Partida Rol por web

La ventaja del olfato del sabueso fue crucial para localizar ese amago de emboscada. ¡Adric estaba tan contento que bien podría haber dado un saltito de alegría! Pero se contuvo, se agachó para posar una mano en el lomo de la bestia para mantenerlo a su lado y asintió a las ideas de Zaius y Chernoye.

–A vuestra señal, nos lanzaremos contra ellos –dijo, bajando la voz –Aprovechad el desconcierto y Malrick, Máximo y yo los rodearemos para que no escapen. Si alguno de ellos sale huyendo, el sabueso podrá alcanzarlo. No quiero darles la oportunidad de que revienten la presa.

Aferró con ambas manos el mango de la espada y se preparó para salir disparado hacia adelante. 

Al parecer el perro fue nuestra salvación porque siguió el rastro y nos presentó una oportunidad espléndida para poder acechar a los goblinoides que tenían la intención de emboscarnos. Suavemente saqué mi espada presto para avanzar sobre las espaldas de las apestosas criaturas verdes pero vi que el mago estaba apuntando para lograr un disparo más certero. Esperé que terminara pero ni de casualidad iba a dejar pasar la oportunidad de hacer lo propio. Correría hacia ellos y les abriría un gran tajo entre hombro y hombro hasta partirlo a la mitad.

Viendo que los demás esperan a que dispare y este sea el pistoletazo de salida, me concentro en apuntar bien y cuando creo que es el momento perfecto, aprieto el gatillo. La saeta sale disparada con un zumbido casi imperceptible e impacta de lleno en la espalda del goblin huido. Esta vez no creo que tenga la misma suerte.

Recargo la ballesta semioculto detrás del árbol, mientras observo como cargan mis compañeros.

Finalmente uno que entendió la situación, noté que el mago apuntó y disparó abriendo así la temporada de repartir espadazos. Salí corriendo directo a la espalda del que estaba gritando por el virote que venía a ser el mismo que había escapado del primer encuentro. Pero la fortuna me jugó en contra porque patiné cuando estaba afirmando el pie para descargar el golpe y lo terminé abanicando por arriba en vez de cortarle la cabeza de un solo golpe.

Los proyectiles salieron disparados, y los guerreros con ellos. Y si bien no era la forma más caballerosa ni honrosa de combatir, esas criaturas de habían comportados como auténticos indeseables, conspirando contra una aldea inocente como era Caudal y asesinando a algunos de sus habitantes. 

Ahogando un grito de batalla para aguantar la sorpresa lo más posible, se alejó de Malrick para golpear con su espada al goblin más alejado de éste y mantener un círculo a su alrededor de forma que no pudieran escapar. Su acero cortó carne y músculo, pero no sabía si había sido letal.

Lanzo la daga  intentando coincidir con el ataque del mago.Según sale la daga de mi mano  no puedo evitar pensar  que quizás hubiéramos debido ponernos de acuerdo  sobre a quien íbamos  a  elegir como  objetivo . 

Al menos la coordinación con  los que se  lanzan al cuerpo a cuerpo  es buena  y  en cuanto ven los proyectiles   atacan   a los goblins .

Turno 19

Tras un momento de tensa espera, con Zaius apuntando y Pal´to observando el entorno con desconfianza, (no ves nada raro), el combate se precipita. El primero en actuar es el mago, que tras asegurarse el tiro presiona el disparador de la ballesta y clava el virote profundamente en la espalda del goblin herido, entre las escápulas (Daño 3). La criatura hace un extraño ruidito gorgoteante y cae muerta al suelo, mientras sus compañeros se dan la vuelta ante vuestra inesperada presencia.

Acto seguido Pal´to da un par de pasos y lanza su daga con gran puntería, clavándosela en el hombro a otra de las criaturas (Daño 2). Ésta cae sobre el árbol tras el que se cubría, y se la arranca apretando una infinidad de dientes en su enorme boca. El trasgo está herido, pero no muerto. En ese momento Adric, Malrick, Máximo y perro se lanzan al combate cuerpo a cuerpo.

El primero en llegar, Malrick, paga su precipitación segando la corteza del árbol sobre la cabeza de su objetivo. A su lado, Adric se desliza sobre el suelo mojado salpicando a su alrededor para asestar un tajo vertical al goblin (Daño 3), que lo recibe medio girado y no puede rechazar. Cae al suelo salpicando sangre verde, que brota de una terrible herida que va desde el hombro hasta el estómago. El paladín no puede evitar el géiser, que lo baña de motas con aspecto de clorofila, pero huelen peor.

En ese momento llega Máximo, que se lanza contra el goblin que acaba de ser herido por Pal´to. Antes de que consiga levantarse del árbol sobre el que le ha dejado la daga recibe el mazazo del clérigo sobre el cráneo (Daño 2), y todo se termina con un desagradable sonido húmedo y crujiente. El perro aparece entre los arbustos y se lanza de patas sobre otra de las criaturas, que consigue mantener sus chasqueantes mandíbulas lejos de su cuello con un rostro aterrado y unas manos temblorosas: no podrá actuar este asalto.

Los otros dos, en un acto contra su naturaleza, reúnen la fuerza de voluntad suficiente como para combatiros. El que acaba de recibir el fallido tajo de Malrick contraataca con su espada corta colándose bajo la defensa del guerrero, y carga como un toro contra él chocando y clavándole profundamente el arma en el estómago, (Daño 6). El otro observa un momento a Máximo y a Adric, y viendo a éste desestabilizado después de la carga que acaba de realizar decide lanzarse contra él.

Afortunadamente el paladín prevé su movimiento y se adelanta chocando contra el trasgo, y apartándolo con su mayor corpulencia. La criatura no tiene ocasión para buscar un lugar en el que clavar su tosca y sucia lanza.

En este momento quedan tres combativos goblin; uno de ellos forcejea con perro, el otro ha apuñalado a Malrick y el tercero está breándose con Adric. Máximo también se encuentra en combate con ellos. Zaius y Pal´to están a distancia, protegidos del frenesí del cuerpo a cuerpo, y pueden entrar a trapo a luchar en primera línea o usar sus ataques a distancia.

¡Os toca!.

Fallé estrepitósamente y en ese fallo dejé también la defensa al descubierto, algo que estas ratas supieron aprovechar y me apuñalaron con una fuerza que no esperaba. Me desinflé cuando sentí el cuchillo enterrarse hasta el tope y no pude contener un grito de dolor. Destrabé la espada que se había atorado contra el tronco de un árbol y me apresté para ensartar al goblinoide.

Vi nuevamente el hueco en su defensa que antes no pude aprovechar y en la segunda oportunidad si pude asestar un muy duro golpe que le hizo tambalear.

El repentino géiser de apestosa sangre le pilló por sorpresa. Cuando el cuerpo de su enemigo cayó al suelo abierto como un melón, se pasó la mano por el rostro para retirar el pringue para luego escupir porque le había dado la impresión de que unas gotas se habían metido en su boca –¡Ahh! –bramó, cuando embistió al goblin que intentaba empalarle. 

A su diestra, Malrick estaba dando buena cuenta de uno de ellos, mientras que el valiente sabueso estaba dispuesto a convertir a otro en su almuerzo. Sólo restaba el oponente que se había atrevido a atacarle por la retaguardia, pero Ishtar velaba por su siervo y Adric no iba a desaprovechar su bendición. Balanceó su enorme hoja de acero de forma horizontal dispuesto a seccionar al goblin de lado a lado.

Nuestro ataque había salido bastante bien. Habíamos reducido a la mitad el número de goblins y la iniciativa era nuestra. Dentro de poco acabaríamos con la amenaza. El único pero era la fea herida que se había llevado Malrick.

Volví a cargar la ballesta y me quedé apuntando a uno de los goblins que quedaban. Al siguiente asalto algún enemigo se quedaría con un recuerdo de mi ballesta.

Viendo  que ya han caído algunos de los goblins  me centro en el superviviente más alejado  y lanzo dos dagas.Los proyectiles pasan lejos del bicho pero  espero que al menos hayan valido para distraerlos  y que los demás puedan aprovechar para  poder  eliminarlos.

Turno 20

Mientras Zaius apunta con cuidado dispuesto a lanzar otro virote, Malrick se desplaza con el goblin empujando su espada corta contra su estómago. Sin embargo logra sobreponerse, y apoyando el pie contra la raíz de un árbol frena a la criatura, que bajo él es un blanco fácil. Alzando su espada en vertical, el guerrero inserta al goblin desde el hombro derecho (2x2=4 Daños), destruyendo el corazón y el pulmón cuando la hoja penetra en su cuerpo. Después la retira con el consiguiente géiser verde, y Malrick hurta el cuerpo de forma que el trasgo sigue su trayectoria, tambaleándose, hasta caer de rodillas y luego tendido en la hierba húmeda por el agua.

No muy lejos, Adric balancea la enorme hoja de su arma y lanza un tajo horizontal que su adversario, confiado en una posición ventajosa, no puede evitar, (5 Daños). La mitad del goblin cae sobre la hierba y la otra mitad continúa caminando un par de pasos y se derrumba un poco más allá.

Apartado del combate, Pal´to lanza dos dagas en su imaginación, pensando que es algún tipo de ingenio enano de repetición. En el mundo real lanza sólo una, (atacas dos veces sólo cuerpo a cuerpo, usando una en cada mano), y con más bien poca puntería: el arma golpea con el pomo y rebota sin causar daño sobre la cabeza del último goblin, que tiene a perro encima intentando morderlo y parece que está pensando seriamente en escapar. Con un empujón logra echar al animal a tierra, y se da la vuelta para huir como alma que lleva el Baatezu.

En una desastrosa sucesión de torpezas, Máximo intenta golpear la cabeza de la criatura justo cuando el perro se levanta y salta contra ella; el goblin se agacha y el animal se estrella de cabeza contra la cabeza del mangual del clérigo, que es bastante más sólido (3 Daños), y la cosa termina con el trasgo corriendo entre los árboles a toda velocidad.

Podéis perseguirlo, (tirada de Destreza), o intentar disparar contra él, (con una penalización de 4 por la cobertura que ofrecen los innumerables troncos de los árboles). O podéis dejar que huya y encaminaros hacia la presa; el sonido del agua es claro desde vuestra posición, y el río no puede estar muy lejos.

Es vuestro turno!

Esperé apuntando al goblin al que intentó golpear Máximo y que huyó entre los matorrales. Al poco de correr, disparé y mi virote fue derecho a impactar sobre él. El disparo era bastante complicado, pero mi puntería era bastante buena. Ese virote, probablemente no lo mataría, pero le frenaría lo suficiente para que alguno de mis compañeros le alcanzara. Volví a cargar mi ballesta y avancé hacia el grupo pendiente de los alrededores.

Vi la criatura caer ante el corte y otra más a un costado, la única que quedaba comenzó a correr y quise ir tras ellas para poder evitar que no escapara otra y de nuevo volver a tener una emboscada pero mis heridas me hicieron pagar el precio, caí al suelo tomándome la herida mientras intentaba taparme de alguna manera la salida de sangre buscando evitar que siguiera saliendo. 

Los enemigos caían como el trigo bajo la hoja de la guadaña, lo que al paladín le resultó una imagen mucho más poética que la carnicería que estaba presenciando – y co-protagonizando – junto a sus compañeros. Antes de que el último goblin cayera partido en dos, Adric ya estaba mirando a su alrededor para asegurarse que nadie resultaba flanqueado. Lo que encontró fue un pielverde a la huida.

Y no lo iba a permitir, porque bien podría liberar la presa y acabar con Caudal.

–¡Conmigo! –bramó a Máximo y al sabueso para que se unieran a él en la persecución. Un virote pasó a su lado, impactando en la bestia, pero siguió corriendo. Un poco más...

 La emboscada  ha sido un éxito y aunque  no me haya significado en el combate   no podemos quejarnos del   resultado.Sin embargo no hay tiempo de felicitarse   porque  esto no ha termina do . Echo a correr detrás del goblin que intenta  escaparse  para que no consiga   avisar de nuestra presencia   o simplemente ir a buscar  refuerzos .Fuerzo el ritmo  y pego un salto para  derribar  al piel verde   e intentar  acuchillarlo  una vez en el suelo .

Turno 21

El suelo del bosque está sembrado de sangre verde y cadáveres, y los pájaros han huido ante el olor de la sangre y el ruido de la lucha, escuchándose sólo el paso del agua en el cercano río. El trasgo superviviente intenta huir entre los árboles, con el grupo corriendo detrás.

Malrick trata de alcanzarlo, pero el dolor de su reciente herida le hace trastabillar, y se ve forzado a apoyarse contra un árbol incapaz de seguir su ritmo, haciendo tropezar a Chernoye, que va detrás, y que se ve forzado a dirigir su carrera en otra dirección.

Aunque pequeña, la criatura cuenta con el terreno conocido y con los muchos árboles que salpican el bosque, y va driblando a toda carrera perseguido por Adric, que con su pesada armadura encuentra un gran enemigo en la inercia. Cada vez que esquiva un árbol termina perdiendo un tiempo considerable, hasta que al final tropieza con una raíz y acaba rodando por el suelo, con la consiguiente risita de la criatura. "¡Paladín caca!, ¡paladín caca!", grita entre histéricas carcajadas, girando con facilidad y cambiando la dirección de su marcha.

Sin embargo, su nuevo cambio de dirección termina haciéndole chocar con Chernoye, que se había perdido entre los árboles, y aunque se agacha y pasa entre sus piernas el pícaro consigue alcanzarle de refilón con la daga en su enorme cabezota (1 daño). El camino, sin embargo, está ahora expedito para él. Riéndose salvajemente traza una linea recta hacia la salvación, cuando el bueno de Zaius, casi a su máxima distancia, lanza el disparo que había estado apuntando, metiéndole un virote en la oreja (2 daños) y terminando drásticamente con su carrera.

El combate ha terminado. ¿Qué haréis ahora?. Os encontráis heridos, y el descanso os iría bien. Pero por otra parte estáis muy cerca del río, y probablemente de la improvisada presa que por lo visto han levantado los trasgos. Máximo se encuentra en un brete; "Si no vigilamos la presa ésta podría romperse y llevarse la aldea por delante... pero si lo hacemos sin estar preparados y está vigilada quizás caeríamos en combate, y la aldea sería igualmente condenada", piensa en voz alta. "Por Vélex, ¿qué debemos hacer?", se pregunta.

El perro, por otra parte, está dando vueltas por la zona y no parece muy preocupado por la decisión. Por cómo levanta la pata y orina en los árboles, de hecho, ni siquiera parece saber que hay que tomar ninguna decisión.

¿Qué haréis ahora?

Sólo un poco más... un poco... Casi lo tenía al alcance de la mano, y entonces tropezó con algo, y todo su mundo se volvió patas arriba. Aparte de una sensación de asfixia por la presión de la armadura en el pecho y el dolor de la herida, se sentía torpe por lo cómico de la situación. Y que el pielverde escapara burlándose de él no ayudó en absoluto a mejorar esa sensación.

Afortunadamente, su risa histérica se cortó de repente cuando sus compañeros cortaron el hilo de su vida de forma definitiva. Phew. Por poco. Aprovechó esos preciosos segundos tirado en el suelo para recuperar el aliento, viendo cómo los rayos del sol atravesaban las copas de los árboles como tímidos dedos que llegaran hasta su rostro para acariciarlo. Era una sensación tan placentera que le permitió olvidarse durante unos instantes de que estaba cubierto de sangre ajena y propia.

–No hay tiempo que perder –dijo, incorporándose con un gruñido –Ya podremos descansar cuando Caudal esté a salvo.

Enfundó la espada – había estado a punto de atravesarse el pecho con ella en la caída – y se encaminó con cuidado hacia donde escuchaba el rumor del agua. Esos goblins habían demostrado ser muy amigos de las emboscadas.

Después de reincorporarme y recuperar la compostura me limité a limpiar mi arma y guardarla, después me limpié algo la sangre para poder ver mejor el corte y me até un pedazo de trapo que obviamente era más decorativo que efectivo. Miré todo a mi alrededor y caí en cuenta de algo. Estos eran una emboscada, antes hubo otra y todavía faltaba lo mejor por venir, habíamos matado a un huargo en la entrada de una cueva y seguro era el guardián. Lo más seguro es que dentro no quedaba nadie importante y estarían todos en la represa. Quizás habíamos dejado pasar una buena oportunidad de tomar el tesoro y quizás ahí algo que nos sirviera para darle fin a esta amenaza que nos esperaba. Por suerte esta vez nadie había escapado y nos daba esa ligera ventaja para poder caer de sorpresa contra ellos.

Esperé sentado sobre un tocón a que el resto se pusiera a dialogar largamente y de ahí seguirlos para poder descargar mi frustración con estos pieles verdes que ya me habían atravesado en dos oportunidades.

Según me iba acercando, iba oliendo el olor acerado de la sangre. Malrick se encontraba bastante malherido, al igual que Máximo. Adric y Pal'to también habían sido alcanzados, aunque sus lesiones eran menos graves.

-"Ya estamos al lado de la presa, no debemos de perder tiempo y continuar. Descansar si queréis cinco minutos para recuperar el aliento y sigamos. La vida de la gente de Caudal depende de nuestra premura."

Me acerqué a los dos goblins a los que había acertado y recogí mis virotes.