso lo que lo hacía tan letal en su oficio.

Incluso desde donde estaba, Ibrahm pudo oír perfectamente los gritos de Marcus y cómo éste azuzaba su montura para marcharse. Apretando los dientes, Stinth detuvo el hechizo que había empezado a conjurar para derretir la puerta Moriremos de hambre por su estupidez Pero sabía que separarse también podría significar un agónico final Middenheim tampoco está tan lejos... se intentó convencer a si mismo mientras montaba a regañadientes en la mula para seguirle.

Blanch cogió los sacos y los puso sobre la mula, los dos hombres abrieron las puertas del establo con las riendas de las mulas en la mano. Algo rozó el antebrazo izquierdo de Marcus. ¡Una flecha!

- ¿Pero qué demo...? ¡Nos atacan! - Gritó Marcus a su compañero mientras trataba de divisar a los agresores ocultos en el entorno frondoso. Durante un breve lapso recordó a esos rufianes que habían espantado de la granja, y maldijo el hecho de no haberlos castigado un poco más. Probablemente habrían regresado con refuerzos...

El hechicero se quedó paralizado ante el repentino ataque- ¿Qué...? ¡¿Dónde están?! -su ojos miraron torpemente en todas direcciones, incapaz de encontrar a los asaltantes No creí que fuesen a volver Le parecía impensable que aquellos campesinos se atreviesen a plantarles cara, pero a juzgar por los hechos iban a resultar más peligrosos de lo que había creído en un principio ¡Les destriparé a todos!

Marcus señaló al enemigo, un arco asomado en una ventana. Dominando al explanada desde allí. Había varios obstáculos entre ellos y la ventana, incluidas las mulas...o podían darse la vuelta y salir por el otro lado del granero sin combatir.

Por un momento Stinth pensó en huir, pues era más fácil, más rápido y seguramente menos arriesgado, pero creía saber lo que diría su compañero al respecto. Y para ser honesto consigo mismo, tenía que aceptar que él también estaba deseando descuartizar a ese cobarde.

Gruñendo de satisfacción ante la matanza que se avecinaba, el sectario amarró a la mula en el primer lugar que encontró y corrió en dirección al atacante, buscando un lugar dónde cubrirse de las flechas que estuviese lo suficientemente cerca como para lanzar sus hechizos.

Marcus también se apresuró a desmontar y asegurar su montura antes de lanzarse a por el miserable saetero de la granja. El sicario de ébano sabía que aquél era el momento más crítico, pero confiaba en la impericia del tirador y en la presión que sentiría al ver como dos sujetos de aspecto inquietante cargaban hacia su edificio dispuestos a liquidarlo por tal osadía.

- Con cuidado, puede no ser él único allí adentro... - Le comentó algo apresurado al mago de Nurgle mientras amarraba a su bestia y se disponía ya a correr espada en mano hacia la ventana donde se resguarda el agresor del arco inquieto.

Los sectarios reaccionaron rápidamente. Blanch buscó donde esconderse mientras sujetaba a la mula y Marcus se centró en conservar al animal, recibiendo a cambio un flechazo que le perforó el duro cuero que protegía su brazo.

Ibrahm observó alarmado como una segunda flecha alcanzaba a su compañero. No podía decir que compartía el sufrimiento de Marcus, pero lo que sí que tenía claro es que si Bolt caía, él mismo no tardaría en seguirle... y menos contra un arquero tan habilidoso. Arriesgándose a recibir un disparo en sus propias carnes, el hechicero se asomó tras su cobertura y calibró el ángulo hasta la ventana mientras empezaba a recitar las primeras palabras arcanas Estará muerto antes de que pueda darse cuenta.